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Justo ahora espero que el sueño gane a mis esperanzas Que la búsqueda de mi alma termine esta noche. Ahogar la sed que tengo de ti, Mis labios secos de silenciosos besos. Recuerdo cuanto te ame. Por que no parar y quedarme una vez más A esperar, Porque no, alcanzar, Porque no, cambiar, ¿Porqué no? Porque no te amo. Persigo mis sueños al final de la noche Persigo mis pesadillas al final del día. Estas donde no querías, Estoy donde no imagine, No quería esto, no quería hacerte daño, No quería que, dieras palabras sin sentido, No quería lastimarte. Justo ahora me encuentró conviviendo conmigo Y me agrado, me gusto, me enamoro de mí. Te olvido, olvido el recuerdos de tus ojos, Olvido, las palabras y borro, borro la poesía anterior. No quería dulces palabras, lo dulce sabe a mentiras, Quería, te quiera. Justo ahora pienso dejarte ir, Porque hace tiempo lo hice, Hace tiempo, La búsqueda comenzó, hoy la terminaré, Porque no, dejar, Porque no, ser yo, Porque no dejarte ir. ¿Cuanto tiempo tarda en sanar? El tiempo que necesité amar. El tiempo que necesites olvidar. Somos tan diferentes ¿Por qué no estrellas?, ¿Porqué no luna?, ¿Porqué a la media noche Piensas en mi?, Más yo te deje ir, Después días, Después del trabajo, Y cambiar, podemos, podemos dejarnos ir.
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Poeta
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Si en las sombras de la noche, creo tu figura ver. O en las formas de la luna, hay un cuerpo de mujer. ¿Es locura lo que siento? ¿O es tu alma, que a quitarme sufrimiento en mis noches solitarias manda a mi cama recuerdos con las víctimas del alba?
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Poeta
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Duele pensar que sus manos tocarán tu cabello, tu rostro, tu cuello, te tendrá entre sus brazos, besará tus labios, caminará junto a ti, caminarán de la mano y al final del día vendrás a mi y me contarás lo bien que te fue, me dirás que la amas, que ella es tu felicidad, tu razón de ser... Al terminar la charla, en la mejilla me darás un beso y susurrarás "amiga te quiero", yo fingiré alegría y detrás de una sonrisa ocultaré mi tristeza y más tarde, en la oscuridad de la noche mis lágrimas caerán al recordar que soy solo eso.. tu amiga y nada más. Duele saber que la vida es injusta, que mientras ella no demuestra mucho cariño yo daría mi vida por poder demostrar cuanto te amo, que mientras ella te da un simple y falso beso yo te daría el mundo entero, que mientras ella no siente emoción alguna cuando está contigo yo muero por estar a tu lado… Quisiera poder decírtelo pero tengo miedo, si tu respuesta es un no, seria mi eterno castigo. Solo espero que algún día te des cuenta de lo que siento pero hasta mientras te amaré en silencio y seguiré siendo solo eso... Tu amiga y nada más.
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Poeta
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Vejo minha vida escorrendo entre os versos... Não era isto que eu queria, mas confesso: isso me alivia.
Torna-se um desabafo dizer o que penso, o que sou e o que faço.
Não preciso de analista, tendo a poesia como divã.
A.J. Cardiais
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Poeta
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Este barulho de talher no prato... O seu batom enfeitando o guardanapo...
Esta lua, este céu, este som... Esta luz neon destacando o seu retrato...
Este momento me deixa louco.
Tudo está aqui, tudo está ali... Mas tudo além.
A.J. Cardiais
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Poeta
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Eu caio, levanto, choro, canto... Me aborreço, entristeço. Me estresso, enlouqueço...
Xingo, brigo, reclamo, blasfemo...
Amo, e vou vivendo com uma coisa me dizendo:
Seu vagabundo, bem lá no fundo, você é que é feliz.
A.J. Cardiais imagem: google
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Poeta
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Buscando raíces de alas la frente se le desplaza a derecha e izquierda.
Y sobre el remolino de la cara se le fija, telón del más allá, comba y ancha.
Una alimaña le grita en la nariz que intenta aplastársele enfurecida...
Irrumpe un griego por sus ojos distantes.
Un griego que sofocan de enredaderas las colinas andaluzas de sus pómulos y el valle trémulo de su boca.
Salta su garganta hacia afuera pidiendo la navaja lunada de aguas filosas.
Cortádsela. De norte a sud. De este a oeste.
Dejad volar la cabeza, la cabeza sola, herida de ondas marinas negras...
Y de caracolas de sátiro que le caen como campánulas en la cara de máscara antigua.
Apagadle la voz de madera, cavernosa, arrebujada en las catacumbas nasales.
Libradlo de ella, y de sus brazos dulces, y de su cuerpo terroso.
Forzadle sólo, antes de lanzarlo al espacio, el arco de las cejas hasta hacerlos puentes del Atlántico, del Pacífico...
Por donde los ojos, navíos extraviados, circulen sin puertos ni orillas...
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Poeta
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I AMOR
Baja del cielo la endiablada punta Con que carne mortal hieres y engañas. Untada viene de divinas mañas y cielo y tierra su veneno junta.
La sangre de hombre que en la herida apunta florece en selvas: sus crecidas cañas de sombras de oro, hienden las entrañas del cielo prieto, y su ascender pregunta.
En su vano aguardar de la respuesta las cañas doblan la empinada testa. Flamea el cielo sus azules gasas.
Vientos negros, detrás de los cristales de las estrellas, mueven grandes masas de mundos muertos, por sus arrabales.
II OBRA DE AMOR
Rosas y lirios ves en el espino; juegas a ser: te cabe en una mano, esmeralda pequeña, el océano; hablas sin lengua, enredas el destino.
Plantas la testa en el azul divino y antípodas, tus pies, en el lejano revés del mundo; y te haces soberano, y desatas al sol de tu camino.
Miras el horizonte y tu mirada hace nacer en noche la alborada; sueñas y crean hueso tus ficciones.
Muda la mano que te alzaba en vuelo, y a tus pies cae, cristal roto, el cielo, y polvo y sombra levan sus talones.
III PAISAJE DE AMOR MUERTO
Ya te hundes, sol; mis aguas se coloran de llamaradas por morir; ya cae mi corazón desenhebrado, y trae, la noche, filos que en el viento lloran.
Ya en opacas orillas se avizoran manadas negras; ya mi lengua atrae betún de muerte; y ya no se distrae de mí, la espina; y sombras me devoran.
Pellejo muerto, el sol, se tumba al cabo Como un perro girando sobre el rabo, la tierra se echa a descansar, cansada.
Mano huesosa apaga los luceros: Chirrían, pedregosos sus senderos, con la pupila negra y descarnada.
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Poeta
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Señor, mi queja es ésta, Tú me comprenderás; De amor me estoy muriendo, Pero no puedo amar.
Persigo lo perfecto En mí y en los demás, Persigo lo perfecto Para poder amar.
Me consumo en mi fuego, ¡Señor, piedad, piedad! De amor me estoy muriendo, ¡Pero no puedo amar!
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Poeta
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Vamos hacia los árboles... el sueño Se hará en nosotros por virtud celeste. Vamos hacia los árboles; la noche Nos será blanda, la tristeza leve.
Vamos hacia los árboles, el alma Adormecida de perfume agreste. Pero calla, no hables, sé piadoso; No despiertes los pájaros que duermen.
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Poeta
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