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Compañera usted sabe que puede contar conmigo no hasta dos ni hasta diez sino contar conmigo. Si alguna vez advierte que la miro a los ojos y una veta de amor reconoce en los míos no alerte sus fusiles ni piense qué delirio a pesar de la veta o talvez porque existe usted puede contar conmigo. Si otras veces me encuentra huraño sin motivo no piense qué flojera igual puede contar conmigo. Pero hagamos un trato yo quisiera contar con usted es tan lindo saber que usted existe uno se siente vivo y cuando digo esto quiero decir contar aunque sea hasta dos aunque sea hasta cinco no para que acuda presurosa en mi auxilio sino para saber a ciencia cierta que usted sabe que puede contar conmigo.
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Poeta
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Tú no sabes amar; ¿acaso intentas darme calor con tu mirada triste? El amor nada vale sin tormentas, ¡sin tempestades... el amor no existe!
Y sin embargo, ¿dices que me amas? No, no es el amor lo que hacia mí te mueve: el Amor es un sol hecho de llamas, y en los soles jamás cuaja la nieve.
¡El amor es volcán, es rayo, es lumbre, y debe ser devorador, intenso, debe ser huracán, debe ser cumbre... debe alzarse hasta Dios como el incienso!
¿Pero tú piensas que el amor es frío? ¿Que ha de asomar en ojos siempre yertos? ¡Con tu anémico amor... anda, bien mío, anda al osario a enamorar los muertos!
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Poeta
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Ojos indefinibles, ojos grandes, como el cielo y el mar hondos y puros, ojos como las selvas de los Andes: misteriosos, fantásticos y oscuros.
Ojos en cuyas místicas ojeras se ve el rostro de incógnitos pesares, cual se ve en la aridez de las riberas la huella de las ondas de los mares.
Miradme con amor, eternamente, ojos de melancólicas pupilas, ojos que semejáis bajo su frente, pozos de aguas profundas y tranquilas.
Miradme con amor, ojos divinos, que adornáis como soles su cabeza, y, encima de sus labios purpurinos, parecéis dos abismos de tristeza.
Miradme con amor, fúlgidos ojos, y cuando muera yo, que os amo tanto ¡verted sobre mis lívidos despojos, el dulce manantial de vuestro llanto!
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Poeta
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Todo nos llega tarde... ¡hasta la muerte! Nunca se satisface ni alcanza la dulce posesión de una esperanza cuando el deseo acósanos más fuerte.
Todo puede llegar: pero se advierte que todo llega tarde: la bonanza, después de la tragedia: la alabanza cuando ya está la inspiración inerte.
La justicia nos muestra su balanza cuando sus siglos en la Historia vierte el Tiempo mudo que en el orbe avanza;
Y la gloria, esa ninfa de la suerte, solo en las sepulturas danza. Todo nos llega tarde... ¡hasta la muerte!
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Poeta
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En el 75 los jóvenes, viejos de ahora Con la fe en Luis Jerónimo López, esperaban Una portería en cero, un pase genial de Alfonsito Cañón, un Grito de gol de Ernesto Días, una entrega total De Carlos Alberto Pandolfi y poder cantar Volveremos, volveremos, volveremos otra vez Volveremos a ser campeones como la primera vez.
Omar Pérez es el sueño de los viejos Jóvenes de ayer y los jóvenes de larga paciencia de hoy De un pasé genial, de un arco invicto Al terminar la final protegido como siempre Por las manos de Camilo Vargas, un destapar las Gargantas atascadas por los años, gritando Un gol delirante de nuestro Jonathan Copete para cantar Nuevamente... Volveremos, volveremos, Volveremos otra vez, Volveremos A ser campeones como la primera vez.
Nos pusimos el pecho rojo, las manos Blancas, el corazón más alegre, practicamos La semana entera como se canta un gol De título, que nos contaron los Viejos, entrenamos los abrazos, soñamos Y no dormimos, hablamos De lo que somos, sentimos lo que Esperamos y por fin supimos por Que la santa fe que cargamos tantos Años.
Que vengan los pobres, que vengan Los ricos, que vengan los Millonarios, que vengan los Bogotanos, que volvimos otra vez A ser campeones como la primera vez
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Poeta
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Silenciosa y lenta camina por mi piel se mete por mis ojos El desgano a pedazos me consume, las calles son más largas El agua de la lluvia más fría, el hambre no va más allá del temblor de mis rodillas No veo a nadie, nadie está cerca Buscó pero no encuentro… Pienso y luego entiendo, cómo pretender felicidad Sí he dado desdicha, abandonó, soledad, llanto… La vida sólo me devuelve lo que di. Ahora tardes y noches enteras sólo, con el murmullo lejano de Andrés que me compaña Juntando margaritas del mantel o averiguando qué día es hoy… No pienso en ti, ni en ti, ni en ti, sólo en mí… En mi tiempo que pasa y veo cómo se aleja Tanto amor que tengo guardado, tantas ilusiones Tanto que dar y te oigo llorar a lo lejos y no puedo hacer nada Intentaría sacarte el corazón luego secar tu cerebro, borrar tus recuerdos, matar tus caprichos Pero sigué silenciosa y lenta caminando por mi piel metida entre mis ojos.
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Poeta
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Ponte tu mejor sonrisa, deja Tu pelo libre, abre tu corazón, dale Brillo a tus ojos mirando la luz Del nuevo día, suaviza Tus manos con el perfume de tu Cuerpo, Ponte el más hermoso De tus pasos, descuelga las Más dulces palabras y llévalas Contigo, llena tu cartera de Saludos, tus bolsillos de esperanza.
Pon colores vivos a tu cabeza, un Rojo pasión a tu corazón, azul Profundo a tus ojos, rosa suave A tu sonrisa, el color mas Suave que encuentres a tus manos, no Olvides llevar en una cajita el Negro más profundo para cubrir Con él las cosas malas.
Sal caminando, orgullosa, erguida, con La frente en alto, que quien te mire Te admire, que disfruten tu elegancia y Tu hermosura, que la paz de tu alma Se refleje en tu cara y que el mundo Se enamore de ti, como tú de la Mañana
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Poeta
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La sombra de mi alma huye por un ocaso de alfabetos, niebla de libros y palabras.
¡La sombra de mi alma!
He llegado a la línea donde cesa la nostalgia, y la gota de llanto se transforma alabastro de espíritu.
(¡La sombra de mi alma!)
El copo del dolor se acaba, pero queda la razón y la sustancia de mi viejo mediodía de labios, de mi viejo mediodía de miradas.
Un turbio laberinto de estrellas ahumadas enreda mi ilusión casi marchita.
¡La sombra de mi alma!
Y una alucinación me ordeña las miradas. Veo la palabra amor desmoronada.
¡Ruiseñor mío! ¡Ruiseñor! ¿Aún cantas?.
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Poeta
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Si muero, dejad el balcón abierto. El niño come naranjas. (Desde mi balcón lo veo). El segador siega el trigo. (Desde mi balcón lo siento). ¡Si muero, dejad el balcón abierto!.
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Poeta
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Recoges con tus manos mis soledades, mis angustias. Pones en tu corazón todo el amor, todo el polvo Del camino que levantan Mis pies en cada paso, me sigues, me Cuidas, me proteges Como a un despistado adolescente, sospechas Mis dolores, adviertes mis penas, Sabes de mis sufrimientos y sin Decirme cuáles me aconsejas, Mi corazón para ti es una mano abierta y en ella lees asombrosamente Y sin equivocarte mi futuro. Me conoces tanto que me aterra, antes de sufrirlo ya lo sabes. Soy tu hermano no por accidente, si pudiera elegir te elegiría, A veces no Soy tu hermano soy tu hijo, muchas veces no soy tu hijo, soy tu Amigo y tu cómplice de infancia. Pasas silenciosa cada noche por cada rincón de mi vida, Pones tus Ojos gigantescos a velar mis sueños. Sientes a quien amo y sabes que te amo y en medio de este Silencio que me envuelve sólo pienso en ti Hermana mía.
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Poeta
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