Las luces de estrella no son luces de neon El calor verdadero no es calor de invernadero Te espero es como un te quiero que no es valiente Te amo es un te quiero que no tiene dudas y va de frente
Y a veces la gente vende un fugaz como un para siempre Te mienten y eso duele Tener que afrontar un gato por liebre
Las promesas incumplidas Son como mentiras maquilladas Las miradas que trae el olvido Recuerdan tantas guerras pasadas Quitando las caras que muestran Descubro detras tantas caretas Y lo que antes era seda Ahora es papel que solo vuela
Y a veces las mentes pueden Hacer de un fugaz un para siempre Pero el corazón no puede mentirse a si mismo aunque lo intentes
Las luces de neón ya no estacionan en mi habitación El calor de invernadero da frío si no es eterno Un te quiero que en el tiempo espera A un te amo que es un te quiero pero solo con ella
Millones de versos con tiernas palabras y cálidas frases de amor, para ti las he escrito tratando de abrazar tu cuerpo entero, mimándote, de la cabeza a los pies.
Le escribí a tu cabello y a su castaño brillo claro, sedoso... perfumado cuando mi aliento sus hebras tocaban… como enjambre de mariposas, tu pelo volaba.
Le escribí a tu cara color de manzana… a los destellos de luna,en tus ojos a las perlas cultivadas de tu boca, y al carmesí de tus labios.
Le escribí a tus grandes ojos negros de pestañas rizadas y travieso mirar, a la bondad que emanan y a la luz que me dan.
Le escribí a la sinuosidad de tu cuerpo a sus tornadizos médanos, a las voluptuosas colinas y al secreto delta que tu valle guarda.
Le escribí al soplo de hacer el amor a la entrega de ternura infinita, a la tersura de tu desnudez y a esas lágrimas, que en mi alma guardé.
Le escribí a las flores, a su belleza, a su aroma al esplendor de los campos a los puquiales, a los manantiales y a los crecientes y hermosos ríos.
Le escribí al sol, a la luna, a las estrellas a lo infinito del amor de Dios, pero todo fue poco, para decirte… ¡Te amo mi amor!
El frió de la estación acompaña mi soledad, Mis recuerdos viajan en busca de tu calor, El tren lentamente corre, el campo se cubre de nieve, el sol se torna de rojo, Suena el clarinete vamos a llegar, Me espera tu sonrisa, Tus caricias y tus labios ardientes al besar, Las luces en las cornisas adornan mi casa, La música acompaña la natividad.
No puedo vivir sin ti, No puedo pasar otra navidad, Lejos de tu casa, Lejos de mi hogar.
De los astros que coleaban vivaces en la entraña nocturna como fúlgidos espermatozoides pugnando por preñarla, se ve que uno logró su cometido; pues la noche, viene alumbrando un rozagante día.
Lento éste, lucha por desprenderse de su placenta enrojecida, (dicen que es suerte nacer envuelto en ella) enredándola en las crestas de los gallos, en los eucaliptos del horizonte y en las pestañas reverentes del palmar.
A viva mirada, el día niño va fundiendo las raíces de los plátanos, cuya masa amorfa se derrama como sebo de vela sobre los cordones jorobados y estoicos, a lo largo de ambas veredas de mi calle entre dormida.
El agua está caliente, el mate pronto, la caña servida, y yo, mientras espero que despierte tu sonrisa, amor, optimista como padrino del día, declamo íntimamente su fiesta y mi ilusión, con todo y sinfónica de trinos.
Como serán los besos de tu boca Mítico palacio de secretos insolubles Que tal vez mis labios nunca Lleguen a probar…
Serán frescos y dulces como el agua quieta de los lagos Con el aroma de las flores crecida en sus orillas Y esos pececillos de colores nadando sin cesar En lo hondo y delicado de tu marco celestial…
O serán broncos, torrentosos, como el agua de los ríos Desbordadas las orillas por un cielo roto que no cesa de llorar Aquella que se hace docente y cambia lo decente No importa la ignominia, en busca de la mar…
Podría yo sin duda hallar miles de símiles Y llevarte, por el amor que aun te tengo A los excelsos confines del cielo Y hacer de ti, la diosa que yo quiero.
O podría también si al caso viniera Enterrar tu recuerdo en el mismo centro de la tierra… Y arrancarte para siempre de mi corazón Y de mi historia.
Pero el amor sólo es amor cuando duele Cuando hiere, cuando mata… Por eso yo prefiero rendirme ante la vida, pensándote, amándote, Aunque eso signifique, escribir el capítulo final de mi novela.
Dora, tu oro leve que mece la brisa es el abanderado cabello que fascina a este triste que en el alba declina y que lanza hechizos que no hehiza
a su variada suerte para domarla y hacerla un poco de su forma Dora, fuiste fiesta, juicio y norma la que sus ojos de cielo me hacia amarla
la que su nombre dorado derramaba sobre el atento oido halagado por ese sonido en que encontraba
todo lo que Dios me ha regalado Dora, yo te juro que jamas un hombre venero mas la ambrosia de un nombre
II
Alejandra, mujer morena de clara luna entallada en tus ojos color madera nuestras almas cual arbol y enredadera fusionabanse intimas, plural y una
Alejandra, mi dulce amor postrimero en el jardin de tu idilio cuatro años vivi, mas gelido llego el desengaño cuando te fuiste a pesar de tantos te quiero
Dora y Alejandra, en mi pecho no hay rencor sabran estas mujeres que en el alba pienso en ellas sueño de mis sueños soy, mas el amor
que en ellas verti, me hizo real. Bella mi vida puedo decir que ha sido Dora y alejandra, por haberlas conocido
Dora, tu oro leve que mece la brisa es el abanderado cabello que fascina a este triste que en el alba declina y que lanza hechizos que no hehiza
a su variada suerte para domarla y hacerla un poco de su forma Dora, fuiste fiesta, juicio y norma la que sus ojos de cielo me hacia amarla
la que su nombre dorado derramaba sobre el atento oido halagado por ese sonido en que encontraba
todo lo que Dios me ha regalado Dora, yo te juro que jamas un hombre venero mas la ambrosia de un nombre
II
Alejandra, mujer morena de clara luna entallada en tus ojos color madera nuestras almas cual arbol y enredadera fusionabanse intimas, plural y una
Alejandra, mi dulce amor postrimero en el jardin de tu idilio cuatro años vivi, mas gelido llego el desengaño cuando te fuiste a pesar de tantos te quiero
Dora y Alejandra, en mi pecho no hay rencor sabran estas mujeres que en el alba pienso en ellas sueño de mis sueños soy, mas el amor
que en ellas verti, me hizo real. Bella mi vida puedo decir que ha sido Dora y alejandra, por haberlas conocido
Dora, tu oro leve que mece la brisa es el abanderado cabello que fascina a este triste que en el alba declina y que lanza hechizos que no hehiza
a su variada suerte para domarla y hacerla un poco de su forma Dora, fuiste fiesta, juicio y norma la que sus ojos de cielo me hacia amarla
la que su nombre dorado derramaba sobre el atento oido halagado por ese sonido en que encontraba
todo lo que Dios me ha regalado Dora, yo te juro que jamas un hombre venero mas la ambrosia de un nombre
II
Alejandra, mujer morena de clara luna entallada en tus ojos color madera nuestras almas cual arbol y enredadera fusionabanse intimas, plural y una
Alejandra, mi dulce amor postrimero en el jardin de tu idilio cuatro años vivi, mas gelido llego el desengaño cuando te fuiste a pesar de tantos te quiero
Dora y Alejandra, en mi pecho no hay rencor sabran estas mujeres que en el alba pienso en ellas sueño de mis sueños soy, mas el amor
que en ellas verti, me hizo real. Bella mi vida puedo decir que ha sido Dora y alejandra, por haberlas conocido
Dora, tu oro leve que mece la brisa es el abanderado cabello que fascina a este triste que en el alba declina y que lanza hechizos que no hehiza
a su variada suerte para domarla y hacerla un poco de su forma Dora, fuiste fiesta, juicio y norma la que sus ojos de cielo me hacia amarla
la que su nombre dorado derramaba sobre el atento oido halagado por ese sonido en que encontraba
todo lo que Dios me ha regalado Dora, yo te juro que jamas un hombre venero mas la ambrosia de un nombre
II
Alejandra, mujer morena de clara luna entallada en tus ojos color madera nuestras almas cual arbol y enredadera fusionabanse intimas, plural y una
Alejandra, mi dulce amor postrimero en el jardin de tu idilio cuatro años vivi, mas gelido llego el desengaño cuando te fuiste a pesar de tantos te quiero
Dora y Alejandra, en mi pecho no hay rencor sabran estas mujeres que en el alba pienso en ellas sueño de mis sueños soy, mas el amor
que en ellas verti, me hizo real. Bella mi vida puedo decir que ha sido Dora y alejandra, por haberlas conocido
Dora, tu oro leve que mece la brisa es el abanderado cabello que fascina a este triste que en el alba declina y que lanza hechizos que no hehiza
a su variada suerte para domarla y hacerla un poco de su forma Dora, fuiste fiesta, juicio y norma la que sus ojos de cielo me hacia amarla
la que su nombre dorado derramaba sobre el atento oido halagado por ese sonido en que encontraba
todo lo que Dios me ha regalado Dora, yo te juro que jamas un hombre venero mas la ambrosia de un nombre
II
Alejandra, mujer morena de clara luna entallada en tus ojos color madera nuestras almas cual arbol y enredadera fusionabanse intimas, plural y una
Alejandra, mi dulce amor postrimero en el jardin de tu idilio cuatro años vivi, mas gelido llego el desengaño cuando te fuiste a pesar de tantos te quiero
Dora y Alejandra, en mi pecho no hay rencor sabran estas mujeres que en el alba pienso en ellas sueño de mis sueños soy, mas el amor
que en ellas verti, me hizo real. Bella mi vida puedo decir que ha sido Dora y alejandra, por haberlas conocido