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Mujer o cómplice o compañera del viaje sin boletos: te hablo desde el filo de este día que brilla en los tejados, desde la orilla temblorosa del mismo pájaro sin rama.
Y digo: dame a plazo indefinido la risa y la sonrisa que te habita, extiende tu rayo de luz en dirección de mi sueño, vuelca en mí la voz y todo su torrente: sólo así logrará apaciguarse el potro cerrero que galopa en mi pecho. Porque si busco la sombra de un alero que sea recuerdo, todo se me vuelve presagio y la ausencia de tu milagro me atraviesa y la dimensión de tu lejanía me pesa y el instante de tu sombra me hunde y nada hay que me permita una ventana hacia febrero o una puerta cerrada hacia el sexto mes del asombro.
Y agrego: permíteme ser el único inquilino de tu duda, haz que yo pueda ser la desmesura o el bárbaro que estropea tu lenguaje cotidiano. No me quites el sortilegio del ojo que entristece ni la carencia de susurros que almibara a tu oído. Concédeme la libertad de llevar el artificio que amuralla mi fatiga.
No me dejes naufragar en el asombro.
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Poeta
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Te quiero, detrás de las cortinas, donde el sol se haya ido, donde huela a ti donde no huela a mundo. Te quiero, de entre cada hoja, desde cada boca desde todo el cielo Te quiero con ansias animales de devorarte. Te quiero abismal y perdido. Te quiero renunciar De bolso y tacones, y las jodidas pasiones. Te quiero desde las nubes, de hilos, de hemos y fuimos, de hacer y de quedarse Te quiero desde ayer, desde ya, desde yo. Te quiero desde una ola rompiente, errada de erres de ramos y rimas Te quiero con la verdad de cada segundo, de lo innombrable, inaccesible, innato Te quiero aquí de donde huyes, aquí de lo que huele, hiede Te quiero donde has dejado el alma, donde te quedas dormida, desde la antesala desde la cobija y la saliva Te quiero por tus lunas en mi almohada, por las mías en tu mirada Te quiero por necio, negativo y necesario Te quiero desde el sueño que no dejas que sea mío Te quiero por las orejas y tus matices, por lo aferrante que fuiste Te quiero un centavo y te quiero deveritas de cerquita a tu carita Te quiero cerca, como de tener tus pies fríos en mi sillón, como de sentir que vive un fantasma en mi casa de espejos y charlitas, de tardes, como siempre, de tardes. En resumen Te quiero sin necesidad de decir te quiero
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Poeta
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POBRE ZOROLLO
(Experimental) Me dices, que no lo diga, cuando callas Y Me asomo a la inmensidad ágil Tan lentamente Como Estar lamentándose las araduras Blandas, en la seda blanca vuela un pez gris ¡Pobre zorollo!, me dices, verdeándome amarillar a medias yerto de las olas quietas, de los valles por la inútil riqueza condenado el fasto de otoño infausto. El pobre zorollo. En los espacios alados, en las nebulosas purificadas, en la profundidad de la memoria el pobre tallo de la escarcha, escucha. Con el alba de los lirios abanicos. Más la piedra del telar cosecha, escucha, me dices, ciego y sordo el aire corre bajo el mar discreto, es callar. Los collares Las arpas y laúdes paralizados En la profundidad, más elevada de los ecos llenos, El canto del zaguanete imaginaria decrepitud en descenso, en lo brazos, me dices, qué te diga mudo en muletas cada minuto transformándome fugaz leña.
En La Imagen del mañana impreciso En los bosques claros De las miradas discretas De las íntimas pobrezas. Zorollo del viejo campo
Al sol del techo colgante Quedan Los mayordomos hebras de miserias avenas y maizales del atrevimiento arriscamiento... Son Las Insatisfechas comprometidas convenciones En la botella un rodar de asfixias nulas Pobre zorollo En el camino de las hojas caídas Al decir, de la nube de la mano húmeda Antes de ser, cada párpado de brisa curiosa Pestañas de primordiales noches Las calles cabalgando los adoquines En las olas de tímidas paredes Al frente de la mirada Allá por el corazón del sonido extinto del abismo, del secreto evidente, en la punta, me dices que no lo diga. Pobre zorollo. Allá por el acortado tiempo, por el espejo amargo, por el abanico nuevo. Está tembloroso el perfume ¡Mil voces de la madera!. En los musgos profundos despertares del acero.
La tímida hierba ¡Recortando! Los corceles amarillos de las ciruelas. Me dices, pobre zorollo, que no lo diga, por las olas quietas ágil... Alba escarcha de los lirios en penuria. El campo solo suma un silencio más otro restando al pobre zorollo.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Pregunté a las dos niñas de mi vida, intentando que sonase relevante, ¿cómo poder esconder un elefante que estuviese en una gran avenida?
Como vi que no obtenía solución contesté con mi voz más elegante: pues llenando la avenida de elefantes. Y creí que ahí acababa la lección.
Pero entonces fue que al fin logré entender que este mundo también tiene un acertijo. Y la vida, por sutil, juega a esconder,
la gran dicha, de la que buscas el alijo. Sin que veas, aunque no dejes de ver, que ha llenado de grandes dichas su cortijo.
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Poeta
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La ventana de mis sueños… (L.G.)
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Frente a la ventana de mis sueños dejé volar mi imaginación donde todo es dulzura…encanto, me detuve a disfrutar de la dulce brisa que acarició mi rostro con suavidad…con ternura que llenó mi alma de infinita esperanza.
A lo lejos diviso un frondoso árbol en sus ramas juguetean las aves que con su exquisito trinar, mi corazón se llena de ternura y hechizo. Mis sueños siguen su curso y veo hermosas mariposas deambulando en el jardín de la esperanza, que con sus tiernas alas de diferentes colores alegran mi triste existir…mi triste congoja.
No quiero despertar, aún dormida sigo buscando para plasmar lo que estoy viviendo en este maravilloso sueño de tranquilidad…de paz… y con la pluma de la imaginación trazó en hojas del tiempo lo que aquí estoy experimentando, y con la pluma de mi sentir voy trazando cada partícula mágica que va tomando forma del contenido de este hermoso y sublime sueño que aún estoy deleitando.
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Ligia Rafaela
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Poeta
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Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima, silencio que habla, tempestades sin viento, mar sin olas, pájaros presos, doradas fieras adormecidas, topacios impíos como la verdad, o toño en un claro del bosque en donde la luz canta en el hombro de un árbol y son pájaros todas las hojas, playa que la mañana encuentra constelada de ojos, cesta de frutos de fuego, mentira que alimenta, espejos de este mundo, puertas del más allá, pulsación tranquila del mar a mediodía, absoluto que parpadea, páramo.
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Poeta
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Torre de muros de ámbar, solitario laurel en una plaza de piedra, golfo imprevisto, sonrisa en un oscuro pasillo, andar de río que fluye entre palacios, dulce cometa que me ciega y se aleja...
Puente bajo cuyos arcos corre siempre la vida.
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Poeta
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Relámpagos o peces en la noche del mar y pájaros, relámpagos en la noche del bosque.
Los huesos son relámpagos en la noche del cuerpo. Oh mundo, todo es noche y la vida es relámpago.
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Poeta
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Tendida, piedra hecha de mediodía, ojos entrecerrados donde el blanco azulea, entornada sonrisa. Te incorporas a medias y sacudes tu melena de león. Luego te tiendes, delgada estría de lava en la roca, rayo dormido. Mientras duermes te acaricio y te pulo, hacha esbelta, flecha con que incendio la noche.
El mar combate allá lejos con espadas y plumas.
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Poeta
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