|
POR VITRIFICARSE (Anticuento Dadaísta)
El apetito, en la cama, no ha sido vendido regularmente. Se le encuentra a veces hablando solo, escondido bajo la mesa o en el patio callado... Entusiasta del reposo. Entre los árboles, estaba la comida fría. El horno estaba de vacaciones y el café era de colores brillantes, incómodo al tacto en su profunda vida interior. La noche no despertaba, pero salía por la nariz de esa mañana. Los párpados nunca escuchaban la luna del espejo, y se complacían levantando unas zapatillas del cajón de las pestañas. Las sombras al franquear los vidrios tropezaban. Pasaban dos horas sin que el reloj lo supiera.
El suelo arrojaba todos los objetos que las paredes verdes despreciaban descuidadamente, imposibilitando levantarlos. Las alas se lavaban diligentemente los pies. Y los calcetines discutían con el sombrero sobre la última disgregación del perfume bajo la sombra de un olmo.
__¡Prudencia, prudencia!. No leas esto en voz alta.
Es difícil discriminar la confusión entre lo problemático, y un tren desesperado nunca puede disciplinar las primeras bicicletas que se le caen del cabello. Por lo demás, la mesa ha cruzado los brazos y saluda a una taza enroscada en la sed antipática, con el enmarañado aplauso comprado. Cuando ésto sucede, las moscas de enero sepultan las calles en túneles de alaridos excavados en las deudas que tiemblan.
Por otra parte, tal manera de actuar, curiosa y entretenida, provoca a las arañas hostiles que han encontrado a la gente indigna de confianza por desesperada e impaciente, sobre todo por vender la paz en frascos y ensañarse con las cajas, lo cual podría jugar un papel en la palidez de la tinta que genera la ira del veneno. ¡Oh, domésticos sentimientos!.
¡El plástico llanto ya nada tiene que ver con el cristal!.
Por vitrificarse se quedó ahí, líquido, marinero en tierra. Quizá recuerde las nubes, y los camellos consagrados al delfín tomado de la mano y sin hablar... Siendo así, no importa que tan lejos vayas, desenredar la madeja solo se permite a las mentes brillantes, a los espíritus de lucha y paciencia, de tenaz fantasía dulce.
Se ha notado también, que este tipo de lenguaje impide la comunicación confusa en aquellos que lo ignoran, además facilita el anestesiar a los fantasmas cuando se les extirpa un lunar en la rodilla, por debajo de la calle, y si se callan al regresar al pasado... Aquí también hay un sentido de familiaridad con la recurrencia del rojo futuro al sonreír al féretro que esconde un saludo, donde los hechos tienen que ser registrados, luego retenidos, y almacenados y después destruidos para ser vendidos como nuevos. ¡Todo es tan monstruosamente tremendo !.
En los niveles altos es necesario amputarse la consciencia, limpia y responsable en lo mínimo que aún conserve, y ello evitando los efectos secundarios al ir al baño, pues la regadera es dogmática, preocupada y desconfiada. La suciedad desencastillada no deja de serlo por traer corbata, faldas de seda o sonreír a los aplausos vanos.
¡Si se vitrifica, todo está perdido!.
Si es así, más vale cuidarse de la vida eterna más allá de la muerte a medias.
En ocasiones la culpabilidad enterrada es un hecho en la astronomía, y el mundo lanza una llamada de auxilio al silencio provocado, y a la fuerza indomable que da la desunión organizada y dispersa cuando intenta pensar por si misma. El antiguo método de planear se ha vuelto inútil y obsoleto, sobre todo con las propuestas del miedo, en la emergencia de los préstamos que reprimen severamente la configuración catastrófica de la igualdad y justicia, considerada como una de las culpables de la maldita paz que no deja riqueza.
El vitrificarse está tomando fuerza, gana en independencia, se le ve caminando sonámbulo en el sueño febril de un azucarado postapocalipsis de aluminio y drogas. Una gran cantidad de materias primas ahora son hermanas llenando los caminos salvajes de los encinos. La especulación es más segura y se tiñe las uñas largas en la competencia feroz por ser más incompetente.
No obstante, cuando el miedo descubre su debilidad evoca las palabras, omisión y agregar, y recuerda los detalles temporales que demuestran todo, absolutamente todo lo que rodea su permanencia tóxica en el poder vulgar, con poco efecto sobre la fauna en la zona del epicentro, excepto a cuatro mil metros de altura del cabello.
Así, como ha quedado dicho, todo esto es por ello.
Nada de que finalmente; Apenas está empezando.Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
SATISFECHA LA ESPERANZA (Anticuento Dadaísta)
Las escaleras cerradas bajaron por la puerta que subía arrastrando los pies, mortalmente pálida y terriblemente agradecida por aquéllo. A los cinco minutos, se elevó de súbito el silencio azul de las voces en el patio amarillo, y el agua estremecida de miedo, olvidó el murmullo. La tarde huía tras la ventana, pues el invierno estaba cerca y no traía zapatos. En vano trataba de ganar tiempo al reloj suspendido del humo.
Más allá, un momento alargado pugnaba por asegurar la posesión de unas máquinas inquieto. Una botella de tequila se presentó emocionada y curiosa luciendo un traje de etiqueta, y en aquel instante diríase que había visto el dinero, pues un confuso estrépito de conjuros y exhor- taciones brotó de la mesa.
___ Pensaba en su trabajo. Turbando con ello la serenidad del desempleo esperando la solemne ceremonia de un contrato. A su juicio, la luna no debería cenar con la marea, por la única razón de que ésta tiene un poco arquea- dos los muslos y una máquina de coser ajena. Tenía que recuperar la caja que corrió aprisa. Allí esta el hilo. ¡Bueno para nada!. Hace dos años que echó a perder todo, glorificando una malvada cadena de azúcar fina. Los dedos, inhábiles al principio, encontraron al fin la luz en poder del techo, herido a consecuencia de una caída, empuñándolo con suavidad.
El horizonte se hizo a un lado; un viejo río tomó la delantera, la nieve, antes de chorro caía a gotas, y un pino mal construido estaba borracho en la superficie de la esquina. ___ ¡Qué tonterías son éstas!. Las estupideces ahora vienen en paquetes. ___ ¿Qué haríamos si nos roban la pobreza?. Ahora todo se vende, sería un gran negocio. No me sorprende ver a los vendedores ambulantes buscar su mercancía. ___ Eso lo sabe cualquier jurado calificador...
Los trabajos deben ser inéditos y ser de propiedad anónima cuando llegue el sobre cerrado ; de lo contrario el premio será indivisible, en particular en cuestiones directas, comparándose con los textos progenitores del grito que necesite un pañuelo... ¡Considéralo!.
Pronto estarás muerto de la cabeza a los pies, y colocado en el hueco de una mano tomando a la vida por el talle. ¡Tallado en cada detalle!. La curiosidad será incapaz de creer a tus ojos, y al parejo de la harina que se apoya en la pared. El día anterior la angustia llegó en un bulto grande, y no hubo nadie que quisiera hacer un cambio. La escena, enfurecida, empezó a fumar pacíficamente pero seguía enojada golpeando las teclas sin excusa, y la gente aplaudía acalorada. ¡No comprendía nada!. ___ ¡La verdad es que todas estas mentiras suenan agradables!. Se oyó decir desde aquel día.Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
EL SECRETO ARBITRARIO (Anticuento Dadaísta)
Veamos. La textura de aquella música, si que fue inolvidable... Imprescindible por su didáctica. No les voy a decir lo que puede contarse en cualquier parte o escribirse en cualquier papel, ni siquiera que sucedió alguna vez, en algún lugar lejano, perdido en la historia de los tiempos; Hace solo un instante, dudando al hacerlo, si quieran leerlo hasta el final que pueda ser entendido, con el máximo esfuerzo, con pocos recursos y ninguna experiencia. Tengo la esperanza y la fe parecidas a un puente remoto, que presenta esta imagen en el único diseño que participa en la ronda de un peculiar relato que no lo es.... Aunque doblando la incertidumbre en tres partes iguales, es posible desayunar metáforas y embriagar al mismo vino que se fue quedando. Estando tan feliz de pié.
Resulta que el día era de gel desde hacía nueve meses y todos lo sabían bajo la cama. En la vigilia nocturna, para apoyarlo y convertirlo en una forma de vida. Durante un tiempo se sintió más fuerte, pero en esta ocasión era imposible, el secreto era inminente, con la errónea idea de no divulgarlo con el fin de preservarlo. Así que el día previo, según dijeron, las noticias al despertarse clamando su aburrimiento al desoirlas...
¨Detienen una casa por allanar un anuncio sospechoso de batir el récord de datos falsos, ofender a unos ladrones, insultar a unas cuca- rachas, y agraviar a unos platos anulándoles el hambre¨
No obstante, lo que más se observó y nadie estaba de acuerdo, fueron las variaciones sobre el tema de la ausencia. Tangible en la memoria y concreta bajo la tierra. Si bien, la visibilidad mejoraba en forma inter- mitente, como cangrejos en la arena al sufrir vértigo. La parte engañosa que se debe recordar es que todo era demasiado claro y evidente, y la tarea de recolectar los es peligrosa y ardua, pues ahora se tiene que saber cuando la intimidad es una dictadora e intimida a la soledad con acompañarla día y noche, como un experto piloto de avionetas, en el espacio cubierto de moscos y en el marcado aletargado de los cacahuates.
Cualquier cosa era menos que arbitraria, por la fuerza de la mayor de las obligaciones involuntarias y el espíritu de trabajar en equipo, causando el mayor daño posible a los compañeros indiferentes al despido injustificado de los más experimentados desempleados, les faltaba además el aceite de un mínimo saludo, y los motores dejaron de funcionar. Estos son los que abren los huecos, los que toman los candados como esclavos, los que obligan a las montañas a escalar los pozos... ¡ Es necesario que no lo sepan, ni siquiera después de ocultarlo al universo del olvido !.
Nadie lo había notado, un camino a lo lejos saltaba con toda la impunidad de una cáscara de plátano apilando a los obstáculos furtivos, describiendo círculos planos sobre unos montículos de viento. A pesar de todo, la proliferación de la violencia era un completo fracaso, nada podía acrecentarla, ni aún con los subsidios exorbitantes de las más ingeniosas intrigas, y las enormes dificultades para negarse a trabajar con los máximos salarios y tolerar la excesiva honestidad. ¡Todo arbitrariamente planeado!.
Sucedió que era un estanque, evidentemente con apetito surgido al encontrar unas gacelas demasiado tiempo perdidas en el poblado boquiabierto. Por lo que causó malestar, ver el espacio que le dedicaron a la nota, y ya no estoy acostado todo el día esperando la siguiente. Gracias sobre todo, a la investigación más reciente para crear el mejor desconcierto, que pueda someterse a la quimioterapia sin usar la tecnología de la yerba seca.
Como no decirlo, imagínate el número de cabellos que podrían detener la caída de una persona sin combustible, en un bosque tropical y desayunando cocodrilos. Todo era muy reservado, los rebaños cargaban la sequía de un pastor cubierto con las hojas de un agotado plumaje. Se requiere de una mente metódica para anotarlo y de una voluntad indomable para olvidarlo como el acero. En el extremo inferior del cuadro, las ideas, son sin embargo, desconcertantes, carentes de un marco de confianza, y claro, hacia el desierto abierto de las suaves sombras.
¡Que sorpresa, de repente ya estamos en el final del secreto!. Este es resistente al tiempo, vive atrapado en la arena de un reloj de sol, educado con rapidez. En completa oposición a los cinceles fabricados por el sueño de las aguas, con la crema de los cables y el perfume digital diseñado automáticamente por el suelo de crestas afiladas como navajas, que despliegan las alas para aumentar la población de kilómetros fuera de las palabras de moda. ¡Arbitrario, arbitrario!.
El anochecer estaba en calma, sin intentar esconderse bajo una violenta vela que daba conferencias, tomando el pelo, y comprando aplausos en la esquina más baratos, además saludaba sonriendo y cobraba sueldo. Decidí no saber más de ello después de quince minutos, en un paisaje silvestre al límite de sus posibilidades, con un aumento del fulgor urbano, pobre en los sufrimientos inéditos, y con la valentía de un ferrocarril arrepentido. Porque sacar sangre a las piedras debería estar prohibido. Y habría que explicar la paz caída de aquella manzana.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
TRAVESÍA DE UN FANTASMA
Empezó con las ausencias que repiten su presencia, donde el olvido sale obligado del bolsillo incompleto, con sonrisas y gestos serviles en las manos, y en las cercanías el honor desertor será fusilado. En cada noche la luna cuelga sus lágrimas, permanece quieta, unas pestañas agonizan en el viento.
La naturaleza, así, acaricia los fusiles no exenta de violencia, triunfal, cobra su cuota robusta. La cámara y los medios son escuadrones domados, cómplices del espectáculo. La escena es tan común. En el fondo, acabaría por aburrir la decepción del silencio, quemado en las hojas de los viejos diarios. Es lo malo de ir por delante del pasado. El presente busca independencia afanoso, inútilmente, cándido e ingenuo como un gusano, explicando lo que ya se sabe, a su modo, desechando todo lo no deseado.
El nos ve lavarnos las manos, desmaquillar pesadillas, untar el pecho, ignorar el desconcierto, ocultar los secretos más evidentes. Por fin llegaron. Era un lugar cualquiera bajo un cielo mecánico, invadido de sombras descendiendo lentas, trabajosamente, abatido, sin sobresaltos, simple espectador riendo en el balcón. ¡Eso no es más que un ejercicio de estilo, juego calculado, pura bellaquería y basta!. En la plaza la tarde duerme, el polvo con su voz y diversidad no se le escapa a los viejos. ___ Amigo mío: Moriré como muchas otras veces, tal vez ésta sea la última, he cumplido mi pena, ya no escribiré más.
La sangre seca había dejado de llover y olía a olvido barato, a vulgar noche comprada. La luz, era muy lenta, torpe y opaca, caía en los rincones del murmullo lejano. Las ramas verdes azulaban grises, se balanceaban ahí, inquietas y las hojas desordenadas, secas, empezaron a cubrir su cuerpo. Fue fusilado al final de un largo viaje por la historia, dejó de parecerse a su abuelo y perderse en el rostro borrado que alguna vez creyó tener.
___ ¡No, por favor!. Ni lo pienses, la posteridad es pura inocencia. Los equívocos de ayer hoy siguen existiendo, imperturbables, con el vigor sutil más calculado, más vulgar y ostentoso. El valor, la prudencia y la consciencia limpia, arrastran su cadáver en el vagón de segunda clase, conocían perfectamente ese tren de humo tímido y pequeño. Gritos y alaridos chocan contra las paredes y el techo, y van ampliando poco a poco su circunferencia hasta morir, ahí donde se cruzan pies y brazos y el deber se tambalea en el averno, arrodillado y tapizado de perdones y plegarias costosas, enjoyadas con ceniza.
La humanidad contempla su aliento sangrando, las vestiduras desgarradas, y los labios enmudecidos, han quedado sepultados en la confusión cosechada, la maldad brillando, la crueldad y la injusticia rápida y arancelada expresan su gratitud. El futuro muestra el engranaje que lo ha triturado.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
METÁSTASIS
Padece y se detiene la tarde. Es pálida, como la piel del otoño en las hojas, y duele al verde del verano: Duele en los huesos, en el cuello, en la memoria, en todo el aire y todo el suelo.
De repente, entre las ventanas opacas-- de un vidrio en otros tiempos invisible, inmóvil por años en la mirada y lento en los latidos-- salta por la piel y destruye todo; Cuando se podía amar el pasado, cuando se podía respirar al oído. Es un cielo sangrante, sangrante como una catarata, como si todas las puertas se hubiesen cerrado, con espinas y con cuchillos hambrientos sobre la cama y las sillas.
Es el ayer, lo que ha pasado, lo que se repite abriendo heridas más profundas. Por más que cambie el presente, por más ropajes fabricados, eso persiste en las paredes, entre los techos, bajo el suelo.
Se puede ver, se puede escuchar el humo con párpados y manos encontrando el abismo sobre el asfalto, entre las grietas: Se pueden sacar grutas bajo la piel húmeda, encontrando la sangre coagulada, seca, negra, amarillenta que es, y sigue tan completa al cerrar las cortinas, está tan fría, solo entre cada uno y ningún otro, que el recuerdo mismo es una aguja y duele toda la vida.
++++++
Tenía miedo a morir, este cuerpo, esta voz. ¿Serían los mismos que habían soñado, qué habían jugado con la lluvia, con la esperanza en las pestañas?.
El callaba la boca seca. Una lágrima y un sollozo eran lagos congelados y turbios, tan concretos, que rememoraban crueles toda la angustia y el estruendo que puede reptar sobre la tierra. Aquella mujer tenía gracia. Caminaba lenta y tierna, sus caderas no eran violentas, tenían solidez cálida, hechas de comprensión, de ágiles curvaturas y suaves movimientos.
Su mirada tenía voz, hablaba con sus pupilas y tejía sus palabras en crípticos diálogos a veces, no era lo común en tiempos espesos como en las esquinas y las casas. Pero ahora, ¡Qué desgarradora era la música, entre el tétrico silencio y el deseo de no haber nacido!. No obstante, estaba ahí, fragmentada, confusa y ahogada en el interior de cada vena. Pálida, sudorosa y muda, atrapada bajo la piel de vidrios y tinieblas, como si apareciese disgregada en un pozo sin final. Encadenada ahí, inmóvil en la obscuridad absoluta.
¿Qué atrocidad piadosa se desprendía de las angelicales alas caídas y anudaba sus pesadillas?. Estaba disuelta en cada lágrima, vacía dentro del peor abandono, indefensa, desarmada en la soledad más dolorosa. Sus vínculos con el cielo y la esperanza estaban rotos, limados, eliminados de raíz.
++++++
Había perdido el aliento, había bebido el sufrimiento más amargo, el tiempo y el espacio perdieron su sentido, cualquier luz era más obscura, más allá del frío; El simple caminar era una desgracia. Ella dejó de ser, de existir bajo la ropa, dentro de cada hueso, gris inerte, sentada en el piso la mirada sin brillo, mientras él, allá lastimero, se ocupaba en tratar de entender lo imposible, lo incomprensible, el infinito de la noche del alma, la eternidad simple. La sinrazón de todo lo pasado.
Con solo cerrar los ojos aparecía sonriendo, y su voz mecía el sabor del aire, del aroma en la cocina, en la recámara y el patio sus pasos escuchaba. Ahora el silencio helaba, ¿A dónde lleva la fe perdida,lo celeste desconocido, lo sagrado yerto, ingrato y perforado?... ¿Qué fuerzas tenebrosas y que laberintos se tejen bajo la cabellera de la existencia?.
¡Todo aquéllo había estallado, un mundo amable, un suelo más firme, más fértil, un sueño posible, respirable, armonioso!. Con la paz en los zapatos y el pecho. Inesperado, intempestivo. El aire era fresco, la brisa clara. Las sonrisas puras y el palpitar alegre.
¿Cuándo dejó de ser, y cómo?. Aunque... ¿Quién se puede atrever a decirlo, a expresar el profundo desconsuelo, y que en algún sitio la esperanza esté viva, segura, sin mancha, más allá de la soledad, del otro lado del llanto.
++++++
El hielo comienza a elevarse, el humo es pesado y espeso, los techos arden, las ventanas son puertas al abismo, y usted se ahoga, oye los disparos, tiembla, el vacío se apodera del vientre. La cabeza da vueltas, duele. Paredes, sillas, mesa, vasos, platos, ropa, juguetes, todo huele a muerte, la calle es un inmenso túnel, todo obscurece.
Usted es un manojo de nervios, se enreda, tropieza, no sabe que hacer. Luego el asco la cubre las ideas, los cuerpos deshechos, la sangre gotea, corre, se seca, huele a olvido impotente, sus manos perdieron el aplomo, está desarmado. Pasan los meses y los recuerdos son inevitables, el olvido se compra, se fuerza, se le ignora en mil formas distintas, pero de cualquier modo, no produce mayores cambios en la intimidad genuina, verdaderamente consciente, con la sensibilidad en el alma y la memoria.
Los vestigios de un mundo aniquilado flotan en el tiempo, en el aire, en el agua de cada lágrima seca, en las sonrisas perdidas. Inopinadamente surgen las ausencias sin nombre, y los huecos petrifican el aliento, las imágenes sangran de nuevo. La represión se disimula aberrante, se insiste en las apariencias de fiesta, de espectáculos distractores, de negar el desastre. ¡La consciencia podrida!. Es la metástasis.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
El descuento perdido ( Anticuento Dadaísta )
Era la tercera vez que decían lo mismo, de una forma tan diferente, que casi todos, dudaban que fuera un engaño, planeado falsamente con mentiras verdaderas. Contaban la historia conmovedora, y de un modo seductor, después de un amplio resumen de las vagas circunstancias; Las palabras fueron fuertes, claras, aunque no dejaron de ser contradictorias, lo que finalmente fue de la menor importancia.
Sucedió a un hombre que escribió su vida, abarcándola toda de una ojeada, con los detalles pequeños más lejanos en vastos espacios, y grandes masas que no permitieron olvidarse de los objetos indiferentes, y giraron en torno a los acontecimientos, con todas las formas, y matices que un lector pueda imaginar. Afortunadamente no hubo ningún distraído, ni mucho menos cuidadoso, como parece ser lo más común, y corriente en las épocas que vivimos, más allá de las ventanas de la propia casa, y a pesar de los numerosos acompañantes empaquetados en trajes oficiales. Por otra parte, suponiendo que ésto fuera así, todo quedaría explicado, y averiguado en la totalidad del individuo que nunca existió, y en la forma particular de su esencia interior, quedar reducido a un simple caso de confusa abstracción, y de manera inmediata unilateralmente representada. A esto hay que agregar, que cada uno entiende las cosas según su criterio, aunque nadie creyó tener la razón absoluta, así que todos lo aceptaron sin discutir, es más ni siquiera intentaron entenderlo a medias, y dentro de la fuerza que palpita en su vegetales sonrisas como agujas magnéticas.
El escrito al perderse solo dejó en la memoria, una especie de tema de la vida, donde se describe a diario lo que la muerte niega, una verdad a medias dicha en las sombras. Y terminaba diciendo: Por eso he escrito los sueños que no soñaré nunca, ni recordaré los olvidos que no han llegado, ni dejaré visible la pesantez o la electricidad de las emociones.
En sus últimos días escribió un metro de letras donde las palabras ayunaron del primer sonido caminando bajo el suelo, arriba de la mesa, entregado a la inspiración de su corta vida con el perfume de sus pasos de terciopelo.
Esta sección es quizás la más adecuada para colocar las rodillas entre las alas de su pluma que espera ser leída cuando se encuentre nuevamente la cuarta vez, para repetirlo entre los fragantes arbustos de las hojas perennes, con la veneración por el olvido forzado. Así, que descontado está el contarlo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
La Hiperverdad (Anticuento Dadaísta)
Nada de que había una vez por allá, corrió el perfume, nervioso saltando, entre un librero al vender su pescado tan alegre, desayunando al fin de la fuente, un algodón en la punta de la tercera luz cavernosa, siempre malgastando las preguntas al desnudar el progreso sin desearlo, parado, por la belleza del dulce humo ensayista, que muy bien sabe de cualquier parte, tan peluda como la nube en que está la mañana, con la naranja del atardecer al caerse encuerado. ¡Quién lo dijera!. Por la prosa del corazón hecho un pelado dramaturgo, con todo y sus uñas azules.
Pero, no le creas al cepillo dental de la camisa bordada con púas, y el fruto de los años en la cama tardía, que adquirió un hombre de arena en la esquina con disfunción rigurosa, identificando a los himnos del mamut, eréctil entre saliva, esencialmente siendo la mesa una masa de palo al mes, en la orilla de la humanidad metafísica con la blandura.
Pues no logramos salir de la época en el primer acceso de fiebre, ni caminando en la ilusión total del triunfo húmedo al comienzo muy mutilado. Nunca antes había sido bebido, ni menos explicado al armadillo de los ojos café con leche, quitándole un poco de azúcar a la caña que por ahí pasaba, por el pueblo, según fue señalado antes del camino alejado, minuciosamente elaborado con ingenuos postes de luz, observando las hojas bajo el agua. ¡Claro que no!. Todo estaba tan oscuro bajo las piedras que ni un pequeño león se hubiese atrevido a soñarlo. Afuera los ladridos eran cada vez más amarillos, y hacía viento, pero seguían comprando al corazón bellos poemas que se agotaban rápidamente, eran especialmente ligeros con unos harapos vestidos de letras, y luego fermentados con mil versos desesperados por ser leídos, especialmente cuando desnudaban el último fracaso del zapato en la noche con las primeras lágrimas sin sal, y con la ventanas en oferta.
Así pasaba... Nadie lo esperaba, el miedo a no morirse pintó un suspiro, tan tranquilo por la calle sin cáscara, ni dejando el teléfono colgado del baño, repitiendo el año de la factura del sapo, conocedor del papel higiénico, rugiendo por las axilas del último zorrillo con diarrea al espinarse una mano, en el congreso de los músculos endebles, y los verdes literatos moviendo el rabo en las cuestiones de arte tejidas con manteca. Pero. ¿Cómo decirlo?. Ninguno se dio cuenta del mandril en la silla hablando, hasta por los codos, de la más grandiosa hiperverdad de sabor aeroespacial, y con toda la fabulosa novedad que lo ignoraba, voluptuosa por el aire, donde se manejaba el pedal del hongo, con tanto respeto, escuchando las mentiras más recientes de los gusanos, y desde el piso sonriendo, con los aplausos antes de levantar el dedo. Finalmente, nadie le creyó a la enorme estufa, por la marca que vende una vaca. ¡A pesar de todo!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
|
Poeta
|
|
COÑO, QUÉ BUENA IDEA !...
El gallego Manolo, vio como se pelaban los chanchos y se dijo.- Coño, que buena idea!... Cuando llegó a su casa le dijo a su mujer. – Oye, Josefa …No te quieres dar un baño bien caliente?...
|
Poeta
|
|
INSTINTO GATUNO
No me gustan los gatos. Bueno en realidad, no me gustan como mascotas. Estéticamente sí. Sus ojos, pelaje, andar, agilidad, me resultan admirables. También su personalidad, arrogancia, astucia, intuición, seducción, coraje e instinto salvaje de libertad. Lo que no me gusta, es que algunos de esos atributos se pierdan convertidos en unos gordos franeleros por un plato de comida, o cualquiera de los motivos que sabrán ellos, porque son muy reservados. El gato doméstico convierte su astucia en simulación, su intuición en esquivar el escobazo, su seducción en ronroneos, lamidas y puestas patas arriba. Su coraje… No sé en qué lo muta, pero su instinto salvaje se manifiesta en dar un arañazo artero cuando dejan de acariciarle el lomo, o en matar pusilánimes lauchas y pájaros. Su libertad no tiene otra ambición que salir a echarse un polvo con las gatas del vecindario y volver a casa sin hacerse cargo de las crías. Ya sé que al final del relato alguno me va a decir que a este espiche lo podría descartado. Pero bueno, pueden obviarlo. Lo entiendo, porque a mí me aburren, aunque me las banco como un señorito inglés, las descripciones retóricas. Por ejemplo:” Los rayos de un tibio sol de una mañana de primavera, entran por la pequeña ventana difumados por la opacidad de sus vidrios, algunas vez cristalinos, hoy esmerilados por la suciedad acumulada de polvo y cagadas de moscas, para iluminar con su luz menguada, el interior de la habitación. Sus paredes descascaradas con oníricas manchas de humedad y moho suben hacia el alto techo, de donde cuelgan como fantasmales estalactitas las telas de arañas. El marrón de unos pocos muebles y el piso cubiertos de tierra, aportan su monocromía claroscura al escenario, de un cuadro de Goya que abandona una mujer por la desvencijada puerta que chirría un lamento al cerrarse tras ella”. Puedo seguir el relato con el mismo estilo, pero no es mi estilo. Yo te cuento que: Marisa salió de esa mugrosa y deprimente habitación La primavera la saludó con la sombra de los arboles como rayuela y ella sintió ganas de saltar como una niña. Había cerrado una puerta para siempre, al menos para ella. Había esperado mucho tiempo su regreso, prisionera del temor de no estar cuando él volviera. Pasó por la placita de su infancia, allí resucitaron los recuerdos, los amigos del barrio y los juegos. El amor adolescente, el primer beso y en ese escenario el encuentro que signaría su vida de mujer. Conoció a Julián una tarde cualquiera,en un cruce de miradas. Los pasos caminando los senderos, las palabras, las caricias,la pasión, el amor y los proyectos nacieron allí. En ese banco en que fumaran un cigarrillo, unos pibes se fumaban la tristeza, inspirándole un cuento que escribiría un día, sin pagar derecho de autor, como se cuentan las miserias ajenas. Su madre había enviudado, y vivía con su gato Camote, en una casa lo bastante grande como para tener un lugar manteniendo la intimidad. Pero la cosa no fue como planeaban. No fue su madre el problema, o fue su madre cuando la fobia entre el Camote y Julián de hizo tan violenta y disociante que frustró cualquier posibilidad de convivencia. Se fue con el estigma de su madre: Ya vas a volver con la frente marchita. En esa época, con sus veinte años, se reía de las frases tangueras de su madre. Se fueron a vivir a aquella pieza, que el sol iluminaba de alegría y en ausencia de él, con el amor bastaba. Pero todo no fue como esperaban, Julían se sentía prisionero y rlla le dio la libertad que reclamaba, después comenzaron los reproches, los pases de factura, los “un día me voy”... Pero volvía y la historia se repetía en círculos concéntricos. Hasta la última vez.. Hacía un año que ella comenzó como su madre, a sentirse protagonista de los tangos. “Porqué me dejaste mi lindo Julián”?... Cantaba en su espera, mientras la vida se le mimetizaba con la habitación. Ahora camino a la casa de su madre, con la frente marchita, sentía su derrota tan profunda que cada cosa era un recuerdo que anidaba en su memoria…y al golpear, como a una extraña la recibió el viejo gato… Habría cambiado, que Camote por la voz solo la reconoció ?... No hubo reproches ni preguntas, solo el abrazo que lo decía todo. Sentadas en la cocina, compartiendo el mate, la escena se espejaba en el pasado. Fue Marisa que la rompió, mientras sus manos acariciaban al gato. .- Cuántos años tiene ya, Camote ?... .- Haber?...Tiene como doce… Respondió su madre, haciendo cuentas. .- Y nunca te abandonó. .- Y, nó. Hay que caparlos… María no sabía si su madre, hablaba de Julián o de su gato. neco perata
|
Poeta
|
|
METAMORFOSIS DE UNA FOBIA Está claro que ser valiente no es ausencia de miedo, sino superarlo. Bueno no sé si está claro, digamos que es mi opinión. Cuando el miedo te supera entrás en pánico, y a veces este nos hace a tener reacciones más peligrosas que aquellas a las que tememos. En lo que estoy seguro que coincidimos es que no todos tenemos miedo a lo mismo. Recuerdo una película de Robert Wise, 1963, “The Hausting” que trata sobre un experimento en el cual se buscaba el disparador del miedo que haría que el sujeto traicionara al ser más amado para evadirse de él. No te la cuento porque del 63 a la fecha pasaron cincuenta y un años, pero creo que es para verla. Tampoco voy a seguir elucubrando sobre el tema porque no tengo los conocimientos para desarrollarlo. Así que callate Neco y dedícate a lo tuyo…Bueno, es una forma de decir, porque francamente, no creo que a nadie le interese que hable de serigrafía. Lo mío, en este caso, es contarte una historia que tenga relación con una de las manifestaciones más curiosas del miedo, la fobia. Desde muy pequeño, Rodrigo Malatesta, mostró características en su personalidad que se irían consolidando con el tiempo. Esto es a partir de una valoración retrospectiva, porque en realidad en su momento, a nadie le llamó la atención que llorara cuando veía algo marroncito cerca suyo, y se manifestara tan feliz cuando le daban banana pisada. Pero bueno así son las cosas, cuando algo se materializa, todos comienzan a recordar y atar cabos de los primeros síntomas y por eso lo traigo a colación. De su infancia hay un sinnúmero de manifestaciones que marcaban una patología fóbica. Más por su afinidad que por su rechazo… Todos los amiguitos de Rodrigo eran chicos de clase media, de tez blanca, pulcros , que no decían malas palabras , obedientes con sus padres , maestros y los preceptos cristianos. Por otro lado sentía y manifestaba aversión por todo lo que oliera a pobreza e incultura .- Es que Rodriguito es un chico tan sensible…Decían de él sus familiares, que veían como se brotaba ante la presencia cercana de algo indeseable. .- Pero, si no te va hacer nada…Lo calmaban, cuando manifestaba su temor. El padre de Rodrigo era albañil, oficio que había heredado de su padre, inmigrante calabrés, de quien había heredado también su piel cetrina y la discriminación de los piamonteses del pueblo, que lo señalaban como de la baja Italia a pesare de que pertenecía a la misma clase social Fue en los últimos años de la primaria en que comenzó a sufrirla. Ya no tenía los amigos que quería tener. Sin un circulo de pertenencia, mientras los del otro lado de la vía jugaban un picado con pelota de trapo y los otros en el club con una Superball número cinco, Rodrigo, se subía a lo más alto de un árbol, único lugar donde se sentía seguro. José Malatesta, su padre sabía que la única posibilidad de ascender en esa pirámide social, era teniendo algo que ni él ni su padre habían tenido, estudio. Con la hija no era necesario, era lo sufientemente bonita como para casarse con el hijo de un estanciero. Dado que en el pueblo no había colegio secundario, lo internó en un colegio de curas de Buenos Aires. Allí fue donde el muchacho supo que su fobia no se debía solo que eran negros, feos, pobres, mal olientes , si no que aparte eran vagos, borrachos, ignorantes, delincuentes, que querían tener los mismos derechos, ir a los mismos lugares, vestirse, comer y vivir como uno, por culpa de un tirano y una yegua que los protegían. Así fue que asumió que su fobia no era solo psicológica , si no que tenía muchos componentes sociológicos. Su padre se convirtió en arquitecto y él eligió esa carrera. Compartió sus reuniones, sus iglesias, ideología, partidos políticos y se sintió uno de ellos. Poco a poco le fueron creciendo pelos, y poco a poco, se convirtió en gorila. Neco perata
|
Poeta
|
|