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En su vecindad el tiempo parece que no corriera, pues el invierno es verano, y el otoño, primavera: Las noches se vuelven días, los días no tienen fecha, y cuando el sol se termina parece que el sol empieza. Sus ojos siempre lejanos a pesar de su presencia (porque miran de muy lejos aunque miren de muy cerca) son dos pájaros oscuros, desterrados de la tierra: Uno se llama nostalgia y otro se llama tristeza. Las mañanas y las tardes de Córdoba son más bellas que las del resto del mundo porque las frente las sueña; y las noches de los otros (para mí no puede haberlas) han aprendido su oficio en la de su cabellera. Su voz es como el arroyo pensativo de la tierra, que dulcifica el paisaje por más huraño que sea, pues aunque sus aguas dulces van pensando en lo que piensan, dejan como por descuido una flor en cada piedra. En mi vida he visto nada como sus manos morenas para alumbrar mi camino con la luz de sus estrellas: La derecha me señala el rumbo de su cabeza. Y el seguro derrotero de su corazón la izquierda. Su presencia es como el vino que, junto a la chimenea, toma el viajero cansado para recobrar sus fuerzas, mientras el viento y la lluvia están llamando a la puerta, como queriendo decirle que en el camino lo esperan. Quiero vivir en un mundo maravilloso que tenga su frente por horizonte y sus ojos por fronteras, sin más noches que la dulce noche de su cabellera, ni más estrella de plata que las de sus manos buenas, soñando mañana y tarde, por única recompensa, con el laurel de su nombre para ceñir mi cabeza, y dando todas las voces musicales de la tierra por una sola palabra de la niña cordobesa.
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Poeta
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Aquellas cosas profundas Que yo apenas entendía. Desde que el amor las nombra Me parecen cristalinas.
Aquel tiempo de otro tiempo, Que sin gloria transcurría, Desde que el amor lo empuja Tiene lo que no tenía.
Aquella voz apagada Es una voz encendida Desde que el amor de fuego Su fervor le comunica.
Aquella frente desierta. Aquella frente perdida. Está mucho menos sola Desde que el amor la habita.
Aquellos ojos cerrados Están abiertos y miran Desde que el amor les muestra Riquezas desconocidas.
Aquellas manos desnudas Ya no son manos vacías Desde que el amor las llena Con su propia maravilla.
Aquellos pasos sin rumbo. Aquellos pasos sin vida. Ya tienen rumbo seguro Desde que el amor los guía.
Aquel corazón oscuro Luce una luz infinita Desde que el amor lo alumbra Con su verdadero día.
Aquel pobre entendimiento Tiene una fuerza más limpia Desde que el amor lo inflama. Desde que el amor lo anima.
Aquella pluma de siempre Vive una vida más viva Desde que el amor la mueve, Desde que el amor la inspira.
Aquel mundo sin objeto Tiene una razón precisa Desde que el amor eterno Lo sustenta y justifica.
Aquella vida de antaño Responde a peso y medida Desde que el amor confunde Su existencia con la mía.
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Poeta
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En cada ser, en cada cosa, en cada palpitación, en cada voz que siento espero que me sea revelada esa palabra de que estoy sediento.
Aguardo a que la diga el firmamento, pero su boca inmensa está callada; la busco por el mar y por el viento, pero el viento y el mar no dicen nada.
Hasta los picos de los ruiseñores y las puertas cerradas de las flores me niegan lo que quiero conocer.
Sólo en mi corazón oigo un sonido que acaso tenga un vago parecido con lo que esa palabra puede ser.
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Poeta
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No sé quién la lloró, pero la siento (por su calor secreto y su amargura) como brotada de mi desventura, como nacida de mi desaliento.
Quizá desde un lejano sufrimiento, desde los ojos de una estrella pura, se abrió camino por la noche oscura para llegar hasta mi sentimiento.
Pero la siento mía, porque alumbra mi corazón sin esa luz sin tasa que sólo puede dar el propio fuego:
Rayo del mismo sol que me deslumbra, chispa del mismo incendio que me abrasa, gota del mismo mar en que me anego.
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Poeta
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Aunque el cielo no tenga ni una estrella y en la tierra no quede casi nada, si un destello fugaz queda de aquella que fue maravillosa llamarada,
me bastará el fervor con que destella, a pesar de su luz medio apagada, para encontrar la suspirada huella que conduce a la vida suspirada.
Guiado por la luz que inmortaliza, desandaré mi noche y mi ceniza por el camino que una vez perdí,
hasta volver a ser, en este mundo devuelto al corazón en un segundo, el fuego que soñé, la luz que fui.
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Poeta
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Tan unidas están nuestras cabezas y tan atados nuestros corazones, ya concertadas las inclinaciones y confundidas las naturalezas,
que nuestros argumentos y razones y nuestras alegrías y tristezas están jugando al ajedrez con piezas iguales en color y proporciones.
En el tablero de la vida vemos empeñados a dos que conocemos, a pesar de que no diferenciamos,
En un juego amoroso que sabemos sin ganador, porque los dos perdemos, ni perdedor, porque los dos ganamos.
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Poeta
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Amor antiguo, cuya sombra empaña mi cariñosa propensión de ahora, eres como una sombra de montaña sobre el encendimiento de la aurora.
Amor antiguo, cuya pesadumbre traba la agilidad de mi alegría, eres la tiranía de la cumbre contra la libertad del mediodía.
Amor antiguo, cuya voz sofoca la nueva vocecita del cariño, eres palabra de proyecta boca en una boca inédita de niño.
Amor antiguo, cuyo sentimiento hace caber el mundo en nuestro llanto, eres el alma convertida en viento y eres el viento convertido en canto.
Amor antiguo, cuya remembranza cada amorosa perspectiva cierra, eres esa emoción que sólo alcanza quien se acuerda del mar desde la tierra.
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Poeta
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El ciprés se eleva, recto, hacia el corazón de la Luna, que se oculta, de a ratos, tras un tenue velo de niebla.
Oleadas de bruma acarician el rostro brillante, que vuelca su mirada sobre el bosque, pintando de plata las hojas crujientes de álamos y robles.
Al azul helado de la noche le han brotado miles de ojos que parpadean, emocionados, ante el idilio de la Dama con los árboles.
Y en el cristal de mi ventana, una mano blanquecina garabatea, con letras de nostalgia, un poema breve y luminoso, que reconforta el alma...
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Poeta
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Hola amor, te dije adiós por teléfono Espero ahora estés durmiendo Tu soñando con los Ángeles Yo soñando con tu aliento
Le estoy agradecido al dios eterno De permitirme vivir este momento El tenerte a mi lado me da vida Me llena de paz y me siento nuevo
Me haces sentir que el mañana Tiene sentido nuevamente Quiero despertarme en tu cama Y amarte incansable e intensamente
Le robo cada segundo al tiempo Para tenerte a mi lado por un instante Vivo una vida en un momento Toco el cielo de solo mirarte
Hoy quiero perseguir tus cosquillas Mientras recorro toda tu espalda Mientras me hinco ante ti de rodillas Y te prometo serás mi mujer amada
Hoy quiero correr a tu lado Columpiarte en el parque y comer helados Regalarte un poema al sol, en cielo despejado Que te sientas como mí ser más adorado
Quiero hacerte castillos en la arena Y contar cada uno de tus lunares Convertirte princesa en mi sirena Y navegar a tu lado los siete mares
Quiero que volemos juntos a las montañas Descubrir contigo nuevos senderos Ser la esponja que cada día te baña Y verte desfilar en cueros
Quiero hacerte sentir Que llegas el éxtasis en un instante Que eres lo más grande de mí existir Que no hay nada más importante
Quiero hacerte gemir Hasta el punto que pierdas la razón Que sientas en tu pecho cada latir Y cada rugido de mi corazón
Quiero deslizar mi lengua por tu cuerpo Y erizar cada uno de tus poros Acariciar tus cabellos y besarte el cuello Que sientas este amor profundo y sin decoro
Quiero que te exaltes y hacerte sudar Que sientas que ya no puede entregarte más Que al fundir los cuerpos sin descansar Sientas en tu matriz un eclipse y fusión solar Que sea como alcanzar esa línea del horizonte Donde se juntan el cielo con el mar Que sientas como mi energía colma tu vientre De placeres inimaginables, de nunca terminar
Que luego de hacer el amor 100 veces Puedas sin dudas afirmar Que semejante acto nunca se ha visto Que es algo fuera de lo normal
Que no es solo lujuria Que es algo más que la pasión Que es el más puro y sincero Excelso y delicioso amor
Antonio Fuenmayor 10-aug-2008
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Poeta
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Aun pienso en ti, en las noches que pasamos juntos, en las caricias gelidas de tu cuerpo, en tus labios.
Un amor que se fue, como el viento, que se llevo mis recuerdos, mi amor por ti se ha ido.
Un amor pasajero, un romance que duro poco, en verdad te marchaste, te llevaste mi alma.
Los recuerdos, los momentos que estuve a tu lado, se fueron como el viento, sin dejar nada a su paso.
Fue algo hermoso, pero duro muy poco, tu amor por mi se fue, dejandome una carta de despedida.
Erick R. Torres (Angel Negro)
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Poeta
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