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de todas mis penas esta es la mas grande,porque quiero tenerte y no puedo ,porque quiero amarte y no te tengo,porque hay otra que ocupa mi lugar,otra que no lo merece porque nadie te ama como yo ,porque sos el unico que ocupa mi corazon ,por eso te ruego y te suplico no me dejes mi amor.
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Poeta
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DEL RITMO ESLABONADO....
En la memoria que sujeta el viento, musical dibujo, eslabonado, ritmo.¡Entre capítulos adversos!. El tiempo, se detiene. Por la obra pura de los diez años. ¡Un segundo primero, al último comienzo!. Con diez fronteras abundantes, generosas al zumbido agudo, los brazos desmoronan el plato roto, de la sábana ligera, arañando, las sombras de las arenas.
Ritmo, ritmo, eslabonado... ¡Atado!. A partir del fluir de los renglones, los motivos traspasando alegremente, las etiquetas del margen surgen.
Ritmo. ¡Con su espolvorizar de timbres!. Ritmo. ¡Con su racimo de lentos tiempos!. Es Labonado. Es... Ante la quimérica alusión curiosa. ¡Qué...! Cincela páginas y cultiva notas. ¡Estando!... Infinitos los siglos irradia, en la sencillez, desnuda, del preludio, en un epílogo, ardoroso es el prefacio. Y... ¡Es discreta de lo natural, armónica!.
Ritmo Es Labonado. Es... La tempestad al volver de los salterios, de los ruidos graves aromas.
Es Labonado. Es ritmo, ritmo eslabonado. En La carga cotidiana de la nieve, besando al fuego seriamente. Y los cabellos en los labios, los pétalos, la oración pegando, con el orgullo. Suspirante de sandalias, del deseo, al huracán, del pino, sauce triste, roble un buen rato, cánticos sembrando, párpados al mar batiendo, al vestir de coral. ¡Una burbuja!.
Es Labonado. Del ritmo. Un ademán inocente, mil corazones del regazo, viajan. En las praderas reservadas, aterciopeladas,vibrantes, diademas, dóciles y tiernos ríos. Del Ritmo Eslabonado En La magia del abanico En La piel, por el placer, sumergido en sueños. ¡Evaporando al mundo de los espejos!. La espada, cristalina, entre los frutos. ¡El escudo se desgrana!. La malla descubierta. ¡Desnudando al polvo!. En la humedad la plenitud desierta. Es Labonada. Es del ritmo. Y Dejando balsámicas, las envolturas, en la cueva dolorosa selva, una luz, amarga pálida, hecha de frágil algodón, la palabra salta luego. Y salta, salta... ¡La extraña melodía de primavera!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Dame del vino triste y amargo pero cierto donde el sol no se oculta ni se empaña con sombra pasajera de nube o de montaña. Dorado en el silencio, sin garrular de ríos ni navíos. Desierto... como los sueños míos.
Qué alma mía... y la tuya qué tacaña. Cómo será la mía que hasta comprendo tu tacañería, tu entraña, tu saña.
Aquí de tu posada soy la dueña. ¡Qué alma tuya! ¡Y la mía qué pequeña!
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Poeta
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Yo no te reconozco porque estoy en tus manos y yo llegué a tus manos sin saberlo siquiera. Por eso, si te nombro, me sabe a primavera porque tu nombre es fiesta de trigos y manzanas.
Tu nombre sabe a mieses y al pan que busco y quiero cotidiano y difícil... y al sol y a manzanilla. Tu nombre sabe a tierra generosa y sencilla y a septiembre y semillas y a navidad y a enero.
Por eso tú no puedes llamarte de otro modo sino como te llama mi voz de cada día que si te llamo, amor, se me ilumina todo.
Y tengo patria y sueños y ensueños y alegría y anhelos y esperanzas y glorias y acomodo.... pues tengo todo... todo... lo que yo no tenía.
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Poeta
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Esta rosa que pongo entre tu mano es una breve rosa sin espina. Y esta canción de oscura golondrina, como la flor, es un presente vano.
Porque un día, este día de verano con su sol y su tarde diamantina, se tornará frontera de neblina y yo estaré lejana y tú lejano.
Apenas de la rosa por su huella de perfume, dirás: cómo era ella que así me duele de invisible espina?
Y yo al fin en el verso recordando, sin comprenderlo bien, iré olvidando entre rosa, perfume y golondrina.
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Poeta
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Siempre la rosa. Siempre agonizante. Inclinada o erguida, turbadora. Al filo de la tarde o de fa aurora, coronada en sereno de diamante.
Estancia del amor, rosa fragante. El fango no la ve y ella lo ignora. Estancia triste donde apenas mora la rosa silenciosa y el instante.
Aquí vivió la rosa. Noche y día en la saudade del recuerdo crece y se copia y dilata en su perfume.
y sigue prolongando su agonía por el mal de la espina que padece y fa llama de amor que la consume.
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Poeta
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Eres la sangre en breve arquitectura de corazón al viento acostumbrado. Amor en rojo y en aroma pura nostalgias de gorrión enamorado.
Quién te hizo rosa-fuego en la verdura esperanzada y férvida del prado? Y ese sufrir de espinas y dulzura y jardín por alondras clausurado?
En tu clara bondad de miel caliente, sombra casi de fruto sugerente entre nubes y pájaros soñando.
Y en tu llama de sangre perseguida, indefinidamente indefinida, sigues por tu perfume caminando.
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Poeta
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Hacia atrás en los siglos, mis abuelas tranquilas amables, amorosas, lejanas y señeras. Las pardas cabelleras al cuello recogidas. Las pardas cabelleras... Mujeres que rindieron sus cabezas maduras -trigal auri-moreno cuando el otoño llega-. Alguna va en mi sangre repitiendo su infancia, rencorosa y callada como una niña ciega. ¿Y de dónde venían? Oh montaña de Antioquia por ellas abonada para el gusto del trigo. Por montañas de Antioquia su oración y su canto. Sus sombras capitales para siempre conmigo. Suaves niñas lejanas, hacia atrás, mis abuelas. El cordón de mi sangre gira en sus huecas manos como inocente lino... retorcido en la rueca del tiempo. (Patios hay con claveles y patios hay lejanos como en las rojas tierras de Castilla). ¡Júbilo de mi sangre! Mis manos inocentes jugaron con las flores de sedosa mantilla. Retrocedo en el tiempo centurias para verlas por detrás de mis hombros en adorables filas. Mujeres silenciosas, saudadosas, austeras, entre linos y espliegos para siempre tranquilas. Por detrás de mis años, sus ojos de violeta escrutan mi destino.
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Poeta
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Esta palabra azul, clavel al viento, al llegar al país de tu sonrisa, será una mariposa, sólo brisa, mecida por el aire de tu aliento.
Se nutrirá del néctar de tu acento y del clima sonoro de tu risa. Su vuelo musical cortará aprisa el aire manso de tu pensamiento.
Será forma perfecta y deseada que diga todo sin saber de nada.... lo mismo que el clamor de la campana
que da su voz e ignora que el sonido ha dejado un momento estremecido el rosado cristal de la mañana.
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Poeta
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