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Recogía las flores del campo en una triste mañana, las coloqué sobre la tumba de mi amada, a la mujer que quise tanto.
Sin sol, sin luz, en la penumbra, sin el calor de tu amor incandescente, tu ausencia aún lloro en el presente, no está la estrella que mi corazón alumbra.
Murió la primavera de mi paisaje, se fue la luna que brillaba en mi cielo, en mi alma no tengo paz ni consuelo, quisiera acompañarte en tu eterno viaje.
Julio Medina 1969
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Poeta
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Te vi profundamente dormida fría, tan quieta como una roca, no palpaba en tus labios el color de rosa, no podía creer esa era tu partida.
Vestida con ese atavío blanco en un ataúd te llevaban a tu última morada, el cortejo fúnebre de mí se alejaba entre rituales y tristes cantos.
Lloré sin consuelo, con mi alma herida lágrimas derramé sobre mi guitarra, por la desdicha que a mi corazón desgarra, es un golpe fuerte que me da la vida.
La tumba adorné con blancas azucenas evidenciando el amor puro, transparente que en el corazón floreció y ahora está ausente; me acongoja tu ausencia, me destroza esta pena.
Julio Medina 29 de octubre del 2010
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Poeta
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Mi corazón te entregué sin saber si lo mereces, lo has herido tantas veces que de ti ya me olvidé.
Decías que era muy pobre eso lo sabías muy bien, solo el amor de hombre puedo darte como edén.
Tú solo ansiabas riqueza no te interesa el amor, estás causando dolor dando golpes con rudeza.
Te fascina la ambición, lo material te desvela con una frialdad que hela, y sin tener compasión.
Julio Medina 26 de octubre del 2010
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Poeta
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Ser residuo polvoriento que se llevará el río, y que la fuerza del viento arrastrará hasta el vacío.
Ser la columna de acero que no siente ni padece, y que tampoco merece ser vista por el viajero.
Ser la máxima sombra que busca en la oscuridad, la penosa soledad a quien nadie nunca nombra.
Ser odio y ser rencor ser la guerra y ser la muerte, yo no quisiera tenerte calmándome este dolor, el que yo solo he sentido porque nunca he comprendido la realidad de tu amor.
Julio Medina 1971
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Poeta
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Pobre hombre descarriado perdido en la adversidad, su corazón está destrozado muriendo en la oscuridad.
Se esconde en el silencio en su soledad infinita, recordando con desprecio aquella mujer bonita.
Su sufrimiento es amargo en su incomprensible alma, sigue viviendo en un letargo en donde no existe calma.
En su locura inerte cae al suelo de rodillas, esperando llegar la muerte atrapado en la villa.
Llegaron los funerales al campo santo bendito, cargando los restos mortales de aquel hombre inaudito.
Julio Medina 1968
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Poeta
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Soy una sombra desesperada con una negación que a mi mente condena, el fantasma de la noche me desangró las venas, se llevó de mi lado a la mujer amada.
El amor ha escrito con sangre el terrible dolor tristeza es de mi aliento. ¿Es valentía decir lo que siento, sumido en la desdicha de este enjambre?
Vil ironía, no la puedo soportar. ¿Por qué el destino me causa hondo penar? Camino vacilante sin tener adonde llegar, cruel castigo, el que llevo en el alma… Y no lo puedo lograr.
Julio Medina 1969
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Poeta
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Silencio, silencio, él está durmiendo, las nubes, una fina lluvia descargan remojando las hierbas secas, alargan el sollozo del eco herido que está gimiendo.
Gritos de angustia retorcidos por el dolor en el crepúsculo embargado por la tristeza, una dama ataviada de negro reza, viuda de su semblante desconsolador.
En sus manos lleva una blanca azucena acercándose a la fría tumba, sus pétalos comienza a lanzar, es la señal de un pronto hasta luego, mientras en silencio murmura: “Te voy alcanzar y en tu morada y lloraré hasta el renacer de la luna llena”.
La flor se ha marchitado. ¡Qué triste es la despedida! Lágrimas derrama una mujer decidida, la muerte de su amor la ha separado. Silencio, todo sabe a dolor, todo sabe a llanto…
Julio Medina 1969
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Poeta
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Triste, lastimada por el viento caes al terreno imperecedero, convertida en cenizas del tiempo, se esfuman huellas de un amor verdadero.
Eres la flor que sus pétalos cayeron, resultados del dolor, sentimientos que perecieron.
Eres fragancia que nunca podré tocar del polen que ya no siento su aroma, mujer romántica, no te podré amar y la pasión irresistible no perdona.
Como fluido fugaz caes al vacío llevándote el néctar del amor, misteriosa como el rocío te desvaneces, al sentir del sol su calor.
Julio Medina 14 de octubre del 2010
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Poeta
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Hoy yo no sé lo que decir Ni lo que pensar. No sé lo que hacer y ni Como respirar. Algo arrebenta por dentro, Algo me mata, me hace morir Y yo de mano atadas, asisto Callada mi derrota, eso Que parece trampa, parece Un abismo.
Hoy yo morí... Corazón fuera del lugar, Verdad jugada en la cara, Aguas claras. Juego sucio o limpio, yo morí Y ya anestesiada, nada más siento
Y ya no me restan alternativas Además del silencio. Callada y sangrando bato en Retirada, me rindo al fin. Entre los muertos y heridos, Sólo mi cuerpo, Sólo un grano de mí.
Karla Bardanza
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Poeta
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Lagrimas que como plomos cansadas de nostalgias y penumbras caen sin retorno al arrogante suelo, resbalando por suaves mejillas que delatan miedo.
Tus tristezas negras devoradas por silencios, cuenta historias de nostalgias que sacudieron las entrañas de desventuradas almas.
Los anhelos caídos en esta sal, son discípulos del tiempo que contemplaron de lejos, el asesinar masivo de tu pueblo de ilusiones.
En tus parpados batidos, quedaron guardadas las noches de fatídicos desvelos, coleccionándolas en bolsas como baúl de recuerdos.
Son celosas las sirenas que con cánticos mortales, no permitieron alojo de bálsamos sanadores que aliviaran tus heridas.
Hoy tu alma sucumbió a este cruento y gran dolor, calcinando los ensueños que aún guardaba el corazón, para dejarte tan solo este llanto que es dolor.
Edxon J. Martínez.
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Poeta
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