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Se va de ti mi cuerpo gota a gota. Se va mi cara en un óleo sordo; se van mis manos en azogue suelto; se van mis pies en dos tiempos de polvo.
¡Se te va todo, se nos va todo! Se va mi voz, que te hacía campana cerrada a cuanto no somos nosotros.
Se van mis gestos, que se devanaban, en lanzaderas, delante tus ojos.
Y se te va la mirada que entrega, cuando te mira, el enebro y el olmo.
Me voy de ti con tus mismos alientos: como humedad de tu cuerpo evaporo.
Me voy de ti con vigilia y con sueño, y en tu recuerdo más fiel ya me borro.
Y en tu memoria me vuelvo como esos que no nacieron ni en llanos ni en sotos.
Sangre sería y me fuese en las palmas de tu labor y en tu boca de mosto.
Tu entraña fuese y sería quemada en marchas tuyas que nunca más oigo, ¡y en tu pasión que retumba en la noche, como demencia de mares solos!
¡Se nos va todo, se nos va todo!
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Poeta
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La bruma espesa, eterna, para que olvide dónde me ha arrojado la mar en su ola de salmuera. La tierra a la que vine no tiene primavera: tiene su noche larga que cual madre me esconde.
El viento hace a mi casa su ronda de sollozos y de alarido, y quiebra, como un cristal, mi grito. Y en la llanura blanca, de horizonte infinito, miro morir intensos ocasos dolorosos.
¿A quién podrá llamar la que hasta aquí ha venido si más lejos que ella sólo fueron los muertos? ¡Tan sólo ellos contemplan un mar callado y yerto crecer entre sus brazos y los brazos queridos!
Los barcos cuyas velas blanquean en el puerto vienen de tierras donde no están los que son míos; y traen frutos pálidos, sin la luz de mis huertos, sus hombres de ojos claros no conocen mis ríos.
Y la interrogación que sube a mi garganta al mirarlos pasar, me desciende, vencida: hablan extrañas lenguas y no la conmovida lengua que en tierras de oro mi vieja madre canta.
Miro bajar la nieve como el polvo en la huesa; miro crecer la niebla como el agonizante, y por no enloquecer no encuentro los instantes, porque la "noche larga" ahora tan solo empieza.
Miro el llano extasiado y recojo su duelo, que vine para ver los paisajes mortales. La nieve es el semblante que asoma a mis cristales; ¡siempre será su altura bajando de los cielos!
Siempre ella, silenciosa, como la gran mirada de Dios sobre mí; siempre su azahar sobre mi casa; siempre, como el destino que ni mengua ni pasa, descenderá a cubrirme, terrible y extasiada.
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Poeta
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Él pasó con otra; yo le vi pasar.
Siempre dulce el viento y el camino en paz.
¡Y estos ojos míseros le vieron pasar!
El va amando a otra por la tierra en flor.
Ha abierto el espino; pasa una canción.
¡Y él va amando a otra por la tierra en flor!
El besó a la otra a orillas del mar; resbaló en las olas la luna de azahar.
¡Y no untó mi sangre la extensión del mar!
El irá con otra por la eternidad.
Habrá cielos dulces.
(Dios quiere callar.)
¡Y él irá con otra por la eternidad!
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Poeta
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El azul es el verde que se aleja, verde color que mi trigal tenía, azul de un verde preso en lejanía, del que apenas su huella se despeja.
Celeste inmensidad donde mi queja, tiende su mudo velo noche y día, para buscar el verde que tenía; verde en azul, allá donde se aleja.
Mi angustia -en horizontes liberada- entreabre la infinita transparencia, para traer el verde a la mirada.
Y en el azul que esconde la evidencia, yo descubro tu faz inolvidada y sufro la presencia de tu ausencia.
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Poeta
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Uma noite perdida é uma noite com insônia e sem poesia.
Quando eu conseguia ficar sonhando, a noite ia passando e eu nem sentia.
Agora os problemas não estão me deixando ficar sonhando.
Então eu fico “problemando” até raiar o dia.
A.J. Cardiais imagem: google
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Poeta
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Mis memorias se apoderan, trato de desaparecerlas, pero no puedo, no hay forma alguna. Trato de respirar, todo se vuelve confuso, mis memorias siguen ahi, no puedo deshacerlas. Solo se que puedo cambiar, todo lo demas sigue igual, todo se repite, como un cuento sin final. Todo se desvanece, mi respiracion se vuelve agitada, todo seta en las sombras, de un tormento del pasado. Erick R. R. Torres (Angel Negro)
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Poeta
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¿No puedes oírme gritando una vez más? voces que no se pueden oír, debido a que se consumen, y en el contenido con avaricia eterna.
Hay cosas que no se ven a simple vista, multitudes pidiendo mas, saciar sus ambiciones, no les resultara para bien.
Sacrificar mi vida, para estar contigo, pero ahora me dejas, no lo entiendo, y tu sabes muy bien el porqué.
Nunca es suficiente, para satisfacer tus necesidades, deseas mas, ser como los demas, ser parte de la codicia.
Nunca fue suficiente para ti, yo te di todo, el horror que me has puesto a través de tu mente, ¿cómo puedo hacer que mi mente este libre? aquí es donde voy a trazar la línea.
Erick R. R. Torres (Angel Negro)
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Poeta
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NOCTÁMBULO MARINO
Al Remar Al sol desecho. Del hielo dulce. Al subir las escaleras. En el ocaso de la muerte. Aurora. ¡Las noches bajan!. El rostro anudado del cielo. ¡Dormido!. En el museo romántico. Inocente. En las letras. En el juego de los glaciares. Escondidos. En las naderías simétricas ligeras.
Noctámbulo. Schlepper, rimorchiatore, remorqueur, tugboat...
Marino. Profundo. Solitario. Del esclavo vestido de cadena. Cantando. En el gesto de las tímidas botellas. Al manantial bebiendo arena. Regalando versos al meterlos enfrascados. Frescos, del brillo, merecido, ausente. Entre caligramas y palimpsesto. Al sol rema la voz. De vez en cuando. Marino... ¡Del cielo dulce arrullo!
__Regnerisch, piovoso, pluvieux, rainy__ En el espectáculo agendado. ¡Destruída la humanidad!. ¿Qué dios importa?. Y Dónde... ¿La música escucha recitales?. ¡Cuándo la libertad está perdida!. En la espada inmediata enajenada. En el arrullo rebasando todo cielo. Al remar desnudo al hielo. Con La piedra dolorida del lucero. Donde... La muerte muerde crines verdes. En el rostro de una lágrima marchita. ¿Dónde está la humanidad verdadera?.
El noctámbulo Pregunta Dislocado Y Dijo ¡Somos solo escombros!. Del ayer desenfrenado. Del pródigo homogéneo. El noctábulo Se Dijo ¡A solas!.
Los mañanas están ahogados por el poder hambriento de los metales.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EN OTRORA
Un día había pasado vacilante, entre las piernas de una semana, al mes parpadeante que dejaba, satisfecho aguardaba el año, el día cuidando la destreza, de las horas de alarma honorable, un minuto de silencio desconocido, venciendo los segundos ininteligibles.
Otrora En el fallo arruinado del cansancio. Otrora En el rechazo admirable inevitable. Aminora El intérprete fatídico ensortijado. Aminora El monólogo calculador insuficiente.
Ese día. Misteriosamente. Resucitaba reverente. Al frente milagroso destructor. Del tono maligno raro. Vestido enjambre. Diariamente.
Un día que no habló mucho. Con los ojos puestos en la noche. Otrora. En la moneda subyugada y sorprendida. Aminora. En la caricia vertiginosa y recogida. Un. Día. ¡Un día como cualquier otro!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Cuando en una noche loca en mi cuerpo siento un cuerpo, y en el susurro del viento viajan palabras de amor. ¿Es tu voz la que murmura por aplacar con dulzura a este esclavo corazón?
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Poeta
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