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Hermosos Chavales de Dieciséis Años, Delgados y Desnudos, con Gargantillas de Pinchos en el Cuello, Pero con unos Pinchos superlargos, de Forma que los Chavales no pueden ni abrazarse, ni chuparse, ni besarse entre ellos. Con Muñequeras de Pinchos y Tachuelas en las Muñecas. Con unas Uñas superlargas en los Dedos de las Manos, pero largas largas largas. Con Colmillos de Vampiro en la boca. Con los Labios pintados de Rojo. En un Salón Gigantesco con las Paredes de Mármol Negro y en medio un Esqueleto de Tiranosaurio Rex pintado de Fucsia brillante. Y divanes de Color Rojo.
Que se hagan pajas estos niños de ensueño, estos muchachos golfos, Putitos de otro planeta, Draculitos de ojos lilas, con las Uñas que tienen, Es una cosa muy complicada, las uñas son cuchillos, navajas de afeitar, ¡¡¡¡¡cómo para acariciar un glande, y encima con esas muñequeras espantosas¡¡¡¡.
Pero son encantadores, y hermosos como soles abstractos, llevan al cuello Violentas zarzas de acero, y púas de cactus, feroces muchachos de orgía imposible. ¡¡¡¡¡No se pueden hacer ni una fellatio entre ellos, y menos con esos colmillos. ¡¡¡¡¡¡Hijos feroces herederos del Conde Drácula, castigados a la soledad de por vida¡¡¡¡.
Encantos de molicie soberbia, reyes absolutos de la orgía, imposibles, En un tormento de Tántalo criminal, con los labios como cerezas maduras, Pequeños Eduardos Manostijeras que no pueden ni hacerse una paja.
Y el esqueleto de un Tiranosaurio Rex de Plástico osificado fucsia, canalla, Y divanes de seda púrpura, y ellos como estatuas con alambres, Malditos, Benditos, Malignos, Benignos, hechos para deslumbrar.
Como fósforos de cabeza roja encendidos con furia.
Cigarrillos con la punta ardiendo, pero imposibles de ser fumados. ............................................................................................... Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Hermosos Chavales de Dieciséis Años, Delgados y Desnudos, con Gargantillas de Pinchos en el Cuello, Pero con unos Pinchos superlargos, de Forma que los chavales no pueden ni abrazarse, ni chuparse, ni besarse entre ellos. En un Salón Gigantesco con las Paredes de Oro y en medio un Perrito de Bronce Gigantesco de Metal Rosa de estos que tienen la Forma de un Globo de Gas Retorcido. Algo exquisito y superbonito. Y divanes de Color verde.
Dulces Luzcrueles con la púa al cuello, Feroces Franciscos prisioneros, Lirios con espinas, lirios bellos, Andalusíes del Mal, Reyes del Eros.
Cuánta espina impide poseeros, Horripilantes Belcebúes lindos, En prisiones de oro, Tamarindos, Llenos de flores y de pinchos fieros.
Os ve la paranoica Globoflexia, El Perro colosal de los payasos, Y no podéis morderos insolentes.
Ángeles de Atlántida y de Grecia, Hacia un Betis de atardecer y ocaso, Esclavos de la sed, la sed ardiente. ................................................................. Francisco Antonio Ruiz Caballero. Tiene un defecto, me ha salido demasiado Bético y hay a quien no le gusta el Betis, Tengo que hacer una Versión más roja. Ja Ja Ja. Y el verso final es para mear y no echar gota.
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Hermosos Chavales de Dieciséis Años, Delgados y Desnudos, con Gargantillas de Pinchos en el Cuello, Pero con unos Pinchos superlargos, de Forma que los chavales no pueden ni abrazarse, ni chuparse, ni besarse entre ellos. En un Salón Gigantesco con las Paredes de Oro y en medio un Perrito de Bronce Gigantesco de Metal Rosa de estos que tienen la Forma de un Globo de Gas Retorcido. Algo exquisito y superbonito. Y divanes de Color verde.
Gargantilla de púas Franco lleva, Defensa de su cuello y de su boca, Y está solo en el sol como una roca Entre rocas a las que nadie eleva.
Vino de amor sus labios nunca prueban, Tanta púa para tan cosa poca, Y el deseo punzante le provoca, Tallo de cactus y dulzor de breva.
De oro verde y rosa es el tormento, Perro monumental como elemento Presencia en globoflexia su castigo.
Sobre el verde diván de seda pura Han de ser enemigos sus amigos, Es la Belleza para la Tortura. ................................................................. Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Hermosos Chavales de Dieciséis Años, Delgados y Desnudos, con Gargantillas de Pinchos en el Cuello, Pero con unos Pinchos superlargos, de Forma que los chavales no pueden ni abrazarse, ni chuparse, ni besarse entre ellos. En un Salón Gigantesco con las Paredes de Oro y en medio un Perrito de Bronce Gigantesco de Metal Rosa de estos que tienen la Forma de un Globo de Gas Retorcido. Algo exquisito y superbonito. Y divanes de Color verde.
Los Franciscos de Francia prisioneros, Al cuello púas y al amor cadenas, No pueden probar labios y venas, Cisnes y gallos con alambres fieros.
Son hermosos y largos, mas no pueden, En sus cárceles de oro verde y rosa, Romper la púa, doliente y lastimosa, Que el daño hace y al deseo agrede.
Imploran sexo los perfectos lirios Como el agua imploran, y un perrito De papiroflexia en bronce gigantesco
Observa indescriptible sus delirios. Y los pinchos impiden el delito. Impidiendo el ardor con lo dantesco. ........................................................... Francisco Antonio Ruiz Caballero. Por mucho que lo intente jamás superaré a un Astronauta.
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Hermosos Chavales de Dieciséis Años, Delgados y Desnudos, con Gargantillas de Pinchos en el Cuello, Pero con unos Pinchos superlargos, de Forma que los chavales no pueden ni abrazarse, ni chuparse, ni besarse entre ellos. En un Salón Gigantesco con las Paredes de Oro y en medio un Perrito de Bronce Gigantesco de Metal Rosa de estos que tienen la Forma de un Globo de Gas Retorcido. Algo exquisito y superbonito. Y divanes de Color verde.
Las curvas del perrito de Bronce gigantesco Competían con las rectas de las sombras de los muchachos. Los Franciscos prisioneros eran esbeltos y delgados Y llevaban al cuello púas de poder homicida.
El deseo era como una pulsión de protervia para los cisnes, Para aquellos gallos hermosísimos que se mostraban desnudos Sin poder comerse, hambrientos y locos, Con la apetencia de la belleza en los ojos y en los labios.
Lobos que se protegían los cuellos con aceros.
El colosal perrito salchicha, encanto de niños chiquitines, Estaba allí contemplando el martirio de los chavales, Lo suficientemente procaces para reírse de aquel muñeco de bronce Que los miraba en el suplicio del amor no correspondido.
Tenían los muchachos ponientes sevillanos en los ojos, Tetillas sonrosadas y labios como cerezas, y el músculo fuerte Y las nalgas redondas, sandías partidas, y los penes como cuchillos.
Pero alrededor de los cuellos tenían los pinchos de los cactus, Irascible manera de decir, voy a asesinarte si te amo.
Como el perrito era de Bronce rosa no explotaba con aquellas púas.
Por los demás todo brillaba como un ascua de oro salvaje.
Sobre los divanes esmeraldas los muchachos parecían Dragones.
Rosas con espinas. Puercoespines de Gloria.
Los pinchos impedían que se entregaran al Mal. ............................................................................................ Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Hermosos Chavales de Dieciséis Años, Delgados y Desnudos, con Gargantillas de Pinchos en el Cuello, Pero con unos Pinchos superlargos, de Forma que los chavales no pueden ni abrazarse, ni chuparse, ni besarse entre ellos. En un Salón Gigantesco con las Paredes de Oro y en medio un Perrito de Bronce Gigantesco de Metal Rosa de estos que tienen la Forma de un Globo de Gas Retorcido. Algo exquisito y superbonito. Y divanes de Color verde.
El perrito colosal estaba en la mitad de aquel salón y era lo más bonito del mundo. Un perrito de estos que hacen en las ferias los payasos retorciendo un globo rosa, Y era inmenso, una estatua colosal superbonita, un encanto soberbio, Lo más bonito del mundo, lo nunca visto.
Y el Salón, que era proporcionadamente inmenso a la enormidad del perrito de bronce, Tenía las paredes de oro y brillaba como una tarde de verano y el Guadalquivir en Córdoba, Y tenía varios divanes de seda verde esmeralda y turquesa, relampagueantes a la luz de los reflectores, Y los chavales, desnudos como arcángeles y fieros como ortigas, Tenían gargantillas de pinchos desaprensivas que les impedían amarse entre ellos.
Todos los chavales eran Franciscos prisioneros, en una cárcel de oro, No podían acariciarse ni chuparse ni besarse porque los pinchos herían Con la ferocidad de las espinas salvajes de los cactus más criminales.
Y era el Infierno un Paraíso, una Jaula de oro para Ruiseñores, que no estaban ciegos, Y podían verse y amarse, pero sin jamás poder tocarse, suplicios de Tántalo, Bajo el tormento de infringirse heridas mortales.
Y eran los chavales Híbridos bellísimos de Arcángel y ortigas. Espejos que rompían espejos, espejos suicidas.
Y aún así el Ruiseñor necesitaba verlo, mirad lo loco que estaba. ................................................................................. Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Hermosos Chavales de dieciséis Años, Delgados y Desnudos, entre Pitas y Cactus, (vamos a hacerlo barato: SIN ESTATUAS), espolvoreados en la Piel con Polvo de Oro, o Pintados de Verde (como en las Brujas de Zugarramurdi) en un Salón con las Paredes con Grandes Pantallas de Televisión proyectando Partidos de Fútbol.
Imaginan ustedes a Federico García Lorca con SIDA? Menudo espanto, Con la sensibilidad tan exquisita que tenía ese poeta, Y el pobre en el hospital recibiendo un día tras otro pinchazos, Clavado en una cruz de dolor y ciego?.
Los niñatos son delicadas flores doradas o verdes, exquisitas estatuas vivas, Narcisos de oro implorantes o exóticos helechos de carne, ¡¡¡¡¡son asesinos para incautos poetas, luces que deslumbran y dan calor y frío¡¡¡¡ cactus entre cactus, pitas entre pitas, hieren y zahieren, Ángeles implacables.
Han nacido para disfrutar de una juventud de esmeraldas, para el goce absoluto, Divinos Apolos de una Grecia maravillosa, Luzcrueles de un cielo de espinas, Se puede resistir la imagen de los cocodrilos devorando al cervatillo
Pero ellos entre los cactus son formas de tortura despiadada. Espuelas que marcan los ijares de las nubes quisieran Arañar a un muchacho hasta crucificarle, pero lo que entra por los ojos
Traspasa el corazón, oh astilla en la uña, oh ángel en la visión de infinita belleza.
Llorar ácido. O echarse gotas de vinagre verde en los ojos.
Dantesco y exquisito, ¡¡¡¡¡y además con Fútbol¡¡¡¡¡¡. Toma ya¡¡¡¡. ........................................................................................... Francisco Antonio Ruiz Caballero. (dedicado al Novio de mi Hermana, Francisco Bautista de los Santos, que no es homosexual y que lo está pasando muy mal enfermo de un enfisema en el Hospital el pobrecito, ojalá se ponga bueno).
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Más Barroco Todavía. Hermosos Chavales de Dieciséis Años, Delgados y Desnudos, Algunos con Alas de Murciélago como Demonios, Otros con Alas de Plumas como Arcángeles, y Otros con Alas de Mariposa, entre Modelos Moleculares de Bolas de la Doble Hélice del ADN, ácido Desoxirribonocluéico, o entre Frascos de Formol con Cerebros Humanos. En un Salón con Grandes Pantallas de Televisión en las Paredes Proyectando Imágenes de Enfermos de Cáncer de un Pabellón de Cancerosos.
Delicados Demonios de ojos verdes, malignos dioses de menta. Exquisitos Arcángeles de Luna. De ojos lilas feroces, de labios de limón. Aristocráticos Insectos Mariposas de un extraño y hermoso Planeta. ¡¡¡¡¡Estupendos Chavales para un Cáncer o un Sida¡¡¡¡¡¡¡.
Soberbios demonios de ojos azules, de labios sonrosados y granates, Con alas de quiróptero, Maquiavélicos príncipes de la Hermosura, Arcángeles de un cielo de resplandores dorados y azules, violetas, púrpuras, Muchachos mariposas de alas fucsias o verdes, extraterrestres bellísimos.
Entre las Dobles Hélices del ADN, modelos moleculares bioquímicos, Señalando las Adeninas y las Timinas, las Guaninas y las Citocinas, las desoxirribosas, Señalando la mutación en la que se encuentra el Oncogén furibundo.
Mostrando el esqueleto maravilloso y tremendo del SIDA, entre Cerebros Humanos, Entre Cerebros de un Frankenstein gay, poeta, y bioquímico, con muchachos verdes, Con chavales de oro o de nata, con chavales de caramelo, entre cancerosos
O heridos de muerte por la lepra o el SIDA, con el oncogén mutado, A los que les duele la belleza como una rosa de agujas ardientes. Y a los que sólo besa el Papa Francisco. ................................................................. Francisco Antonio Ruiz Caballero.
Barroco Absoluto. Hermosos Chavales de Dieciséis Años, Delgados y Desnudos, con Alas de Murciélagos como si fueran Demonios, entre Estatuas y Bustos de Emperadores Romanos de Cristal Azul, Entre Grandes Copas de Cristal llenas de Absenta sobre finísimos Pedestales, Entre Grandes Peceras o Acuarios sobre Pedestales, llenos de Peces, En un Salón con Grandes Pantallas de Televisión Proyectando Algunas Paramecios e Infusorios existentes en una Gota de Agua y Proyectando Otras Fractales de Colores hechos Mediante Ordenador. Entre Guacamayos Verdes sobre finos Pedestales.
Púberes Demonitos, procaces Diablitos, sensuales muchachos De labios verdes, rojos, de cintura delgada, de esbeltez exquisita, Delgados y estilizados como palmas de Arabia, excelsos Luzcrueles, Diabólicos chavales de menta agria y néctar.
Entre Calígulas de un Horizonte sevillano que anochece, entre Heliogábalos De un anochecer lila, cuajado de diamantes y luceros, entre copas de absenta, Entre policromados seres de cristal prisioneros, entre loros brasileños, En un palacio de infusorios, paramecios, y arcoiris. Profundamente lindos.
Dañinos como venenos dulces, malos como espinas de rosas, benditos, malditos, enormes, Para un arabesco de toques del clave, para un Scarlatti esquizofrénico, majara, Deicidas muchachos, nenúfares entre Dioses de cristal azul o Lapislázuli.
Los Guacamayos verdes y azules agitan sus sublimes alas, los chavales, Ocultan o muestran sus largos penes delicados, son malos y son bellos, Arcángeles terroríficos, hechos de luna y plata, para un Infierno verde.
Entre infusorios y paramecios veloces, que copulan y se dividen En una gota de agua con perejil podrido, bajo Fractales hermosísimos. Alas de quiróptero y ojos como lilas, e Inaudita Soberbia.
Chillan los Augustos Caracallas azules, Socorro, Auxilio, Socorro, Mierda. .......................................................................................... Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Barroco Absoluto. Hermosos Chavales de Dieciséis Años, Delgados y Desnudos, con Alas de Murciélagos como si fueran Demonios, entre Estatuas y Bustos de Emperadores Romanos de Cristal Azul, Entre Grandes Copas de Cristal llenas de Absenta sobre finísimos Pedestales, Entre Grandes Peceras o Acuarios sobre Pedestales, llenos de Peces, En un Salón con Grandes Pantallas de Televisión Proyectando Algunas Paramecios e Infusorios existentes en una Gota de Agua y Proyectando Otras Fractales de Colores hechos Mediante Ordenador. Entre Guacamayos Verdes sobre finos Pedestales.
Púberes Demonitos, procaces Diablitos, sensuales muchachos De labios verdes, rojos, de cintura delgada, de esbeltez exquisita, Delgados y estilizados como palmas de Arabia, excelsos Luzcrueles, Diabólicos chavales de menta agria y néctar.
Entre Calígulas de un Horizonte sevillano que anochece, entre Heliogábalos De un anochecer lila, cuajado de diamantes y luceros, entre copas de absenta, Entre policromados seres de cristal prisioneros, entre loros brasileños, En un palacio de infusorios, paramecios, y arcoiris. Profundamente lindos.
Dañinos como venenos dulces, malos como espinas de rosas, benditos, malditos, enormes, Para un arabesco de toques del clave, para un Scarlatti esquizofrénico, majara, Deicidas muchachos, nenúfares entre Dioses de cristal azul o Lapislázuli.
Los Guacamayos verdes y azules agitan sus sublimes alas, los chavales, Ocultan o muestran sus largos penes delicados, son malos y son bellos, Arcángeles terroríficos, hechos de luna y plata, para un Infierno verde.
Entre infusorios y paramecios veloces, que copulan y se dividen En una gota de agua con perejil podrido, bajo Fractales hermosísimos. Alas de quiróptero y ojos como lilas, e Inaudita Soberbia.
Chillan los Augustos Caracallas azules, Socorro, Auxilio, Socorro, Mierda. .......................................................................................... Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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Hermosos Chavales de dieciséis años, delgados y desnudos, con Alas de Murciélago como Demonios, entre Estatuas y Bustos de Emperadores Romanos de Oro, en un Salón con Grandes Pantallas de Televisión en las Paredes Proyectando Continuamente Imágenes de Paramecios e Infusorios moviéndose en una Gota de agua.
Son los chavales tan hermosos como un manojo de orquídeas, Son tan bellos que son hasta demoníacos, las alas de los murciélagos Atestiguan que su belleza es tan infernal y exquisita Como el pecado de la lujuria y la soberbia, malditos, benditos, sublimes.
Son tan difíciles de poseer como extrañas joyas de Tartessos, Los soberbios andaluces, Oh arcángeles de fuego, Oh cisnes, Oh gallos, Oh hermosos alacranes, bajo el signo de Escorpio o de Piscis, Vosotros sois la belleza, el cielo y el infierno, Luzbeles ya caídos.
Marco Aurelios y Caracallas de oro macizo, Calígulas carísimos, Germánicos de áurea naturaleza, perfectos Heliogábalos, Contemplan a los chavales, Íncubos y Arcángeles. Ala de quiróptero.
Y los Paramecios se mueven agitados y nerviosos, copulan y conjugan, Infusorios eternos, en el agua con una hoja de hierbabuena podrida, ¡¡¡¡¡¡Nunca veréis algo más delicado y exquisito¡¡¡¡¡. Arpa e ira.
Arpa e ira, corazón de la luna arrancado de cuajo. ............................................................................... Francisco Antonio Ruiz Caballero.
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