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POR AGOTARSE
Una Gota De día se ha bebido La noche Un océano De Estrellas En un día Una gota Una vida Un tierno momento De miel melodías manantial De piel páginas paternal Una Gota De noche se ha hecho El día Una laguna De Lunas En un latido Un suspiro Un aliento Una joya palpitante Cada pluma de nubes un cielo soñado Cada gota de lagos un día vivido Cuando Por nosotros Lloren otros ojos Bebido el día ¡Nuestra primera noche sin estrellas! Del instante eterno del océano una gota.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Poeta
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[b] En mi pecho, lleno de amor por ti, donde palpitan todos mis anhelos, donde siempre te espero, se esconden todos mis silencios, todas mis esperanzas, y todos mis sueños de amor. En mi pecho donde pones, tu dulce cabecita, que no pesa, esta mi corazón, que te perteneces. Y estas poblado de mis sueños. Mis sueños acostumbrados, que no tienen para donde ir. Mis sueños que son de ti, son tuyos, y es para ti que los cultivo. ¿Si no es para ti, que los cultivo, a quien voy a entregárselos? Sin recibir repuesta, doy riendas sueltas a mis tristezas. Pienso en ti y te amo y tú nos estas conmigo. El pájaro de las soledad y la tristeza me señalas con su pico. Me hace pensar: ¿Es esta la soledad que conozco y en la que vivo siempre por ti? Las espigas de mi amor crecen al viento. Mis hojas de amor crecen en estas páginas. ©Rafael Pérez Derechos Reservados
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Poeta
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Fico observando os pormenores da vida, que essa gente distraída deixa passar em branco.
A vida tem seus encantos, mas é uma bola dividida: Às vezes quem sorri na ida, volta chorando, aos prantos.
A vida é boa, mas nem tanto... Tem muita gente ruim... Tem muita gente afim de desafinar qualquer canto.
A.J. Cardiais imagem: google
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Poeta
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Canción para la esposa ajena
Tal vez guardes mi libro en alguna gaveta, sin que nadie descubra cuál relata su historia, pues será simplemente, los versos de un poeta, tras de arrancar la página de la dedicatoria...
Y pasarán los años... Pero acaso algún día, o acaso alguna noche que estés sola en tu lecho, abrirás la gaveta - como una rebeldía, y leerás mi libro- tal vez como un despecho.
Y brotará un perfume de una ilusión suprema sobre tu desencanto de esposa abandonada. Y entonces con orgullo, marcarás la página... y guardarás mi libro debajo de la almohada.
José Angel Buesa
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Poeta
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Creo conveniente informarles que odio los teléfonos tanto como los epígrafes o cualquier cosa que intente justificar el poema. En cambio, siento una especial pasión por las calculadoras de bolsillo y las guitarras de cedro, aunque me son infieles. Me atraen las lámparas de petróleo y las dulzainas de doble escala y tono lastimero. Un espejo de azogue me entusiasma mucho m&ás que un catalejo, pero si me dan a escoger entre un cuchillo templado en fragua y un candelabro de cobre, me quedo con el cuchillo. Detesto las postales y los telegramas, los abalorios dorados, los gatos de porcelana, las estatuillas de Buda. Me da lo mismo un reloj de péndulo que uno de pulsera o una carta de baraja española sutilmente marcada. Sin embargo, me llaman poderosamente la atención ciertas máquinas de utilidad más que dudosa y en general aquellas cosas que tintinean como una caja de sorpresas. Amo los libros profusamente ilustrados sin dejar de lado, por supuesto, los que nada muestran pero me hablan sin rodeos y mirándome a la cara.
Ahora que lo recuerdo, también creo conveniente decirles que me gusta la brisa que roza como una caricia pero el viento que arrebata me exaspera. Un hombre sin vicios me parece sospechoso. Una mujer con recatos se me hace insoportable. Me apasionan las lluvias, los caminos sin retorno y todo lo que en cada tarde va muriendo sin remedio. Me agrada el ruido que armoniza con todos los silencios y la soledad que puede llenarse con palabras distantes: pero, por sobre todo, amo la vida que se puede vivir sin limitaciones.
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Poeta
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Por las tardes escapo de la rutina que en mi casa es inquilina y cada mañana me asesina a sangre fría, que ataca ya sea que esté yo frente al computador o me encuentre cual inspirado escritor, con un auricular en mi oído y teniendo frente a mí una hoja con un poema escrito, es constante e inclemente la forma en que me da muerte, usualmente llega sin que pueda notarla y me toma sin que pueda detenerla hasta que llega la hora de marcharme a la escuela en dónde, con mis amigos, mi mente vuela.
Ella sólo se queda en casa esperando por la oportunidad para un nuevo homicidio, de esos a los que ya soy asiduo y que ya no me duele cuando me alcanzan, entre clases, profesores y divagues es que la olvido por unas horas, pero ella solo espera encontrarme de nuevo a solas, regreso por la noche y ella espera en la oscuridad, le deja el trabajo a la soledad con la que me suicido a diario antes de dormir.
Porque mis paredes al callar me hacen sufrir, y no, la música que empiezo a oír no logra salvarme, quizá es que no quiere, quizá se rehúsa a salvarme por insolente, o quizá solo sea que no me doy cuenta como lo intenta y no puede, y mi cuarto se llena de cenizas y humo cuando me consumo con llamas negras, si, la oscuridad no retrocede ni un segundo mientras me inflamo, y es allí que recuerdo que la ciudad parece un mundo, tan cerca de tantos, al lado de ninguno.
El techo de mi cuarto mira mi cansancio, yo lo combato soñando despierto, pero antes de darme cuenta estoy de nuevo muerto, unas horas más de muerte no hacen daño, lo que duele es que he pasado muerto tantos años, lo que duele es que al llegar la primavera yo siga viviendo en un frío invierno, es darme cuenta que vivo en mi propio infierno, donde el castigo es la impotencia, o quizá la indiferencia para cambiar mi situación.
Aunque a diario se alegra mi corazón, cada noche me espera la desesperanza en mi cama, es curioso, conozco el camino pero por más que ando no logro dejar detrás la oscuridad, aun así, entre muerte y muerte siento felicidad al mirar por la ventana y que matices de azul y gris me inviten a volar, pero cuando vuelo la sonrisa se pierde al darme cuenta de que hay tanto cielo y tan pocas alas, al cruzar la ciudad y ver tanto odio, tantas balas.
Por supuesto hay amor también, hay gente besándose mientras espera en el andén, hay gente que canta lo que siente con una sonrisa, y hay gente que corre deprisa para ver a quien extraña, pero no hay equilibrio, aunque las escenas de amor sean muchas, suelen pesar más las luchas, gente a la que le arrebatan la vida, gente triste con mirada perdida, como yo, y regreso a mi habitación, el silencio la inunda sin compasión.
De nuevo veo a la rutina en mi espejo, lista para cometer otro asesinato complejo, lista para enterrarme una vez más, sin pensarlo, sin hablar, y muero de nuevo, hasta que las alegrías me hacen vivir.
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Poeta
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LUENGA LOBREGUEZ
Luego. Del fuego. Ruego. Delfugazalentar Conlaesperanza+ Luenga lobre_guez. Del suelo el alma. El dedo duele tierra. Del trabarse traficar de las palabras. Travesear y en subasta el desvivirse. Del temblar la calle en claroscuro.
Consolo Aparent Arloque Seeshoy Luengalo breguez!+++ Más Lenta Entre Las flores Se ocultan dolientes. Las cunas en sangre secas. Lloviendo cielos acordes. ¡A tor men tados!. De par en par colmados gélidos Las manos del yermo abismo ¡Áspe ro el que branto!. Buscando islas sombras abiertas. Al examen despertares ignotos.
Dondelsuelo Yacealverte Rtitubeante Gotearamor+
Entrelazados. Las Mañanas ¡Cultivan escombros!. Inoxidables acuarelas. Impresos profusos. Floreando sequías en ciernes. Clandestina. Esquina. Del Cangrejo La Lengua Lobreguez Luenga Lobreguez En la fauna disconforme. ¡Lengua luenga!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Não escrevo quando quero. Também não sento e espero que o poema venha...
Procuro. Provoco. Invoco.
Fico feito fogo, procurando lenha.
A. J. Cardiais
imagem: google
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Poeta
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MAL SOÑAR NO
Porqué De la nada suponer no quiero nada. En ninguna parte. Entrar no quiero entrar. Y sobre nada discutir. De nexo nevoso.
Apenas el bosque busque. Al preludiar preciosura. Las fábricas de sueños. Al sopesar el sonrojo. Entre la maleza ocultas. Ardiente locuela gambeta. Entre los pozos que trepan. De cordial cordaje corcel. Las afueras interrumpiendo. Por gajosa galantería.
Los fragmentos silencios. Pulcra pulidez!. Del cuerpo Apenas Apartados Del Acaramelado cortejar. Desesperadas chimeneas. Tornadizo el becuadro. Porqué la nada crepita. ¡Gazmoñería de gazuza amonedada!.
Pedazos de noche respirando Del manosear manantial. ¡Dónde los techos tiemblan!. Sombras densas del rojizo exageradas. Los humos vitrificados. Al reverso mancha tenue. Apenas. El bosque busque. Al azar. Que oprime. Alejándose. De sueños ocultos. La maleza.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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