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Manual Lunfardo del conquistador nocturno.
Mago del Amor, yo, como otros tantos noctámbulos, lo conocí. Lo vi manejarse en la noche entre gruñentes rivales y suspicaces ‘amigastros’ de gesta y ocasión. Vi su magistral acto. Lo interpreté, lo admiré y sanamente lo envidié; tanto, que en una ocasión tuve la honestidad de expresárselo, y él, palmeándome el hombro, me retribuyó: “Bien, bien *pibe”, y señalándome una “diosa”, (velada integrante de su ingénito harem, seguramente) me alentó: “Dale, que está con vos”.
Ilusionista porteño, pródiga noche y la efímera esencia de la fémina ideal, le adeudo todavía. Recuerdo su característico emblema luciendo un rojo corazón lacerado; no por una flecha, sino por una caricia en flor. De su personalidad recuerdo, enigmática o franca, brillar su sonrisa bajo sus ojos de sugestivo albur. Mágico toque verdugo de desaires, el de sus ojos. Sus palabras, eran dardos dulces al centro mismo del interés, ¡todas morían por él! Y él, hasta permitía que la voracidad de la ralea perdularia, se cebara en las agonizantes.
Él, hizo de ‘princesas y reinas’, sumisas plebeyas, cual hizo de ingenuas y rameras: ‘reinas’. ¡Pobres!, de aquellas vanidosas y engreídas de alta sociedad o villorrio; porque en sustento a su propósito dominante, hasta allí descendía su magia universal y justa (como por gusto y fiel condición arrabalera, humilde bajaba de la cúpula al barro; de *“La Recoleta” al bodegón). A esas hembras presuntuosas, digo, que a tantos pretendientes subestiman, era triste pero reparador, para los ofendidos, verlas de rodillas al final. Porque así las dejaba: implorantes, llorosas, sumisas, suyas. En cambio, las modestas y buenas que soñaban con un Príncipe, recordarían por siempre agradecidas, el haber tenido por amante al mismísimo Rey del fantástico embeleso; quien, si complacido, les dejaba a su vez, una íntima paloma pasional y sabia, que ya retornaría a su mano por ser éste otro de sus trucos. “Amar sin perder una pluma”, fue su lema, desde adiestrado en utopías de astuto palomero.
Mago porteño...yo lo conocí. Hace un tiempo, lo reencontré: levemente encorvado su porte, solitario en su épica vejez, y él, que me *registró, serenamente alzó su copa en señal de saludo y aceptación. Honrado de nuevo por tal gesto, recalé en su mesa inexpugnable. Así, mentor el sibilino de sí mismo, y atento y deslumbrado yo, por la luz aún letal de su aura, respetuosamente escuché el innato criterio de su filosofía bohemia. Él, me instruyó secreto por secreto, y yo, truco por truco asimilé su pericia cabalista; que si bien, añeja, es perfectamente aplicable por la mera razón de ya inusual e insólita, a la actual movida nocturna y hasta cotidiana. Artificios que aquí registro a fin de consultar, pues me advirtió mi ‘ayo’ que por la frágil retentiva mental humana, a la larga, su cualidades pueden confundirse y hasta olvidarse.
Repaso la fórmula de su alquimia seductora, cuyas facultades artificiosas, se aplican según el caso: (1) “Prestancia, delicadeza, tacto. (2) Simpatía, cortesía, humor. (3) Perspicacia, malicia, audacia, seguridad. (4) Arrogancia, sencillez, indiferencia, interés, perseverancia. (5) Madurez, candidez, ternura, formalidad e informalidad. (6) Erotismo, fantasía, impudor, dominio, rigor. (7) Discreción”. Y “otras yerbas” que seguirían redundando en sinónimos de lo expuesto. Cualidad esencial: Misterio.
Pero ninguna de estas facultades, reitero, obrarían satisfactoriamente de no ser aplicadas en adecuada proporción y momento a la previamente muy escudriñada personalidad de la ‘presa’: gustos, *berretines, extravíos, etc. Tampoco si no fuesen regidas por un talento natural, y cabalmente aunadas a lo mínimo estético admisible de la fórmula: buen vestuario, coche, o en su defecto taxi y excusa mecánica del por qué *a pata; nunca evidenciarse un *pelandrún, pues es “gancho” y buen gusto el *formar con efectivo por una primera y única vez (ya que de no comprometerse su conquista a solventar gastos de próximas citas, será ésta única vez, “debut y despedida”). Mesa o barra; nunca en ronda con abatidos, desesperados ni *vareadores. Siempre bajo perfil y nunca inmutarse ante mejor figura contrincante. Luz y aplomo, y en el fracaso: Paciencia (a veces el sortilegio no surte efecto al primer pase, pero afecta para el revanchista abracadabra de otro acto). Buenos: whisky, champagne o vino, sabio menú, tabaco, y lo que la intrepidez seduzca y la virilidad enristre. Y sobre todo, no quebrantar jamás aquel ancestral y riguroso reglamento mágico: En el amor, el Mago no puede fallar; no puede enamorarse y perder, además de su primer y único idilio trunco como bautismo sortílego (aquí mi preceptor se señala su emblema del corazón lacerado por una caricia en flor). Y si es que alguna vez ama, debe actuar, triunfar y aún herido, partir. Tampoco debe originar descendencia cual conejos, que ‘la vida no es una galera de mago a proveer’ ni aunque el amor ajeno mimosamente lo requiera, u otros compromisos de carácter afectivo, que su natural albedrío luego decline sustentar.
En caso de ser: ignorado, desairado, resistido de momento por la altanería de alguna hechicera nocturna, (que por insólitas éstas, vislumbran la maña pero merecen todas que un Mago tenga para su indolencia, tan efectiva mixtura sugestiva bajo su capa como la de ellas en su pícaro perol) contra las repercusiones de tal frustración, sin sentirse humillado en consecuencia, debe aplicar el Mago ésta casi infalible estrategia: En absoluto incurrirá en insistencia, acoso ni *persecuta de ningún tipo, que *deschave su interés de modo manifiesto; debe en éste caso y como por arte de magia, desaparecer.
Y si acaso el *fato importa, como no es objetivo común con el cual resulten así nomás, los sondeos antedichos, hacer que alguna amiga fiel se preste a *campanear a la sordina, el mundano comportamiento de esa personalidad, y por medio de tal servicio intelectual, predecir si vale la pena el arresto de otro intento. Si es válido, tras un tiempo prudencial y utilizando el famoso factor sorpresa; ya que por más hábil que sea una mujer, por coherente, difícilmente imagine que un tipo tenga a disposición de su propósito amatorio, tanta artimaña en su cabeza, (halagadora para ella en definitiva) el Fascinador debe reaparecer tácticamente en actitud plenamente serena, ‘desinteresada’ y, lógicamente, en buena compañía femenina (‘evaporable’ ante su acción captora). Siempre altivo, siempre mítico, siempre ‘ganador’. Si esto no suscita el interés de la dama difícil, debe el Mago descartarla por inculta en devaneos. Olvidarla definitivamente y seguir rutilando, encantando; que astros hay pocos y estrellas muchas; tantas, que el gran Merlín estampó su umbrosa túnica con un sinnúmero de ellas.
En soledad, debe el Taumaturgo gozar de confortable ambiente: buena y variada literatura, incluso ‘fémina-chimentera’, pues ilustra y arma para ciertos casos, (lo esencial de este arte se aprende de las propias mujeres) optima selección de clásicos de cine, provisto bar, buena música, balcón a la luna, y todo lo cálido que requiera su espíritu. Y siempre, siempre a mano, uno de sus mágicos pañuelos por si surge, inoportuna, alguna lágrima de ilusa aspiración romántica formal que amenace con oxidar la coraza de su inexorable sino: El de augusto y dogmático nigromante conquistador de *minas imposibles. Así, me instruyó mi maestro.
De su fórmula, disfruto la pócima de sus ingredientes con nutrido resultado. Su equitativa emulsión, ya la revelaré a quien dignamente me suceda; pero no todavía ni a cualquiera, porque como dice el tango: "no me gusta avivar *giles que se me vuelvan en contra". Ese ‘trámite’ lo realizaré en un futuro aún lejano; pues, por estos días, soy un flamante, poderoso e infalible Mago del Amor.
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Glosario Lunfardo:
*Pibe: Chico, muchacho. *La Recoleta. 'Cementerio con barrio residencial y gastronómico'. *Registró: Reconoció, tuvo en cuenta. *Berretines: Caprichos. *A Pata: A pie. *Pelandrún: Pobre, sin capital. *Formar: Pagar. *Vareadores: Bailarines sin otro fin, o por desairados. *Persecuta: Persecución. *Deschave: Descubra. *Fato: Asunto. *Campanear a la sordina: Observar disimuladamente. *Minas: Mujeres. *Giles: Tontos, incautos.
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Poeta
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Ayer, 10 de febrero y por inminente e inaplazable desalojo, me mudé justo al edificio donde mi espíritu ansiaba vivir desde que llegué a este barrio. Y, porque me enteré que Horacio Ferrer, mi compatriota y poeta, había vivido en esta misma calle y escrito, entre otras cosas, “Balada para un loco”, desde su legendario “nido de gorrión”; una especie de buhardilla sobre un último piso. Así que por eso de la bohemia, encaré de una y ligué nada más ni nada menos que la punta de la noche de éste injustamente descuidado edificio, hoy en la tradicional como honrosa categoría de conventillo: Un ‘nido de paloma’, me conseguí. Primer vuelo, para el día de mañana, y a mucho mérito literario rioplatense, ver si puedo ganarme el de “gorrión”.
Así que por admiración a mi nuevo “bulín” de romántica arquitectura y ornamental mampostería, y por el hecho de ser visitado éste, creo, más asiduamente que otros edificios, por las palomas, bauticé a tan hospitalario nido: “El Palomar”. Nombre que certificaron al amanecer de mi primera noche, sentimentalmente borrascosa y con ventanas abiertas al firmamento, dos o tres palomas al lado de mi cama, picoteando rumorosas las migajas de mi cena y brindis conmigo mismo de ‘alcoholírico’ naufragio.
El Palomar, da justo y en diagonal pero cuatro pisos más arriba, al departamento que alquilé durante catorce años y que nunca tuvo culpa de ser ajeno. Nos quisimos, lo sé bien. También sé que pudo ser mío; pero la noche, mi noche al menos, siempre requirió lo suyo, y para todo no alcanzaba. Si no, ¿cuándo vivir de veras esa única etapa vital, realmente útil que tiene la vida? (Con yapa en mi caso). Por tanto, hoy, ya definitivamente ubicado en El Palomar, yo mismo me hice el honor de permitirme asistir plácidamente a mi infructuoso (1)“verdugueo” de desalojo. Así que, bien apoltronado y con mi mejor pipa y mi Fernet-cola bien servido, me dispuse entonces, redundo, a presenciar mi propio derrocamiento ‘locativo-sentimental’.
Un oficial de justicia, un cerrajero, dos policías, un fletero y sus dos peones, una ambulancia por si me ‘descomponía’ y mi ex portero mequetrefe, y más (2)“botón” que todos juntos, acordonaron en semicírculo la entrada de mi supuesto aguantadero. En fin, todo un mini despliegue legal de voraz como indiferente materialismo. Aunque, reconozco que el ingenuo responsable de su propio desalojo, fui yo. ¿Pero quién iba a pensar que en el país de los (3)“pollos en los árboles”, su propio sistema le negaría mérito a mí esfuerzo y trabajo de toda la vida. Únicas armas que puede blandir sin más condena que la de sus propias carencias, el obrero (bohemio en mi caso) y de las cuales se ve desarmado y neutralizado como cualquier delincuente, que quién sabe éste, no haya sido obrero también, inducido luego al (4)choreo por falta de (5)laburo. Cuántos como yo, condenados a las medrosas rejas y reglas de un hogar de alquiler, ¡por Dios!
De todos modos, no puedo negar que íntimamente, mi noble egolatría se regocijó al preguntarse: ‘¿Y todo este batifondo sólo por mí?’. Épico consuelo. Entonces, me dediqué una opípara pipada, cuatro tragos del susodicho “Fernando” casero, y una sonrisa cuyo destello rebotó en el vítreo ventanal de mi ex (6)ñericompa hábitat; aposento, madriguera, cueva... ¡Con cuántos halagüeños nombres más quisiera nombrarlo, carajo!
La cosa, es que en el momento en que me levanto a proveerme de papel y pluma, a fin de documentar mi peculiar anécdota, descubro que desde esta generosa flamante altura esquinera, con su balcón de artística baranda Art Nouveau semi-circular, como semejando la proa de un gran navío, se divisa perfectamente... ¡el Río de la Plata! Vista que jamás tuve desde mi bien amado hogar recién perdido. Ahora díganme, bohemios colegas: ¿A qué más puede aspirar un bohemio de ley?
Además, puedo asegurar con toda propiedad, que yo sí, “me fui para arriba”. ¡Ah!, y esta noche, imagínense a la luna timón de mi balcón artesanal, y (7)atroden, clásica luz de velas (de las baratas) ambientando El Palomar para alguien bella y franca con quién, entre versos, generosamente brindar, mientras con suave oleaje musical como romántico fondo al ambivalente sentimiento, ‘navegamos’, departimos y nos amarnos hasta mucho después que las velas no ardan. ¡Vamos todavía!
(1) Verdugueo: Maltrato. (2) Botón: Policía. (3) Pollos en los árboles: Abundancia. (4) Choreo: Robo. (5) Laburo: Trabajo. (6) Ñericompa: Compañero. (7) Atroden: Adentro.
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Al “Beto” Abella: borracho del barrio y buen amigo mientras vivió.
“A medida que el demonio maligno del alcohol, en principio ángel de luz, se me retira de la cabeza, siento como su garra me estruja el pecho en un último feroz intento de hacerme más daño todavía. Y me lo hace: su retorcijón me llega hasta el alma. Me hace rodar por el lecho, me grita con mi propia voz, ronca y endemoniada, con mi misma compungida conciencia atormentada por la vergüenza de un error cometido en sociedad; torpe, brumosamente cierto o figurado por mi inflexible juicio personal sobre mi condición de borracho.
¡Esa garra me hunde las uñas en el corazón! ¡Me posee, me enloquece por momentos, haciéndome gesticular con expresiones y ademanes de monstruosidad propia, rabiosa! ¡Me arrodilla, me humilla a más no poder! Tomado por hombros y nuca, me arrastra por toda la habitación y como guiñapo astroso, me asoma aterrorizado a los candentes filos de sol de las rendijas de mis persianas, (débiles encubridoras de mi fóbico estado) y en ellos, me rebana despiadadamente pupilas y rezagos de amor propio.
Desde allí me enfrenta a la ‘honrada presencia de gente normal’, abajo, en la calle, cuya sola visión me convence que el mundo evolucionó mientras yo “dormía la mona”. Por tanto, me siento el único *curda-mutante de la tierra: “¡Si salgo me matan!”, pienso. Siento temor del género humano; y no es para menos: comparado a mí, cualquier ‘infeliz’ es un gigante moral. Aunque, a pesar de convertido ahora en el ser más débil, despreciable y vulnerable del universo yo, a nadie le temo más que a mí mismo.
Siento que el demonio me castiga con la propia sensación de mi antedicho ‘crimen’ cometido sin querer. Hasta creo que detrás del espejo, observando impasible el procedimiento de ‘ablande infernal’, y con total consentimiento de su ejecución, Dios, también me castiga. Y yo, me castigo con mi crisis de conciencia hecha látigo de lenguas acusadoras con puntas envenenadas de culpa: Lastimosamente flagelo mi desacreditada dignidad. Entonces reconozco, que a no ser un desalmado, (y quizá ni él en estos momentos) nadie puede sufrir tan amargamente un remordimiento igual al mío, producto de la humillante, pavorosa consecuencia de mi viciosa estupidez.
Hábito que se repite y se repite como signo libertino, destellando fraternidad y cruz en cada copa. Y yo, siempre postergando redención ante la servicial inmediatez, con alas incluidas, del paraíso embotellado que me surte de lo que jamás tuve, tengo ni tendré, y, que en rara ocasión se me niega. Motivo por el cual, dudo a la vez, que Dios esté detrás de mi gran castigo, y vislumbro que mi único demonio soy yo. En fin, aunque se me haga tan difícil la vida sin descorchar un sueño diario, luego de momentos reflexivos como éste, nunca oirás a nadie rogar día a día, como a mí y a muchos en mi condición, que el cielo no se nos dé con tanta facilidad".
©Juan Oriental
*Curda: Borracho
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Poeta
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La Jaula Espacial. Dedicado a mi Madre y a Sevilla.
La Jaula espacial se desliza sobre un rayo de cristal irisado entre Escilas y Caribdis de hielo y fuego y lepra y flores, entre mundos de cristal verde o rosa, o entre centelleantes estrellas de plata y soles llenos de demonios rojos que arden como carbones encendidos y cuya mirada quema la piel como hierros candentes. Extraños animales de dos y tres cabezas, mutantes y heteromorfos hay en esos planetas, extravagantes flores y lirios zigomorfos llenos de espinas o mariposas, escarabajos de elítros de oro fúlgido, o monstruosos caballitos de mar con colmillos de agujas, que podrían entrar en la Jaula si su dueño quisiera, pero la Jaula espacial sólo tiene tres moradores, Alienes, Pavos Reales, y Canarios. Una gran bóveda de cristal recubre toda la abadía central de la barroquísima astronave, ella descubre el infinito y negro espacio exterior con sus soles azules y sus satélites de agua cristalina en la que se zambullen sirenas de doble cerebro, monstruosas y telépatas, que adivinan el provenir y saben el día exacto de su propia muerte y por eso están locas y hacen daño y cuando cantan vuelven al oído esquizoide y lo rellenan de una música satánica bellísima y cruel como sus propios ojos verdes. En la Jaula, de oro refulgente y topacios y ámbares dorados, se ven las estrellas y los rayos eléctricos que como raíces se deslizan sobre la cúpula sublime. Pasillos elevados dan a pasillos elevados y a pasillos elevados que terminan en el vacío o en escaleras para extraños fantasmas que dan a otras plataformas elevadas. Y los Pavos Reales están allí, sobre ese laberinto soberbio de vidrio y cerámica, orgullosos y majestuosos, sublimes de sus penachos azules y sus copetes irisados, posesos del misterio tigresco de sus colas verdes, exóticos como extravagantes, archiducales y exquisitos. Bebiendo a veces en extrañas fuentes cúbicas, entre extraños jarrones de cristal repletos de resina que arden, volando entre las plataformas levemente, saltando entre ellas. Gallináceas de turquesas e iris. Sobre los espaciosos y peligrosos abismos. A veces hay ramas de colores donde reposan Canarios dorados, verdes y rosas, Timbrados españoles y Malinois franceses como flautas, que silban y trinan y gorjean y se pelean entre ellos con escorzos bellísimos, con escherzos de fantasía bachiana, en un caleidoscopio de pluma y armonía obsequiando belleza a la belleza de los Pavos Reales Orgullosos, que despliegan sus colas y llenan la Jaula de ojos de absenta perpleja, impenetrables al examen médico de sus pupilas. Cientos de Grillos azules hay en los trinos y cientos de clarinetes en los gorjeos. Y también están los Alienes. El Alien. Como una estatua de pavor. Quieto, acaso dormido, pero rígido, en tensión, como un muelle o una Mantis Religiosa. El horrible polihíbrido de cocodrilo, lagarto, y pantera, está allí, quieto, esperando una señal, esperando la hora en que un Dios diga AHORA, como un rabioso tiburón que nada y nada y nada hasta el momento en el que enloquece. El ser de doble mandíbulas parece que sueña con infernales submundos de colmillos y más colmillos, que sueña con infiernos donde se desollan ángeles y arcángeles, es un tirador que espera a su presidente Kennedy. Y el Alien se mueve, se desplaza lentamente por las plataformas y los pavos reales alzan sus colas pavorosas con pavor haciendo frente ante la fiera de ácidos neutrónicos coagulados en su linfa, clepsidras de ira y chancro y veneno y muerte, y el Alien se mueve y parece que no respira porque tiene que recibir la orden que le diga DISPARA, y en ese mismo momento el Presidente Kennedy se trepanará los sesos. Y allí están todos los Pavos Reales asustados, pavorecidos, pero acostumbrados al Alien. Es el Demonio que no hace nada, no hay que temerle. Quince alienes tiene la Astronave, quince alienes tiene la Jaula, híbridos de arcángel deforme y rata, híbridos de lepra y crimen, híbridos de cáncer y Sida. Y entonces un Pavo Real alza su cola esplendorosa. Es un Pavo Real Blanco teñido de Fucsia, y un Pavo Real Azul eleva su cola verde, y un Canario Timbrado español despliega su siringa de cristal y grillos azules y un Malinois responde con un silbo perfecto de oro y aguamarinas. Y entonces Dios dice AHORA, mientras deja caer una de sus esmeraldas sobre la tierra, y los Alienes abren sus espantosas dobles dentaduras y se tragan de un bocado las cabezas de los pavos reales, que sangran como surtidores azules de manantiales rojos. Y los canarios echan a volar y se callan y la matanza apoteósica transcurre con pluma y más pluma, Y muchos Pavos reales se agitan sin cabezas en una espléndida armonía que ni un Lorca podría describir completa y otros alzan sus colas y otros saltan de plataforma y de pasillo en pasillo intentando no caerse en el vacío, y los Alienes los persiguen criminales y salvajes con un odio desmesuradamente proporcional a la belleza. Hasta que casi todos los pavos reales están muertos y sus plumas son ya la carcasa de un cadáver sin sangre. Y entonces Dios dice BASTA, y los Alienes se quedan quietos mascando las pechugas y las plumas y las alas pero sin atacar a ningún Kennedy más. Y entonces los Supervivientes ven como regresan los canarios y empiezan a cantar de nuevo. Y es una melodía tan fresca, tan bonita, y tan transparente que es como si aquí no hubiese sucedido nunca nada Y esto fuera un hermosísimo Paraíso para los Pavos Reales. Y efectivamente el Kennedy más valiente alza su cola sorprendente orgulloso y sin temor a la muerte. Y la Música prosigue ante el silencio de DIOS. Entre Planetas en los que llueven diamantes y zirconios rojos purísimos. ............................................................. Francisco Antonio Ruiz Caballero, Y cuando David cortó las cuerdas del arpa, una de ellas saltó y le dio un pellizco en el ojo y se lo hizo sangrar en abundancia. QUE CONSTE QUE ESTE RELATO LO HE HECHO BAJO EL EFECTO DE DOS PASTILLAS DE LORMETAZEPAN 1 miligramo QUE ME HE TOMADO HACE DOS HORAS Y QUE NO HAN HECHO EFECTO. SI ME HE REPETIDO EN ALGO TENER EN CUENTA QUE EL LORMETAZEPAM CAUSA AMNESIA ANTEROGRADA. Y ADEMÁS TENGO LAS GAFAS SUCIAS Y ESTOY PASANDO FRIO EN UNA HABITACIÓN SIN CALEFACCIÓN. Perdonadme los Fallos. Sólo Gaspar Llamazares es Perfecto. CON LAS GAFAS Y ENCIMA LA DROGA QUE ME HE TOMADO POSIBLEMENTE TENGA MUCHOS FALLOS DE ORTOGRAFÍA, LAPSUS LINGUAE Y DESCABALGADURAS. A MI LO QUE ME INTERESA ES LA PELÍCULA QUE LOS YANQUIS HAGAN CON ESTO.
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Poeta
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NUESTRO PRIMER ARBOLITO DE NAVIDAD
Mi madre era muy joven, crecía con nosotros; con mi hermano y conmigo. Ella era hija de un comerciante de campaña de posición económica bastante cómoda pero se enamoró de un labrador y confirmando la magia del amor, pasó de la abundancia a la austeridad con la misma alegría.
De chica le gustaba pintar y le hubiese gustado ser artista de circo y también violinista, pero, con natural ingenio, pintura y manualidades llegaron a constituir hasta hoy gran parte de su actividad. Jamás nos descuidaba. Nos reñía pero finalmente cedía a nuestra gracia inocente y terminaba festejando nuestras travesuras. Mamá no era mamá; era una amiguita un poco mayor. Reía con nosotros como una niña. Era nuestra gran cómplice ante la geniosa rectitud de papá; por ello eramos tres ratones sigilosos y pícaros correteando por la propiedad del gato.
En las fiestas navideñas de ese tiempo era raro ver en la campaña un árbol de Navidad; el festejo no pasaba de una buena comilona con bebidas espirituosas para los mayores, gaseosa o jugos para los chicos y algo dulce y casero como postre. Eso de "árbol y pesebre, era cosa de puebleros" más bien.
Pero mamá, la genial mamá, decidió construirnos ambos: árbol y pesebre: Una rama de eucalipto de más o menos un metro, despojada de sus hojas, se convirtió en el esqueleto del “arbolito de Navidad” que, poco a poco, con arte y paciencia lograría su forma definitiva ante nuestros ojos extasiados. Papel crepé verde cortado en flecos, fue revistiendo cada brazo de la rama, y eran varios. Algodón desmenuzado extendido sobre los mismos figuró la nieve acumulada. Pequeños envoltorios brillantes cuadrados y rectangulares simulando paquetitos de regalos encintados con moño y todo, empezaron a pender aquí y allá desde las ramas bajas hasta la punta del árbol donde, ¡oh maravilla!, se posó una magnífica estrella plateada hecha con papel aluminio de caja de cigarrillos.
Un gran pedazo de “papel roca” estrujado y moldeado en forma de montaña pedregosa con caverna y todo, completó el escenario de nuestro árbol y su pesebre: Recortadas de folletos y revistas con motivos navideños y pegadas en cartulina con un breve doblez para su apoyo al pie de cada silueta, empezaron a ubicarse las figuras de José, María, el niño Jesús, el ángel sobre la entrada de la cueva, la oveja, el buey, el burro, los pastores y los tres Reyes Magos. Tres diminutos patitos de plástico flotaron plácidamente sobre un estanque fabricado con un pequeño espejo bordeado con piedritas de la carretera y, por todos lados, especímenes de la más diversa fauna que mamá recortó o pintó para completar su obra.
¿Que si nos gustaba? ¡Por Dios! Creo que esa noche no dormí. Me levanté varias veces candelero en mano a contemplar aquel prodigio que a medida lo rodeaba, la luz de la vela iba redescubriéndole facetas y haciendo destellar brevemente sus pequeños adornos con guiños en mi fantasía como inspiradas luciérnagas de infancia.
No me acuerdo si al otro día, además de nuestro flamante árbol, había en él algún regalo más para nosotros. De no haberlo, ya que con mis idas y venidas no dí lugar a la aparición de los Reyes Magos de verdad, seguramente no nos importó porque aquella artesanía magistral a nuestro gusto, como toda artesanía de mamá, era motivo de orgullo para enseñar en nuestra zona rural. Trajimos amiguitos para admirarla: Los tres hijos del tambero: Gladys, Margarita y Luis, y todos a comer rosca con pasas y frutas secas, también elaborada por nuestra artista personal, cuidando con mi hermano que nadie metiera mano en ningún elemento de nuestro arbolito.
Unos años después, yo había empezado a retribuirle a mamá su regalo con ingenuas referencias sobre mis primeros avatares amorosos y mis "firmes" proyectos de dibujante, que por supuesto ella apoyó, impulsó y para lograr su ejecución, hasta intercedió con papá gato; variable felino que a veces, ebrio, solía arañarla con garras y palabras; dolor que tras las lágrimas, ella mitigaba con su acto de pintar hasta recuperar la magia de su sonrisa.
Con mamá logramos nuestro cometido de perfeccionar mi afición tras nuevos horizontes, pero aquel proyecto me separaría de mi amiga perfecta. Partí con el íntimo afán de rescatarla, aunque sabía que para ella el hogar era el hogar y se sentía en el deber de pintarle a su amarga realidad, esa palabrita al medio que dice: “dulce”.
Felizmente lo logró ayudada por una casi trágica experiencia de mi padre con el alcohol, que lo escarmentó y "amansó" para siempre. Entonces, más tranquilo yo, permanecí por muchos años fuera de nuestro país. Mamá también sufrió por ello como si dolor y felicidad ejercieran un constante contrapunto en su vida.
Aunque ésto me dejó la sensación de que mi gratitud acabó en ingratitud, no fue así para ella por natural tolerancia materna, creo, o por mi promesa cumplida al fin de retornar definitivamente a su lado. Mamá sabe por mí que hasta el día de hoy no hay árbol navideño, y los hay en un sinfín de bellos diseños, que supere en mi emoción al ingenioso regalo de su autoría.
Es que sin ofender el reconocido esplendor de ese abeto-icono universal, aseguro que su modelo más caro y pomposo cae desmerecido en mi sentimiento cuando me acaricia la humilde belleza y la sincera y amorosa intención familiar de mamá, puesta en aquel nuestro primer arbolito de Navidad.
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Poeta
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entierrame vivo. Quiero morir entre tus sueños, por que tu estas ahi, o en un suspiro cuando robas mi alma con una sola mirada, quiero esperar a tus pies , encadenado a tus pasos, pues cada uno de ellos golpea mi corazon, o que me arrastre el aroma de tu perfume, para sentirme entre tus suabes manos. Quiero enrredarme en tu cabello, para siempre estar en tu mente, pero sin dudar hoy quisiera ser la luna, esa luna ala que siempre miras defrente, o el sol que da brillo a tu piel blanca, quiero ser cada letra saliendo de tu boca para siempre besar tus labios.
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Estatuas y Espejos.
Estatuas y Espejos. Limpias superficies. Flor de adormidera. Menta y eucalipto. Fuentes de agua fría, Dragones azules, orquídeas de cristal. Ceniza de tabaco, aroma de incienso, perfume de azaleas, fresa y hojarasca, día de lluvia, noche abierta oscura, Diciembre de Sevilla, arquetipo de cisne, rosas de plata, luna sobre el trópico, nieve en las marismas, diamantes amarillos. Estatuas y Espejos, formas masculinas, turgencias de deleite, rectas poderosas, maullidos de gato, carne de membrillo, zumo de pomelo, mandarina dulce. Elaborada persecución de esclavos negros, muchachos teñidos de diamante, labios azules, labios violetas, labios rosas, Besos de vampiro, Ósculo de muerte, bóveda de Iglesia, Cúpula gigante, playa de Noviembre, Oásis de Libia. Samarcanda. Nínive. Estatuas y Espejos, Davides de Miguel Angel, estrellas de cine, limones agrios, sándalo y turquesa, aceite y ámbar, resina y miel, vino negro y granate, zumo de granada, Aliento de la nieve, cúspide de azúcar, toro solitario, cuerno de la luna, sensual madrépora, nudibranquio verde. Estatuas y Espejos. Fría cueva oscura llena de relámpagos, sol sobre la arena, sol sobre la nieve, Iris amarillo, Música violeta, Árbol siliquastrum, nardo florecido, azafrán salobre, Espanto en un minuto, hielo y coca cola, Ambulancia chirriando, nenúfar del estanque, Templo de los Griegos, Música de órgano. Transidos pavos reales. Estatuas y Espejos, guerreros mejicanos, hormigas anaranjadas, colibríes rojos, sabor a glutamato, escorpiones morados, gallos vietnamitas, flor de la amapola, luna sobre el lago, Ronda y Guadaira, verso de Kavafis, línea de la mano, muerte en la mirada, Africa cautiva, Amazonas verde. Lenta crucifixión de soles negros, ámbares sagrados, carey y crimen, flor de los hibiscos, mariposas lilas, naranjas agresivos, turquesas y calambre. Estatuas y Espejos, y espejos que reflejan estatuas, y malaquitas en los jarrones y escherzos de trompeta y alelíes rosas y escorzos de cisne, y gallos peleando y gloria y angustia, y altura y Orgasmo.
Se miran solitarios los amantes suicidas, y destila el escorpión su veneno increíble, hecho de pétalos de rosas. Puntos suspensivos, y el Ruiseñor queda estático sobre el alambre y sueña con un poniente de plata pura en el que caracolean Unicornios de playas grises. Todo lo que queda es un perfume triste. Espejos y estatuas y estatuas que se reflejan en los espejos. Isla. Sagrario. Muerte. ....................................................................... Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Poeta
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Es costumbre en casa no celebrar fechas especiales tan a menudo, sin embargo desde que recuerdo cada instante compartido tiene más importancia que un aniversario, un cumpleaños, etc. Así, nos han inculcado y por supuesto nada tiene sentido cuando los que más quieres no están contigo… Es por eso que desde hace mucho tiempo no celebro “fechas especiales” como suelen llamarse, los motivos han sido diversos, el primordial es que únicamente celebro INSTANTES ESPECIALES que aunque pasen a ser recuerdos son los pilares de mi vida…
He tenido el mejor regalo: las enseñanzas de mis padres, las lecciones de mis hermanas, el ímpetu de aprendizaje de mi abuelo; pues recibir su abrazo de bienvenida o despedida es único, a esto se suma el gesto tan natural de gratitud que mis mascotas me brindan. Igual de relevante es contar con los ánimos y locuras de los amigos/as…
¿Cuántos amigos he conseguido hasta hoy? No muchos, pero sí los suficientes y los necesarios para valorar y ser consciente de la verdadera amistad.
Con mi familia y amigos he logrado compartir las expectativas de mis sueños y me han brindado lo mejor de ellos para fortalecerme cuando he perdido las ganas de luchar…, pues me han impulsado para concretar las metas de mi destino.
Grandes motivos me han acompañado, particularmente TU tiempo y compañía en mis fracasos y las felicitaciones en nuestros objetivos compartidos, pues gran importancia tiene una taza de café, una taza de chocolate, un choco-café helado y hasta una copa de vino que brindamos sin que haya celebración alguna -tan sólo por el hecho de estar juntos-
Mi gratitud a todos los que realmente me conocen y comparten mis sueños y creencias…
Autor: Quituisaca Samaniego Lilia (Lilivi)
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Poeta
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Arcángeles contra Arcángeles.
Pluma de coral y astilla de nieve, débil alfiler de agudísimo filo, escarcha negra y crimen y lentas rosas blancas que se abren como labios, espléndidas aproximaciones a los solsticios, estrellas neutrónicas y víboras verdes. Lirios de nieve con un leve toque de amarillo precioso, corolas y lenguas, Carolas y Cristinas, Isabelas de pupila verde, gatos con los ojos rojos. Pistilos de hibiscos naranjas llenos de pulgones verdes, arcángeles de dificultad logarítmica, penetrantes rubíes sobre dagas, cuchillos perfumados, algalia, jazmín, nenúfar. Coral y pez león, pluma y esvástica, gamada opulencia de armiños fríos, rumor de águilas y azores, halcones negros, serpientes bajo los potos, verdes como las esmeraldas, cianuro, estricnina, veronal sódico. Pizarras y granates, índigos y escarlatas aromados, bisectrices de bermellón y savia, pasionarias, prímulas, crisantemos eléctricos, berilos y antiberilos, colmatación de la materia, plomo fundido y azúcar, azúcar y limonada de naranja, azúcar y laberinto, cristal e individuo, pólipo y bálsamo, centollo y orquídea, recta y ecuación desnivelada, aproximación a Huitxilopotxli, espejo y curva, espejo y carabela portuguesa, espejo y ungüento de hielo, mármol y cisne. Trompetas que adjudican lilas y malvas a los gusanos. Trompetas que adjudican claveles y lilas a las rosas. Trompetas que adjudican arañas y girasoles a las lilas. Trompetas y pianos. Serpentinas negras y serpentinas fucsias, lentejuelas de oro y plata. Trompetas que adjudican verdes y obsidianas a las orquídeas, orquídeas transparentes, perfume de madreselvas, zinc y logarítmo de estroncio. Carne de poliamida. Pluma y quebranto. Hueso y aroma. Gallo y cresta de gallo, cola de lagarto, cola de cocodrilo, cola de pavo real, isla negra, Ecuador lleno de virutas, muelle, émbolo, grúa electrostática, atracción de imanes, clavellinas y violines, paranoia y acrilamida, sed y neurotoxina, extremaunción y carbunclo, abrevadero de garzas, alas de mariposa, acantilados bajo los flamboyanes, acacias amarillas, Stromboli, pecado, Nuncio, turmalina violeta. Ángeles contra ángeles, nenúfares contra nenúfares, bermellones contra bermellones, belleza que hiere la belleza, beso lascivo, estoraque, lavanda, corcho, hierro fundido, oro, luz cenital sobre las moreras, hoja de parra, irisación y topacio. Ángeles contra ángeles, destrucción de la petunia. Clímax, anticlímax, bronca, amor en las patas del cangrejo, amor en las curvas de las cimitarras, amor en la raíz de la gardenia. Quásares fríos. Ángeles contra ángeles, y ángeles ignorantes de sí mismos. Orgía. Cuerpo. Lirio. …................................................. Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Poeta
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Cuando la vida es linda. Cuando vemos el sol aunque truene. Cuando alegría y oportunidades no se cansan de golpearnos la puerta. Cuando un pañuelo nos viste. Cuando el teléfono suena con enfático interés sin apatía. Cuando nuestros padres aún se miran y sonríen. Cuando la posibilidad de que nos amen, nos dice ¡sí! hasta reventar. Cuando el amor es más que sexo y "para siempre", y su despertar es "tabú" y fijación. Cuando en inexorable desvirgue sentimental, el primer desaire nos arruina un ‘algo’. Cuando la muerte es exclusivamente de los demás. Cuando los amigos son "hermanos" y los hermanos, "enemigos". Cuando el primer cigarro nos ahoga con humo y remordimiento. Cuando el primer trago de alcohol es vómito premonitorio de lo adverso. Cuando cualquier lugar del mapamundi contiene la señal en cruz, del tesoro que, ‘seguro, un día hemos de hallar’. Cuando por lo vivido (concreto e inconcreto debido a su inconstancia natural) finalmente admito que la vida es linda, en entrañable triunfo íntimo, le escribo yo estos versos que le adeudo desde que vivo, porque hoy es cuando.
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Poeta
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