|
Pulida claridad de piedra diáfana, lisa frente de estatua sin memoria: cielo de invierno, espacio reflejado en otro más profundo y más vacío.
El mar respira apenas, brilla apenas. Se ha parado la luz entre los árboles, ejército dormido. Los despierta el viento con banderas de follajes.
Nace del mar, asalta la colina, oleaje sin cuerpo que revienta contra los eucaliptos amarillos y se derrama en ecos por el llano.
El día abre los ojos y penetra en una primavera anticipada. Todo lo que mis manos tocan, vuela. Está lleno de pájaros el mundo.
|
Poeta
|
|
Dos cuerpos frente a frente son a veces dos olas y la noche es océano.
Dos cuerpos frente a frente son a veces dos piedras y la noche desierto.
Dos cuerpos frente a frente son a veces raíces en la noche enlazadas.
Dos cuerpos frente a frente son a veces navajas y la noche relámpago.
Dos cuerpos frente a frente son dos astros que caen en un cielo vacío.
|
Poeta
|
|
Dame, llama invisible, espada fría, tu persistente cólera, para acabar con todo, oh mundo seco, oh mundo desangrado, para acabar con todo.
Arde, sombrío, arde sin llamas, apagado y ardiente, ceniza y piedra viva, desierto sin orillas.
Arde en el vasto cielo, laja y nube, bajo la ciega luz que se desploma entre estériles peñas.
Arde en la soledad que nos deshace, tierra de piedra ardiente, de raíces heladas y sedientas.
Arde, furor oculto, ceniza que enloquece, arde invisible, arde como el mar impotente engendra nubes, olas como el rencor y espumas pétreas. Entre mis huesos delirantes, arde; arde dentro del aire hueco, horno invisible y puro; arde como arde el tiempo, como camina el tiempo entre la muerte, con sus mismas pisadas y su aliento; arde como la soledad que te devora, arde en ti mismo, ardor sin llama, soledad sin imagen, sed sin labios. Para acabar con todo, oh mundo seco, para acabar con todo.
|
Poeta
|
|
Quero continuar existindo nesta casa pequena com esta vida amena e esses quadros cafonas na parede...
A minha rede é este horizonte aveludado. Onde me deito quieto, calado, escutando a voz do vento quando ele passa assanhado.
O meu perfume é o de brisa do mato... Só uso quando visto o lume das estrelas, e saio para brincar com os astros.
O resto é sonho.
A.J. Cardiais imagem: google
|
Poeta
|
|
Sonrisas y recuerdos... Promesas que ambos rompimos, un corazón destrozado, canciones rotas... Un corazón que rompió a llorar en su nido. Noches eternas despierta, escuchando esa canción que me recuerda lo feliz que había sido, tantas sonrisas y tantos recuerdos que han caído al vacío.
Un vacío lleno de corazones rotos, almas condenadas a morir solas en cualquier rincón, cantando una triste melodía. No había sonrisas, sólo espinas clavadas, angustia y sufrimiento.
Corazones que miraban arriba, con la esperanza de que algún día los recogerían...
El amor es como un juego de dos, en el que uno pierde, y por así decirlo, el otro gana. He vivido una historia parecida, mi corazón perdía, pero sentía que ganaba, ganaba poder volver a empezar otra vida...
|
Poeta
|
|
Alguien se levanta y religiosamente empieza el día uniformándose de ciudadano que de veras sale a enfrentársele a la vida: camisa impecablemente arrugada, pantalones de quiebres equivocados y zapatos que ya insinúan agujeros indiscretos. No es por nada, pero al verlo cada día agitando su des-espera en la parada de los autobuses, uno no puede menos que pensar que Alguien cree que aún logrará reconstruir su esperanza con un empleo de tercera, con un puesto en la trastienda, con ese ir y venir de tranquilas sumisiones que lo llevan a perderse sin remedio en una mansedumbre insoportable. Por supuesto, Alguien regresa con el cansancio de la tarde y no comprende por qué no puede darse el lujo de malgastar la economía de un paisaje de domingo o echarse acuestas todas las posibilidades del ocio; Alguien no comprende por qué no ha podido asegurar todavía el placer de empezar el día dando vuelta hacia el rincón sin molestarse en pensar –por ejemplo- que soñar bien puede costarle a uno un ojo de la cara.
|
Poeta
|
|
Sou só um poeta às avessas descontrolando-me no tempero das letras, pondo mais sal ou mais pimenta.
Sou mais um perdido que a poesia sustenta, e vive arrotando que é poeta.
Sou mais um trabalhador de sonhos,um idealizador de nadas, uma chaminé de palavras.
Sou só um poluidor dos olhos e das mentes para quem não gosta de ler, nem de pensar.
A.J. Cardiais
|
Poeta
|
|
Hasta que llega tu hora.
Hasta que llega tu hora espero tu llegada, y pienso, que tal vez no has de venir.
Y todas las horas de espera, de silencio, entre medio, me parecen, como un ancho mar que cruzo lejos.
Me parecen las horas una soledad que abruma; transparente, abierta, como la distancia.
Sufro un esperar de brazos, un esperar de silencios abiertos, hecho solo de esperar.
Hasta que llegan tus besos. Hasta que llegan tus labios. Hasta que llega tu hora. Hasta que llega tu cuerpo. Hasta que llegas tú.
Entonces, esperando hasta que llegue tu hora, espero.
Como siempre, como tiene que esperar, sin desesperarse, todo el que espera.
Me detengo, fuera de mi, esperándote, deseándote.
Hasta que llega tu hora; hasta que se acercan tus pasos; hasta que llegan tus labios, hasta que llegan tus besos; hasta que llegas tú.
©Rafael Pérez Derechos Reservados
|
Poeta
|
|
La tormenta del olvido
|
Poeta
|
|
Me pregunta usted, Señora de todos mis días, qué es lo que hago con la soledad de todas mis noches. Y yo no sé qué responderle aunque en el fondo reconozco un reclamo sutil de gata en celo que aguarda agitada en la fiebre y oye cómo crujen mis papeles a sólo cuatro metros del deseo. Créame usted, Señora de todas las ansiedades, que su pregunta es mi pregunta y su reclamo es mi reclamo. Quizás no lo perciba, Señora de todas las suposiciones, pero hay momentos en que quisiera ser ese que usted imagina a la derecha de su espera; sin embrago, mi soledad tiene fantasmas que ya no dejan de rondarme, tiene presencias que me acorralan en la palabra y me impiden acudir a su llamado.
Me pregunta usted, Señora de todas mis vigilas, qué es lo que hago con mis embriagueces de ahora. Y nada puedo responderle aunque existen mil pretextos y otras tantas alusiones, pues mis embriagueces son mis embriagueces y no las suyas. No hay nada que decir. Usted lo sabe.
Me pregunta usted, Señora de la única sospecha, qué es lo que hago con los espacios del amor que por derecho le corresponden. Y tengo que contestarle, aunque toda la historia de su vida y de mi vida se torne en fábula sin moraleja, que sus espacios son muy amplios pero los míos no tienen límite (o son muy limitados, si así usted lo prefiere), que hay un todo y una nada irremediablemente compartida -a pesar de las sombras que puedes ver en tu camino- y que hay, Al final de estas razones, Una palabra que siendo de todos es muy nuestra: NOSOTROS.
|
Poeta
|
|