Cuentos :  Camino nocturno
CAMINO NOCTURNO

No había una vez, más, encendería la luz y si necesitaba copiar algo, iría así no más, a la luz de una vela, de barco eran las esperanzas, como una pequeña balsa, dentro de su vida. Afuera del cuarto, bajo la ventana, no había quién opinara, en la cabeza el frío languidecía, al imaginar aquéllos incidentes. Por fin, se acercó a la jungla un viejo tigre qué le miró de frente, como en alguna infancia polvorienta en la infancia tierna del circo, acompañado de vientos, rotos los pantalones, aunque la lámpara de aquél recuerdo estaba húmeda de alegría, tal vez demasiado para vivir ahora en cualquier pantalla.

El camino nocturno del regreso de la función, el día anterior, era liso, bajo los zapatitos gastados, del correr campos verdes y cosechas.
Pensaba, del espacio llena la mirada, y en las llamas, elefantes y camellos. Nocturno en el camino del circo. Y soñaba, universos de cebras,
malabaristas, como un destello qué la memoria estremece. El circo, ahora, está en las calles, diarios, televisiones y las armas gozan viendo solo sangres. ¿Porqué debía ser así, no lo sabía?
Nocturno, nocturno, en el camino de regreso.

Y con un sonoro arrullo, honesto, el tiempo daba tibios bamboleos, con ardillas en el bolsillo estuvo feliz ese día por la tarde, luego clavó los ojos en la pared agrietada y salieron amigables las arañas, los pececillos, las canicas y en su lugar el trompo y el balero... No el yo-yo, juego de muchos en la vida. De pronto, la noche terminó por despertarse, encendió la luz, con una flama, de vela era el mismo barco, y el mismo recuerdo del camino en la luna qué vivía, y a lo lejos le decía: ¡Estás en la luna, de nuevo!. Camine y camine, de noche, nada más.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Cuentos :  Leyendo un sueño... (Experimental)
LEYENDO UN SUEÑO

En una hoja miró a las otras.
Letras, verdes, enciclopédicas en trocitos,
leyendo las palabras parecían amontonarse
de varios siglos, debido a lo nuevo.
Esperan, tomar, del interior, las añoranzas,
sinceras, siete días a la semana.
¡Esperan!---Tocar el corazón del ser.
Amalgamando al destino con destreza,
humana, letras, sonidos, ideas.
¡Esperan!---Tonos gramaticales de colores,
múltiples, en un hermoso lenguaje, interior,
de los humanos, deseos, de unión, activo
e indicativo, amando al gerundio.
Aún al pleonasmo, considerando, abolir al
defectivo, no negando al infinitivo flexiblemente.
Esperan, tolvaneras, claro es, al sistema de
sonidos, en las hojas árbol de la vida. Verdes,
aún esperan tonificar, la razón, humana, toda.
Leyendo como sueñan.
Letras qué podían estar seguras en su riqueza
y prosperidad, murmullos comparables a montañas
reunidas al despertar del otro profundo sueño, más bien,
parecido a pesadilla continua, qué al despertar nada
entiende sino con las armas, el poder del abuso, quita
al débil lo poco qué le queda y en otros tiempos apoyó,
sin embargo, después despertó. Del sueño hablando,
entendiendo, sus rítmicos sonidos, algunos siglos después.
Leyendo, leyendo, viejas leyendas.
Cada año qué pasaba era lo mismo, el árbol el dictador

abría la boca, ahogando en sangre palabras, palabras
de otros dialectos, y léxicos adversos a sus inauditos
instintos, y a los lenguajes hacía bárbaros, terroríficos,
En otras palabras acusadas de mala fama, tratando de
sobrevivir olvidadas muchas, y escritas pocas, ya extintas
infinitas.
Y remotas.

La noche regresaba, frustrando los intentos de la luz,
luz del mismo ser qué sueña, ser, tener un solo sol sobre
una tierra hablándose a sí misma, en los múltiples alientos
de la humana arcilla.
¡Esperan!__Tocar aún la razón, más humana, sin abuso
de cañones, ni la pobreza hecha a fuerza.
Una vez, tal vez, antes de... ¡ Babel !.
Babel parecía en el ajedrez, dos enroques y un jaquemate,
perpetuo peón sacrificado, de letra, gramática, ética, en la
defensa india, siciliana y variante del dragón karo kan...
Tablero, tablero, en la hoja, se filtraban los renglones,
descansando en esos lugares qué abren puertas y descubren
los rostros del soñar, la humanidad una sola. ¡Voz en ése,
libro qué a diario, se escribe, en la tierra toda, por ahora.
¡La leyenda sigue viva!. Babel, más allá del papel vive y
respira en los cañones libremente dictadores, solidificando
subterráneos confusos. Libre, libre, de seguir fabricando,
esclavos, exterminando, confundiendo, abusando sobre infinitos
millones desempleados, tristes, desarmados, aterrados y enterrados.
Leyendo, se despierta, y se anudaban las ideas, grotescas,
las tinieblas amasaban, estatuas, lápidas, incendiando sus trabajos,
y el trabajo moría rápido, húmedos sus ojos, vacías las paredes,
¡lecho inexorable de los valores, hechos añicos!, fraternalmente,
afónicos, igualdad del fango adverbial declinación, sirvientes,
los archivos, inflexibles.

Así fue...
Ese día que leía, dormida la noche, bajo la almohada de una mañana
del futuro, desconocido, antes, de ése día.
Al tomar el libro, sus viejas esperanzas renacieron al leer:
[size=xx-small]La lumo vibras en la nobla koro Eĉ en la cindro sublima pasio humanisma Humanizes! Al la sama flash Rokenrolo la rigardo En la venteto la oceano nestoj A kosma ovo Lumo de la homa koro! De la tuta homaro ... Kiam tiu espero iĝas Kiam vi atendas reveni litmus Kiam vi atendas tuŝi la tuta homa animo Kiam vi atendas ankoraŭ multaj, multaj!.

Sueña que sueña. Sueña que sueña, ese día, esa noche, habla de también entender ésto otro.
La luz vibra en el corazón noble.
Aún en la ceniza.
Pasión sublime.
Humanístico.
¡Humaniza!.
Al mismo destello.
Estremece la mirada.
En la brisa.
El océano.
Anida.
Un huevo cósmico.
¡Luz del corazón humano!.
De la humanidad toda.

Al que esperan torne.
Al que esperan tornasol retorne.
Al que esperan toque el alma humana entera.
¡Al qué esperan todavía muchos, muchos!.


Luego, guardó su libro y durmió, soñando en una hoja ver su nombre.
En un libro de la vid
¡No éste de la muerte, y todo lo demás ya sabido!.
En un lenguaje universal.
Aunque bien lo sabía, del más allá.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Cuentos :  Al dormirse... (Anticuento)
AL DORMIRSE
(Anticuento)

Escapó de un sueño, escuchando todo,
aquélla hermosa, trenza, dando saltos, en las direcciones de las plumas. ¡Vuela, el gusano!.
El gusano, al reptar culpable del anillo,
la muñeca. ¡Ácida extensión carente del destino,
prohibido!. ¡Liberado quedó!.

Luego...
Insultando el rostro pordiosero limpio del bolsillo, protestando, fabricando, las horas asustadas. (Lentas no duermen iguales). Por el bosque curioso, con la fila en la colina de los insectos, amontonados, impacientes después de muertos, infestados y narrando, anda ante nidos núbil, entre praderas al volar del patio joven.

Al dormir, sé, me dices del soñar saber.
De saber al dormir, sé que sueño, lo sientes,
Y ella, la almohada en los colchones piensa. Cariñosa.
La voz suave dulcemente susurraba a las paredes,
fingiendo abrir cien cerrojos el apetito frondoso,
mensajero visitante sorprendiendo fielmente las vasijas del alfarero. ¡Sueños, del barro, acero!.

El, gusano, lo sabía... En la pasión incierta.
Lo sabía, el gusano... ¡Cierto día ahí!.
En la choza. Entretenida la pobreza adornaba con cerámicas al oxidado aluminio del callejero bote del rincón no conforme aquélla, misma, tarde.
El. ¡Gusano!. Volando en la mirada cuatro paredes, en la vereda cauta, vil bebía la chusma.

Y
Luego, dobló al después, bajo el zapato, con un paquete de entonces, color de un sin embargo, y antes del saborear el no obstante.
El.¡Gusano!.
Sí, sí acaso no lo era... ¡Había dejado de serlo!. En la esencia del gusano solo.
Estuvo... ¡Justo en la mitad de ese instante!
En la orilla perfumada del olvido, del origen.
Entregando las cadenas de las escenas,
al autor popular de las trompetas,
equilibristas, las palabras por lo...menos reflejaban lo contrario. Sin vestir de lujo las galas de moda y la rapiña de las nueces en apuros.
Al
Dormir
Sé... Decía, dormiría la memoria del tiempo inmóvil.
Y...Escapaba entre las líneas de los textos, nocturnas nubes, sábanas ingenuas y sonrisas desflorando los valles que alumbran soles extintos, entre miserables castillos y las astillas hasta desfallecer, el vuelo poético de las ruinas, renovando en los duros latigazos, espinas de preguntas, coronas en torno a la garganta de los tigres, y las cosas regionales escondidas en las faldas de las bodegas, que enzarzadas chillaban.
¡No aquí, hay desperdicios de porcelana!.
Hay grandes cantidades de promesas
del torpe tedio un sexteto dibuja pendulares brumas, y de las orejas nada muerden al silencio, ausentes, más aliviadas, las brumas, dando vueltas a la enorme desgracia ignorada, que declaraba no haber, gracias a la brillantez de su infinita perfección, que se deslizaba entre los muros obscuros, temblando sin remedio de vez en cuando, acariciando al precipicio que contemplaba satisfecho, la quimera del volver a la normalidad, ala desplumada, vuelo del relámpago perenne, y luego al mismo luego dejando atrás, agradeciendo al cielo estar fuera de sí.

¡Al dormir, sé, dijo... Sé decir del sueño vígil!.

Al menos, al más inmenso ínfimo que nada ignora del sabio.
Y piensa no morir viviendo, y menos ahora, que de gusano pasó al polvo. ¡Y en el polvo los gusanos se esfumaban completamente!.
Al dormirse, fue apresado al despertarse,
hecho candado, y al dormirse. ¡Escapó!. Su sueño solo del dormirse ayer.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Cuentos :  Psicodélica
Psicodélica

En las últimas sombras del tiempo, dejó de ser mortal.
Por el más allá, allá de los ojos grises, los días, los fa-
roles hormigueaban... Largos, temblando, alegres,
dónde la muerte, muere sola, viviendo y caducando de huesos líquidos perfumes, taladrando siglos y tumultos.
Un luz verde, emergió bajo el espeso espejo.
Justo al pestañear, la cítara, la música, el susurro resba-
lando por el viento, al olor del vibrar pesado. Esferas e-
mocionadas, centelleantes, suspiros.
Hoy, por fin había dejado de nacer, burbujeantes, las palabras no fueron necesarias. Y la mano, eterna, tibia, y sobre todo, cariñosa, alejó toda distancia.
El tiempo caía por las esquinas, incómodo, perdía infi-
nitos siglos, millares derretidos en un instante, un uni-
verso, inverso, reverso, anverso, reproduciéndose a sí,
mismo, cada segundo, primero al último al volver lo su-
ficiente... Por ello la tarde quedó plena, la noche entera,
los anhelos tiernos misterios en calma, cómo verduras
frescas, esmeradas y esmeraldinas.
¡Extraño aislamiento!... Demasiado bien alargado,
per-
ceptible, saturado, entre novedades antiquísimas, bur-
bujas ultravioletas se veía. ¡Absurdo!. - Pensaba -

¡Allá ella, acá ello, y como aquéllo, ésto otro!.

En tanto oruga, se vistió de abeja en las nubes, soñando,
su gemela, y de tan distinta y diferente tejía cada una de
las sedas en los futuros días alfombrando alados campa-
narios, vibrando, silenciosos entre pestañas hilando,
hilo a lo otro cercano y lejano, cada porvenir sin pasar.
Las hojas de madera opacaban densamente con un.
¡Perfume!. Si, cómo un perfume, árido y lejano arrullo.
¡Qué cándidos aparecían aquéllas, alas anaranjadas, almendradas, comparadas con las mortecinas flamas del horizonte!. Los encinos, en la mañana, no eran menos
qué resplandores tiernos, qué tapizaban cautelosamente
sus raices, como palmas, plantadas en oasis invisibles en los espejismos reverdeciendo. ¡Psicodélicamente, comprensible, es al final su origen desconocido sin serlo!.

Y el origen, tal vez, de ésta pequeña pero
punzante preocu-
pasión, que extrañamente ronda confusa, es la excesiva
voluntad. que a veces hay también en los humanos.
Pero... ¡Aquí!. Vestía de abeja solo.
¡Ah!--- Pero sin duda en la mariposa después de
algunas
semanas había crecido, lento, su palpitar, de verdadera oruga en el fondo.
Risueña, su naturaleza cruzó a otra dimensión, sin espacio, sin tiempo. Y de mortal vestida. ¡Tejió su eternidad!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Cuentos :  Corazón de flor
CORAZON DE FLOR

Lo conoció, no era el mismo ya, y mucho menos,
ningún otro, el color de clorofila, entre los
latidos. Pétalos de tiempo, olor, olvidos en
espirales, ahí.
Tan cerca del círculo, pálido y triangular de lejos. Leía entre las pupilas, lilas, las lunas,
los meses, meciendo, a veces, suaves terciopelos
puntiagudos.
Y muchos soles, corrían bajo su suelo. Esa vez.
Al colgar del techo las estrellas que soñaba.
La noche, corriendo las cortinas lentamente,
adornadas, entre una montaña doblada. Florecía,
marchito del alto fondo. Palpitando.
Pero no era el mismo, y lo sabía el reflejo al
salir del agua, seco. Más, ahora, que estaba,
ausente. Solo, como una vieja sombra, fantasma, tan dulcemente ácido filtraba el color castaño.
¡Quién lo dijera!. Tras el cristal...

Esa vez. Paladeaba la tristeza, su piel, empapelada, vegetal, plástica y vieja tinta de una
memoria, que salta en la ventana de tiempos idos,
de tiempos que regresan, unos cuantos. Recuerdos,
de relojes olvidados en el tiempo amarillento, de
las tardes, anudadas en aquéllos años.
Tal vez, se soñaba jardinero, en el fondo solo
clavel, admiraba, sintiendo palpitar, en las faldas nocturnas de las almohadas, una afilada sonrisa.
No obstante, al margen, la depresión teñía, sus
hojas y las ramas escribían, los recuerdos, del
tallo, del polen, día tras día...
Pero, ahora... ¡No era lo mismo!.
¡Claro que no!...
En el cuarto, en una esquina arrugada, donde la
vieja plancha, detuvo la marcha, del calor, evaporado, al cortar las humedades, las sequías del día. Su corazón. ¡De flor!.
Redondo y superficial, el horizonte nada tenía.
El jardín de instantes era solo, ese momento, un
descanso bajo la puerta, un trabajo sobre la ventana y nada más.
De nuevo, el espacio se cerraba, deteniendo al
tiempo, al abrigo venidero de la calle.
Y él, corazón de flor, cultivó jardines en los desiertos. Y tormentas en una gota.
Esa vez, con el eco en cada pétalo, un latido un día, tal vez perdido, cuando el tiempo lo detuvo.
Y lo dejó, cristalizado. Siendo lo que era, flor del desierto. ¡Petrificada al sol!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Cuentos :  Y Comodur miente...
Y COMODUR MIENTE...

En la penumbra un pasadizo subterráneo, el túnel, había pasado, sobre las vías, el pasajero.
Comodur, el diario, arrugado, bajo la nuca, el hueco, tirando pedazos de tiempo, desocupado,
escondiéndose, también bajo las vías. Comodur. Un párpado abriendo y otro cerrando, en las
pestañas, años de tren en tren. ¡Y pensaba, en pensar sin mentirse!.

De pronto, ese día, en la madera tratada, árboles en otros tiempos, verdes... Verdes de otros,
tiempos, ramas de meses, raíces de noches, bosques nublados, aceites semanales, afeites
diarios. Y de pronto. ¡De pronto!. Sin mentirse.
La tarde saltó la barda bajo la mirada de aquel árbol, entre las piedras, cargado de rayos. Ante
Comodur. Un salto alto, atigrado, por nubarrones como cerrojos, parpadeantes, después de
llover, lagos, escuálidos, los relámpagos en la superficie, al fondo del callejón. Desierto.

Cierto, cierto. ¡Tal vez demasiado desierto!. Lo dijo. ¡De verdad!.
En un grano de arena. El reloj tenía el tiempo. -Un humilde y sencillo grano-. Así pensó Comodur.
De cierto día, al caer, lento el sol, areneándose. ¡Saltando como tigre nubes arboladas!. Sin nada.
Al fondo desierto de la noche, acercándose, relampagueando viejas callejas felinas, amarilleando.

Esa tarde arenosa, vio todo un desierto. ¡En un humilde grano!. Al reloj, al sol saltando lagos con
sus rayos en la mirada, en él. Árbol de otro tiempo.
Pero ahora... ¿Quién podría creerle?.
Tal vez, sólo él, sin mentirse.
Pues. ¡Quién estaba también durmiendo!. Y vaya que si lo hacía. pensaba, lo imaginaba, despierto.
Porqué. Bueno, porque solo soñaba, desde varias horas atrás, porque, recostado, soñaba.
Y él bien lo sabía. Y además. Y quién y porqué. ¡Eran sordos!. Ambos, mudos, y ahora dormidos.
Y a él, Comodur, lo dejó el tren.
Bajo la vía.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Cuentos :  Doação dos olhos
Resolvi! Vou doar meus olhos. Afinal, depois de muito pensar, cheguei à conclusão de que seria o melhor para eles.
O que eles vão fazer quando eu morrer? Se eu não os doar, eles irão comigo e apodrecerão também, não é mesmo? Não, não quero este triste fim para os órgãos que me fizeram ver maravilhas. Ainda mais os meus... Não estou querendo "puxar o saco", mas eles são ótimos. Enxergam bem à qualquer distância. Também pudera, eu os exercito bastante! Estão sempre em forma, apesar das pancadas e dos ciscos que os visitam de vez em quando.

É, vou doar os meus olhos... Será o melhor para eles. Não quero, quando morrer, que lá em cima (ou lá embaixo?), ao encontrar-me com alguém que foi cego, ficar arrependido quando ele começar a se queixar de que, por falta de humanidade, nunca conseguiu ver a terra, o mar, as plantas, as pessoas, os animais... Não sabe como é o azul do céu e do mar, que tanto ouviu falar; Não sabe como é a beleza das flores, das mulheres, das crianças... Que por falta de visão passou por esta vida, sentiu tudo, mas não viu nada; Não pode amar uma mulher (no caso, se eu estiver conversando com algum homem) pela atração física e sim por outros porquês que a falta de visão procura "compensar"... Mas, nunca é a mesma coisa.

Enfim, não quero ouvir o "lenga-lenga” de nenhum cego, e ficar com remorsos. Porque, se algum deles vier falar comigo, eu direi: Meu amigo, eu doei os meus olhos... Agora, não tenho culpa se eles não os deram a você, certo?

E também posso receber algum agradecimento de alguém que foi beneficiado com os meus olhos. E daí passaremos a conversar sobre o assunto:
-- Como é, você gostou dos meus olhos?
-- Gostei sim, rapaz. Eles eram ótimos! E olhe que eu fiquei dez anos com eles, e nunca precisei ir ao oftalmologista... E você, foi alguma vez?
-- Eu fui uma vez só. É que eles estavam "minando", sabe como é, né?
-- Eu sei... Eles ainda estavam com esse problema. Mas isto não era nada. Foi por você força-los muito...
-- Ora, mas afinal, eu tinha que testa-los, não tinha?
-- Tinha, mas foi demais.
-- É, eu devo ter exagerado mesmo... Sim, e como foi você, o que fez com eles?
-- Fiz a mesma coisa que você: Doei-os novamente. Não queria vê-los estragando debaixo da terra...

A.J. Cardiais
1981
Poeta

Cuentos :  El Poeta Compasivo
Habìa un creyente
que siempre rezaba
al Señor.

Un dìa ocurriò
una tragedia donde
perdieron la vida
muchas personas.

Entonces el creyente
rezò para que encuentren
consuelo los familiares
de las vìctimas y la
alegrìa reemplazò al dolor.

Fue màs fàcil comprender el
perdòn para quienes fueron
los responsables de la tragedia.
Todos lloraron emocionados por la
uniòn que produce el amor.
Poeta

Cuentos :  PALABRAS MAGICAS


PALABRAS MAGICAS

Caty es una linda pequeña, hijita de una pareja humilde pero muy unida, y de nobles sentimientos, su madre trabaja como domestica y su padre como jardinero, pero ellos le han enseñado buenas manera y sobre todo las PALABRAS MAGICAS que son: GRACIAS y POR FAVOR, ellos desempeñan su labor en una enorme y preciosa residencia, los dueños de dicha finca, es un matrimonio formado por una pareja de empresarios, que procrearon a una hermosa niña, y por nombre le pusieron Candy, ella va a uno de los mejores colegios privados del lugar, y tiene a su disposición a una institutriz y a un chofer.

A diferencia de Caty, ella asiste a una escuela de gobierno, su madre la lleva hasta la puerta de la escuela, e igualmente la recoge; Candy cuando llega a su hermosa y enorme residencia, nunca la recibe su madre mucho menos el padre, pues siempre están ocupados haciéndose cargo de su empresa. Ella cuando llega del colegio, solita hace todo el ritual de rigor, se cambia de ropa se asea y se dirige hacia un amplio y lujoso comedor, y se sienta a la mesa para comer, una mesa adecuadamente puesta pero fría y solitaria.

Mientras que en la cocina, en una pequeña mesa se encuentra Caty en compañía de sus buenos padres, tomando sus sagrados alimentos. Posteriormente sale al jardín con su padre, que mientras él trabaja, ella se entretiene sencillamente jugando y Candy, solo la observa por el gran ventanal de su recamara.

Todos los días, cuando se llega la noche, los padres de Caty le dan la bendición y un beso, antes de irse a la cama; Candy se da cuenta de ello y por supuesto, no hay nadie que a ella, le de la bendición, y mucho menos un beso porque obviamente, sus padres llegan cuando ya se encuentra dormida.

Pero una anoche de tantas, Candy se acerco a la mama de Caty y le pidió que también a ella, le diera la bendición y un beso; y claro que ella no se negó. Así, lo empezó a hacer habitualmente, enseñándole también las PALABRAS MAGICAS que la niña, no acostumbraba.

Pero un día los padres de Candy, llegaron más temprano que de costumbre, y la encontraron despierta; por supuesto que a ella le dio mucho gusto, y por nada cambiaría ese momento, de pasar una tarde placentera con sus papas. Al llegar la noche ellos le indican, que ya era hora de irse a la cama, y ella les contesto. Sí, pero primero voy a ir con los papas de Caty, para que me den la bendición, y mi beso.

Lógicamente, fue tal el impacto que recibieron los padres de la pequeña Candy, que decidieron cambiar su estilo de vida y sus hábitos como: ir por ella al colegio, comer en familia, y llegar más temprano que de costumbre y así, poder ofrecerle la bendición y el anhelado beso, que Candy de favor le pedía a sus padres, para después darles las gracias.

Mónica Lourdes Avilés Sánchez.
Derechos Reservados.

Poeta

Cuentos :  ADIOS A LA INFANCIA
Lentamente el avión enfilo su trompa hacia el horizonte, dentro estas vos, que de golpe rompes el nudo que te ata a mis entrañas. Te vas lejos dejandome solamente una palabra y un beso fugaz de despedida.
Ya n0o esta mi mano en la tuya como cuando eras chico y te llevaba a la escuela, ahora la vida me tomo de sorpresa y a vos te lleva lejos, tan lejos que no se si podre alcanzarte.
Esper hasta que el avión fue un punto perdido en el cielo limpio, sin nubes,despues comence a andar sin saber adonde ir, pero siempre nuestros pasos rutinarios nos llevan al puto de partida y volvi a casa.
Y allí, sentada, comence a llenar la valija de los adioses, porque mi pequeño pájaro de espuma ha volado lejos, porque con el, se alejaron las cosas simples de todos los días, su vocecita quebrada por los rincones de la casa, el peine sobre su pelo rubio rebelde, los cordones sin atar de sus zapatos, sus ojos de asombro, ese perrito de juguete que quedo triste y olvidado como todas las cosas de la infancia.
Mi pequeño pájaro de espuma ha volado lejos y debo cerrar la valija y acomodar los recuerdos, decir adiós a mi niño para recobrarlo hombre
Poeta