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La caja de madera de raíz conteniendo infinitos movimientos estrategias dulcificadas por la marea de los dedos. Dentro, un rey ve morir a sus hijos, a veces enviuda, y luego, siempre, muere.
de El libro de las tentativas
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Poeta
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Hicimos un muñeco de nieve luego tuvimos que cortar no sin esfuerzo la gran rama de la mimosa quebrada bajo el peso de la nieve nuestras huellas quedaron allí fijadas más tarde vino el deshielo y el pino canario ya nunca más dará señales de vida y el cielo límpido y los copos cayendo y cayendo durante toda la noche cubriéndolo todo con la textura de la extraña paz del silencio más excelso los gorriones y los petirrojos oscilan en las ramas o se citan con el frío en medio del aire –y las urracas también– tanta quietud balanceándose sordo rumor de espera de respiración contenida nada nos reclama y los vecinos parecen más cercanos y optimistas admiramos la belleza la tocamos la olemos la sentimos hicimos un muñeco de nieve con gorro de lana, gafas de sol, botones de cobre y unos brazos con jóvenes ramitas de manzano.
de El libro de las tentativas
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Poeta
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Presiento el miedo del que sin duda formo parte.
Que en el suspiro te desprendas de mí presiento.
Dame tu mano. Dame tu mano y abrázame.
Esencia de crepúsculo es triste el beso que espera.
Arrebújame mujer en el cuerpo de tu futuro.
de El libro de las tentativas
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Poeta
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Escribo y te veo dormir a mi lado, veo tu halo de princesa Tengo ganas de sentir tu aliento en mi boca, que tiene sed De tu aroma de mujer, sueñas y no se con quién, seré yo El dueño de sus sueños, o será otro el patrón de tus deseos.
Escribo mientras te siento respirar, agigantas tu corazón Seré yo el adoquín de tu camino o solo el lodo frío del olvido Me detengo a observar el movimiento de tu cuerpo ondulante Tal vez en tus sueños, haces el amor, ¿conmigo o con tu amante?
Eso solo tú lo sabes, no puedo estar en tus pensamientos, no tengo El poder de la magia, para penetrar tu sueño y llegar a tu alma Quiero saber lo que estas sintiendo, me gustaría no lo niego, pero Sería como leer una carta que no es para mí, violando tus secretos.
Esos mismos secretos que mantuvieron, la llama de tu amor y mi amor Por más de veinte años, sin ellos la rutina, seria la hiedra en la pared, Llenándolo de luces oscuras y de claras sombras, por eso te miro y Dejo que sueñes, que me engañes, que hagas el amor con tu amante.
Escribo y una ráfaga de celos atraviesa mi cuerpo, será como pienso Que ese amante no es más que mi cuerpo, o será que tus sueños Son más secretos de lo que siento, jamás podre saberlo, porque los Sentimientos de una mujer, son el misterio del universo.
Por Conrado Augusto Sehmsdorf /2012
[img width=300]http://img1.measombro.lavozdegalicia.es/wp-content/uploads/2016/05/Mujer-durmiendo-1024x538.jpg[/img]
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Poeta
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Tu mi flor, de pétalos blancos Yo tu sol, que te hace crecer Tu mi agua, cristalina de amor Yo tu sombra, que acaricia tu piel
Por Conrado Augusto Sehmsdorf/2012
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Poeta
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En el desierto una rosa sí, yo atónito me quede pudo ser un geranio, un tulipán pero no, fue una rosa.
Y en su estado no era quejosa sin agua, sin tierra fértil, arenosa, pero así era feliz ni el arduo sol su color disipan ni sucumben sus pétalos a las ventiscas pedregosas.
Paciente, tolerante esperaba a su amante, así pasaran meses o años, y, a ella no se le notaba desengaños.
Dio frutos la espera llegando el amante al ver el cielo encapotarse cayeron en el páramo, labios en forma de perlas que la besaron, la besaron toda, y a su raíz, por la afluente agüera.
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Poeta
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[youtube=425,350]http://www.youtube.com/watch?v=ztCjcCwX77E[/youtube] El mar y la Muerte
El mar ha envuelto mi cuerpo Y ahora soy parte del mar en las olas yo has quedado todo torto Tan muerto en el mar
las arenas de la tierra nacían y se besan mi cuerpo frío y en las aguas marinas morí envuelto en un inmenso vacío
Piezas de mí estaban quedándonos En las entrañas de la vida del mar Mi alma se ha ido recuperando Y despacio dejando completar
Mi mar es la cuna de la vida Y en la muerte es su renacimiento Si muero me quedo la mi querida Más vivo que el mar para morir.
Alexandre Montalvan
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Poeta
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nadia mi amor y mi locura de quererte tanto de quererte siempre amor de besos que liberan y nos dan el deseo de quererte amor mio como estrella amor de tus manos y tus ojos amor de tenerte ahora y siempre amor sos vos
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Poeta
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Era ya de noche, la luz radiante de la luna en tú rostro tus rizos delineaban.
Aún dormías y tu ondulado cabello perfumaban; manzanilla, jazmín y crisantemo.
Tú piel mestiza a mi ser eriza, besé tú boca sin carmín ni rosas.
Eres natural, como se te antoja, las paredes murmuran, las flores se deshojan, y entre las sabanas níveas el amor fluyo entre ondulantes líneas y Ateneas.
Era, éramos la primera vez no hubo tapujos ni reticencias, solo una cascada de complacencias.
Tus ojos de avellanas rezuman fulgurantes de pasión, y el aire tenue y fresco del balcón el alba anunciaba el terminó de nuestra fruición ¡cuán raudo pasa el tiempo amada mía cuando hacemos el amor!
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Poeta
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En el arroyo inclinada tú reflejo al paisaje agrada, de súbito te levantaste y tu tez al sol, brillaste.
Me acerqué cauteloso para estar a tú vera y tu belleza, ¡ah! tu belleza, era una primavera ya a tu lado, me decidí hablarte, todavía algo temeroso por preguntarte.
¿será tú alma algún día mía? ¿podrán reflejarse juntos nuestros cuerpos mortales qué yo descubría? ¿me dirás esa palabra sagrada, amor? y yo al final te miré con candor.
Tú silencio, fue para mí una eternidad, me miraste, sonreíste y con serenidad me dijiste: me incline al río porque vi tu imagen y la brillantez del sol fue tu alma, donde en este infinito cielo nuestro amor convergen.
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Poeta
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