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INHUMANOS
¡ Oh, almohadas de sueños sangradas ! Lágrimas y desolación en expansión entre océanos ; las espumas gimen truenos. Días, demencia y metralla. El poder, la ambición, el abuso. Ácido, espanto que crece ; Y el ambiente... Al romperse revienta y detona Al acobardado ritmo de campanas El salado descontento habita el aire. Y miles son las ausencias reunidas Aquí en la insumisión de pesadillas Allá en la rebelión del desconsuelo Acá en el quebranto del desconcierto Las noches lloran sus estrellas los últimos resplandores justos. ¡ Ninguno toca ya el gusto honesto !.
Autor : JOEL FORTUNATO REYES PEREZ
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Poeta
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PLANIFICANDO EL PASADO (Texto Neosurrealista)
Cuando el espejo envejece a los reflejos duele cada palabra callada de la letra inocente en la mezcla de imposibles en el silencio cotidiano. ¡Dureza y rasgadura, calma confusa!.
Por el ejercicio incesante de la esperanza que corre, reparando la mirada que dialoga con el tacto, y nada sabe del oído, como el maquinista encerrado en una lata con las pupilas en el último pupitre, y el vitral domesticado por un oboe. ¡Es la aurora!. Por las horas sin rumbo, que salen de la noche a la vuelta del camino que corre, que atormenta las hojas, las cabelleras de las islas, los panteones que contemplan la penumbra incierta, la miel con diez velas enviando correos electrónicos a los fantasmas, al tenedor que se peina con agujas, lleno de imperfecciones pequeñas y tolerables para los felinos con escamas y con plumas.
En esta cumbre el pasado se extiende por un camino peculiar, aun cuando los detalles de la danza, permiten determinar el sentido general de los registros, y el descubrimiento del amor que abre brechas con el patrón jerarquizado en la anatomía de las monedas, como el castor dice, sonriendo a las ratas almizcleras, iniciadas en los ancestrales misterios del telescopio, incrustado en las cavernas. ¿Quién lo duda?. El nuevo campo de la genómica es cultivado por laboriosas moscas de la fruta, que pueden realizar gráficas, atónitas, porque les permite participar de los momentos más sagrados, en su oficina regional, con una breve explicación del hospedaje en los términos que le sean solicitados, donde el participante acepta que no sabe nada a lo largo del año, donde la erosión resulta una constante, siendo insegura para masticarse.
Así es como se supone que debe funcionar, pues está siempre peligrosamente armada por el olvido como estrategia, y con la industrialización del sentimiento que llega hasta el tobillo, muy lejos de la necesidad de las manzanas, garantizadas, como criaturas totalmente marinas, que ayudan a comprender a las ballenas, especialmente aquéllas que exigen una mayor auto- nomía colgando del techo. Este proceso consiste en imitar la actividad del sol, más allá de su efecto tóxico para la muerte. ¿Qué haríamos sin ella?. Pues la especialización es una fase útil, y necesaria, para la evolución más divergente y escurridiza. Máxime, cuando se necesita una alta productividad de ataúdes, y los tipos inferenciales de evidencias, muestran su adaptación inminente, porque encuentran nuevas maneras de morir como aviones y submarinos en el sanitario más cercano.
Por lo tanto, se debe planificar el pasado, antes de envenenar a la belladona, con las fiebres recurrentes del paludismo, en tanto que el acónito se usa como ungüento, amplificando las sensaciones, como la digital hace que se retuerza el placer indestructible, debido a que el beleño relaja los músculos, y es un estimulante en la lucha contra los piojos y las lombrices paralíticas, que destruyen la memoria como a un relámpago de colchón ardiente, que afirma ser hechicero, que no parece martillo, y no contamina la timidez del átomo, ni deja huellas a las moléculas preocupadas por el insomnio de los alcaloides, que mojan sus toallas en el éter, por obra de sus pensamientos, pues la lucha contra el tiempo puede exterminar a los más tiernos relojes, y el futuro pierde sus propiedades con la fecha de caducidad de los frascos donde se vende.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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POR LA VENTISCA
Por fin se puso a tocar algo en el aire. Ahí, dónde se inclinan las sonrisas de los perfumes y flores de excusas enredadas entre los dedos. Antes de subir las escaleras agradecido del zenzontle trepado en su canto de rama en rama... Beatífico y radiante. Esa mañana le miraba de reojo. Tomaba la primera sombra su descanso fresco aferrado a la dulce tarde qué recordaba. Hacia el final de mayo esa sinfonía tocaba a su imaginación, terminada... Necesitaba solo unos retoques de brisas intermedias y pulir el frío de los silencios breves, blancos copos flotando entre las estrofas que con su suave presencia estrechaban sorpresas de serena influencia conmovedora. En la letra combinaba letras, olores, texturas. ¡Una maravilla que asustado, tímido pocas veces dejaba escapar de las grandes y pesadas experiencias amargándole la naturaleza sensible en sus preocupaciones alegres!.
En esta ocasión el mejor papel para envoltura que pudo conseguir no le pareció suficientemente bueno para su propósito... Confiaba en creer animar el aire mismo, en un cabalgar atinado nubes y nieve. Y entre vacilaciones y dudas se colocó por encima del clima, templado como un patrón de sastre y cortaba sus reflexiones bajo una oleada de palabras sin expresar la consoladora esperanza de la casa imperceptible símbolo dispuesto en la hora que detuvo la conferencia sin remuneración. ¡Vaya humo virtuoso!
Esa vez, dijeron qué tenía un brillo extraño en la mirada, pero no así en los dedos serenos de un color definido ignorando la realidad herida incapaz de comprenderse al fondo de la más sencilla explicación qué vuelve todos los días más confusos por la búsqueda desesperada de una sola certeza.
Se sentó al costado de una ventana y no dijo palabra. Con los ojos entrecerrados sorbió un poco del té frente al cuadro impresionista en la imaginación qué le parecía infinita y a veces lo comparaba con una mariposa tejida de sueños y angustias, ó lo contrastaba con la pequeñez de una luciérnaga que se acomoda al obscuro silencio iluminándolo y proyectando visiones en los últimos rayos del sol callado a ratos. Con las noches de raigambre catastrófica del repelente engendro del sillón previo.
¡Se trata de una lucha perdida!. Dijo entredientes dando una extraña tonalidad al momento. La cara del cuadro nos miraba sin decir palabra desde la pared dispuesta a saltarnos. ¡Es difícil decirlo!. Y decirlo en letras fijas, tan pobremente vestido y calzado de música ávida tocando las montañas que refulgían en la nieve a lo lejos débiles y superficiales los susurros sin tener en cuenta la tibieza creativa que alumbraba el huésped en sus ropajes humanos... ¡Sí muy difícil decirlo!. Sobre todo sin recordar el silencio de esos cinco minutos detenidos en el fondo del reloj dónde se pierde la noción del instante.
Y volvió a tocar algo en el aire. Pero esta vez descartó el papel de cualquier objeto. Y se envolvió en su creación lentamente desapareciendo... Y cada vez que lo recuerdo Vuelve a tocar algo en el aire.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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