|
Pupila azul de mi parque es el sensitivo espejo de un lago claro, muy claro!... Tan claro que a veces creo que en su cristalina página se imprime mi pensamiento.
Flor del aire, flor del agua, alma del lago es un cisne con dos pupilas humanas, grave y gentil como un príncipe; alas lirio, remos rosa... Pico en fuego, cuello triste y orgulloso, y la blancura y la suavidad de un cisne...
El ave cándida y grave tiene un maléfico encanto; clavel vestido de lirio, trasciende a llama y milagro!... Sus alas blancas me turban como dos cálidos brazos;
ningunos labios ardieron como su pico en mis manos; ninguna testa ha caído tan lánguida en mi regazo;
ninguna carne tan viva he padecido o gozado: viborean en sus venas filtros dos veces humanos!
Del rubí de la lujuria su testa está coronada: y va arrastrando el deseo en una cauda rosada...
Agua le doy en mis manos y él parece beber fuego, y yo parezco ofrecerle todo el vaso de mi cuerpo...
Y vive tanto en mis sueños, Y ahonda tanto en mi carne, que a veces pienso si el cisne con sus dos alas fugaces,
sus raros ojos humanos y el rojo pico quemante, es solo un cosne en mi lago o es en mi vida un amante...
Al margen del lago claro yo le interrogo en silencio... y el silencio es una rosa sobre su pico de fuego... Pero en su carne me habla y yo en mi carne le entiendo.
-A veces ¡toda! soy alma; y a veces ¡toda! soy cuerpo.- Hunde el pico en mi regazo y se queda como muerto...
Y en la cristalina página, en el sensitivo espejo del algo que algunas veces refleja mi pensamiento, ¡el cisne asusta, de rojo, y yo, de blanca, doy miedo!
|
Poeta
|
|
¿Te acuerdas? El arroyo fue la serpiente buena... Yo muero extrañamente... No me mata la Vida, ¿Te acuerdas? El arroyo fue la serpiente buena... Fluía triste y triste como un llanto de ciego cuando en las piedras grises donde arraiga la pena como un inmenso lirio se levantó tu ruego. Mi corazón, la piedra más gris y más serena, despertó en la caricia de la corriente y luego sintió cómo la tarde, con manos de agarena, prendía sobre él una rosa de fuego. Y mientras la serpiente del arroyo blandía el veneno divino de la melancolía, tocada de crepúsculo me abrumó tu cabeza, la coroné de un beso fatal, en la corriente vi pasar un cadáver de fuego... Y locamente me derrumbó en tu abrazo profundo la tristeza.
|
Poeta
|
|
-La tienda de la noche se ha rasgado hacia Oriente.- Tu espíritu amanece maravillosamente; su luz penetra en mi alma como el sol a un vergel...
-Pleno sol. Llueve fuego. -Tu amor tienta, es la gruta afelpada de musgo, el arroyo, la fruta, la deleitosa fruta madura a toda miel.
-El Ángelus. -Tus manos son dos alas tranquilas, mi espíritu se dobla como un gajo de lilas, y mi cuerpo te envuelve... tan sutil como un velo.
-El triunfo de la noche. -De tus manos, más bellas, fluyen todas las sombras y todas las estrellas, y mi cuerpo se vuelve profundo como un cielo!
|
Poeta
|
|
En el silencio siento pasar hora tras hora como un cortejo lento, acompasado y frío ¡Ah, cuando tú estás lejos de mi alma todo llora, y al rumor de tus pasos hasta en sueños sonrío!
Yo sé que volverás, que brillará otra aurora en mi horizonte grave como un sueño sombrío; revivirá en mis bosques tu gran risa sonora que los cruzaba alegre como el cristal de un río.
Un día, al encontrarnos tristes en el camino yo puse entre tus manos mi pálido destino. ¡Y nada más hermoso jamás han de ofrecerte!
Mi alma es, frente a tu alma, como el mar frente al cielo: pasarán entre ellas, cual la sombra de un vuelo, la Tormenta y el Tiempo y la Vida y la Muerte!
|
Poeta
|
|
Cerrar la puerta cómplice con rumor de caricia, deshojar hacia el mal el lirio de una veste... -La seda es un pecado, el desnudo es celeste; y es un cuerpo mullido, un diván de delicia.-
Abrir brazos...así todo ser es alado; o una cálida lira dulcemente rendida de canto y de silencio...más tarde, en el helado más allá de un espejo, como un lago inclinado ver la olímpica bestia que elabora la vida...
Amor rojo, amor mío; sangre de mundos y rumor de cielos... ¡Tú me los des, Dios mío!
|
Poeta
|
|
Yo no sé si mis ojos o mis manos encendieron la vida en tu retrato; nubes humanas, rayos sobrehumanos, todo tu Yo de Emperador innato
amanece a mis ojos, en mis manos. ¡Por eso, toda en llamas, yo desato cabellos y alma para tu retrato, y me abro en flor!... Entonces, soberanos
de la sombra y la luz, tus ojos graves dicen grandezas que yo sé y tú sabes... y te dejo morir... Queda en mis manos
una gran mancha lívida y sombría... ¡Y renaces en mi melancolía formado de astros fríos y lejanos!
|
Poeta
|
|
Me abismo en una rara ceguera luminosa, un astro, casi un alma, me ha velado la Vida. ¿Se ha prendido en mí como brillante mariposa, o en su disco de luz he quedado prendida? No sé... Rara ceguera que me borras el mundo, estrella, casi alma, con que asciendo o me hundo.
¡Dame tu luz y vélame eternamente el mundo!
|
Poeta
|
|
A veces, cuando el amado y yo soñamos en silencio, -un silencio agudo y profundo como el acecho de un sonido insólito y misterioso- siento como si su alma y la mía corrieran lejanamente, por yo no sé qué tierras nunca vistas, en un raudal potente y rumoroso...
|
Poeta
|
|
Copa de vino donde quiero y sueño beber la muerte con fruición sombría, surco de fuego donde logra Ensueño fuertes semillas de melancolía.
Boca que besas a distancia y llamas en silencio, pastilla de locura, color de sed y húmeda de llamas... ¡Verja de abismos es tu dentadura!
Sexo de un alma triste de gloriosa; el placer unges de dolor; tu beso, puñal de fuego en vaina de embeleso, me come en sueños como un cáncer rosa...
Joya de sangre y luna, vaso pleno de rosas de silencio y de armonía, nectario de su miel y su veneno, vampiro vuelto mariposa al día.
Tijera ardiente de glaciales lirios, panal de besos, ánfora viviente donde brindan delicias y delirios fresas de aurora en vino de poniente...
Estuche de encendidos terciopelos en que su voz es fúlgida presea, alas del verbo amenazando vuelos, cáliz en donde el corazón flamea.
Pico rojo del buitre del deseo que hubiste sangre y alma entre mi boca, de tu largo y sonante picoteo brotó una llaga como flor de roca.
Inaccesible... Si otra vez mi vida cruzas, dando a la tierra removida siembra de oro tu verbo fecundo, tú curarás la misteriosa herida: lirio de muerte, cóndor de vida, ¡flor de tu beso que perfuma al mundo!
|
Poeta
|
|
Raro anillo que clarea, Raro anillo que sombrea Una profunda amatista. Crepúsculo vespertino
Que en tu matinal platino Engarzó espléndido artista. El porvenir es de miedo... ¿Será tu destino un dedo
De tempestad o de calma? Para clararte y sombrearte, ¡Si yo pudiera glisarte En un dedo de mi alma!...
|
Poeta
|
|