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“De esas sus taras de abuelo . . .”
Retrógrada mañanera muy fuera de nuestra era, Amlo está mal desfasado vive en su eterno pasado.
El de los años sesentas o el de los años setentas del siglo veinte finado, vuelve a él desenfrenado.
Narra sus cosas de abuelo, ayer recordó a Chabelo aquel Xavier también López, de la antigüedad sus brotes.
Ese comediante añejo igual que el peje, ya viejo, con él bien se identifica también polilla salpica.
¿De qué fregados se trata?, ya antes se ocupó del “Tata” Arvizu, habla del Nintendo, la verdad que yo no entiendo.
Contra ese juego arremete y con el narco ni se mete; con su pensamiento obtuso confuso, ralo, difuso.
Andrés anda siempre ausente no se ocupa del presente ni del futuro inmediato, ¡qué “gobierno” tan ingrato!
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 12 de diciembre del 2021 Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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“Fue de la tatarabuela . . .”
Es un mueble antiguo con albor exiguo, su fina caoba el alma me arroba.
Madera morena sentida, serena, dura cual cobalto de aprecio muy alto.
De abolengo oscuro del tronco más puro, su puerta da paso en prístino abrazo.
Al vivo recuerdo del ayer que pierdo, del añejo tiempo la memoria templo.
Pasan por mi mente, en antes vigente, los cinco cajones pequeños arcones.
Resguardo de alhajas dignas de las majas, de cosas eternas, de prendas fraternas.
Preciosas rarezas de reinas, princesas, bizarros herrajes sus otros linajes.
Como el sacro espejo de sobrio reflejo que cuida esforzado el marco sagrado.
Cristal de diamante que evoco distante como aquella luna del cielo fortuna.
De luz que refleja y jamás lo aleja de efigies reales, de sombras virtuales.
De cuerpos presentes, lejanos, ausentes, del vivo recinto de tal laberinto.
Su lámpara alumbra toda la penumbra de los corazones plenos de ilusiones.
Muy digno testigo de esto que les digo la silla de un hada, mullida, soñada.
Uso prolongado no ha deteriorado al leal tocador, sigue lucidor.
Sin restauración es bien de pasión, siempre tan querido no sufre de olvido.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda. Reino de Tacubaya, México, a 17 de noviembre . . . Dedicado a mi abuelita “Conchita”, Doña Concepción Amaya de Ramos Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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(A María Teresa Cervantes, desde la admiración y el respeto) Quiso la tarde perderme en un paraíso de colores y alegrías donde el ayer se hizo presente y donde las palabras, todas, se vistieron de paz. Quiso la tarde que volviera a sentir mis pulsos, a revivir los asombros ante la belleza de un crepúsculo hecho verdad; en la hoja recién regada de una flor, en el canto de un jilguero, en el vuelo ligero de una paloma, en el agua fresca que sabe a vida ganada… Quiso la tarde que fuera cómplice y testigo de otro canto a la emoción, de otro inimaginable momento entre susurros de versos y ternura, de vida y muerte sin distancias, …como si fueran una. De ver las huellas del universo dejadas por otro “yo” comprometido con las palabras que llevan estallando, minuto a minuto, en el íntimo universo de toda una vida. Quiso la tarde que mis ojos vieran las montañas que esconden los ocasos; que llegara a entender el lenguaje que regala su cálida sonrisa; que supiera callar la pena que digo que me aflige … -¡que es mentira, que soy feliz!-. … Quiso la tarde. ©Jpellicer2013
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Poeta
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¿DÓNDE HAS DEJADO EL AYER?
¿Qué es la vida, cuando pierdes de ella el valor? Sales a las calles, sin sentido, sin murallas, sin que nadie vea cuanto sufres por volver a ver.
Todos se han apartados, nadie mira atrás, y tú sigues envuelto en caminar, y encontrarte en las avenidas lúgubres de la nada.
¿Qué es la vida, cuando abandonas las ganas de respirar? Sales pisando la fe, desmoronando la sed, olvidando dónde has dejado el ayer.
Todos son sombras vagas, pegados a sus amos, tú ahí volando tras el espejo tenebroso, como el espectro que busca alimento para beber y así creer.
Autor: José A. Monnin Limpio-Paraguay Derechos reservados. Del libro inédito: “Libro 30” Ley 1328/98
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Poeta
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FUE AYER
Autor: Juan Ignacio Macoñó Alba
Mirar tus ojos Desde los cristales Empañados por la nieve, Desolado campo de batalla.
Mirar caer copos de nieve, En aquel atardecer, del sol caído, Suspiro entre los viejos abolengos, Cual pasado que se extingue en tu mirada.
Arrugadas ya están esas mejillas Por el paso de historias a hurtadillas, Es vivir lejos, en el recuerdo del semblante, Que ahora se transforma, en huellas que le dejó el tiempo.
Fue ayer cuando eras joven todavía, Con sonrisas de flores escarlatas, Palpitante corazón lleno de vida, Perfumadas rosas de rocío, fueron tus besos. Fue ayer, cuando mis ojos, se quedaron Para siempre resplandeciendo tu mirada. Fue ayer cuando mi alma enamorada, Te dijo: ¡Te amo vida mía! Fue ayer.
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Poeta
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Lentamente se van construyendo
entre anhelos e ilusiones
los paisajes que el alma añora;
los que duran un segundo y todo lo llenan,
los que callan las angustias
colmando de dulzura la razón.
Es el momento de dejarse invadir,
abandonarse en esa paz que
de nuevo estalla sólo para nosotros;
de perderse como si este ahora,
siendo un solo instante, lo fuera para siempre,
y sentirnos libres del martilleo e infernal ruido
–ansiada metamorfosis - que van dejando los silencios,
voces mudas de la indiferencia y la crueldad.
Es el momento para la sonrisa,
el tiempo para agotar los abrazos,
la ocasión para vestirnos o desnudarnos
-quitar o poner lo que nos sobre,
lo que no sea nuestro-;
tiempo para gritar nuestro nombre…
…como buscándonos;
Quizá sea la ocasión –otra-
para sentirnos tan vivos como ayer,
en mitad de esta forma lacerante de muerte
- pequeña y diaria- que no por anunciada
haya que dejarla vencer.
© jpellicer2012[b][i]
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Poeta
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Ayer vino la paloma que viene todos los días, ayer se paró en la reja y comió de mi comida, ayer vino hasta mis hierros, ayer me escuchó tranquila y digo en el romancillo las cosas que le decía:
-Paloma, vuelve a los cielos y mira hacia los tejados; cuando veas una casa grande, que tiene tres patios; el primero con palmeras, el segundo con mosaicos, el tercero, un patio grande con azotea de un lado y arboleda y gallinero y olor de jabón pintado, cuando veas esa casa verás en el primer patio cuatro mujeres cosiendo cuatro mujeres bordando. Allí llegarás, paloma y allí bajarás al patio y caerás en las rodillas de la del pelo dorado; después volarás de nuevo y volverás a mi lado, y entonces sabré, paloma, si la del pelo dorado tiene las manos cosiendo, tiene los ojos llorando.
Ayer vino la paloma que viene todos los días, ayer se paró en mi reja y comió de mi comida, ayer vino hasta mis hierros, ayer hablóme tranquila y digo en el romancillo las cosas que me decía:
-Prisionero, fui a los cielos y miré hacia los tejados hasta que encontré una casa grande, que tiene tres patios; el primero guarnecido Con zócalo de mosaicos, lleno de tiestos con flores y sillas de junco blanco, con un vitral en el fondo de vidrios esmerilados; el segundo, con columnas y reja de alicatados y con una enredadera y unos rosales cargados; y el tercero con gallinas y una higuera y unos plátanos y un hilo con ropa blanca y olor de jabón pintado.
Allí llegué, prisionero, y encontré en el primer patio tres niños con las cabezas como zagal de retablo. Y en el segundo encontré cinco mujeres bordando cuatro con el pelo negro y una con el pelo blanco. Allí llegué, prisionero, y allí me metí en el patio y le caí en las rodillas de aquella del pelo blanco. Tiene las manos cosiendo, tiene los ojos llorando.
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Poeta
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Fue en tu puerta que mis manos, apenas sin rozarte abriéndose paso entre la distancia que nos dimos, te perdieron; que tu voz se apagó como se apaga el color de la noche, despacio, sin saber ni sentir… yéndose tras el silencio del adiós.
Que comenzó la muerte confundida de vida; que sentí la derrota del niño que pierde su lágrima sin saber porque llora; de aquél que con ojos cerrados reinventa su camino abrumado por el vacío que todo lo llena.
Fue en tu puerta, umbral de ilusiones por cumplir, que tu aroma, que ya olvidé, daba sentido al momento, respuesta a las miradas y esperanzas a todos los sueños.
Hoy que pasó el tiempo, que los años ajaron paredes y memorias, paso por tu puerta y ni de ti ni de mí apenas, como sombras de la vieja parra, queda el recuerdo.
© (jpellicer)
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Poeta
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Extrañas estrellas
Extrañas ¡Que cobran cuerpo bajo la tierra bajo la encina sobre higuera sobre laurel!.
U Na Es Tre Lla.......¡Star, vedette, vedeta, Bühnenstern!. Son U Na Co Mo Mu Chas
Las estrellas, con toda la advertencia en un adverbio, con poco de la salvación salvaje, no tienen novio, en el obscuro, subscribirse.
¡Tan bonitas, de combinación y ambición, como son de ordenados los Caos piadosos, que tejen extrañas las estrellas!.
¡Que aguarda un galán al cerrar la noche, que las remonte despacio, como se expresa, el morir del, tiempo!.
Y alguien ya no duda. Lo que fue la duda. Una Vez Al Preguntarse.
¿Cuál es el sabor del reflejo de la fruta?. Y Nada Sabe... Solo siente. ¡Cree qué siente!. Y piensa. ¡Fue un placer, que con el amor, se adhiere!. ...........Un sabor sin biografía ...........Un émbolo sin zambullir ¡El mal fue, que viendo el humo, se dejaron!.
Y como todas las noches salen extrañas de las entrañas de las arañas en las rejas.
¡Por el cielo de mil pisos!.
Estrellas De Mínimos aterrizajes que hacen escaleras de líricas galeras de señas con sueño en los mares de sombras que las rodean. Con las extrañas estrellas. Será el tal vez qué nunca fue. Indeterminado Lo que tal vez Será, y será. ¡Será en vez de aquéllo lo otro!. ¡Será una vez del ayer mañana!. ¡Será sólo lo qué no es.! Extra ño a las es trellas... ¡Que pueden ver las tinieblas!. En... ¡Cuanto más jamás donde menos hay!. Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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MIRADA CLAVADA EN TU AYER
Es la quietud del instante,
inefable tristeza
que roba preguntas y respuestas;
que tras su inexpugnable gris
inventa otra vida gélida
como el rocío en la mañana del recuerdo.
Es la mirada perdida
posada en el abandono
tras la última despedida;
en este umbral de presente
que aún era mañana,
anhelo de deseo vestido de tragedia,
hecho vida por donde vagar
arrastrando todos los recuerdos.
Es el silencio de la paz que no se busca,
el murmullo con sabor a tristeza,
es la sonrisa perdida
tras la mirada clavada en tu ayer.
(jpellicer)
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Poeta
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