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...Y en el sendero, lúcida y ebria de amor, comenzo a andar sin razonamiento alguno, solo a el lo esperaba encontrar; ciega más no lejos de la realidad, no se percataba que la luz que seguía ella, era la del candil de su amado... Este al verla trastabillar y oscilando de entre las sombras, le ofrecio su mano, mano que tomaría con prisa, mano que sostendría por vez primera, y mano que nunca soltaría, pues se daría cuenta que el era lo que buscaba...
Este la tomo entre sus brazos, arropando toda ilusión que ella tenía escondido en todo su ser, ser que se encontraba hay, delante de el, ser que se desdibujaba en el y solo se dibujaba una silueta en los tenues destellos que la palida sombra de su candil aluzaba entre los matorrales, sombras al compas de sus caderas y sus ganas de haberse encontrado, ese deseo que regia lo mas recondito de sus fantasias y que ahora sentia ya eran suyas, pues ella se sabía dueña de su amado, y asi lo era, pues el era todo por ella, y ella era todo para el...
Así nacio el amor eterno, vibrante sensación de antaño, que ahora se proclamaba dueño de ambos, pero ciervo de todo sentimiento entre ellos, esa necesidad estaciada de una vez, que callaba las culpas que ambos sentian, sin embargo todo aquello lo valia...
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Poeta
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nadi amor de amor
