Entre la arena y el mar pescaba ideas, una de ellas revoloteaba, preguntando ¿Dónde estarás? Estarás, viendo a la luna reposando en la laguna. ¿Dónde estarás? Como quisiera que estas ideas se perdieran como la nube que se pierde en el mar.
La noche, siniestra y clara, me embiste. Un grato enemigo que me ensordece de desasosiego. Es la morada del gratuito e incondicional hospedaje de los espectros aún mas moribundos que yacen como en un rezagado suspiro en los ecos de mi conciencia. Gritos, cólera, lágrimas, zozobra; fieles cadenas a sus sonrisas macabras, crueles, asesinas.En ella me siento aún mas clandestina.
La fábrica de ansia desprende gases azules bajo un mar negro exorbitante. Y del mismo tamaño, quizá mayor, se hallan estas tenues luces, aquellas azucenas malditas de escalofríos pérfidos. La soledad me embauca en sus redes transmisoras de oxígeno donde desvanezco tierna, sin ataduras. La noche, siniestra y clara, nutre de dióxido mi morada compartida con los espectros y envuelve en un baño de niebla atestada la verdad.
Huye cualquier condición humana. Comienza la tranquilidad a dejar de abastecer el alma. Cada vez mas cerca de mi escucho sus pasos. Me han atrapado como todas las noches, sus garras ensangrentadas de antiguos parajes provocando inimaginables perforaciones a mi exhausta respiración. Sus ojos transparentes sin cavilación esférica provocan a mis pestañas un desolado vaivén de aire mustio, putrefacto.
El insomnio coagula la noche indecisa. Las ratas vuelan cuando la noche despierta a los espectros.
Me propusiste la eternidad con tu mirada enamorada, negada pero aferrada, yo a tus brazos le entregué el camino de mis labios, a tu espalda dediqué el andar de mis pupilas y tus senos se ofrecieron distantes a pasear con la vereda de mis huellas.
De que sirvió entonces el destiempo de las manos sudadas? La fragancia de unas piernas que esperaban? El vaivén pecaminoso de unas uñas que más no rasgaban?
Decidido en la confusa noche acerté dos estrellas, clavos soportables de cariño desmedido, errantes velas perdidas en la oscuridad de esta piel que vuela coja, que viaja vieja, que siente sentada.
Aquella noche me secuestro en su cama, con la cuerda de unos besos que ahogaban me convencía, nunca mañanas entre mis brazos se despertaba, y de murmullos la casa se entrometía. Aquella noche fuimos dos la bandada, siempre me acariciaba con esa voz de niña que de poco a poco volvía, la encontré caminando, me detuvo su paso, me corrigió la postura y me aferre a su cintura. Me decía “quédate” en la madrugada, sin saber que mi ancla ya estaba nombrada. Y me quede como se queda la emoción de despertar a su lado, como su mano entrelazando a la mía, abandonadas en la marea de sabanas matutinas.
Es este grito que se ahoga en un vaso sin labios con un ciego dolor de cristal. El desierto se mudó y ahora habita en mi alma; remolinos en el estómago y silencios encarcelados en estos ojos. Un cielo malva tan tétrico que las estrellas vomitan oscuridad. Hielo fúnebre con cántitos oratorios a la soledad. Palabras de mentira. Súplica a la vida por la vida misma y ajena. Es esta impotencia color hueso que esquiva muros y mata mariposas.
Que no te ofendan mis labios, ni las palabras de mi cuerpo, ni las manos de mi corazón. Que no te ofendan mis besos, Que mi amor por ti sea ofrenda, para ti. homenaje de alegría, de felicidad, y de amor.
Colorear el viento, quiero, con la alegría; las hojas de los árboles. Quiero llamar coloridos pájaros, de variados plumajes.
Que todas mis palabras sean homenajes a ti y a la vida. Yo solo quiero darte amor del bueno, buenos besos, abrazos. Quiero que todo lo mío te sirva de ofrenda, como homenajes a la vida y al amor.
Por eso canto de ti, para ti, con mis palabras, para alabarte como si yo fuera primer hombre en la tierra que ama desde que se invento el amor. Si tú no existieras te inventarías en mi recuerdo. En mi corazón. En lo más profundo y recóndito de mi imaginación.
Sin yo, decírtelo a ti, tu lo sabes y lo sabias, que yo te pertenezco. Que no te ofendan, nunca, mis labios, ni las palabras de mi cuerpo, ni las manos de mi corazón.
Encantado com a poesia, vivi na boemia um projeto de luzes e cores. Vivi ilusões de amores, bebi sambas magistrais no meio dos marginais.
Encantado com a poesia, deixei-me levar. Fui movido pela fantasia de rimar amar com mar e nunca meu barco remar. Deixei a correnteza me levar.
Encantado com a pureza da poesia, cessei palavras à revelia. Misturei as rimas com cimento, levantei paredes de versos e construí prédios de poemas para morar com o tempo
Te amo por tu sonrisa, Porque sencillamente eres tú Con tu alegría y felicidad Con tus sollozos de nostalgia Y tu mirada iluminada de esperanza…
Te amo porque me amas. Te amo amor por tu fortaleza, Comprensión y atención. Porque en ti me encontré de nuevo Acabando con mis aflicciones.
Realmente no sé cómo ni cuándo ocurrió Pero ocurrió, Sería que viste en mis ojos la mirada pérdida La sonrisa vacía que mi cara fingía O la lluvia en mis ojos de tanto esperar…
Sin previo aviso mujer Te has adueñado de mi corazón Sólo con palabras amables, con una sonrisa Una mirada entre pícara y dulce Y la promesa de amigos.
Yo lo sabía, y cerraba mis ojos pensando en ti Intuía que algún día te encontraría Pero en cambio, me has encontrado tú Nuevamente a las cuerdas pegado estoy Pero ahora no lucho más, vénceme cuando quieras.
Tú eres mi pilar, mi fortaleza, mi forma de amar Eres mi refugio, mi paz, mi bien, mi todo. Es a través de tus ojos, que veo el amor Y un cielo eterno para los dos… ¡Dios!... ¿Existirá esta mujer?