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Naturaleza digitalizada
Pueden, los falsos alacranes, Prohibirse mil hormigas, elefantes, allá, Tales, naturalezas, maldades... ¡Ideas del fanático columpio! Y garrapateando, nogales, cedros. ¡No, hipotéticos, mesabancos! Darse, fáciles, almohadas, ¡Oportunidad de los cangrejos disecados!.
De lunares, adoptivos, asociarlas, Expresarlas, enredando los vagos hilos.
Pero, la violenta, violeta lenta, siguen los rigurosos nardos, existiendo, los arrozales desalados.
Por el espectáculo del mundo, éso, desvestido, de la belleza cruda. ¡Solo carne del dinero fácil!. La seductora protesta, de los mosquitos, discusión de premeditados erizos. La comparación. Adorada, crítica supersticiosa, de los gatos, las lagunas, acostadas y sonámbulas. ¡Ideas de pingüinos angustiados!. ¿Pueden, ejercer... La ceguera transversal?. ¡Ser alacraneados y escorpionosos!. Útiles al fondo, un lógico vacío.
¡Que puede, también, prohibirse! Por el vacío, tecnológico, ignorado. Y expresarse... ¡Pero, existiendo, sigue!.
Natural. ¡Ésa!. Digitalizada, bandera.
Tuyo, ése aquél, arañado vidrio. ¡Digitalizado!. El extracto sólido, del cardiólogo, termómetro.
Las caderas dejan rojas palabras, en los cristales indiscretos baños, por los besos cálidos rasguños, por los sabores, caobas del ocre, en los archipiélagos exquisitos. ¡Los trenes siembran algodones!.
Puede prohibirse, al orificio, sonreír, donde llueve debajo un lagarto, harto, de los golfos y las chinches, de los asmáticos prismáticos, de los derramados colmillos. ¡Donde destejidos fósforos alumbran!.
Pero, las calles, siguen las crines del pescado, existiendo las bicicletas.
Y una cascada busca, el miedo triturar. ¡Vacío relámpago sin hueso!. Ser, cáscara, máscara. Productivo, pensamiento intacto.
Si... Si... Si... Si se... ¡Desdigitaliza!. Cada cabello su sombrero. ¡Naturalmente... Humanizado!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Ventana incierta, un tren vacío lamenta su paso por esta ciudad prestada, nocturna… vencida en cada sombra.
Los sueños se hunden en la porosa luz ahogada, en la brizna imprecisa de un cuerpo difuso tras tu ventana despierta.
Lanzo susurros al vacio y húmedos abrazan tus pechos.
Ávido te observo… niego el pestañeo en mi alfeizar, sobrevivo a la deriva inmóvil tras la resaca, en el brillo insomne de mis pupilas.
Tu cuerpo es fiero mensaje, renglón de un texto sensual que arrasa, que peca… ardor poético en tu palidez lunar.
Bromeas descalza tras el silente recodo, te supongo y adivino en tu provocador desfile.
A veces… miras y sonríes; te muestras despreocupada en la distancia con tu equilibrio imaginario… desafías la honda altura y más allá de la cornisa helada aleteas tramposa en mi pensamiento.
http://teyalmendras.blogspot.com/
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Poeta
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EN EL MILENIO DECADENTE
Y El mundo múltiple. Es, su propio, peligro. El, insólito, indudable de apariencia, ¡Hombre, página, totémica!.
Por éste, nuevo milenio. ¡Decadente, cruel, inclemente!.
¡Qué grotesco, es un laberinto dentro!. Se desmorona, al detenerse, afuera. Manifiesta, pidiendo, luego, se apague en sangre.
El humo de diez años, las pirámides unánimes de millones, enmudecidos.
Como la escapatoria imagina. El balbuceante, vocablo envilecido. ¡Ser, de oníricas presencias!. De monótonas anécdotas. La filiación de muchos años. ¡Especie, de repugnante despliegue!.
Decadente, empobrecido milenio, en la inicial, década, raquítico, de cada, imperioso desengaño.
Se deseca, inédito y como lo fue. ¡Presenta adoptivo el vientre!. En la extensión de luchas. ¡Todas de retórica ignorancia!. Partes, sanguíneas, gravitando.
Y un barroco, cuadro. No vestimentas anegadas luces. ¡En sucesivas fases!. ¡La ciclónica humildad inagotable!.
En las apergaminadas cortinas, pocas veces, en dos planos. No aguarda la bella forma, desaparece, en ronco canto.
Y entre frescuras y arboledas, puede mirar al cielo, dar la pupila, blanca nieve, no, lugar al moribundo bálsamo.
Solo peregrino extraño, oye y siente. Acepta la música, la luz en que navega. Dar, lo que perdió. Esferas. Triangulares. Cuentas desiguales. Al ceñido hato. ¡Qué deleita sonoro duelo!. Está, en él, ávido semblante. ¡Arriba de aflicción fatídica!.
Sin que nada, le quite, lo allí nacido. Alterar la llama, es lo que alumbra. ¡Su aurora evaporada!. ¡Naturaleza que busca en vano!.
No el paso rápido, de las horas. Es tan cálido y tan bello. Sí. ¡Todavía ciego, el vacío oculta!.
Un peñasco angélico. Tejido de dormidas flores. De párpados y ruinas. ¡Ilusiones de antiguos días!.
El milenio. Enfermo. Nace. Enfermo sigue, decadente por el humo ¡Como el huno, vándalo, vikingo, bárbaro!.
De los nuevos, bucaneros, corsarios, filibusteros. En la lengua de palomas, y un pescado sordo.
¡Vaya, buen milenio, nos vive, por el sueño!.
El Espejo Ha perdido, su reflejo. Al mirarse, dentro, de los viejos siglos. A los pies del petrificado iluminado. Cuervo, curvo, en las mil plumas escrito. Lápiz papeleante de las teclas de pocos años.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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No hablo a solas, la pared escucha mis tristezas, y a veces espero su respuesta, esa columna es testigo, conoce mi lucha, la que llevo en soledad donde nadie me contesta.
Anoche le confesaba que el amor me había tocado, que me dejé llevar por un imposible romance, y me envolví en sus pasiones, enamorado, ahora no puedo evitar que su dolor me alcance.
Me pregunto a cada instante: ¿Cómo pudo suceder? ¿Por qué el amor me trajo a un querer distante? Ese amor comprometido el corazón va adolecer, entre relámpagos y rayos debo salir adelante.
Recostado en la pared me consuelo, inmóvil, fría, sin vida, testigo de mi sufrir. Una silla, una mesa y un pc son mi desvelo, en donde escribo letras. ¡Ellas hablan mi sentir!
La soledad complementa eso, el silencio... ¡Sí! El silencio no guarda vestigios. Nada queda del alma, solo el ánimo tieso, lloroso, gimiendo dolor, ahí me refugio.
Pero el amor me abandonará, y la dicha cambiará a pesar con severidad. ¡No quiero sentir ausencia! Abarcará mis sentidos, ahogándolos de temeridad.
¡Y seré solo eso! Una cosa sin aliento. ¡Cómo la pared! Mientras tú sigues en la vida airosa, yo vivo convertido en trozos de algo… Por causa de usted.
Julio Medina 15 de noviembre del 2011
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Poeta
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Se puede morir cada día Basta dejar tus ojos fijos en un punto lejano Ese que creíste a punto de alcanzar Y de tanto ver y de tanto desear... Se pierde en la inmensidad... Y mueres
Se puede morir muchas veces Cuando el aire se enrarece y te ahogas Y pides auxilio a quien nada escucha Y te cansas de esperar y esperar Entonces... Silencio... Y mueres
Se puede morir una vez más Al anochecer del tiempo Y no hay ni esperanza siquiera Ni un resquicio de piedad Que te libere... Y mueres
Hay que ser ingenioso para morir Hay tantas maneras... Siempre se puede inventar una nueva No tiene que haber sangre No tiene que haber llanto Ni rictus de dolor... Ni nada Solo haber estado vivo... Y mueres
Y en cada vez que mueres... Hay algo Alguien que te dice "levántate y anda" Alguien que se empeña en que no mueras Y que te enseña que la muerte es relativa Se puede morir cien veces y renacer ciento una
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Poeta
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Vejo por alguns segundos a outra realidade que existe no lado escura
Olho para um céu azul escuro com suas nuvens deturpadas que só deixa passar o brilho dos trovões
Aqui é a Terra das sombras é o lar de Desespero o canto dos desajustados
Tentam me empurrar buraco abaixo quase conseguem
A maldade esta na ponte que liga estes dois mundos.
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Poeta
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CONSEJOS ANARANJADOS
De la mano, pide, la infecundidad se vaya, como los otoños, en las hojas. ¡Nuevas parejas!.
Naranjas los melones. Los duraznos jóvenes.
Es la concentración de las tortugas, una floreada cautela de rosales, forma, color, inmortal sonrisa, de submarinas memorias. ¡Lucha y descubrimiento, legítimo!.
Pero, luces nuevas, de maniobras endulzadas. No engaños. ¡Qué aturden y alucinan!. ¡Es del vulgo luz funesta!. La perla, plástica, sin concha. ¡Única carencia del triángulo redondo!. Forma simple del ciprés.
Se despedazan, las arenas y los trigos. Deben esgrimir, escudos y espadas. ¡Sacar promesas de la madera!. De bosques, desempleados. ¡Sacrificadas!. Ellas, en las calles de cereales. ¡Ciertos arenosos suplicios!. Principios, de corteza, largas uñas.
¡Qué el zumo No Se amargue!... Por el tanto de exprimirse, la naranja... No es toronja, ni mandarina.
Por el zumo. ¡A veces agridulce!. ¡Cuidado!.
Y saciar, la cruel indolencia, allí. ¡Evitar, envilecerse y corromperse!. La desnudez, monstruosa y retorcida. Repetición, onerosa. ¡De termitas y gusanos!. De pañales, cirios y cuchillos. Los profundos vendavales amasados. ¡Errores, de granos y escualos!. El deber evitarlos, es también. ¡Honorable!.
Es En la memoria. Lucha de principios, prudencia, del membrillo. En La huerta del manzano. ¡Cada fresa!. Como la naranja. En dulce almíbar.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Inconsciente década
Se han envejecido las lámparas. Provocando, la desgranada luz, escarchas. La cabellera, que vibra. ¡Lastimera!. Disolución de primavera mustia. De bronce lomo. La fingida tardanza. Entidad sin disimulo, por la paja.
Inconsciente. Década. De cada. De cada.
Se hace honor a la desdicha. Produce plumas el invierno. Un espejo, cejas arqueadas. ¡Cambio las copas, marchitas las noches!. ¡Y agrio, el vino fluye!. En la palabra más difícil, consecuencia de la cansada tinta.
Inconsciente, inconsciente. De cada. ¡Década!.
* * * * * * *
De Esta Década. Se queda la garganta angosta. Presente, la langosta de agosto. ¡En un pueblo de lagartos!. Un foco de lámparas fundido. Uno. Estado del candil fresco. ¡De los sueños muertos!. Cambio de alfiler entre semillas.
Visible, la frenética cadera. La calle, de pañal, de terciopelo. Armonía, del violín, amor. ¡Amordazado!. El mundo, interior, de las batallas. Equilibrio de hojalata, hondo palpitar. ¡La verdad qué no se dice!. Integración de espuela, montura, látigo. Inconsciente. De ésta, década, de cada. Cada. +++++ Se provoca la disolución. De la entidad de fúnebres corceles. De lo deforme. De lo que sin razón cultiva.
¡Miles de fantasmas!. ¡Lámparas inquietantes!. Después. Entre. ¡Cielos, cielos. Cielos perforados!. ¡Sinuosos mástiles de monstruos!. Los decrépitos flagelos. Lámparas de fingido bronce.
Una vez. Una, una, una, vez, vez. ¡Soñado cambio!. En el deseo visible, entre invisibles. ¡Vaya visible armonía!. En El Equilibrio. ¡Aún en el desequilibrio estable!. ¡La integración!.
1.2.3.4.5.6.7.8.9... 10.10.10. ¡Años perdidos!.
Familias del humo. Cobres pobres. ¡Los alientos, débiles infantes!. Siguen... ¡Esperanzados!. ¡Sin remedio, cada imposible!. Día, semana, mes... Año tras año. Año de más años... ¡Solo la integración!. De cada. Década inconsciente. ¡Ausencia, esencia de múltiples, ausencias!. Década, década.. De. Cada. Cada. De cada imposible nacido siglo. ¡Imposible!. Detenerlo de inconsciente seguir. ¡Nada queda. Sí. La disolución qué provoca!
Éste, empobrecido, milenio, con... Esta década... ¡Inconsciente!.
Ha ¡Quedado sólo, entre las soledades solas!. Un charco inmenso. ¡Inmerso, inverso!. De lámparas, apagadas, secas y ecos. Desdichados. Los huecos, de las paredes. Los hierros, de cada tijera y plomo. Los innúmeros y arenosos, ojos de los polvos. Casas Familias Cunas. ¡Ciego, ciego, el cielo observa!. En Las Almohadas, las alfombras, los aceites. Y nada. Nada, solo entre las albercas, y tal vez, despierte, sólo, entre cada. Cada. De. Infinitas décadas.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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No dejes que me vaya Porque si me voy No vuelvo Y entonces el orgullo Que plaga tu conciencia Se sentirá ganador Después de haber perdido
Y cuando pasen los días Y vuelva la rutina Te darás cuenta que yo Si era lo que querías Y querrás llamarme Y yo estaré perdida En el mundo de lo incierto Sin saber que me querías
Y me aferraré al sonido De tu voz que me decía No me importa que te vayas Mi vida es solo vida mía Si quieres irte vete Habrá otras lunas en mis noches Habrá otros soles en mis días
Y entonces todo estará perdido Porque aunque tú seas La luna de mis noches Y el sol de mis días Me alumbraré de otras luces Que despierten resplandores Que tú no conociste Que yo no conocía Y entonces para siempre Me habré ido No dejes que me vaya Y que llegue el olvido
©Vicky Toledo
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Poeta
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Caminando bajo la lluvia a la distancia te divisé, corrí para abrazarte, pero no te encontré.
Tal vez fue una ilusión producto de extrañarte, pues podrán pasar mil años, pero jamás podré olvidarte.
Juré haberte visto pasar y tu mirada en mi mirada clavar. Soñé que te podía besar, pero desaparecías como una estrella fugaz.
Si estando cerca tuyo no puedo dejar de pensarte, estar así a la distancia, es imposible no extrañarte.
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Poeta
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