Dejar de ser en la tierra cuando las cosas suceden desgajándose; desgastando ánimo y memoria, fuerza y esperanza, colgando plegarias al viento, pagando tributos al cielo. Vivimos siendo hojas, laberintos y volcanes en el pecho y alas y nubes y acantilados en la frente en el sueño. El espejo se traga nuestro reflejo, nos abandona en el fondo. De pronto se deja la existencia, se muere sin aviso, sin sentirlo. Los labios no se mueven, el tiempo se detiene, y el espacio se encoge y desaparece la mirada. El cuarto está frío. ¿ Dónde se ha ido?, se preguntan las paredes silencias, solemnes, rugosas. Ella siente una soledad espantosa. Una soledad pegajosa, se le abre un enorme hueco en el pecho, solo respira dolor, bebe recuerdos. Son unos cuervos blancos, rojos, murciélagos plateados, burbujas sanguinolentas, pulpos amarillos, con toda la ira enredada en esos momentos. Pensó eliminarlos, ahogarlos, desmembrarlos, convertirlos en piedra, con un firme alarido, pero antes de poder moverse quedó petrificada... ___ ¡Qué bella, qué tierna, qué real!. Comentaba la gente___ El escultor debió de inspirarse en el alma de la cantera. ___ ¡Juntos materia y artista infunden espíritu a la obra!. Increada, en potencia, hasta ese instante...
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Tiene sabor y textura el tiempo vivido, el existir. Un sabor a frescura de agua tierna en la infancia; una textura agradable, blanda en las cosas, ordinariamente fantásticas. Cuando hablaba, sus palabras eran de arena, cálidas a veces, otras con la lentitud monótona de un reloj que se cansaba tanto y tan bien que quedaban unidos; voz, arena, reloj, tiempo... ¿Cuándo había penetrado a la inexistencia? ___ No lo sabía, no lo recordaba, o tal vez solo lo imaginaba. ¿Dónde estuvo ella, en qué mundo, sin hoy estaba aquí, en la calle, y a su lado todo era vida y movimiento?. Aquellos hilos que la unían al cincel la intrigaban, cielo y tierra, esencia y forma, tiempo y espacio... Aquella inmensa soledad había sido su realidad, su ser en el mundo, la existencia eterna del instante. La materia había tomado forma, su vida, su apariencia, su reflejo más allá de su muerte. Detrás del acto estaban la piedra el actor la inexistencia en esencia, antes que todo. Usted pensaría en términos de luz y obscuridad, abierto a juzgar, pronto tendrá mucho para hacerlo. Sin ha llegado hasta aquí sin más iluminación ni ventilación es que tiene una abertura, un espacio para lo increíble. Un vacío voluntario, una área de creatividad receptora, una zona re-creativa en la intimidad inefable...
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De no ser así... ¿Cómo podría haberlo sabido? ¿Qué clase de arte podría sobrevivir?... ¿Qué era... Acaso ...? Era una sombra de incendio, con la esperanza en un globo nadando en el río que bajaba por la calle y dictaba conferencias. Esta sombra es diferente, es nueva, como la que sale al final de una vieja película suspendida de una libreta. De libros antiguos, de bibliotecas perdidas, quemadas... Aunque para ser justo, es un poco inquieta, a veces sale por la escalera de humo, y duerme en los tejados sorprendidos. Como en esta ocasión, camino hacia la barda, evitando la noche al huir entre la luna y el espejo que la refleja, como un lago tranquilo, y trato de repetir lo que entonces hizo y pensó: Algún día dejaré de ser simple sombra como interesante cantera; mejor es que yo muera de la mejor manera. ¡Siendo otra cosa!. Y en efecto, así sucedió. Y aún ahora se pregunta... ¿Cómo fue que sucedió?... Pero no hay quien responda. ¡Y ella... Nada recordaba de Medusa y el espejo!.
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amor decirte amor por tu onda y en tu piel te amo te siento te necesito amor mio suzy qu deseo y fantasia tu beso ansiado tu piel y sabor tu mirada que penetra tus manos me dan tu piel te siento chica dura chica del deseo
Onde mastigo estrelas e Reluzo, com olhos inocentes, Só na aparência. Como podem ser tão destoantes?
Eu precisava desse 'descompromisso' todo Para ser igual a minha raiz: Bruta natureza regada a aguardente, Invadindo as profundezas da terra, Para conhecer novas possibilidades De ação, numa metamorfose supersônica.
Podem ser ambientes que Prescindam de qualquer Sentimento, basta ser lugar Onde vontades surjam sem Receios de censuras.
Noite mundo, noite vida, mudo coração.
Nasci quando o dia começou, e tudo me era ensolarado
Ontem eu deixei de me procurar Nas pessoas, seus jeitos, seus sonhos, seus valores. E a sensação de despertencimento imperou.
Pouco tempo após, busquei-me nos costumes locais; Um modo de lembrar o que fui antes dessa névoa Apagar minhas certezas. Aliás, penso, no mundo ninguém tem certeza de nada; Apenas respondem racionalmente, ou não, Algumas perguntas.
O que me resta são pendências Que, por comodidade, empurrei Para o futuro; a boca aberta, Diante do espanto de Ser não sendo, por não Sentir nada.
Nasci quando o dia começou, e tudo me era ensolarado ...
Atroz el dolor que la embarga, cruel desvarío, causaba desánimo la palabrería ensalivada de veneno que por la lengua babeada en las fauces de Bárbara el odio insaciable brotaba. ¡Y no le conmueve el terrible golpe asestado con toda intención a Sentida! Siendo tan certera le destroza el corazón, desbarata a su propio origen sin más razón que la de disfrutar aquel suplicio insano; de su acción se jactaba, y justificaba la espantosa humillación, despiadada, maquinada, sacada de una película de horror. La pupila prepotente, empolvada de orgullo, vestida de soberbia y envanecida, desollaba con sus propias garras la causa que la trajo hasta el eje de este mundo imperfecto; enjuagaba con lodo ante los ojos incrédulos del murmullo el amor que una vez aquella parida le dio desde sus entrañas… Y todos tuvieron pavor, y todos miedo sintieron, pero para remediarlo nada hicieron.
Y yo que estaba tan cerca de Sentida, veía como la irritación de Bárbara desgastaba aquella débil esperanza de perdón, de intrínseca reconciliación que la desdichada madre buscaba. ¡Y secaba con mis manos el llanto estrepitoso que rodaba por las mejillas quebrantadas; recogía en mis brazos sus lágrimas de angustia, intentaba calmarlas en mi pecho turbado! Mi corazón confuso comenzó a sentir el mismo dolor que estremecía a Sentida; era llanto agudo, de gemido pesaroso, un cántico nostálgico tajeado con puñal de acero en la intimidad de las fibras del alma. ¡Manaba sangre el agravio como creciente del río; acosaba el flujo turbulento, impetuoso, continuo!… Desaguaba lamento la queja incontrolable; y al final, tuve que resignarme ante tanto quebranto, porque también empecé a sufrir lo mismo que Sentida… Al intentar aliviar la severidad de aquella angustia imparable, quedé inerme; ni tan siquiera pude detener del diluvio la tempestad de lágrimas; mas lo único que conseguí hacer fue llorar con ella.