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CIEGA DE TI
Me has cerrado los ojos. No puedo ya verte a través de la espesura incendiada que nos separa. No. No. No puedo.
Lejanía de tarde rota. Gris de bombilla enceguecida. Tus pasos resuenan como granizo en mis oídos de loba herida, huérfana de manada.
Aulladora de soledad quemada, espiro hielo que hiende mis recuerdos. Perdida en mi colina, lanzada al espacio sideral y sordo, doy vueltas y vueltas. Pero no puedo...
Te has ido. No. ¡Mis pasos sin sonido! No. No. Ciega de ti, envuelta en humo, detenida, deshecha, como ceniza arrastrada de ola en ola… No. Desde la boca de un pez, encallada en la arena te grito: ¡Estoy aquí! Óyeme. Te amo. Aquí. No puedo.
Maite Sánchez Romero (De mi libro ilustrado "Madera y miel". Descárgalo gratis en www.maiteia.wordpress.com
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Poeta
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Merezco el fin de los tiempos y de las cosas porque no he respetado las leyes de los otros -¡tantos!- que me rodean.
Merezco cólera y desatino por mi egoísmo disfrazado de virtud y recompensa merecida.
Merezco pudrirme en el trono sobre el que despótico me gobierno.
Merezco, como todos, tener lo que tengo y lo que no tengo.
Merezco tu indiferencia y el dolor obstinado que provoca el desesperado regir que me desespera.
Del libro Programa de mano
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Poeta
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Quisiera desaparecerme en ti no distinguir tus yemas de mis dedos ser desapercibida curva en la desnudez imprevisible de tus caderas ser nativo en el laberinto de los decimales de tus arrebatos pasionales porque tantas veces me llevo el poso amaestrado de un silencio suplente un animal salvaje fieramente disecado arena encallada bajo la puerta de las preguntas insolentes atrofias de un dolor que fue infantil en un lejano lugar sin destino… que ahora solamente quisiera desaparecerme en ti para curarme de la ceguera y del hastío para ser todo lo bueno que nunca he sido para ser la divina acción del decir llueva y que llueva para, ojalá pudiera, saberte dar los poderes que aun no sé que tengo para defenderte, ojalá supiera, de la maestría letal del mundo.
del libro Amapolas en las roderas y cigüeñas en los campanarios
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Poeta
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La caja de madera de raíz conteniendo infinitos movimientos estrategias dulcificadas por la marea de los dedos. Dentro, un rey ve morir a sus hijos, a veces enviuda, y luego, siempre, muere.
de El libro de las tentativas
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Poeta
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Hicimos un muñeco de nieve luego tuvimos que cortar no sin esfuerzo la gran rama de la mimosa quebrada bajo el peso de la nieve nuestras huellas quedaron allí fijadas más tarde vino el deshielo y el pino canario ya nunca más dará señales de vida y el cielo límpido y los copos cayendo y cayendo durante toda la noche cubriéndolo todo con la textura de la extraña paz del silencio más excelso los gorriones y los petirrojos oscilan en las ramas o se citan con el frío en medio del aire –y las urracas también– tanta quietud balanceándose sordo rumor de espera de respiración contenida nada nos reclama y los vecinos parecen más cercanos y optimistas admiramos la belleza la tocamos la olemos la sentimos hicimos un muñeco de nieve con gorro de lana, gafas de sol, botones de cobre y unos brazos con jóvenes ramitas de manzano.
de El libro de las tentativas
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Poeta
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Presiento el miedo del que sin duda formo parte.
Que en el suspiro te desprendas de mí presiento.
Dame tu mano. Dame tu mano y abrázame.
Esencia de crepúsculo es triste el beso que espera.
Arrebújame mujer en el cuerpo de tu futuro.
de El libro de las tentativas
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Poeta
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Sabes Dios cuánto te he amado desde mi latido balbuceado en el barro. Cuánto amor ha estallado en mis dedos al tocar la flor consciente de tu verbo hecho color, suave vitalidad... en la efímera gloria de un coro de pétalos.
Cuánto te amé, te amo, cuando doblo mis rodillas ante el océano...
Cuánto te ha esperado mi jardín de místicas violetas.
Respiro la sinfonía de átomos que has puesto en mi camino. Y mientras mi muerte me sople hacia adelante, hacia tus huellas... yo seguiré amándote, siempre en remolinos puros alrededor de tu beso inasible.
Maite Sánchez Romero
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Poeta
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Por la corteza lisa de la adelfa suben y suben las hormigas como un rosario fervoroso de pasos diminutos. Tu pensamiento también escala, hasta mirarse en el raudo espejo de las golondrinas. Y sus destellos abren tu mente más y más… Juega la brisa en verde, haciéndole cosquillas al río; la llama de un chopo viaja por el agua mientras contempla tu reflejo. Y son tus ojos dos pinzones azules que pían el viaje de las ondas. Y tus pies acaban de descubrir el tacto turquesa de la calma. Una cascada tersa de paz rodea tus hombros. El río está escalando por tu alma. Te susurra con frescor cómo teñirte de todos los cielos, cómo extender tus plumas por todos los valles; cómo descubrir caminos de plata que acaban en la contemplación del misterio; cómo tamizar con tu luz el colibrí del instante. El río te conoce. Dice tu nombre al pasar, y lo va cubriendo de hojas y latidos larvarios. Él te siente, y desea llevar tu suave peso de loto sobre sus grandes manos ancestrales. Él te cura suavemente con sus burbujas lunares. Te sumerges entre sus piedras redondas hasta hacerte espejo de la eternidad... Y todos los seres pasan y se miran... y se sumergen en ti...
Maite Sánchez Romero
De "La naturaleza en el corazón·. Libro ilustrado y gratuito en pdf: La naturaleza en el corazón
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Poeta
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Jogo tanto “poema” fora, por me recusar a escrever sobre tudo que me aflora como se fosse um dever.
Por que o povo tem que viver, tudo que me acontece e que me apetece? Onde está o saber?
Isto é só um desabafo! Aí quem lê diz: ah, isso eu faço. E começa a desabafar...
O poeta que se toca e não gosta de fofoca, guarda-se no seu poetar.
A.J. Cardiais 03.08.2016
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Poeta
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Deus não se vinga de quem blasfema. Deus não é poema para ser declamado.
Deus quer ficar guardado dentro do nosso coração e, no momento adequado, sair para ajudar um irmão.
Deus não tem preconceito. Ele quer ver o respeito reinando entre os seres.
De todos os “deveres”, amar a Deus é o mais perfeito, porque iguala os prazeres.
A.J. Cardiais 01/10/2012
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Poeta
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