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Conrado Sehmsdorf Presenta a Silvia Sehmsdorf[img width=300]https://www.myheritageimages.com/Z/storage/site134118321/files/00/00/01/000001_2177105c53h16aqudcf457.jpg[/img]
Con la mirada perdida, hacia el horizonte, Buscando quien sabe que, solo tus pensamientos lo sabrán. La Tristeza se nota en tu mirada, quizás nunca tuviste con quien hablar, Contarle lo que te pasaba, a veces uno no tiene a quien contarle Sus penas o sus alegrías simplemente callarse para no herir a otros. Simplemente se nota tristeza, en tu mirada y soledad.
Por Silvia Sehmsdorf
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Poeta
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Por la corteza lisa de la adelfa suben y suben las hormigas como un rosario fervoroso de pasos diminutos. Tu pensamiento también escala, hasta mirarse en el raudo espejo de las golondrinas. Y sus destellos abren tu mente más y más… Juega la brisa en verde, haciéndole cosquillas al río; la llama de un chopo viaja por el agua mientras contempla tu reflejo. Y son tus ojos dos pinzones azules que pían el viaje de las ondas. Y tus pies acaban de descubrir el tacto turquesa de la calma. Una cascada tersa de paz rodea tus hombros. El río está escalando por tu alma. Te susurra con frescor cómo teñirte de todos los cielos, cómo extender tus plumas por todos los valles; cómo descubrir caminos de plata que acaban en la contemplación del misterio; cómo tamizar con tu luz el colibrí del instante. El río te conoce. Dice tu nombre al pasar, y lo va cubriendo de hojas y latidos larvarios. Él te siente, y desea llevar tu suave peso de loto sobre sus grandes manos ancestrales. Él te cura suavemente con sus burbujas lunares. Te sumerges entre sus piedras redondas hasta hacerte espejo de la eternidad... Y todos los seres pasan y se miran... y se sumergen en ti...
Maite Sánchez Romero
De "La naturaleza en el corazón·. Libro ilustrado y gratuito en pdf: La naturaleza en el corazón
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Despierto y encuentro gotas de rocío en la hierba de mis pestañas. Lavan mi mirada. Y veo sobre mí un cielo que acaba de fundir su última estrella al sol. Me sonríe. Gracias. Pasan una, dos... hasta cuatro nubes viajeras. Y tras de mí, un pinzón acaba de coger una ramita con su pico. Pía. Sigo su revoloteo fugaz: baño de piares entre las ramas. Hoy tengo nueva luz para mi frente, distendida como el horizonte. Acaricio un tronco de tilo; toco sus hojas, que son de un verde tan intenso que acaban por teñir de pura vida mis dedos. Las cabelleras de las centauras bailan entre abejas, a las que les pesan las patitas, saturadas del corazón naranja de las flores. Llega un pétalo a mi piel: un suspiro amante de la mañana. Me espera un claro día de cumbres. El camino se insinúa tímidamente. Lo sigo... y mis botas resuenan deliciosamente por las piedras.
De "La naturaleza en el corazón", libro ilustrado y gratuito en pdf: https://goo.gl/B0cV6V
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En la opulencia el engreído reía se gozaba todo cuanto poseía. ¡Disfrutaba tanto de los resultados! Nadie jamás hubiera imaginado que dentro de esa amplia sonrisa se ocultaba una perversidad indivisa que nunca el rostro mostraba, pero un día cuando se miraba frente a un espejo con forma de prisma se le reflejó la conciencia misma diciéndole- Todo esto logrado, de otra gente lo has copiado; y desapareció de inmediato cuando apenas él, se quitaba los zapatos. Y se asomó una luz… Y todo su esplendor empezaba hacerse poco a poco menor, dejando una sombra sobre su cuello tan densa, que se posesionó de su cabello.
Pero él haciendo caso omiso puso oídos sordos en aquel aviso, y continuó gastando sin control la demasía pensando que la necesidad nunca le abarcaría. Y tocó fondo tan profundo, que en la miseria se sintió moribundo. ¡Al fin la abundancia había terminado! Con aquel tesoro acabado se golpeaba bien duro con la realidad. Y fueron aquellos, los que una vez ni quería mirad, quienes le extendieron las manos -los necesitados-, le ayudaban de lo poco que él les había dejado.
Otro día saco de su pantalón un cigarrillo y lo compartió con todos en el pasillo, desde entonces, aprendió a sudar cada centavo, entendió que trabajar no es cosa de ser esclavo. Y se curó de la implacable arrogancia por la cual muchos le mantenían distancia.
El que fue martillo allá arriba, en donde a todos de nada se priva; ahora és el clavo acá abajo, lo que se gana le cuesta trabajo. Nunca más volvió abordar la guagua engreída que de los pobres se olvida.
Juntando la experiencia de abajo y mezclándola con la sabiduría de arriba, habrás logrado la perspectiva para superarte en tu trabajo.
Ser martillo o ser clavo es la variante de la vida, se goza en lo alto enseguida, y se aprende estando debajo.
Julio Medina 16 de septiembre del 2016
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Brevemente mais um Natal que bate à porta. O que mudou nesta sociedade depois do ultimo? Nada! Ou sim, piorou, a miséria se exporta Quantos continuam sem saber quem são, Quantos ainda continuam a dormir no chão. Procuram calor, procuram amor, procuram ser Mas não sabem ainda se são seres humanos Ou se são feitos de ilusões, de nada, de enganos. Procuro saber quem sou, não tenho resposta Procuro saber onde estou, estou numa sociedade Sem,condescendência sem coração, sem atenção Nem todos os seres têm o mesma possibilidade Passam por nós como quem passa ao lado de nada. Mas porquê? Somos seres considerados humanos Há os que são privilegiados, outros vivem de enganos Muitos sorrisos, palmadinhas mas sem sentimento Os punhais sempre afiados sempre prontos a ferir Enquanto a nossa dignidade sangra, eles ficam a rir. Mas não fazem por mal, eu até os compreendo, É simplesmente por cinismo por cobardia, sem coragem Por nos dizer em face, não, não gosto de ti, não és nada! É na verdade triste que haja quem acredite em fadas Eu continuo a acreditar que a amizade mesmo virtual Deve de ser respeitada senão corta-se o cordão umbilical Que nos liga sem nos conhecermos, nem todos, certo, Que por vezes longe , por vezes perto, nos dão o ombro, Que nos dão calor com as suas palavras verdadeiras Nos aquecendo a alma e acreditamos que somos alguém. Eu há muito que procuro a amizade sincera tão almejada Mas quem sou eu? Sou alguém sem interesse, não sou nada Mas pouco importa, sou como sou ninguém me mudará A minha dignidade nasceu comigo e comigo morrerá
A. da fonseca
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Era uma vez um planeta do nosso sistema solar onde se vivia feliz.
Havia enormes montanhas de amor, de longos e largos oceanos de felicidade, as mais belas cores confundiam se e formavam um belo e grande Arco Íris.
As flores, belas em cor e formas , confundiam se com as crianças que corriam de um lado para outro com imensa alegria. Os animais era igualmente de rara beleza, os passarinhos, esses voavam baixo como se quisessem conviver de perto e assim todos estes seres viviam em harmonia e felicidade.
Com os anos este planeta começou a mudar, novas espécies de animais começaram a aparecer e a vida pouco a pouco começou a degradar.
A relva, ai a relva... linda mas perigosa, escondia nela as mais variadas formas de destruição onde uma nova raça se desenvolveu. De passo a passos largos começaram a tomar posse de toda a pradaria ate la linda ou quase e esta maldita raça conseguiu unir os seus amigos seguros e a miséria, construida e desenvolvida por eles foi entregue aos pobres habitantes que viviam normalmente antes e agora nada tinham para meter entre os dentes, frio e fome não faltavam enquanto que para os amigos coelhos era fartura e ate se deram ao luxo de retirar uma fatia do pouco que tinham deixado , enquanto para os aumentos de boa vida, era coisa deles, isso era diário. Um dos primitivos habitantes falou com um poderoso novo colonizador pedindo para que ele faça algo de melhor e a resposta foi: então vem pedir que seja eu a o ajudar, eu, que tenho muitas dificuldades para ter comida que chegue ate ao fim do mês, oh homem, tenha juízo.
E assim terminou a alegria de viver dos antigos habitantes do que foi esse belo planeta e hoje, só vemos passar os cordeirinhos.
A da Fonseca
SPA Autor 16430
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Incertidumbre recorre mis venas, mis pensamientos, mis emociones y sentimientos, cada uno de ellos saltando, revolcándose en un lago de lodo sin querer salir… Dirígete hacia mí y dime que amas, camina lento, mueve tus caderas, lo suficiente para que yo prefiera mirar como el aire desplaza tu cabello, y tus ojos radien amor o algo parecido, extiende tus brazos, sujétame, no me sueltes más, soy tuyo, por hoy, por esta noche, por esta tarde…¿Qué más da? Me he desprendido del suelo y estoy rozando con tu mano junto a la mía un sendero de nubes interminables, acaricia mi sombra, mi luz, mi alma, somos libres al fin y no me importa lo que hay antes de ti, ni lo que hay después de nosotros, estamos juntos y yo confío en la incógnita de lo que pueda pasar, abrazo tu pecho sin rozarlo, beso tus labios sin tocarlo, te he amado todo este tiempo sin si quiera tenerte… ¿Quieres caer conmigo? Vamos…
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Recuerdo su rostro esa tarde con la puesta de sol y sus rayos acariciándole suave una mejilla, mi mano acariciaba la otra.
Llena de todo, sus cabellos al viento y una sonrisa en su rostro, sus manos deslizando mi cuello y mis labios charlando con los suyos.
-¿Nos veremos otra tarde?
Ahora mi casa está vacía y he encontrado los cigarrillos que había guardado para que mi sonrisa al verte luciera mejor, eramos apenas unos niños y ni siquiera han pasado 7 días.
Probablemente sigas un camino abundante de nada, y yo ahora mismo me encuentro derrotado, y el sol ya no rebote sus rayos sobre nuestros rostros, ni haya más caricias suaves ni entre cruce de palabras con ternura, tal vez tengas el vacío que siento al dormir, tal vez mañana, al despertar, luzcas tan hermosa como jamás te dije…
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Ayer cuando daba la hora nona, me encontré con un amigo mío de aquellos reglones torcidos de Dios. (Torcuato Luca De Tena) como siempre con la mirada ida, sus pupilas dilatadas, sin zapatos y unos pantalones raídos.
Algunas palabras intentaba decirme, pero al parecer tanta medicina no se lo permitían.
Lo tome del hombro y nos sentamos como siempre en la vera, lugar de tantas conversaciones idas. Se fijaron sus ojos en mí, atención era lo que quería, pidió un cigarro, no se porque pero, pero el cigarro le daba una sensación de calma. Yo tenía en el bolsillo del chaleco dos que compraba cada noche antes de dormir.
Al parecer con el pasar de los minutos los síntomas del placebo químico se fueron diluyendo y él palabras me fue diciendo. En su imaginación se veía él con nombre egregio. Me conto de su vida pasada de sus años mozos de los halagos que recibía y las amantes que tenía que le querían que lo mimaban.
De repente exploto en un sollozo inconsolable su cara adusta denotaba la tristeza que sentía muy dentro del alma, temblaba, me asuste por un momento, y él tomando un segundo aire me tranquilizó.
Ah! Me dijo en un susurro, como si en un instante la razón volviera a él como si las persianas de su vida se abrieran, como si aquellos reglones se volvieran a enderezar, y a guisa de reflexión me dijo: “en mi largo caminar de nadie ni de nada me queje, no pedí más de lo que me podían dar, no di más de lo que no tenía, ahora menos “. Y me abrazo con fuerza se levantó y se fue, fumando El otro cigarro que yo tenía.
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…Revisando mi memoria y las charlas con personas de muchos rincones visitados, siento que con bastante reincidencia, en los sectores más humildes de Nuestramérica y del planeta entero, nuestros niños y adolescentes, desde su capacidad de idealizar, de visionar, encuentran un refugio mágico, para compensar, para soñar, que no requiere de nada físico, no tiene que comprarse, no tiene que compartirse… podría decir que es grato, que tiene la mejor calificación del mundo si de calificar se tratara, no hay comparación nadie podría imaginarlo así… Desde nuestras limitaciones, el soñar es una fortaleza imposible de batir, que se convierte en un poderoso e imparable motor, que funciona a nuestra voluntad y que desde nuestra capacidad para ir construyendo, tejiendo facetas tangibles de esos sueños, podemos ir aterrizando detalles, capítulos y a veces sueños enteros que marcan vida, emociones, angustias, nuevos retos y por supuesto: nuevos sueños. No había que leer a Cervantes y las travesías del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, para ser también un poco Quijotes, desde nuestra perspectiva, desde nuestra realidad… caballeros andantes, perseguidores de otras utopías, conjugadas en sus propios cielos y demonios, que curiosamente con el pasar de nuestras andanzas, se complican y en su complejidad nos agotan y a veces perdemos esa oportunidad mágica, de fusionar esos raros ensimismamientos y realidad. Pero cuánto bien hace, repasar aquello que ocurrió en ese lugar de la Mancha de cuyo nombre tampoco quiero acordarme, para alimentar ese don de conseguir en lo subjetivo, los cimientos de la vida misma, es que tiene que haber algún enlace etéreo, entre compartir otros universos, descritos por otros idealistas, escritores, poetas, por seres altruistas y nosotros, esos púberes soñadores, idealistas impensados, algo locos por la desproporción de lo anhelado… por escapar de los formalismos y la cordura, que etiqueta, que aprisiona… Y cuánto bien hace esas oleadas de quijotescas acciones que mueven al mundo, que ensanchan horizontes y sobrepasan lo imaginable, cuánto bien hace las actitudes que a más de desconcertar, marcan de mayor credibilidad en lo utópico, para las nuevas generaciones, cuánto de quijotesco tenían los jóvenes de la Comuna de Paris, para afirmar que siendo realistas tenían que plantearse lo imposible… Entonces ojalá tuviéramos muchos Quijotes o al menos seamos capaces de liberar esos destellos de locura edificante, que nos haga sentir algo más que soñadores… que afiancemos la decisión de siempre luchar por los más vulnerables, que lo hagamos con decoro, con lealtad, con el básico esfuerzo de meditar y reflexionar, aún en las fronteras de la ficción y lo tangible… Ojalá podamos ser algo más Quijotes, para dedicar hasta el último aliento de vida a perseguir auroras distintas, instantes precisos, que nunca distingan límite alguno, incluso cuando la vida se vaya, como lo escribía Miguel de Cervantes, horas antes de perecer… «Ayer me dieron la extremaunción y hoy escribo ésta; el tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir...» Que, ¿Quijote yo?... ojalá y que jamás me atrapen la cordura y el conformismo.
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