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SIN DECIR ADIOS.(lira)
por kin
Manos entrelazadas,
era el instante del adios, callaban,
sus almas muy heladas
en ansiedad se hallaban,
y sin decir palabras se miraban.
Con que pesar lloró,
quiso hablar y un sollozo comprimido,
en su voz sofocó,
luego en triste alarído,
su alma desgarró con un gemido.
Con que pasión tan loca,
con aquel gran dolor que la embargaba,
le ragaló su boca,
y en su beso dejaba,
aquella horrible angustia que guardaba.
Y lloraron los dos,
y en delirante abrazo,temblorosos,
en esa pena hundidos,
se juntó llanto y besos,
sintiendo aquel dolor,hasta los huesos.
En llanto se ahogaban,
el mutismo plegaba aquellos labios
que nada pronunciaban,
solo habia silencios,
y se apartaron sin decirse adios.
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Poeta
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El espejo no me engañas
Estoy perplejo por mi imagen
Estoy dividido entre ...
El tiempo y la sonrisa
Estoy ganando las marcas
Espejo Frágil
La historia no está marcado
¿Cuántas veces he muerto
No, no me acordaré
No recuerdo el momento
No, no se explica
Varvara cuidado del espejo!
Muestra del artista Visión
Un ser que se mueve hacia el éxito!
Ilusión perdida y fugaz
Se restablece el cuerpo
El silencio pesadilla ...
Mira el espejo
Varenka de Fátima Araújo
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Poeta
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Soneto V
A cambio de tus besos silenciosos
Un reino he de entregar, tierra olvidada,
Aire sin voz, llegando a la morada
De todos los misterios y reposos.
Los guiños de tus ojos cariñosos
Allí me encontrarán, alma cansada,
Lleno de amor, de entrega fatigada
De anhelos y de esfuerzos dolorosos.
Habré llegado a ti desde la vida
Para volverte vida entre mis brazos,
Y habremos de emprender el largo viaje.
Del sueño volverás del que, dormida,
Pretenden despertarte mis abrazos,
Que abrieron a tu amor tanto coraje.
2005 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Las campanas de la muerte”
Primera parte: "Los arqueros del alba"
Todos los derechos reservados por el autor.
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Poeta
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“Arqueros del alba”
Para María Dolores Menéndez López
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Soneto IV
No oiréis correr de nuevo el arroyuelo
Que, alegre, se lanzaba a su caída,
Ni al dulce ruiseñor, cuya venida
La bóveda alumbró del alto cielo.
Dolores era hermosa como el vuelo
Que alcanza las antorchas de la vida,
Luciente como el alba que, encendida,
Cuajaba en sus cabellos el deshielo.
Mi espíritu poblaron las malezas
Dejándome en las sombras misteriosas
Que llenan hoy mis versos de tristezas.
Sus ojos son estrellas luminosas,
Sus luces, altas torres, fortalezas,
Alegres sus sonrisas perezosas.
2005 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Las campanas de la muerte”
Primera parte: "Los arqueros del alba"
Todos los derechos reservados por el autor.
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Poeta
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“Arqueros del alba”
Para María Dolores Menéndez López
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Soneto III
La orilla alborotó un mar coralino
Y el cielo asaltó, puro y despejado,
Aquel caballo raudo que, embrujado,
Pincel se hizo del aire cristalino.
Y hallaste, al avanzar en el camino,
Crepúsculos sin voz, un mar dorado,
Y pudo descansar, ya fatigado,
Tu aliento, firme ayer, hoy peregrino.
La noche vino larga y duradera
Con el amanecer, robando el día,
Su luz, su brillo, toda la hermosura:
Mi pecho será luz, y, dondequiera,
Habrá de iluminarte cuando, fría,
Te aceche, sin pudor, la noche oscura.
2005 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Las campanas de la muerte”
Primera parte: "Los arqueros del alba"
Todos los derechos reservados por el autor.
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Poeta
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“Arqueros del alba”
Para María Dolores Menéndez López
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Soneto II
Un ángel vi de niño en la mirada
De aquella anciana dulce y cariñosa,
Más bella que la aurora perezosa
Cuando apagó su voz de madrugada.
En su cabello blanco la nevada
Hirió el color luciente de la rosa,
Y el pardo de sus ojos hizo hermosa
De su mirar la luz, alma hechizada.
De niño vi en su rostro la dulzura
De aquella vieja a la que, agradecido,
Besaba con amor en la mejilla.
Su voz hablaba llena de ternura,
Amable siempre, en tono suspendido,
Mostrando, con amor, su alma sencilla.
2005 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Las campanas de la muerte”
Primera parte: "Los arqueros del alba"
Todos los derechos reservados por el autor.
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Poeta
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“Arqueros del alba”
Para María Dolores Menéndez López
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Soneto I
El viento helado que rozó el cabello,
Llenándolo de escarcha y de blancura,
No osó matar su hechizo, su ternura,
Sus luces, sus bellezas, su destello:
Manchado de granizo fue más bello,
Más puro que la nieve cuando, pura,
Desciende de los cielos, de la altura,
Tan diáfano que el sol luce en su cuello.
Hiriéronla los años, la carrera,
El rápido correr hacia el vacío,
Más no perdió la luz de su alegría.
Sus risas, floración de primavera,
Fluyeron como, rápida en el río,
El agua en su correr, helada y fría.
2005 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Las campanas de la muerte”
Primera parte: "Los arqueros del alba"
Todos los derechos reservados por el autor.
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Poeta
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Tú qué me haces que solo se vivir para amarte,
Tú eres y has sido el aire que suspiro en todas partes,
Tú eres mi nido en el cual solo se mimarte,
Tú eres el cariño que vivo para abrazarte,
Tú eres la mujer de corazón digno,
Que hoy tengo aquí conmigo solo para quererle.
Tú la mujer perfecta que llego a mi vida,
Tú el amor que amare sin medidas,
Tú la mujer perfecta que llevo en mi alma,
Tú la pasión que encendió mis ganas de amar,
Tú la mujer perfecta, te digo te amo,
Quiero que siempre estés aquí a mi lado mujer,
Porque eres es el amor perfecto que por fin en esta tierra ha emanado mujer.
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Poeta
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Temerás, y nadie podrá culparte, no será algo malo a menos que decidas seguir temiendo, no será algo malo a menos que te resignes a que tus temores controlen tu vida; llorarás, y nadie podrá secar tus lágrimas, nadie, a menos que abras tu corazón para que entren, a menos que estés dispuesto a sentir el tacto del alma de alguien rozando con la tuya; caerás, y nadie más tendrá la fuerza para levantarte, será tu camino, tu decisión, tu deber y no lo harás a menos que te des cuenta de que vale la pena levantarse, no lo harás a menos que te des cuenta que dentro de ti tienes todo lo necesario para volar.
Sonreirás, y cualquiera podrá ver la luz de tu sonrisa, no será algo bueno a menos que decidas sonreír aun cuando la tormenta se avecina, a menos que seas capaz de sonreír aun cuando la oscuridad te agobia; encontrarás el valor, lo encontrarás dentro de cada sueño, en cada abrazo, en cada objetivo que te plantees, en cada lazo que formes, en cada vida que cambies y no será algo bueno, a menos que decidas actuar, a menos que lo uses; volarás y será difícil al principio quizá ni si quiera sientas el aleteo de tus alas, pero el viento te acariciará y te impulsará a continuar aun cuando estés cansado, aun cuando las cosas vayan, y no será algo bueno a menos que vueles para avanzar, para llegar a la cima, y no para huir.
Sentirás, sentirás tantas cosas diferentes, sentirás odio y amor, sentirás frío y calor, sentirás dolor y felicidad, y no será algo bueno, ni malo, será algo tuyo, pero deberás escoger sabiamente que guardar en tu corazón.
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Poeta
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Diez mil veces más de San Valentín
¿Por qué tanto es el número que aparece
Doble cómputo de los tiempos se casó joven
El amor justifica todos los mandamientos
Diez mil veces más de San Valentín
Para el amor y el amor apostar su vida
El velo de los amantes, su sentencia
Silenciar para siempre, la vida corta
Diez mil veces más de San Valentín
¿Qué pasa con la Terrra flores, el amor triunfa
Catorce de febrero, fecha especial ....
Los amantes celebran con mucho amor.
Varenka Fátima Araujo
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Poeta
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