Al presente, si en mis manos sostengo las gavillas las del hortelano, de sus siembras, en los caminos que brindan alimentos;
Al presente, próximo a todos cuyos rostros distingo consciente de sus labores en los marcos de sus esfuerzos;
Al presente, cercano a los aljibes al agua que brinda el sustento ese sagrado elemento que nutre santifica y resguarda los surcos de la tierra y su esencia, puedo comprender el mensaje de las manos amigas de quienes comparten el pan y las mesas de sus corazones, extendiendo el vino como saludo, celebrando el triunfo la dura labor por la cosecha, por la dicha de sentirse vivos esperanzados en el porvenir de sus sueños en un mundo avaro y mezquino que no puede ni podrá jamás contra el ímpetu de las buenas almas.
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Poeta
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