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Te mire, y solamente pude mirarte me pregunto si merezco contemplar el cielo.
Me miraste con tus ojos de esmeralda y zafiro amplios como mirar los sueños tus palmas suaves de briza del mar.
Dios nos ha regalado tu belleza Santa Cruz.
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Poeta
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EL VIENTO
El viento indomable a su antojo esparce con intensidad variable sonidos y silencios entre ríos, montañas, campos y ciudades, sobre islas y mares, también en desiertos. Incansable aliento susurro del tiempo a veces se calma, se retira, tal vez descansa… pero otras tantas, no se porque enojo vendavales de furia desata su danza.
En otoño a su paso con ráfagas claras los árboles quejosos acusan su arribo con ramas raleadas, casi desvestidos, dispersas las hojas que ya se han caído a merced de los juegos de algún remolino dibujan en plazas, veredas y sendas tapices de colores... ocre, rojo, marrón y amarillo
Árboles sin hojas vestidos de invierno parecen espectros con ramas muy pobres, se los ve tristes con nidos vacíos a causa del frío que crudo se esparce transformando en hielo gotas de rocío hasta que el sol, en esforzado intento, derrita la escarcha y que la seque el viento.
Transformado en brisa, al llegar la primavera le pide a las ramas que sus hojas crezcan que pimpollos broten y luego florezcan se amarren fuerte por si en una de esas deja de ser brisa y sopla con fuerza. Los árboles gozosos se visten de verde las flores ofrecen color y fragancia para que el viento... la cargue, la lleve... y después la reparta.
Cuando llega el verano son cálidos vientos acompaña las olas empuja la arena se carga el salitre, lo guarda en la playa, para llevar a las casas después cuando vaya. A veces se divierte volando sombreros alguna sombrilla, tal vez una silla... pero es solo un juego, mientras tanto espera que el sol se esconda, porque el mar le presta el lejano horizonte para hacer su puesta.
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Poeta
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Fuego lenguas miles y brillantes desprendiendo fumaradas lenguas enrojecidas y ondulantes consumen sin piedad el combustible y el viento que resopla irreverente las alza, las eleva y las extiende.
Y un crepitar de dagas y cuchillos escúchase sonoro entre las llamas cortando con sus filos la estratósfera y el suelo ennegrecido y ceniciento.
El fuego que se eleva sin reparos consume con voraz impertinencia sin frenos, sin estorbos y sin trabas consume vida y muerte entre sus fauces.
Las lenguas multiplican su avidez famélicas se vuelcan y se enrollan en sendos torbellinos de energías que queman con ardiente alevosía.
No hay nada que detenga la fiereza de incendios convertidos en infiernos.
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Poeta
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Las alondras alzan vuelo dirigiéndose a la mar los albatros y gaviotas desde lejos ven llegar la bandada de aves terrenales que se acercan a la costa y un albatro se pregunta qué será que están buscando estos pájaros de tierra en orillas de la playa.
Las alondras se aventuran en las zonas costaneras ¿Es que acaso se perdieron? ¿Ya no saben navegar?
Un misterio que irresuelto, pues me obliga a despertar...
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Poeta
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Juegos de sombras debajo de alfombras de verde espesura.
De su cintura nidos de arroyos forjan los hoyos de aguas rellenas.
Sobre las venas de las raíces suaves matices de luces leves.
Sonidos breves como murmullos son los arrullos de la foresta.
Sigue la fiesta con los trinares con los cantares con los chasquidos y los rugidos de los vivientes.
Sombras pendientes de los ramales se configuran como señales de melodías todos los días.
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Poeta
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Jungla pluvial
Las sombras de la noche se deslizan hacia el alba se oscurecen los silencios los rumores de la vida se desenvuelven con las ansias de sobrevivencia desesperante
Es la selva es la jungla es su insidia desplegada bajo el follaje que ondulante se repliega ante los vientos y la lluvia.
Fresca lluvia muy ruidosa es ésta lluvia que desciende de los cielos como cántaros de lágrimas sin ojos.
Y la noche se eterniza con violencia con una oscuridad de mil tinieblas y salpica el orbe todo con sus sombras reversibles y se entrega pulcra y virgen, la foresta, a sus encantos.
Ya no quedan tantos de esos días juveniles en que el mundo todo entero nos cabía en la palma de una mano.
Ya no quedan de esos días nada más que los recuerdos las memorias malheridas por borrosas discrepancias y venenos consumidos por el alma gota a gota resentimiento tras resentimiento…
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Poeta
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En el fondo del mar deje mis ojos atados a corales variopintos y anemonas silentes, vaporosas
Desde el fondo del mar mis pupilas observan con desprecio el basurero de plásticos tejidos a las olas de latas oxidando las corrientes.
Y tantos desperdicios aceitosos que, tóxicos, invaden el oleaje quitándole la vida a tantos peces que mueren sin saber qué los mató.
En el fondo del mar están mis ojos mirando las hermosas diatomeas que llenan con su oxígeno los aires de nuestra gema azul en que vivimos.
Y el ácido diluye sus ásperos venenos en las aguas matando sin piedad las algas verdiazules y con ellas, matando la esperanza de un futuro.
En el fondo del mar están mis ojos vigilantes vigilando nada más.
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Poeta
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Inmerso en los paisajes de la serranía Admiro lo grande que es la naturaleza. Montañas agrestes con picos nevados, En sus faldas nacen riachuelos rebeldes, Tornando a su paso, verdes los páramos. Mis ojos siguen el discurrir de las aguas, A lo lejos serpenteando los ríos se tornan Broncos, cambiando el paisaje en verdes Planicies de campos cultivados y pastizales Inmensos, sustento de hombres y animales.
La lluvia es un espectáculo aparte, aparece Un arco iris de cerro a cerro pintado, Anunciando su llegada, luego el rocío temprano Entre cantos de pájaros despertando a saludar La mañana, después se vuelve intensa, diluvial Chorro de agua que los campos beben con avidez. Así el tiempo transcurre lento, seguro, casi Se puede decir que se detiene, viendo pastar, Beber y correr a los animales del campo. CUIDEMOS EL MUNDO, NO TENEMOS OTRO.
Delalma 20/06/2020
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Poeta
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Los ecos distantes de cumbres sonoras, las aves en vuelo construyen sus nidos el viento las mece por cielos henchidos con altas montañas que cuentan las horas.
La vida se muestra en sus faunas y floras regala perfumes, colores y fluidos y encuentra deseos que fueron perdidos en un devenir de ocasos y auroras.
Las aves volando en sus suaves demoras la piel se estremece con albos latidos en goce que embiste todos los sentidos y presto a La Tierra por siempre valoras.
Qué bellos y hermosos los sueños prohibidos mezclando ciudades con verde esperanza volviendo a la vida que baila su danza en medio de flores, aromas, sonidos.
Qué bellos los cantos que besan oídos los trinos canoros, y hasta los aullidos concierto de luces, de grata semblanza que llenan el aire de paz y bonanza.
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Poeta
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Cumbres borrascosas, cielo despejado y un soñar despierto viendo serranías, (sus faldas hermosas con su verde prado)
Su páramo abierto a las bicromías -gualdos frailejones sobre tierra parda- deja al descubierto viejas letanías.
Se oyen las canciones que la brisa guarda en la santa Sierra, en la Sierra fría Tantas emociones en su tez resguarda...
En toda la Tierra, la melancolía llueve su quejido sobre blanca cima y en el suelo encierra triste nostalgia.
El sopor dormido del doloso clima viene y se renueva entre sus glaciares nieve se ha vertido, mi aspereza lima.
Puede que no llueva lágrimas solares vientos solidarios, tiernas cofradías pero cuando nieva sobre los glaciares surgen corolarios de nueva poesía.
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Poeta
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