Rebuscado cocodrilear
Antes de caer el cocodrilo. Antes. Muy antes de los dátiles azules. Cada teléfono era un confuso remolino de trenes qué vibraban por la sierra con un abismo de hazañas extrañas y un laberinto ceniciento. --Rebuscado, rebuscar... ¡Encuéntrate!
¡Ah, ése torso de hierro! ¡Ah, ése templo del pensar! Nada hay en el filo de una zorra ¡¡¡ Ni pirámides, ni sueños, ni limones! Tanto negro gorrión estilo génesis. Es la glorieta sin raqueta pura pesadilla.
---¡Encuéntrate, antes de perderte... Perdido! No, no, nunca humo fué tan líquido. ¡Y mucho menos el asfalto rojo!. Pero se ven rebaños y bolas de billar en los periódicos amables huecos. Y las tijeras iluminando las botellas de los cráneos devorados de un sillón.
--Rebuscado, rebuscar... ¡Encuéntrate!
¿Cómo qué nadie hace nada?... ¡Nada! Nadan los peces sin arena... Alegres. Van las manadas ignoradas de las piedras con las entrañas en camisas de perfume con las telas de las velas enceradas y aceradas las pestañas son esponjas.
--¡Encuéntrate, antes de perderte... Perdido!
Y el último hecho violeta queda lirio en la infecta lengua de otro cocodrilo atrás del vidrio. Antes de caerse. ¡Ah, que zapato roto!... Huella de cocina. ¡Ah, que pobreza de sombrero!... Extinto. Tantos son los vidrios al hablar... ¡Opacos!. Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|