Poemas de nostalgia :  Esencia Campesina
Pregunten qué aromatiza
todavía mi memoria
y diré del pan de gloria
de mi abuela campesina.
Del humo, que en despedida
me dejaba, como broma,
con las pupilas llorosas
en cuanto abuela encendía
su económica cocina
de astillas estrepitosas.
.
Pregunten qué reverdea
mi memoria todavía
y la fronda evocaría
de dos higueras inmensas;
sombra del patio de tierra.
Y tunas y cina-cinas,
perales y la sufrida
pasión que el sauce profesa
cuando al deshojarse besa
la laguna distraída.

Pregunten qué melodías
mi memoria oye sonando
y yo diré que, trinando,
discorde es la algarabía
de aves que despierta el día.
Diré vibración que es canto
del viento en los alambrados
con “tijeretas” prendidas
como notas peregrinas
en pentagrama acerado.

Pregunten de qué portentos
mi memoria se extasía,
diré de liebres furtivas
y el furor de aquellos perros
escarbando cual mineros
si un “peludo” descubrían,
de nutrias que zambullían
o la astucia de los teros
defendiendo nido y huevos
a maniobras que despistan.

Pregunten a cuál hazaña
da mi memoria resguardo
y en cabriolas un "tostado"
a influjo de mis andanzas
diré que me acercó al aula,
potro heroico imaginario,
crines él, yo jopo chato
por la brisa que zumbaba
en mis oídos y mi alma,
'por el cielo mi Pegaso'.

Pregunten qué paradigmas
en mi memoria son sellos
y les diré de mis credos
de un tiempo de fantasía
de aquella niñez vivida
que todavía guarezco,
que me nutre por momentos
y refresca y gratifica
con la esencia campesina
que gracias a Dios, conservo.

Pregunten qué invocaría
mi memoria, de esos años
y diré que lo nombrado
más albas y atardecidas.
Diré lluvia que repica
sobre el lomo resignado
del techo aquel de mi cuarto
y diré “Las Tres Marías”
guardando a la patria mía
su firmamento Uruguayo.






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Glosario:
Cocina económica: Cocina de hierro a leña.
Tijeretas: Ave de cola como tijeras.
Peludo: Armadillo, Tatú.
Tostado: Color de pelo de un caballo.
Teros: Aves.
Poeta

Poemas de nostalgia :  Cocina Criolla
Con campera artesanía,
luce en el terroso suelo,
su tosca madera y cuero
overo-pampa, una silla.

Cerca, la pila de astillas
implora cálido fin,
arrodillada al perfil
moreno de la cocina.

Como sombra con pereza
ascendiendo en lento paso,
la pared y el cielorraso
muestran del humo la huella.

Olla, caldera, fregón,
atizador y rendido,
como esclavo fugitivo,
rodó en el suelo un carbón.

El mate, quedó embretado
en su pedestal de tiento,
del tempranero rodeo,
prolijamente “ensillado”.

Callada, contra el adobe,
permanece la alacena,
que en el almuerzo y la cena
pondrá loza, acero y bronce.

Hay un estante adornado
con papel color violeta,
que muestra hierbas y especias;
‘secretos de buena mano’.

Y en un rincón, dormitando,
descansa gaucho el apero,
inspirándole a los perros
sus hazañas de a caballo.

Retinta la damajuana,
se insinúa provocando
para entregarse chirriando,
seco el mimbre de su enagua.

Media hoja de la puerta
previene la acometida,
de patos, pollos, gallinas
y lechones en carrera.

(Carrera que yo corría,
cachorro en aquellos años,
con ellos entreverado
en campera algarabía).

En fin, esa es la cocina
humilde de paja y barro.
Alguno que otro cacharro,
burla la memoria mía.

Y trajinando sencilla,
en reflexivo silencio,
me parece que la veo…
anda la abuela María.


Poeta

Poemas :  LA ABUELA ROSARIO
I*** LA ABUELA ROSARIO *** ANA MARÍA MANCEDA
-en Antología CONVERGENCIA NACIONAQL DE POEMAS. JUNIN PAIS. 2OO3. BUENOS AIRES.

Crecí junto a ella, la abuela Rosario.
La vida nos trajo hacia tierras húmedas
rociadas, mojadas por gotas de plata.
Quedaron tan lejos los cañaverales
las zambas, los ritos, pequeños lagartos.
Quedaron las tumbas, fantasmales gritos
de guerras patrióticas, de indígenas sabios.
Quedaban...quedaban...todas las raíces
el trópico, la selva, los cerros
perfumes lejanos.

¿Qué trajo con ella la abuela Rosario?
Más que palabras evoco sus silencios
trágicos silencios, silencios de ausencias
y su mirada, tierra oscura de musgos,
doliente, sorprendida de ver horizontes.
Su olor a naranjos y su caramelo de menta
y el cigarrillo de chala que fumaba por semana.
Sus velas, sus santos, su fe inquebrantable.

En la gran cocina de la casa platense
ella esculpía, pintaba con sus manos mágicas
el aroma lujurioso, el sabor profundo, misterioso
de las antiguas, exquisitas comidas del Noroeste;
tamales, tortillas, locros, empanadas
ají molido, cebolla de verdeo, ternura
y una niña quieta que heredó nostalgias
mirando asombrada, como se amasaba
con las manos mágicas, repletas de historia
un destino errante. Imágenes, largos cabellos canosos,
peinetones. Imágenes, arrugas morenas y el tiempo
abuela Rosario.
Está por nevar y no entiendo
al viento a tu ausencia, ni a iconos olvidados
de la infancia.*************************
Poeta