Abrazar el cielo, no es una quimera,
he recibido los ramalazos de tu luz,
incendiando mi alma y mi corazón,
he surcado entre nubes y tus besos,
el añil infinito que no cesa de abrirse,
que no termina y mucho más ilusiona.
Abrazar el cielo, es mi reto contigo,
de explorar, reinventar, reaprender,
es fusionar el ser en ti y asumir tu
esencia, para amarte mucho más…
más allá de tus expectativas y sueños,
que sentirte amada, sea como respirar.
Y… no renunciaré a atesorar el cielo,
es mi condición de vida, mi promesa,
si fuera preciso, en tan osada incursión,
que se extingan mi vida, mis fuerzas,
mi alma… hemos estado allí desde el
primer beso y allá van nuestras almas,
cuando sin límite alguno, nos amamos.