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Cierto es que un día te vi. Sola en tu terraza, ensimismada fumabas...
Caminos de ida y vuelta donde tus labios presumen el descaro cuando él te dedicó su único poema y fuiste la diva de su célebre retrato.
Tú, amante febril del incauto viento vendiste tu pasión sin desconsuelo al ladrón carnal del placer, del deseo. Y en tu sangre del mundo más mundano ardientes besos aún laten, palpitan en tu cuerpo cual recuerdo más secreto.
Caminos de ida y vuelta donde tus labios presumen con descaro el silencio de vertiginosas noches, de inevitables días mutilados.
Y en tu sangre la ilusión del beso ajeno impotente, se encabrita al no poder apagar este descocado, infatigable, íntimo fuego....
Inspirado en la canción "Stalingrado" de Joaquín Sabina. Muchas gracias por su atención. Un abrazo muy fuerte.
Como una golondrina pasajera me aventuro, Por los valles pubescentes de tu cuerpo. Para orlar la belleza de tus montes, Dos jazmines en el pico estoy trayendo.
Divagando la forma de entregarme, En la lozanía de un divino beso, Ante mis ojos curvas peligrosas aparecen, Henchidas de pasión, rozan mi pecho.
Mis labios beben en tu piel humedecida, Como los pajarillos en las hojas, el rocío, O las mariposas, el zumo de las rosas, con Ternura, para no horadar tu hermosa figura.
Es entonces cuando entre caricias Empiezan los temblores en tus valles y, Por la quebrada, al centro de tu vórtice, Densos efluvios acuosos se desbordan.
Aquella inolvidable noche de mi vida, En que hice míos, la flor y su perfume, Me sentí bogar entre plumas de ganso Y nubes de algodón al entrar al paraíso.
Bebí ansioso el vino del sagrado cáliz, Guardado por celosa amazona en el vértice Profundo de su delta, donde desbordados Se unen los ríos del amor, la pasión y la locura.
La noche con su magia colmó de pétalos la Habitación, entre tules y telas de seda yo Unté a mí amada flor, con apasionada esencia De besos y caricias tiernas en su tersa piel.
Con mi boca acallé los gemidos de la boca De mi rosa, la luna se puso a danzar dichosa, Presumiendo ser hada madrina del amor Y sus caprichos, en medio de la noche.
Y me interné goloso en las aguas de su río, Acariciando con mis dedos los húmedos Hierbajos, que cubre la rivera donde discurren Placenteros los orgasmos consumados.
Abedules, sauces, pinos sembrados en los caminos que llevan a la esperanza y otra vez la fe se afianza irrumpiendo la alegría en tus brazos cada día.
Entre verdes barnizados los olivos inquietados por las brisas pasionales de tus ojos esmeralda se convierten en guirnalda que te luce, que te adorna. Y el amor que a mi retorna de tus manos a las mías todo lleno de alegrías, de tus labios a mi boca, el amor que me provoca tu mirada contingente es la prueba contundente de una mente concedida a tu albura que es mi vida.
Y mi vida que es tu vida y es afluente de tus aguas se retuerce en tus enaguas con la furia de un tropel enredado en el vergel de tu cándida belleza y el fragor de tu pureza a mis ansias se acomoda y te entregas toda, toda.
Mientras tú te acicalas y paseas desnuda Por la habitación, en busca de, solo Acaparar mi atención, me llega el aroma De tus feromonas humedeciendo tus piernas.
Después te detienes frente a mis ojos Con ese cuerpo de diosa que es un poema Presto para ser leído, por mis cinco sentidos, Y el trono que espera reina, tomes tu cetro.
Juegas conmigo sabiéndome al borde del Desquicio; tus senos exultados y mis pupilas Dilatadas son un preámbulo de lo que va A acontecer, noche y madrugada.
Somos dos fieras hambrientas devorándonos Todo, bebiendo efluvios que a borbotones Nuestros cuerpos expelen, tus besos de fuego Son atizados con mis arrestos una y otra vez.
El alba nos ve exhaustos caer en el lecho, Que en silencio guarda el secreto De nuestra pasión y locuras de alcoba, Creo que conseguimos penetrar el cielo.
Tú que siempre me hablas del cielo y de Dios, Que el paraíso te espera para la eternidad, Que no hay cosa más grande que el creador, ¿Acaso conoces tú a quien tanto mencionas?
No, no lo conoces ni nunca lo verás, ese es Un mal bicho que te metieron en la cabeza, Difícil será que te lo quites, que lo olvides, Mala herencia te legaron tus ancestros.
Sin embargo no te has dado cuenta que, En ésta parte del camino soy yo quien Te lleva la gloria, a quién le dices ¡Dios mío!, Cuando en mis brazos de placer desfalleces.
Quien entre caricias y besos te vuelve a la vida, Aun cuando tu cuerpo cansado, resbala de Entre mis brazos, plena de gozo, paz y sosiego Como si estuvieras en el edén.
Dos grandes esmeraldas son tus ojos, Joyas en faro de luz encendidos, Donde mi alma se posa dormida De su vuelo, opiáceo y rutilante.
Son tus verdes mares que mi barca Embelesan, y sigo en la tormenta Tus cantos de sirena, esperando hallar La calma, en lo frágil de tu puerto.
Pasada la tormenta de agobios y pesares, Me adentro ya en tus valles y colinas, Aparto con malicia, la yerba de tu monte Y bebo del puquial que de tus muslos nace.
Portentosas melodías brotan de tus senos Y un creciente río de estertores, parte de Tus grandes ojos verdes hasta el centro De tu vientre, a una final pequeña muerte.
Al cabo me doy cuenta que mi barca Halló puerto seguro, ya no hay manera Que el azar vuelva a jugar con mi destino, Pues necesitaba paz y me la regalas tú.
Mi corazón te espera, ansioso aguarda la noche, y a ti… el embrujo de tu mirada y el encuentro de nuestros cuerpos. Sólo ven, sin decir una palabra, en los brazos míos hallarás emociones, anhelos que siempre has buscado. Yo soy tu casa, tu paz y tu sosiego rompe mi calma y hazme feliz. sólo ven…
Los burdeles en la rada, primeras huellas de los marinos ya en tierra, Que traen las ganas contenidas de todo lo ganado en la mar.
Allí los navegantes compran, La carne fresca o madura de una Dama; que buena falta les hiciera En su larga travesía de ultramar.
También corre el dinero y el licor, Entre prostitutas perfumadas, que Buscan entre beodos mal olientes Vender sus caricias, al mejor postor.
Noches de aventuras y promesas De amores para siempre, eternos, Entre rameras y clientes pasajeros; Todo dura, lo que la noche dura.
Con la mañana en los ojos ambos se marchan, y la promesa en los labios,besos de por medio, bien pagados y, el deseo de volver a verse… “sólo por amor”.