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Oración de fe
Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados, Te pido que hoy mismo entres en mi corazón, Que me limpies de toda maldad, te acepto Como mi Señor y Salvador, escribe mi nombre En tu libro de la vida y ayúdame cada día, y Enséñame tus mandamientos. Amén!
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Poeta
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EL CRISTO DE LOS TESOROS.
Cristo Agónico Crucificado en Versalles y Rodeado todo su Cuerpo de Alambre de Espino de Oro.
Ha probado vinagre de frambuesas, Sus labios exquisitos se han teñido de rojo, A los pies de la cruz siete pavos reales Alzan sus bellos cuellos y sus colas sorprendentes.
Chorrea sangre como un búcaro roto, Sangre que cae al suelo sobre los pavos azules, Gota a gota purpúrea, de un fino carmesí, Y el amargo vinagre hiere los labios rojos.
La alambrada de oro corta rabiosa e ígnea Y a la luz de Versalles brilla salvajemente, Dios tiene las pupilas de un verde crisoberílico.
Duplican los espejos la interminable tortura, Y aplauden los legionarios con sus corazas de plata Borrachos y poseídos por un demonio maligno. ................................................................... Francisco Antonio Ruiz Caballero.
El Cristo de los Tesoros. (con una palabra en Inglés).
No hay mariposa verde en los alambres de oro. Gime Cristo lascivo con infinita agonía. Y sus labios del rojo van al “blue” de la umbría, Tanta tortura tiene el Cristo de los tesoros.
Ángeles y Querubes cantan himnos al coro, Qué mezcolanza triste de perfume y sangría, Y la alambrada de oro, la uñada de la arpía, Corta con celo fiero la piel a cada poro.
Chorrea sangre hermosa la víctima sublime, Garra de oro macizo el corazón oprime, Y lastiman los clavos los miembros apresados.
Pero es la burla negra la que daño más hace Y es como un Ave Fénix el dolor que renace, El tesoro es de oro, de oro es el pecado. ................................................................. Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Poeta
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La Espina de Cristo. Segunda Versión.
Un Zarzal de espinas coronaba La cabeza de Dios, Jesús, un día, Y la zarza la frente ensangrentaba, Ocaso rojo en la negra umbría.
De la corona una espina que dañaba Fue a caerse en el suelo, mala, arpía, Y un leproso que por allí pasaba Se clavó la espina, dura, impía.
Al momento el leproso quedó sano, La belleza a su cuerpo retornara Con aquel aguijón y aquella espina.
Pero el leproso era tonto y era vano, A la espina de Cristo renunciara, Y de nuevo volviera su ruina. ............................................................... Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Poeta
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La Espina de Cristo.
De la corona de zarzas espinosas Que de Jesús la frente zahería Una espina, quiso el Señor, un día, Que cayera al suelo generosa.
En esto que la espina lastimosa Sola en el suelo, violenta, se veía, Los pies de un leproso ponzoñosa Quiso pinchar como furiosa arpía.
Al momento de clavarse en el leproso Éste quedó curado de repente Y la belleza a su cuerpo retornó.
Y fue la espina la cura del leproso Aquella que al Señor tan malamente Con furiosa molestia zahirió. .......................................................... Francisco Antonio Ruiz Caballero. (Poema hecho para complacer a un cura).
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Poeta
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Cabeza de Juan Bautista Rodeada de Cabezas de Gallos, con Alambre de Níquel en la Boca, Sobre Bandeja de Plata.
Los ojos dos podridas esmeraldas Hacia un horizonte de granates Miran sin ver, Ella enseña la espalda, Gallos de pelea sus espolones baten.
Salomé se desnuda, dame, dame, La cabeza del Santo, quiero, quiero Darle un beso que corte como acero, Salvajes dagas que los pescuezos lamen.
Sobre una bandeja la cabeza Con la boca mordiendo los alambres Empurpura la plata y cuatro gallos
Tienen las crestas rojas como cerezas. Hambre contra hambre y contra hambre. Y han caído a la tierra cinco rayos. .................................................. ................. Francisco Antonio Ruiz Caballero.
Cabeza de Juan Bautista Rodeada de Cabezas de Pavos Reales, con Alambre de Oro en la Boca, Sobre un Espejo.
Verde la mirada ya podrida, Del Santo muerto y en la boca el oro, Baila Salomé, no tienen vida Los labios que degustan el tesoro.
Baila Salomé, cuatro cabezas De pavos verdes las cuchillas cortan, Baila Salomé, ella está absorta, Hay un perfume de sándalo y de fresas.
El labio besa el oro delicado, Boca angustiada la madeja besa, E irisadas plumas y gotas de rubíes.
Y pavos reales sin cabeza Acompañan al cuerpo cercenado. Y azules plumas, y espejos carmesíes. .................................................. ...................... Francisco Antonio Ruiz Caballero. (mira que matar pavos reales, con los bonitos que son, pero que tía más mala era esa Salomé, coño).
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Poeta
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Cabeza de Juan Bautista en Bandeja de Plata con Alambre de Cobre en la Boca.
Rizados bucles morenos los cabellos, Los ojos extasiados dos verdes cabujones, Y en la boca el alambre de cobre con destellos Bajo un cielo púrpura de negros nubarrones.
La mirada infinita de verdes extasiados, Agónica la boca rellena con alambre, Hibiscos amarillos con naranjas estambres, Y un rojo sanguinolento de cielos esmaltados.
Salomé baila ebria con el cuerpo desnudo. La cabeza de Juan que está morido y mudo Contempla la belleza de la Eva asesina.
Y no puede morderle los senos el Bautista Con la boca rellena de alambre preciosista. Herodes ve la escena y la escena es divina. .......................................................................... Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Cristo Agónico Crucificado en Versalles. II.
Expirando los labios violetas irisadas, Y los ojos berilos de crisálida luz, La cruz como una rama de rosal arrancado, En los pies los clavos púrpuras y negros.
Exhalando la muerte como un gallo perfecto, La corona de espinas llena de rubíes, Y los ojos tan verdes como una primavera, Y a los pies de la cruz siete pavos reales.
Jarras de vino verde llenas de menta agria, La túnica morada cubriendo la cintura, En las manos los clavos como alacranes fieros.
Y Versalles brillando, espejos de agonía, Dulcísimos de luz y ámbar con hibiscos, Y azafrán naranja para los platos negros. ....................................................................... Francisco Antonio Ruiz Caballero.
Cristo Resucitado, en Versalles.
Los ojos dos berilos de cristal esmeralda. La boca exhalante con los preciosos labios Lilas como un poniente de atardecer sevillano. Las Potencias coronan la cabeza sublime.
Bellísimas irisaciones en los rubíes de las Potencias, La túnica de nácar deja ver el pecho torturado, Y en las manos se notan los estigmas sangrantes Con la sangre carmín ya coagulada.
A los pies del Magnífico pavos reales verdes Y azules como los ojos del Resurrecto soberbio Vencedor de la Muerte y en la llaga de las costillas
Agua fresca y muy dulce, muy dulce y muy salada. Y jarras de vino lila, y jarras de vino verde. Y azafrán ambarino derramado en los oscuro.
Y la Muerte que huye más allá de las rocas Perseguida por perros y dragones de plata.
Y lirios insolentes y dorados rabiosos. ........................................................................... Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Poeta
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Posesión Demoníaca.
Estabas poseída diciendo palabrotas: ¡¡¡¡fóllame el coño, cura¡¡¡¡¡ decías poseída y añadías salvaje, canalla, deicida: ¡¡¡¡maricón asqueroso¡¡¡¡ dando sucia la nota.
De tu boca rugiente salía gota a gota Un grumo macilento de saliva podrida, Y cuando dije Dios escupiste enseguida Como una envenenada por substancias ignotas.
Y estabas fea, fea, tan fea como un muerto. Y enseñabas el coño y en él te lo clavabas Un negro crucifijo de ébano precioso.
Te hice el exorcismo, como una loca estabas, Quedé rendido, sucio, yo era un inexperto, De tus demonios crueles surgimos victoriosos. ........................................................................ Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Poeta
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TU AMOR SEDUCE MI ALMA
En verdad, tu amor seduce mi alma, dejándome más sediento, más hambriento de ti. Tu paz cubre mi corazón, haciéndome perder la noción del mundo, y es cuando reconozco tu grandeza y tu misericordia. Todos los días, en mi caminar, siento ese fuego en mis manos, ese peso cayendo sobre mi cabeza, bajando por mi frente y mi pecho. En verdad, eres Perfecto y Santo…
Nadie como tú, nadie en Santidad, en poderío y majestad. Tu sola presencia inunda la tierra, mi cuerpo y mi alma. Sabes todo de mí, nada te sorprende, solo mi obediencia llena tu trono, y mis oraciones vienen hacer canciones a tus oídos. En verdad, eres sublime, precioso, excelso, y magnifico, tu amor cubre mis pasos, y tu misericordia mis llantos…
Tu bondad es inigualable, eres justo, Perfecto y Santo. Nadie podrá estar en pie ante tu presencia, ni siquiera el pecado, ni la muerte. Tu poder cubre todos los confines de las galaxias, y los cielos. Eres Perfecto, río de agua viva, donde mi alma nada y se sumerge en tu belleza, quitando las tristezas y las inmundicias. Tu gran Poderío cambia mi vida, salva mi alma, y alegra mi espíritu. Por eso cada día te amo más, y mis días no son nada si tú no estás. Solo tú eres todo y en todo, eres eternidad y esperanza. Lléname de tu amor y pasión, en cada minuto a mi corazón.
Autor: José A. Monnin Limpio-Paraguay Derechos reservados. Poema del libro inédito: “Poemas al Altísimo” 28/03/2013
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Poeta
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"Cuando de Corazón se Canta, es ejercicio para la garganta; alegra nuestras almas con esperanza, y hasta el espiritu nos levanta".
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