Tú, amada mía, que diste vida
Porque me diste tu amor, dilatando
El tiempo en una noche soñando
Tomé tu cuerpo, mi amor seducida.
Mi simiente puro fuiste acabando
Ojos cerrados, tú fuiste atrevida
Cubriendo tu piel, mujer bendecida
Tu alma impoluta se fue deshojando.
Bajo mis brazos, creaste más vida
Pasaron los días y aun sigo amando
Tu piel candente, de manantial fluida
Los meses trajeron años, tomando
De mí la esperanza, mi amor, tu vida
Triste silencio, eternidad dormida.
Por Conrado Augusto Sehmsdorf
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