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Cristal de dolores
Plasma y plasma. Sangre, suero, dulces. Rojas riberas afiladas. Lanzas, cuchillos, montañas. Fervor sin dueño. Humo de hielo en un hilo de viento. *Al último* Desfilan delfines uvas. Martillos, tuercas, duraznos y mantequilla. Clásicos. Caballos de piedras y algodón. Disfrutes finales.
Pantalla plana. En el mar de un sueño de escorpión. Miel de abeja y durazno. Ángel. En su almíbar de sombreros. De horizonte paralelo. Parados en la esquina. Envueltos. En papel plateado. Con un gato de hojalata. ¡Narración, eclipse, amanecer!.
Participa pleno. Por la alfombra estilo proyecto. Cuando el esqueleto se ha ido. La historia. Con los instantes de oro. Concursa. Con la nueva muerte ruda. Texto de lugares, de canguro y elefantes. ¡Ausentes!. ¡Imagen de lúgubres vacíos!. Frascos y piñas.
Pobre polvo. Bicicletas y acordeones. Supuestos crepúsculos y comienzo. Un actor, suerte, sorpresa. Soledad verde. ¡Solo envejece el tiempo!. La cara de un reloj. ¡Un febril.Sin embargo. Bajo la cama.
Página pacífica!. Digital camino. Limón y cepillos. ¡Perpetuos olvidos!. Libros del agua. Regresos finales. ¿Espacios?. Espesos recuerdos. ¡Espacio del espejo!. ¡Solo dolores del cristal!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Buey que vi en mi niñez echando vaho un día bajo el nicaragüense sol de encendidos oros, en la hacienda fecunda, plena de la armonía del trópico; paloma de los bosques sonoros del viento, de las hachas, de pájaros y toros salvajes, yo os saludo, pues sois la vida mía.
Pesado buey, tú evocas la dulce madrugada que llamaba a la ordeña de la vaca lechera, cuando era mi existencia toda blanca y rosada; y tú, paloma arrulladora y montañera, significas en mi primavera pasada todo lo que hay en la divina Primavera.
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Poeta
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