|
No tienes tú la culpa si en tus manos mi amor se deshojó como una rosa: Vendrá la primavera y habrá flores... El tronco seco dará nuevas hojas.
Las lágrimas vertidas se harán perlas de un collar nuevo; romperá la sombra un sol precioso que dará a las venas la savia fresca, loca y bullidora.
Tú seguirás tu ruta; yo la mía y ambos, libertos, como mariposas perderemos el polen de las alas y hallaremos más polen en la flora.
Las palabras se secan como ríos y los besos se secan como rosas, pero por cada muerte siete vidas buscan los labios demandando aurora.
Mas... ¿lo que fue? ¡Jamás se recupera! ¡Y toda primavera que se esboza es un cadáver más que adquiere vida y es un capullo más que se deshoja!
|
Poeta
|
|
Llegará un día en que la raza humana Se habrá secado como planta vana,
Y el viejo sol en el espacio sea Carbón inútil de apagada tea.
Llegará un día en que el enfriado mundo Será un silencio lúgubre y profundo:
Una gran sombra rodeará la esfera Donde no volverá la primavera;
La tierra muerta, como un ojo ciego, Seguirá andando siempre sin sosiego,
Pero en la sombra, a tientas, solitaria, Sin un canto, ni un ¡ay!, ni una plegaria.
Sola, con sus criaturas preferidas En el seno cansadas y dormidas.
(Madre que marcha aún con el veneno de los hijos ya muertos en el seno.)
Ni una ciudad de pie... Ruinas y escombros Soportará sobre los muertos hombros.
Desde allí arriba, negra la montaña La mirará con expresión huraña.
Acaso el mar no será más que un duro Bloque de hielo, como todo oscuro.
Y así, angustiado en su dureza, a solas Soñará con sus buques y sus olas,
Y pasará los años en acecho De un solo barco que le surque el pecho.
Y allá, donde la tierra se le aduna, Ensoñará la playa con la luna,
Y ya nada tendrá más que el deseo, Pues la luna será otro mausoleo.
En vano querrá el bloque mover bocas Para tragar los hombres, y las rocas
Oír sobre ellas el horrendo grito Del náufrago clamando al infinito:
Ya nada quedará; de polo a polo Lo habrá barrido todo un viento solo:
Voluptuosas moradas de latinos Y míseros refugios de beduinos;
Oscuras cuevas de los esquimales Y finas y lujosas catedrales;
Y negros, y amarillos y cobrizos, Y blancos y malayos y mestizos
Se mirarán entonces bajo tierra Pidiéndose perdón por tanta guerra.
De las manos tomados, la redonda Tierra, circundarán en una ronda.
Y gemirán en coro de lamentos: ¡Oh cuántos vanos, torpes sufrimientos!
?La tierra era un jardín lleno de rosas Y lleno de ciudades primorosas;
?Se recostaban sobre ríos unas, Otras sobre los bosques y lagunas.
?Entre ellas se tendían finos rieles, Que eran a modo de esperanzas fieles,
?Y florecía el campo, y todo era Risueño y fresco como una pradera;
?Y en vez de comprender, puñal en mano Estábamos, hermano contra hermano;
?Calumniábanse entre ellas las mujeres Y poblaban el mundo mercaderes;
?Íbamos todos contra el que era bueno A cargarlo de lodo y de veneno...
?Y ahora, blancos huesos, la redonda Tierra rodeamos en hermana ronda.
?Y de la humana, nuestra llamarada, ¡Sobre la tierra en pie no queda nada!
* * *
Pero quién sabe si una estatua muda De pie no quede aún sola y desnuda.
Y así, surcando por las sombras, sea El último refugio de la idea.
El último refugio de la forma Que quiso definir de Dios la norma
Y que, aplastada por su sutileza, Sin entenderla, dio con la belleza.
Y alguna dulce, cariñosa estrella, Preguntará tal vez: ¿Quién es aquélla?
¿Quién es esa mujer que así se atreve, Sola, en el mundo muerto que se mueve?
Y la amará por celestial instinto Hasta que caiga al fin desde su plinto.
Y acaso un día, por piedad sin nombre Hacia esta pobre tierra y hacia el hombre,
La luz de un sol que viaje pasajero Vuelva a incendiarla en su fulgor primero,
Y le insinúe: Oh fatigada esfera: ¡Sueña un momento con la primavera!
?Absórbeme un instante: soy el alma Universal que muda y no se calma...
¡Cómo se moverán bajo la tierra Aquellos muertos que su seno encierra!
¡Cómo pujando hacia la luz divina Querrán volar al que los ilumina!
Mas será en vano que los muertos ojos Pretendan alcanzar los rayos rojos.
¡En vano! ¡En vano!... ¡Demasiado espesas Serán las capas, ay, sobre sus huesas!...
Amontonados todos y vencidos, Ya no podrán dejar los viejos nidos,
Y al llamado del astro pasajero, Ningún hombre podrá gritar: ¡Yo quiero!...
|
Poeta
|
|
Se me va de los dedos la caricia sin causa, se me va de los dedos... En el viento, al pasar, la caricia que vaga sin destino ni objeto, la caricia perdida ¿quién la recogerá?
Pude amar esta noche con piedad infinita, pude amar al primero que acertara a llegar. Nadie llega. Están solos los floridos senderos. La caricia perdida, rodará... rodará...
Si en los ojos te besan esta noche, viajero, si estremece las ramas un dulce suspirar, si te oprime los dedos una mano pequeña que te toma y te deja, que te logra y se va.
Si no ves esa mano, ni esa boca que besa, si es el aire quien teje la ilusión de besar, oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos, en el viento fundida, ¿me reconocerás?
|
Poeta
|
|
Las dulces mensajeras de la tristeza son... son avecillas negras, negras como la noche. ¡Negras como el dolor!
¡Las dulces golondrinas que en invierno se van y que dejan el nido abandonado y solo para cruzar el mar!
Cada vez que las veo siento un frío sutil... ¡Oh! ¡Negras avecillas, inquietas avecillas amantes de abril!
¡Oh! ¡Pobres golondrinas que se van a buscar como los emigrantes, a las tierras extrañas, la migaja de pan!
¡Golondrinas, llegaos! ¡Golondrinas, venid! ¡Venid primaverales, con las alas de luto llegaos hasta mí!
Sostenedme en las alas... Sostenedme y cruzad de un volido tan sólo, eterno y más eterno la inmensidad del mar...
¿Sabéis cómo se viaja hasta el país del sol?... ¿Sabéis dónde se encuentra la eterna primavera, la fuente del amor?...
¡Llevadme, golondrinas! ¡Llevadme! ¡No temáis! Yo soy una bohemia, una pobre bohemia ¡Llevadme donde vais!
¿No sabéis, golondrinas errantes, no sabéis, que tengo el alma enferma porque no puedo irme volando yo también?
¡Golondrinas, llegaos! ¡Golondrinas, venid! ¡Venid primaverales! ¡Con las alas de luto llegaos hasta mí!
¡Venid! ¡Llevadme pronto a correr el albur!... ¡Qué lástima, pequeñas, que no tengáis las alas tejidas en azul!
|
Poeta
|
|
Esta noche al oído me has dicho dos palabras Comunes. Dos palabras cansadas De ser dichas. Palabras Que de viejas son nuevas.
Dos palabras tan dulces que la luna que andaba Filtrando entre las ramas Se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras Que una hormiga pasea por mi cuello y no intento Moverme para echarla.
Tan dulces dos palabras ?Que digo sin quererlo? ¡oh, qué bella, la vida!? Tan dulces y tan mansas Que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.
Tan dulces y tan bellas Que nerviosos, mis dedos, Se mueven hacia el cielo imitando tijeras. Oh, mis dedos quisieran Cortar estrellas.
|
Poeta
|
|
Las cosas que mueren jamás resucitan, las cosas que mueren no tornan jamás. ¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda es polvo por siempre y por siempre será!
Cuando los capullos caen de la rama dos veces seguidas no florecerán... ¡Las flores tronchadas por el viento impío se agotan por siempre, por siempre jamás!
¡Los días que fueron, los días perdidos, los días inertes ya no volverán! ¡Qué tristes las horas que se desgranaron bajo el aletazo de la soledad!
¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas, las sombras creadas por nuestra maldad! ¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas, las cosas celestes que así se nos van!
¡Corazón... silencia!... ¡Cúbrete de llagas!... -de llagas infectas- ¡cúbrete de mal!... ¡Que todo el que llegue se muera al tocarte, corazón maldito que inquietas mi afán!
¡Adiós para siempre mis dulzuras todas! ¡Adiós mi alegría llena de bondad! ¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas, las cosas celestes que no vuelven más! ...
|
Poeta
|
|
Hoy me mira la luna blanca y desmesurada.
Es la misma de anoche, la misma de mañana.
Pero es otra, que nunca fue tan grande y tan pálida.
Tiemblo como las luces tiemblan sobre las aguas.
Tiemblo como en los ojos suelen temblar las lágrimas.
Tiemblo como en las carnes sabe temblar el alma.
¡Oh! la luna ha movido sus dos labios de plata.
¡Oh! la luna me ha dicho las tres viejas palabras:
«Muerte, amor y misterio...» ¡Oh, mis carnes se acaban!
Sobre las carnes muertas alma mía se enarca.
Alma ?gato nocturno? sobre la luna salta.
Va por los cielos largos triste y acurrucada.
Va por los cielos largos sobre la luna blanca.
|
Poeta
|
|
Por diez centavos lo compré en la esquina y vendiómelo un ángel desgarbado; cuando a sacarle punta lo ponía lo vi como un cañón pequeño y fuerte.
Saltó la mina que estallaba ideas y otra vez despuntólo el ángel triste. Salí con él y un rostro de alto bronce lo arrió de mi memoria. Distraída
lo eché en el bolso entre pañuelos, cartas, resecas flores, tubos colorantes, billetes, papeletas y turrones.
Iba hacia no sé dónde y con violencia me alzó cualquier vehículo, y golpeando iba mi bolso con su bomba adentro.
|
Poeta
|
|
En el fondo del mar hay una casa de cristal.
A una avenida de madréporas da.
Un gran pez de oro, a las cinco, me viene a saludar.
Me trae un rojo ramo de flores de coral.
Duermo en una cama un poco más azul que el mar.
Un pulpo me hace guiños a través del cristal. En el bosque verde que me circunda —din don... din dan— se balancean y cantan las sirenas de nácar verdemar.
Y sobre mi cabeza arden, en el crepúsculo, las erizadas puntas del mar.
|
Poeta
|
|
Acercate, poeta; mi alma es sobria, de amor no entiende -del amor terreno- su amor es mas altivo y es mas bueno.
No pediré los besos de tus labios. No beberé en tu vaso de cristal, el vaso es frágil y ama lo inmortal.
Acercate, poeta sin recelos... ofréndame la gracia de tus manos, no habrá en mi antojo pensamientos vanos.
¿Quieres ir a los bosques con un libro, un libro suave de belleza lleno?... Leer podremos algun trozo ameno.
Pondré en la voz la religión de tu alma, religión de piedad y de armonía que hermana en todo con la cuita mía.
Te pediré me cuentes tus amores y alguna historia que por ser añeja nos dé el perfume de una rosa vieja.
Yo no diré nada de mi misma porque no tengo flores perfumadas que pudieran asi ser historiadas.
El cofre y una urna de mis sueños idos no se ha de abrir, cesando su letargo, para mostrarte el contenido amargo.
Todo lo haré buscando tu alegría y seré para ti tan bondadosa como el perfume de la vieja rosa.
La invitación esta....sincera y noble. ¿Quieres ser mi poeta buen amigo y solo tu dolor partir conmigo?
|
Poeta
|
|