Mis pensamientos Como los tulipanes Se mecen de alegría Cuando pienso en ti Cuando disfruto Del recuerdo de la mirada De tus hermosos ojos Llenos de luz como luceros Y de tu sonrisa angelical
Mis deseos como ríos de fuego corren formando los surcos por las laderas frondosas de tus caderas hermosas buscando el sarmiento que con su néctar divino embriaguen mi pensamiento.
Los ríos de fuego de mis deseos se van difundiendo en el interior de tus venas amorosas donde florecen las rosas que alimentan a las mariposas que aletean en mi corazón en busca de tu divino amor que provoca que pierda la razón
I En el jardín del edén donde se encuentra todo bien y todo mal la noche pregona desdén
El llanto de la sombra en el árbol del edén hace florecer querellas y da frutos en la noche En las sombras de la noche el árbol del bien y del mal duerme con la muerte soñando en la maldad
En el jardín del edén en las sombras de la perversidad el hombre espera el final comiendo del bien y el mal
II En lo mundano Marchamos en el camino con la virtud de la inocencia pedimos clemencia para alcanzar destino.
Vivimos con desatino tomados de la mano del divino soberano huyendo del mezquino.
Imploramos luz al divino para ambular lo mundano con las flaquezas del humano que espera su desatino.
Llorando en el pantano con su sombra de gusano y su pequeñez de arcano.
El latido del pecho modificó el ritmo del corazón mientras las emociones como oraciones fueron alterando la razón.
Los ángeles de luz aparecieron en las colinas por donde sube la ilusión que apresura al destino para seguir el camino entre el miedo y el espino.
Las fantasías en los valles de sollozos buscan purificar las amarguras de las horas y los días que en soledades y silencios viven sin pasiones y sin gozos.
Los latidos del pecho santifican con sus ecos los lamentos secos de las palabras y secretos que se perdieron en los retos
Vengo de un cielo perdido donde la ausencia del amor clama venganza en el corazón mientras la lluvia de estrellas quema al recuerdo vencido por la tormenta de la pasión.
Vengo de donde la pseudo espiritualidad se transforma en poder paranoico y la mente cautiva se niega a la libertad.
Vengo de donde el cielo fue fragmentado por la tormenta del tiempo y su cuerpo clama piedad al amor.
Vengo de dónde la inspiración con el insinuante cortejo de los labios de fuego quema toda moderación.
Vengo del cielo desmembrado dónde la ausencia del amor clama venganza en el corazón Mientras el llanto alimenta a la tormenta cerebral.
Vengo de dónde el poder paranoico ha transformado la libertad de la mente en loca cautiva.
Vengo de donde la tormenta del tiempo llena al cuerpo de infección infernal esa que quita la sonrisa de los labios y quema lentamente la ilusión del alma
Enrique Canchola Martínez 26 de diciembre de 2023 .
Las paradojas de la percepción subjetiva de la presencia y la ausencia de los llenos y vacíos engañan a los órganos de los sentidos.
Los Qualia construidos por la mirada seductora altera sin piedad la razón del constructo emocional los labios tiernos y carnosos de escultura angelical llenan los vacíos de la ilusión placentera terrenal.
La paradoja de la onda latido del corazón altera el pensamiento y alegra a la locura dependiendo del experimento del amor cuando se percibe la silueta de la tentación.
la superposición y entrelazamiento de la locura y del amor codifican lenguajes binarios difíciles de comprender.
Trazos Quiero estar, en tus besos. Quiero estar, en tus bazos. Que acaricies mi alma. Que el pincel, haga trazos, de mágicos, colores, en tu mágico, lienzo.
Las flores de mi pensamiento son para ti guárdalas amada mía llevan en sus pétalos el hondo sentimiento de amarte para siempre con la pasión y con ternura que conforman mi locura
Las papilas hambrientas de mis deseos anhelan beber el dulce licor embriagador de tus glándulas salivales. Mis papilas caliciformes quieren sentir la embriaguez del roce de tu lengua en celo y mis papilas filiformes quieren saborear el trémulo suspiro del aliento de tu deseo famélico. Mis papilas fungiformes gritan en busca de tus besos frenéticos llenos de húmedo calor.