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Hablando de tigres (Enrique Banchs, 1888-1968)
Tornasolando el flanco a su sinuoso paso va el tigre suave como un verso y la ferocidad pule cual terso topacio el ojo seco y vigoroso. Y despereza el músculo alevoso de los ijares, lánguido y perverso y se recuesta lento en el disperso otoño de las hojas. El reposo… El reposo en la selva silenciosa. La testa chata entre las garras finas y el ojo fijo, impávido custodio. Espía mientras bate con nerviosa cola el haz de las férulas vecinas, en reprimido acecho… así es mi odio.
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Poeta
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A mi mujer (Oscar Wilde, 1854-1900)
No puedo escribir majestuoso premio como preludio a mi canción, de poeta a poema, me atrevería a decir.
Pues si de estos pétalos caídos uno te pareciera bello, irá el amor por el aire hasta detenerse en tu cabello.
Y cuando el viento e invierno endurezcan toda la tierra sin amor, dirá un susurro algo del jardín y tú lo entenderás.
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Poeta
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Eres un bombón Que sabes a amor y que no se compra En ninguna tienda
Ahora entiendo yo Porque está el cielo lleno de bellas estrellas unas rubias, negras o morenas
Empeze a soñar Y tu sonrisa me alegra Besar esos labios quisiera Bajo la luna llena
Eres una actriz Toda tierna y sincera Cual protagonista Como tú no hay dos, morena
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Poeta
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Los ojos llenos de alegría (Ralph Waldo Emerson, 1803 – 1882)
Los ojos llenos de alegría de ese muchacho caprichoso y salvaje dibujan su órbita como meteoros, bordeando la oscuridad con su rayo secreto. Saltan sobre la línea del horizonte en pos del privilegio de Apolo: miran a través del hombre y de la mujer, del mar y de las estrellas: miran la danza de la naturaleza y miran más allá, a través de las lenguas y de las razas y de los confines del tiempo. Esos ojos miran el orden musical y la armonía de los poetas que en el Olimpo cantaron a las divinas ideas. Esos ojos nos hallarán siempre jóvenes; siempre nos mantendrán así.
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Poeta
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Si preguntas por mí yo no sabría que decir quizás ese loco esperado que a tu vida abría de venir
Por mi parte diría que puedo hacerte reír sin complicaciones y olvidaras tu sufrir
Te tomo la mano y te digo ven aquí que el mundo es sano es mejor sonreír
No te sientas más sola que estoy, yo aquí para darte mi vida Si tú lo deseas así
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Poeta
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nadia tu corazon en mi corazon tu estrella en mi estrella mi alegria es que me ames mi sentimiento es tenerte aqui con migo trasciendo tu fuego astral la magia de tu ser el embeleso de tu piel siento tu sentido de lo secreto amo tu voz que encadena tu presencia tu cielo de estrella clandestina tu sentido de lo exacto tu amor en mi amor que mas puedo pedir? si sos unica reina del sentir amor perpetuo
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Poeta
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Tu trino y mi poesía respiran el mismo verso acoplada inspiración creada al amanecer; con cada tonada cantada, reluce el universo y de las letras formadas, el día vuelve a florecer.
Están mi verso y tu trino convertidos en canción nacida de la musa que nuestras almas colmadas de lira henchida, de vertiente excitación rompen la rica vena de exquisito talento bañada.
Porque de ti vistoso pajarillo errante acogí el color de tu plumaje hermoso, del cuerpo cenizo, del pecho rojizo brillante y le di a mis letras colorido valioso.
Viéndote a diario entre la arboleda adonde yo sentado murmuraba a las doncellas, todas blancas y fugaces recorriendo la vereda. ¡Cubrían el paisaje del cielo, un montón de ellas!
Te acercabas a la fuente, casi siempre acompañado y desde allí me cantabas… y entonces, te recitaba; entre acordes, entre letras, nuestra amistad se ha creado y ahora… ¡ay pajarillo! No sé porque te has marchado.
Julio Medina 26 de enero del 2018
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Poeta
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El amor...
En perfumes suaves en el corazón, una florada donaciones néctares.
Un mundo, un ser, que deambula en las noches de luna de miel.
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Poeta
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Imágenes (Walt Whitman, 1819-1892)
Tropecé con un vidente, que menospreciaba los matices y las cosas de este mundo, los dominios del arte y del saber, placeres, sentidos, para buscar sólo imágenes. No influyas en tus canciones, me dijo, Ni la hora ni el día enigmáticos ni fragmentos, ni partes superpuestas; pon, primero, como una luz para los que siguen, como un canto de introducción para todos, la canción de las imágenes.
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Poeta
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EN EL HUECO DE MI MANO
De madrugada me han despertado, es el papel y la pluma de los cuales soy presa, me pidieron que observara en el hueco de mi mano, en donde estaba situado, un corazón de cristal, desgastado por el tiempo cargado de emociones y en ocasiones añicos, por tantas anatemas.
Aún así, llora y ama, como el primer día… de pronto escuche una voz que decía: ––este corazón te pertenece, y si algún día en el cielo amanece, seguirá palpitando atreves de tus letras, porque a pesar de las tormentas y ser un frágil cristal, es un corazón humano que palpitará por siempre, en el hueco de tu mano.
Mónica Lourdes Avilés Sánchez. D.R. País México
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Poeta
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