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Milenario Lirio
Le dejaron. El mismo rostro. La misma íntima noche. Y Le nombraron al día, al mes, al año, alma del tiempo, cuerpo de mariposa temible, al final, enigma, por el nombre, mortal manzana del nuevo día, por el entonces del más allá lamentado, de la carne sudorosa, por los muslos a los que estuvo colgado el árbol oculto, por el corazón soñador de campiñas del amor invisible, y se atrevió a nombrarlo soledad cautiva pensativa, y también tarde de siempre, noche de nunca, jamás, de lo que llevan los pañuelos seguros de que la noche blanca y enrojecida había terminado.
El segundo lirio canta al ritmo de saetas. El día, del pequeño aljibe, la madrugada, pinta heridos los techos murmurando lunas, pinta montañas cristalinas llenas de luz. El día, del pie menudo, la manzanilla. El segundo violín prefiere ver las miradas.
Donde, recogió agua de lluvia, se bañó y la calentó dulcemente, con sus pestañas y suspiros, entre las manos delicadas, hasta hacerla mansa y noble.
En el tercer milenio. De la tarde, del níquel, de los enlutados cielos, de algodones afilados. De la noche. Del campanear solo las encrucijadas, los leopardos tristes. Milenios. Los dos previos.
Traurigkeit, sadness, tristesse, tristezza. "Tristemente triste entre otro tristemente". Traurig, sad.
Lirio De los Dos milenios ¡Se quedó insomne!. En la cama con sus dedos secos, por los huecos y los ecos. Lo humedecieron despacio. ¡Heterodino hemático!. Y después de secarlo, menguado y miedoso, lo envolvió en sábanas geológicas, de astronómica resignación, lavadas con parsimonia de todo sol, y luna. ¡Ella, la eternidad, al empobrecido, y milenario lirio!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Transparentes letras
Invisible Sonoridad De diáfanas lectturas Es Un cuando claro Un cuanto mueble Un cuadro del alma.
De letras indóciles cccadenas Invisibles Núbiles Calladas y resooonancias de fulgor enjuto. Por estos días, el cielo veía las estrellas bañarse, complacidas y todo ese tesoro de tinta pálida viajera, fraterno y papel de racimos dorados en lentas olas, estimado que siendo viva iridiscencia, asoman las nubes quietas, para que vivan, vivas vibraciones, de par en par, la palabra escrita inerte de trémula dádiva, olvidada, por las auroras teñidas de añil, pluralidad, por una vez de piélago espumoso, unívoco, por una vez del albo ensueño, vitalidad veraz. Porque es posible que los amantes de sucesivas presencias tengan márgenes entrelazadas tengan auroleadas transparencias y una viva dádiva divina... ¡Sean!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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POR PÁRAMOS PARALELOS
En el paisaje. Parcelario. Los encantos celestiales han sido encadenados. Por el parásito paréntesis. Los rehumedecidos rehiletes han sido sonsacados.
Pára... ¡Mos lelos!. Lardosos largamente. Del ortogonal ornato. Del ribete redundante. ¡Haz levantisco impuesto!.
Paralelos Humildes Y Resignados Páramos.
Para. Otros incógnitos viajeros. Hoy. Te destierro dichoso reposo, en la memoria, postrera, regazo y caverna, charca saudosa, fragancia, donde voy a vivir enfrascado, del recuerdo, del fiel desterrado, polvo, demacrado y hosco páramo. Busca más pródigos aromas, oyendo la estela que dejas, en el día que tal vez, envidioso anhelas, por la redondez alabastrina apetecida, por la sonrisa generosa y serena, por la jovial cañada de la pupila, busca, de la historia, el perfume vespertino, de la paz, las campanadas de la nada, de la pluma, los vuelos de las aves, de las ruinas la eternidad ligada.
Todo lo que es. Lo que no ha sido. Sonora aurora de jardines. Límpido peldaño incólume. Por el anónimo destino. Por la penumbra incierta. Lo que ya no es. Todo lo que fue. Visión de la pradera extraña, música insondable, pena infinita, luz de noche. Luz del abismo, del exótico diseño, del ingenio disparatado, del servil. Donde la muerte nos olvida, en la eterna vida desconocida. En la eternidad conocida de improviso. En la eternidad sin resistencia. En la débil voz sin nombre. Donde la vida nos niega, en la fugaz moneda ufana, el balar de las cisternas.
Y renacen las primaveras vacilantes, destellos vivos conmigo, hermanos, para poblar el marfil truncado, minúsculo elefante, del telescópico, desierto, inundado del sermón punzante, con el bien meditabundo, de la pólvora, bienhechora. ¡Entre los nuevos páramos!
Autor: Joel Fortunato Reyes Përez
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Poeta
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ENCUENTRO INFALIBLE...
De Uno En Uno Dentro De la dormida noche ó el despierto día. Del fuego duro ó la deslumbrante sombra. Más allá de la esencia de la muerte completa. Más allá de la forma de la vida multiforme. ¡Dónde uno sólo es uno, con uno mismo!. El Ser es infalible Es El encuentro de sí mismo, a pesar de sí mismo. El encuentro en sí. Y más allá de él, entre sí mismo queda el que se encuentra.
Cuando Por todos los caminos la soledad encuentra. Nada es más fácil. Todo es más difícil. Y la nada, el todo, lo fácil y difícil son uno solo. Resulta. ¡Que las cosas prematuramente han muerto!. Sin pensarlo, sin sentirlo. La sabiduría del zapato, del vocabulario, del mercado decapitado. Lo pensado por la araña, lo sentido por el vidrio. ¡Es encontrado salpicando impenetrables romances!. Infalible. Flamable. Inefable. Desencuentro trss desencuentro. ¡Solo una simple derrota!.
Donde fue una piedra preciosa, el silencio leve, de nieve halagüeño, de esos gestos indiferentes de las multifacéticas sonrisas, de esas obras bellas, de rostro sobrehumano, urdido en sueños de esos joyele,s y palacios vibrantes, luminosamente alegres, de esas alas de fastuosos, pliegues suspirando terciopelo, es que vive, sensatamente de plomo, ágata y rubí, y pasa de la nieve al fuego, como de la muerte a la vida, en la combustión, espontánea, sensible, y palpitando, cada minuto de la vida, de la muerte, del mundo, del ser sí mismo, lo que solo es, en sí mismo el ser, que es verdadero, clarobscuro radiante, que tiene su esencia en su mano, y de los momentos de alegría, de tristeza o cualquier cosa, hace de sí un ser siempre completo, en todos los momentos. Aún si pudiera volver del futuro letal, veneno con las manos, con las perlas, con las palmas, con las conchas, aún así, dejaría atrás, el mañana perfumado, la tarde insípida, y en la noche trataría de tejer más estrellas con las lunas. Y de tener solamente carruajes ambulantes, del sonido nuevo, mundo pintores de pasillos, enmohecidos al atardecer, de historias colgadas, de los techos, ternuras brillando, astros arrecifes, jamás de regimientos, de colonos, de sed malsana, de promesas impedidas, repletas de bajezas, y los buenos momentos, sólo cultivando, y de tener solamente carruajes.
Por si no lo saben, los carbones nada son, sin hidrógeno, sin oxígeno, con el hermano nitrógeno, y más aún sin el divino impulso que suprimen, de eso que está hecha la vida, de eso que alimenta el tiempo, de eso solo de momentos, dignos, no pierdas el ahora, el ayer, ni la mañana aunque no llegue.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Mi padre es el sol y mi madre la luna, y aunque no soy un dios, he sido bendecido con dones en demasía entre los que cuento mi poesía, y aun estoy bastante lejos de ser perfecto pues solo tengo un don por cada mil defectos, pero la voluntad tiene efectos y a diario me supero o eso espero, no me rindo y me distingo por dar todo lo que tengo, y nada puede detenerme, si lo que mi alma quiere es sincero atravesaría el mundo entero tan solo por conseguirlo, si es un sueño cumplirlo y después de tanto disfrutarlo, si es un ser querido abrazarlo y si es el cielo acariciarlo, porque si volar es el dilema tan solo escojo un poema y utilizo mis versos como alas, esquivo todas sus balas y los dejo atrás, vuelo sin más y los olvido, una última vez los miro antes de que desaparezcan entre un suspiro y el humo de otro cigarro consumido, me voy dejando solo un pluma y quizá una colilla mientras marcho hacia mi tierra prometida, más allá del mar, donde el sol nunca deja de brillar y con la luna comparte el escenario estelar, donde un poeta puede amar sin ser juzgado, donde nada te puede separar de un ser amado, y la tristeza es tan solo una memoria, donde la sorpresa no es canción mortuoria, y solo la edad puede concluir tu historia, donde cada uno de nosotros es feliz, un lugar al que llegar y sonreír, el lugar se llama hogar y no está aquí, está en el corazón de aquellos que me esperan, está entre los brazos que me rodean con amor, está en todo lugar donde alguien que me quiere con fervor, es hacia allá a donde vuelo sin temor, bato mis alas mirando al horizonte, alejándome de una luz que se oculta, acercándome a un lugar donde convergen sol y luna, si, vuelo a mi hogar sin descansar, vuelo sin dudar y fallar, vuelo para volver con los míos, vuelo para llegar al final de mi camino, vuelo hasta aquel lugar alegre, donde podré hacerme estrella e iluminar la tierra para siempre.
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Poeta
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En el rincón de la serpiente
En el rincón de la serpiente. Nadie llora ya, la piedra está en la frente donde solo los sueños lloran. Nadie canta ya, la boca está solo en el tembloroso vaho de veredas lejos. En El Rincón nadie llora ni canta, solo la serpiente piensa y siente... Aquí está, se trata de la carne, de la esquina redonda, de los cuerpos, de las almas, del polvo, desnudo, dulzura inquieta, brumosa, en la lámpara de la torpeza, en la pregunta perfecta, con toda la niebla, con toda la cuesta, de la muerte en el mundo.¡Welt, mondo, world, monde!. Gloria de los candiles degollados, y sobrevivientes por las espirales montañas, del tiempo, del aire, de plata pajiza y lentejuelas, sordomudas, magnolias, hechas de limones, violetas. De mezquina paga, bucles de mano a mano, de los que mueren juntos, abajo de los rincones, de los serpenteantes pensamientos garbosos, de los rincones de juncos de dos mitades, degollados e inaccesibles mapas perdidos.
En El Rincón de la serpiente hay crepúsculos de invierno, hay viejas estatuas de trigo, de lobo y de flor, ajada. Hay palabras de perdidos alfabetos, de arañas campestres. Hay pueblos centenarios ricos de presentes. desventuras. Rincón de los rincones distraídos, dependiendo del después. En el antes ciego, mudo, sordo, pantano de artimañas, llaves y candados. Seis retrasados confidentes, descifrando novelas de escarabajos y gusanos. En el mañana del quién sabe, tal vez, de otra manera, que por ahora no...
En El Rincón de la serpiente de muletas.
¡Sí, sí, de muletas, de muletas!-Krücke, gruccia, béquille, crutch.
Hay otras serpientes desengañadas, en los domingos de piedra, de lodo seco. Hay otros más pequeños rincones, invocando a las lombrices imaginarias. Hay además otras cosas que ya nadie recuerda, por ahora o por las noches. Hay además botellas en los tejados de pólvora de las hogueras sembradas. ¡Hay, otros tantos miles de hay, además, de menos a más ó menos casi!.
En el rincón. De la vida social, de la muerte individual, la serpiente cristaliza vidrios. Por los soñolientos saltamontes, comprimidos del silencio pergamino endulzado. Por los telegramas melancólicos, donde nacen, las campiñas y meditan las orugas. Por los viejos gavilanes, invocando en la sortija, caballeros y doncellas raras. De la vida serpenteante, de la muerte angelical, la fructífera ignorancia. En el rincón. ¡Teje del mismo interior, otras serpientes redondas!.Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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UN PORQUE SENCILLO
Este Es Un Porqué sencillo, como cualquier otro cualquiera, lleno de puro porqué.
Porqué tiene mucho. Pues. Luego. Con que. Por consiguiente. Por tanto. Por un porqué. ¡Con tal de qué!. ¡De modo qué!. Por un porqué. ¡Tan pronto como!. ¡En tanto qué!.
Es La Viva Esencia Del porqué de los porqués.
Un Porqué Sencillo. ¡Uuunnn!.
Porque disculpar aún lúcidas espinas, donde hay olmos, muchos cedros, muchos álamos, en que sonríe el mes del siglo, donde hay abejas, muchas hormigas, muchas palomas. Sin gracias. ¡Están perdidas!.
Un Porqué Sencillo. ¡Uuunnn!.
Porque las nueces, con sombrero desesperan, piadosas, el veneno, bajo la sien, que aun nada transfiguran con su luz: Sin gracias. ¡Están perdidas!.
Un Porqué Sencillo... ¡Uuunnn!.
Porque dentro de las noches una voz escapa, de quién sabe dónde, y hay un guión, escondido en los pliegues del silicio: Sin gracias ¡Están perdidas!.
Un Porqué Sencillo. ¡Uuunnn!.
Porque expectativas el mal es don del cielo, y que, al excusarse va, con raudo celo, desmoronándose aprisionado también, porque se acerca el primer final: Sin gracias ¡Están perdidas!.
En un porqué sencillo del futuro que fusila hombres. En un porqué sencillo del ayer qué opulento muere. En un porqué. Sencillo al qué sólo nadie le hace caso. ¡Ese nadie del diario preguntar!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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RAMILLETE INGRATO
Dices. Gritas. Cantas. ¡Con el ramillete ingrato!. Cualquiera ha sido el culpable. Cualquiera aunque no quiera, ni lo sea, ni siquiera lo sepa. Si voy de aquí, hasta nuestros días, ya no quiero verdaderas joyas, solo más oír, menos ausencias, de la voz toda una regia mansión, fuente de voz que suena a eco, donde sublime resplandece lo que ya falta, ya sereno, ya esbelta linfa, como así de confesor, ramas bellas derramando cielos, si se escapa de la suave ternura el poder de arrepentirse. Nada hallo fuera del clarín estridente, en que se afirme tumulto de galeras labrado nada de humano nada de ilusiones y la proa resulta hueca la gruta insulto acuático si ésta cárcel es de caracoles profundas delicias por otra resignada insolación aislada, al fin fragante primavera muerta al fin temprano polvo encorvado en cada vacío, cada nido, cada estéril brasa, por lo que acabaremos. De hundir, los puentes en los techos de los lechos.
¡Oh triste soledad!. En su cuadrante, por lo mucho que se tiene, y la del engaño de creerse fulgurante escarlata, entre la fortuna ingrata, en humana compañía, caminante, golondrina de oficina, moviéndose y tomando chocolate, que del mirar se advierte, entre espejos, desconocido ermitaño, el viejo Cronos en su trono.
Por el destronado ingrato ramillete, de relojes egoístas y paredes necias. Lo que ha ido muriendo poco a poco se olvida por el suelo, hasta llegar el día que la historia repita vena a vena cada arteria cada hueso, cada sudorosa lágrima en que los reflejos salten de espejo a espejo, como extraños a sí mismos y descubran que ya no vivían, ni las ideas radicales, ni los ramilletes temporales. ¡En el cementerio de los espejos!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Pensar de Orión
Si El huracán enloquece Por Tener más de lo que necesita. ¿Que le queda?. ¡¿Cómo inmóvil, rueda, el raudo vacío?!.
Piensa A veces en sus rayos y truenos El viejo Huracán (Maya) En La constelación Transformado... En el más allá.
Aire en el purgatorio incapaz de defenderse del hambre y de la sed con la insatisfactoria relación maligna, incompleta, entre las cosas que dañan, la tortura del alma de cañones candorosos en los pobres cuerpos que envilecen una a una las mismas horas zurcidas y a las almas de vestuario verdadero y del poder cerrar la cera, flama, vela. Donde se afanan las cuarentenas nerviosas se retocan a los pobres de solemnidad barata vivificándolos. ¡Cómo híbridos huracanes!. De Tropical perturbación. Y atmosféricos latidos en el noble pecho humano.
Y Las nubes se dispersan En la bóveda de jade, y son cada vez menos, detrás de los horizontes, solemnes y más pobres, desapareciendo tardes, lo que ya es bastante grave, gira del regreso, débil por el suelo, que un solo hombre todo un año marcha, o una sola mujer por el día galopa, y ambos contemplen cuantas gentes van por las riquezas muriendo, sin tomar reposo aún bajo mil techos distraídos del horizonte. Híbridos, huracanados, en el hueso pisciforme.
Donde lo montes, se levantan, y suben a las cumbres escarpadas. Prisioneros de los estandartes al octavo compás inundado de rincones iluminados, pretendiendo, apresar la luna, semejantes a una corriente que pasa, por el agua pensativa, oculta entre bambúes, donde sauces silenciosos observan, los lagos donde la luna se refleja, y que salen, de este sueño que cuentas.
Y piensa, dice, sueños crea...
¡Que la ortogénesis es incontrolablemente interna, válvulas de amores, perfumados odios de sillas, y salones destrozando, platos, en las juergas de claveles, y como él, de una pierna, cojo, el rayo con el trueno, en una dirección determinada del perdido rumbo inmóvil!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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A extrañas horas
Lo Comentan los relojes. ya serán viejos tanto minuto, segundo, en las manecillas de los jóvenes días pero ni a los meses ni a los años lo divulguemos, vagamente, que hasta, un fantasma amarga las paredes qué a lo lejos oyen.
¡Extraño los tiempos eternos!
Piensan, sienten, escriben. Las manecillas Enrelojadas En las paredes de vidrio, de arañas, móviles y dactilares...
Extrañas, extrañas...
Las horas fueron, escurridizas, jóvenes infancias corriendo, intrépidas, sonrientes pelotas en los viejos, embelesos, acordes al potente brazo, penetrante, pero sólo profunda e inefable, cortafuego, la vida, del instante inmenso, pródigo, se ha ido, quedando, rumor eterno, sagrado y espiritual, desgranando, paz nocturna, resplandeciente. En El en el espejo, triunfante, abrasador, afable, leal claridad, del razonar palpitante, del compartir real, del dar sin anunciarlo, commmo un reflejo luminoso. En el corazón del alma...
¡Sin importar lo extraño de estas horas!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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