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“La extrañamos, la soñamos . . .”
Toronjita . . . falleció se fue al cielo de las ranas, en un charquito flotante ya trova por las mañanas.
Con una orquesta de grillos y un coro de cochinillas afina bien su garganta tarareando tonadillas.
Ha puesto lindo nidito en la nube algodonada, no comerá ni un mosquito tendrá la panza delgada.
La Ranita Toronjita canta, canta, sin parar, canta tangos, sus boleros, con un refinado croar.
Le acompaña fiel mariachi al son de rancheras bellas, con tal dieta entona más melodías a las estrellas.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 02 de octubre del 2018 Dedicado a mi Chalita, ¡te amo a ti! . . . Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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Mi papi se la encontró en una selva preciosa, la vio linda, muy bonita, delicada mascotita.
A mí me la regaló, me la dio en una cajita, estaba tan pequeñita que ternura me causó.
Yo, le puse Toronjita por gordita, jugosita, me parece una cosita de las que manda Diosito.
Sus ojitos son saltones, tiene las patitas largas, luce diversas manchitas que son oscuras, negritas.
Mueve, mueve, su garganta, pues se la pasa comiendo, solo estira esa lengüita alcanzando el alimento.
La Ranita Toronjita come, come, sin parar, come grillos, cochinillas y no deja de engordar.
Le voy a echar su guayaba pa’ que se le hagan mosquitos, pobrecitos, tan chiquitos, también los va a devorar.
Por las mañanas, le gusta que le dé el sol un poquito, regresando a su nidito que entre las aguas está.
En la cuevita de lodo permanece muy tranquila, ahí está bien quietecita saliendo solo a cazar.
¡Ay, Ranita Toronjita!, no te quiero regordeta, me encantas en miniatura, quisiera verte flaquita.
Si tú sigues de glotona no vas a caber en casa y, pronto, vas a aprender que la vida . . . no es comer.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda México, D. F., a 02 de octubre del 2006 Dedicado a mi Chalita, ¡te amo a ti! Reg. SEP Indautor No. 03-2007-082112003600-14
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Poeta
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“He nacido en noble cuna, soy el padre de la tuna.”
Provengo de las cactáceas, a mi Dios le doy las gracias de habitar la noble tierra que, en mi ser, amor encierra.
Suelo seco de aquel llano hace tiempo no lejano fui sembrado tras lomita, ¡ay!, mi corazón palpita.
Verde, espinoso de fuera, crecí en una nopalera que ha sobrevivido afrentas con sus vigorosas pencas.
No soy cultivo cualquiera también llamado chumbera, cardo, de pie estoy parado como estandarte sagrado.
Soy opuntia irresistible, deseado cual comestible milagro de hoja carnosa bien silvestre muy fibrosa.
Ostento figura oval, me denominan nopal orgulloso grito al viento: ¡qué tengo espinas, lo siento!
Si tal presencia te ofende mi arrogancia me defiende, soy una planta arbustiva que se ha vuelto reflexiva.
Soy símbolo nacional patriota sensacional, de mi cuerpo brotan tunas, xoconostles de fortunas.
Formo parte de la historia de México, de su gloria, pues águila real osada posose desenfadada.
Sobre uno de mi especie, ojalá el pueblo me aprecie que aparezco en la bandera tricolor, sacra, . . . señera.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 15 de septiembre del 2017 Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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Poeta
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“Tu caso, triste presagio, de la humanidad, . . . naufragio.”
Árbol del gran Moctezuma, permite que te presuma, hacia arriba, dos vertientes, copa, ramas imponentes.
Predilecto de natura, cuarenta metros de altura, quince de circunferencia, marcaste, así, diferencia.
“Centinela” de las frondas, raíces profundas, hondas, del bosque todo un Señor, “Viejo de Agua”, el más mayor.
Ahuehuete, “El Sargento”, hace tanto, tanto tiempo, te sembraron, ahuehuete, ¿lo añoras?, fuiste cadete.
De tronco firme, muy regio, diste sombra a aquel colegio, al Colegio Militar, te mereces un altar.
A las faldas del Castillo, te nutrió sol amarillo, fuiste nido de “aguiluchos”, te rociaron con cartuchos.
Centuria mil ochocientos, como han soplado los vientos, soportaste las batallas, de aquellos “gringos”, canallas.
Que invadieron vuestros pastos, que recuerdos tan nefastos, en tu cima de sabino, se escuchó el fragor de niños.
¡Niños Héroes, mi ahuehuete! muertos en cuarenta y siete, de la historia fiel testigo, ¡marchito, que cruel “castigo”!
El Cerro del Chapulín, triste vio llegar tu fin, año del sesenta y nueve, siglo veinte, se conmueve.
Secular, sacro ahuehuete, ¿por qué quedaste al garete? tus milenios se acabaron, ¿por qué, a ti, te abandonaron?
La tragedia, así, se fragua, bien seco por “. . . falta de agua y contaminación . . .”, traspié, reza una placa a tu pie.
Falta de agua, . . . qué ironía, ¿es qué, nadie lo sabía?, sed e infección, tu martirio, ¿qué pensaría Don Porfirio?
De la polución y ozono, que funesto desazono, tú no tienes sustituto, Chapultepec . . . negro luto.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda México, D. F., a 13 de septiembre del 2015 Reg. SEP Indautor No. 03-2016-070109301200-14 Dedicado a mi hermano, el Sr. General de Brigada e Ing. Constructor (en retiro), Adrián Ramos Aranda.
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Poeta
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“Ante tu grandeza . . . me hinco.”
Del náhuatl, raíz, origen las palabras que te rigen superficie, etnia, pueblo con mis versos, yo, celebro.
Tu Señorío tan grandioso, magno, ancestral, poderoso, tu economía en sociedad de agro-signo identidad.
Altépetl, “montaña de agua” que en la leyenda se fragua, chinampas te han dado orgullo en México eres su arrullo.
Xochimilco de canales con sus cauces celestiales que bañan lluvia; volcanes, par de lejanos guardianes.
Xochimilco de riberas, de orillas con sus laderas bordeadas por ahuejotes, por sauces de dignos brotes.
Eucaliptos, alcanfores, alegran con sus colores entre plantas como el lirio la ninfa que es mi delirio.
Xochimilco edén bendito sitio de magia, de rito, lugar de lacustres dotes de prehispánicos islotes.
Que quede en ti mi alabanza bella “tierra de labranza”, “sementera de las flores” de aromáticos olores.
Alcatraz, clavel, azalea, el cempoaxóchitl, la dalia, floripondio, clavelina, girasol, gladiola fina.
Región de cultivos varios de pueblos originarios, catorce que, ahí, se asientan, su cultura representan.
Las milpas cuentan la historia de hortalizas que dan gloria bien regadas por las aguas, te pintan Códices Nahuas.
En tu vergel territorio, costumbrista adoratorio, técnica agrícola antigua la chinampería atestigua.
Que has brindado el alimento dando comida, sustento, a los nativos sin tiento a la Ciudad hace tiempo.
Con maíz, chile, epazote, coliflor, chilacayote, calabaza, jitomate, lechuga, acelga, tomate.
Pepino, quelite, el haba, cilantro que no se acaba, por citar solo unas cuantas verduras, pues, nos das tantas.
Natura con sus encantos bosque en los lares más altos coexisten: ahuehuete, pino, tepozán, ocote, encino.
Tienes variedad de flora y fauna que vida implora ajolote, pato, rana, tilapia, mojarra sana.
Liebre, tlacuache, tejón, el zorrillo, el escorpión, tuza, ardilla, comadreja, teporingo, una rareza.
En turismo eres bastión flotante de tradición centenaria que navega en trajinera rejega.
Salgo del embarcadero llevado por fiel remero el grato paseo en “chalupa” avispar la vista ocupa.
Llegar hasta la compuerta con el alma bien abierta es costumbre muy bonita dar un ramo a la damita.
De flores de la “marchanta” navegar canta que canta al son de lira, marimba, mariachi, corazón timbra.
Chucho Monge, Agustín Lara, le han cantado en forma clara a tus riquezas preciosas, a tus mujeres hermosas.
Flor más bella del ejido te dedico este cumplido, mi admiración muy febril, tal fiesta es el mes de abril.
Ya visité los viveros, los mercados, los museos, las arqueológicas ruinas, haciendas, parques, son minas.
En inagotable viaje la Pista de Canotaje, la “Isla de las Muñecas”, pasé por las discotecas.
Los restaurantes, los bares, sin fin de lindos lugares para el que quiera pasearse, comer, beber, sin hartarse.
El espectáculo asoma ya regresó “La llorona” con su música, la danza, la ficción, el mito avanza.
No olvidaré los Conventos que, de la fe, son cimientos, ni en la Parroquia devota pedir favor al Niñopa.
Pues, tienes problemas varios en tus diecisiete barrios ecológico lamento requieres conocimiento.
De esa tu indígena herencia que demuestre su querencia, el amor con mucho ahínco sobre de ti . . . Xochimilco.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 08 de abril del 2019 Dedicado a mi compadre Prisciliano Membrillo, “El Chato” . . . Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
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GRAZNIDOS
Mientras juegan las gaviotas con la brisa del océano, mis ojos viajan, impregnados de horizonte, donde los caminos no terminan nunca. Y las olas se acercan a mis pies, y los graznidos ensordecen de lluvia fresca mi alma.
ARMONÍA
La sombra de los niños juega con la sombra de los árboles. Los gritos de los niños bailan al son de los vencejos. Las estrellas mueren en paz.
MÚSICA
Por los bajos de las puertas se cuela una música especial: El lento aroma de los jazmines.
CREPÚSCULO
Pasó una bandada de gorriones piando toda la fiebre roja de la tarde.
Maite Sánchez Romero
Del libro "La naturaleza en el corazón". Prosa poética de la naturaleza. Ilustrado. Gratuito en pdf: La naturaleza en el corazón
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Por la corteza lisa de la adelfa suben y suben las hormigas como un rosario fervoroso de pasos diminutos. Tu pensamiento también escala, hasta mirarse en el raudo espejo de las golondrinas. Y sus destellos abren tu mente más y más… Juega la brisa en verde, haciéndole cosquillas al río; la llama de un chopo viaja por el agua mientras contempla tu reflejo. Y son tus ojos dos pinzones azules que pían el viaje de las ondas. Y tus pies acaban de descubrir el tacto turquesa de la calma. Una cascada tersa de paz rodea tus hombros. El río está escalando por tu alma. Te susurra con frescor cómo teñirte de todos los cielos, cómo extender tus plumas por todos los valles; cómo descubrir caminos de plata que acaban en la contemplación del misterio; cómo tamizar con tu luz el colibrí del instante. El río te conoce. Dice tu nombre al pasar, y lo va cubriendo de hojas y latidos larvarios. Él te siente, y desea llevar tu suave peso de loto sobre sus grandes manos ancestrales. Él te cura suavemente con sus burbujas lunares. Te sumerges entre sus piedras redondas hasta hacerte espejo de la eternidad... Y todos los seres pasan y se miran... y se sumergen en ti...
Maite Sánchez Romero
De "La naturaleza en el corazón·. Libro ilustrado y gratuito en pdf: La naturaleza en el corazón
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RISAS DEL MAR
El mar era azul, era plata, era verde, era añil. Era el soliloquio de la luz reverberando en el silencio.
El mar reía gaviotas, reía cuerpos desnudos zambulléndose, reía su gozosa brisa en los oídos.
El mar era la palma de Dios abriéndose en eternidades de espuma.
LLANTO DEL MAR
Aquella mañana el mar sufría. Agitaba con ira su cuerpo. Sangraba su espuma suicida por las rocas.
Y los peces lloraron sal.
El mar quebró su llanto en millones de gotas que aún resbalan por mis brazos.
LA OLA
La ola se acerca con sus brazos de plata, y mientras viene se va dejando un húmedo beso de eternidad.
Maite Sánchez Romero
Del libro "La naturaleza en el corazón", ilustrado y gratuito en pdf: La naturaleza en el corazón
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Despierto y encuentro gotas de rocío en la hierba de mis pestañas. Lavan mi mirada. Y veo sobre mí un cielo que acaba de fundir su última estrella al sol. Me sonríe. Gracias. Pasan una, dos... hasta cuatro nubes viajeras. Y tras de mí, un pinzón acaba de coger una ramita con su pico. Pía. Sigo su revoloteo fugaz: baño de piares entre las ramas. Hoy tengo nueva luz para mi frente, distendida como el horizonte. Acaricio un tronco de tilo; toco sus hojas, que son de un verde tan intenso que acaban por teñir de pura vida mis dedos. Las cabelleras de las centauras bailan entre abejas, a las que les pesan las patitas, saturadas del corazón naranja de las flores. Llega un pétalo a mi piel: un suspiro amante de la mañana. Me espera un claro día de cumbres. El camino se insinúa tímidamente. Lo sigo... y mis botas resuenan deliciosamente por las piedras.
De "La naturaleza en el corazón", libro ilustrado y gratuito en pdf: https://goo.gl/B0cV6V
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EL VIENTO
“Libertad”, “Libertad”, podríamos llamar al viento.
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El viento está sin cadenas, no se puede encarcelar, ni segarle su garganta para que pueda callar, libre es como las aves, nadie lo puede cambiar.
Grande sería ser viento para poder confesar, todo lo que siente el alma que a veces hay que ocultar.
Viento libre, libre viento, qué hermosa tu libertad: que soplas, gimes o ruges. ¡Decir puedes la verdad!
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-Manuel Cornejo González-
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