Frases y pensamientos :  O encanto
Quando a gente se encanta,
a gente encontra
tanta coisa boa no "encantador"
que, o que não vale nada,
passa a ter valor.

A.J. Cardiais
15.12.2010
Poeta

Poemas de reflexíon :  ¿Qué le pasa a la gente?
Amargo despertar y encontrar a la mañana
Llena de celulares encendidos,
La gente encorvada, agachada,
Sin hablar, están en comunión
Con un Dios nuevo.

¿Qué le pasa a la gente?
Hay cosas que yo no me puedo explicar,
Pasan del celular a la calle,
De la calle a la tele;
Nadie es capaz de coger un libro.

Es decir, para leerlo, no para guardarlo.
Si tenemos que conversar, no pueden,
Porque hay un tono que los domina,
Un tono que ha idiotizado a la humanidad,
Ellos saben lo justo, no quieren saber más.

Tal vez, no merezcan un mundo mejor
Creo que ni saben que lo hay.

Delalma
25/05/2020
Poeta

Poemas de amor :  Corazón sin tiempo
Casualmente supe que me amabas;
¿cómo rocé tu constelación
y nunca supe nada?.
Nuestras vidas pasaban juntas
y nunca medité quién eras...

Mis manos no habían apreciado
la ternura restauradora de las tuyas,
y hoy la oportunidad de los
nuevos tiempos, una probabilidad
indescriptible...

Hizo que yo supiera que me amas.
Que esa mirada segura,
es capaz de hacerme ver, paciente,
dentro de tu corazón sin tiempo.

...y más allá si te lo propones...
Poeta

Crónicas :  PERDIMOS LA BATALLA Y PERDEREMOS LA GUERRA
*un análisis crudo pero real*

Los peruanos hemos enfrentado algunas guerras en nuestra historia republicana, y en la mayoría fuimos derrotados. Antes perdimos porque el enemigo tenía mejores armas y mayor número de soldados. Pero esta vez será distinto. Esta vez perderemos por los motivos más absurdos y vergonzosos.

Perderemos porque no aprovechamos una enorme ventaja que tuvimos: el factor tiempo. Cuánto desearían los italianos y españoles haber conocido la magnitud de esta epidemia con la misma anticipación que nosotros. Aquí, gracias a la prensa y las redes sociales, supimos desde enero que algo terrible estaba ocurriendo en China; pero pensamos que estaba demasiado lejos como para que nos alcanzara. Creímos que sería como aquellas epidemias que, de vez en cuando, se desatan en países africanos y nos confiamos en que pronto la ciencia le hallaría solución.

Perderemos porque, cuando llegó a Europa, mantuvimos la confianza en que aún seguía lejos y que tardaría mucho en llegar aquí, a pesar de que todos los días cientos de peruanos van y vienen, y que hacerlo les toma casi el mismo tiempo que viajar en bus de Chiclayo a Lima. Además, nos confiamos en que, si llegaba al Perú, el gobierno nos avisaría inmediatamente. Y así, recién a partir de entonces tendríamos cuidado.

Perderemos porque una vez anunciado el “caso cero” –y cuando el presidente inicialmente recomendó evitar las reuniones masivas– nosotros hasta hicimos colas para parrandear y lo justificamos desdeñosamente diciendo que recién había un solo infectado en el Perú y que la enfermedad mataba solo a los viejitos. Y ahora que el sistema de salud ha colapsado, resulta que se formaron dos largas colas: una donde trasnochamos esperando por una cama de hospital y otra donde pugnamos por comprar cajas de cerveza. Porque ni frente a la más grande calamidad dejamos de lado nuestros vicios.

Perderemos porque no somos como los habitantes de Vietnam, un país vecino de China y que tiene mucha más pobreza económica que el Perú. Allá, el primer infectado se detectó casi dos meses antes que en el Perú; ellos inmediatamente establecieron una cuarentena que funcionó en solo un mes, con unos cuantos contagiados y ningún fallecido a causa del virus. ¿Y por qué funcionó? Pues porque sus habitantes son responsables y disciplinados. No es casualidad que fueran el único pueblo en el mundo que enfrentó una guerra contra los Estados Unidos y la ganó.

Perderemos porque, cuando el gobierno peruano trató de imitar el ejemplo de ese país, nosotros los ciudadanos no tuvimos la capacidad para hacerlo. ¿Por qué? Pues porque somos indisciplinados, desordenados, rebeldes, insolidarios, egoístas, oportunistas, y un largo etcétera. Porque hace tiempo nuestros antepasados alcanzaron un nivel humano denominado cultura Inca; sin embargo, ahora nosotros hemos degenerado hasta un nivel llamado “cultura combi”. Somos reacios a acatar unas simples reglas de prevención e higiene, pero somos efusivos para atacar al gobierno y culparlo del desastre que nosotros mismos provocamos.

Perderemos porque no recapacitamos ni siquiera cuando llegaron videos de Guayaquil, Ecuador, que mostraban a la gente desesperada quemando cadáveres de sus parientes en las calles. Al verlos dijimos: “¡Qué terrible!... Pero no hay problema porque Vizcarra ya cerró la frontera”. Como si la muerte supiera de fronteras. Ahora vamos por ese mismo camino y hacia el mismo escenario, sobre todo en Lambayeque, Loreto, Lima. Entonces, ya es muy tarde, alguno de ellos será nuestro abuelo, nuestro padre, nuestro hermano… o nuestro hijo.

Perderemos porque tenemos miedo de ser contagiados por los muertos, por aquellos cadáveres que ya no respiran ni estornudan ni tosen y, por ende, no expulsan micropartículas de saliva –esas que contienen el virus–. Sin embargo, no tenemos miedo de interactuar con el vecino, con el bodeguero, con el comerciante, con nuestros clientes. Mientras no estornuden, presumimos que no llevan consigo el virus; y creemos que usar una mascarilla equivale a llevar puesto un traje de bioseguridad.

Perderemos porque fuimos al colegio solo a calentar carpeta; ello acarreó nuestra escasa cultura general. Cuando quisieron cavar una fosa común en un descampado de nuestro distrito, nos opusimos enérgicamente a ello argumentando que el virus saldría de los cadáveres, “caminaría” por el subsuelo y brotaría hacia la superficie para infectarnos. ¡Caray! No sabemos siquiera la diferencia entre un virus, una bacteria y una lombriz de tierra. Y probablemente hasta sintamos temor de que los cuerpos despierten como zombis por la noche y vengan hacia nuestras casas a atacarnos.

Perderemos porque creemos en las palabras de una niña, por el simple hecho que ella aseguró haber “conversado” con Dios. En cambio, no hacemos caso a las súplicas de nuestras autoridades, a pesar de que sus recomendaciones provienen de la ciencia. Porque todavía en estos tiempos, en vez de acudir a un médico, le confiamos nuestra salud a un brujo que nos ofrece yerbas, o a un pastor de iglesia solo porque nos asegura que Dios le dio poderes sanatorios.

Perderemos porque cuando fuimos al banco, donde se formaba una cola y la gente aún guardaba cierta distancia, nosotros aprovechamos el descuido de alguien para “zamparnos” en ella. Porque con nuestra viveza y criollada generamos desorden y provocamos que se formaran los peligrosos “trencitos”. Porque para nosotros comprar significa exigirle al vendedor que nos atienda primero e implica apegarnos al mostrador para evitar que otro se nos adelante.

Perderemos porque no somos empáticos. Porque un día enfermamos, nos detectaron el virus y nos ordenaron no salir de casa. Pero, al ver que nuestros síntomas eran mínimos, decidimos abrir nuestro puesto en el mercado y le vendimos nuestros productos al prójimo, quienes de yapa se llevaron el virus. Porque en nuestra farmacia multiplicamos hasta por cinco el precio del alcohol, pese a que las fábricas lo siguen produciendo con normalidad y casi al mismo precio de siempre.

Perderemos porque, una vez finalizada la cuarentena, volveremos a nuestra rutina. Nuevamente abarrotaremos el micro, la combi y el colectivo, con la mascarilla mal puesta y confiando en que el cobrador y el resto de pasajeros estarán sanos. Por prevención, saludaremos y despediremos a nuestros amigos chocando los codos; pero nos jugaremos con ellos una pichanga sin importar que nuestros gases pulmonares se entremezclen dentro de la cancha. Nos reuniremos a tomar unos tragos con ellos, obviamente cada quien con su vaso; pero en una de esas, “sin querer queriendo”, nos contagiaremos y llevaremos el virus a casa.

Perderemos porque, una vez que los restaurantes implementen el sistema de ventas por delivery, confiaremos en que el propietario será riguroso con su personal en la higiene y prevención del Covid-19. Sí, ese mismo restaurante que suele tener como huéspedes a cucarachas y ratas. Pero nosotros, al ver que su repartidor usa gorro, mascarilla y guantes, confiaremos en que todo está bien con la comida que nos llevaremos a la boca.

Perderemos porque pudimos haber ganado esta guerra en menos de un mes. Nuestro aparato económico pudo haber resistido y todas las actividades haberse reestablecido con una mínima recesión. Pero simple y llanamente no quisimos. Preferimos ser los mismos de siempre; quizá hasta peores que nunca. Ahora se nos viene una de las mayores crisis económicas y sociales de la historia. Si antes del coronavirus ya abundaban la informalidad, la violencia y la delincuencia, lo que sigue es más que desalentador.

Perderemos porque, así como en el fútbol, para ganar una copa mundial no basta con mandar al campo once peloteros y pedirles que imiten el sistema de juego de los últimos campeones. Para lograrlo es necesario, además, contar con futbolistas de ese mismo nivel. Entonces, no se trataba de imitar una medida de aislamiento que funcionó en otros países; era necesario que nosotros actuemos como los ciudadanos vietnamitas, chinos, coreanos o japoneses. Pero no tenemos ese nivel cultural; esta vez, como nunca antes, nos hemos comportado como verdaderos peruanos.

Por Cesar Hildebrandt
Poeta

Prosas poéticas :  LA GENERACIÓN QUE SE VA
Más rápido que de prisa, se van apagando las luces de mí generación. Perseguimos la grandeza que generaciones de siglos pasados alcanzaron. Pretendimos dejar nuestro grano de arena para la posteridad, sin temor a equivocarme, pienso que somos la generación más educada y preparada que la historia de los libros ha conocido.
Nos hemos nutrido de un bagaje cultural que, nunca antes nadie tuvo. Hemos leído desde teorías de la formación del mundo, pasando por la aparición del hombre sobre la tierra, religiones y demás, hasta estar ahora al borde del exterminio.

Esta generación que se va,
Fue testigo
De las más grandes proezas
Y atrocidades del ser humano,
Así como de cambios sociales
y culturales.

Nos preparamos para ser guías, referentes de estudio y progreso, de cambios, de bienestar. Aprendimos de física, de economía y de tantas cosas que ya nos cabían en la cabeza. Todo eso lo hicimos, SIN INTERNET.
¿Cómo haber sabido que esa intensa lucha, sería nuestro mayor fracaso?

En el ínterin de la batalla olvidamos
Que la pelea, es lo que nos hizo fuertes,
Asumimos retos y vencimos; pero eso
No lo aplicamos con nuestros hijos.

Nos vamos con el dolor en el alma, de no haber podido dejar un mundo mejor para los jóvenes, para nuestros hijos, nietos y hasta nuestra quinta generación. NO sabemos que pasará mañana.
Todos estos últimos días las noticias nacionales e internacionales, son negativas en cuanto al futuro. La pandemia no cesa de expandirse y tenemos ad portas, una amenaza de guerra mundial. Todo, por la ambición e insensatez del hombre.
La verdad que ya no siento ganas de escribir un poema, la preocupación, se llevó la inspiración. Pido disculpas por eso. Gracias.

Delalma
23/05/2020
Poeta

Poemas :  NO SÉ SI HAS DE SER TÚ


No sé si has de ser tú,
Quien lleve mis ilusiones
Por el camino de la esperanza,
O tenga que espera a otra estrella…

Que venga quizás del cielo o del mar
Para viajar en sus pensamientos,
Por los borde del corazón
Hasta dormir en él.

El amo, no espera más,
Porque como agua de río, corre
En torrente desbocado, para cumplir
Otros sueños que están esperando.

Delalma
23/05/2020
Poeta

Poemas :  Saudade danada
Eu estou morrendo,
com saudades
de tanta coisa...

A saudade
quando pousa,
traz infelicidade.

Ela vem com sua bagagem
de alegrias passadas,
que não alegram mais nada...

Só deixa meu coração
morrendo de saudade,
e a minha vontade esfacelada.

Ah saudade danada...

A.J. Cardiais
18.01.2011
Poeta

Poemas de amor :  Respuesta del Silencio
No es con capricho,
es con motivo eterno
que te lato, y eres hoy
la voz cansada
de una duda que ignora;
puedo sin palabras
anclar los azotes de tus miedos,
las respuestas de tu cuerpo...

Arranca la tibieza de tu alma,
esa que a veces no te deja ver
cuanto te amo;
te sudaría las manos,
con las mías,
si fuera hoy nuestro último momento.

Te arrasaría completamente, sí,
como el conquistador sediento de asedio,
te implantaría caricias, te agitaría un verbo, lo titulara "amar", se llamaría
sueño cumplido, te nombrarías "amor mío", y ya no te dejo escapar.

Y en ese instante de tiempo,
daría razón y sentido a mi existencia;
¿ por qué preguntas si estaré a tu lado,
a caso no has visto que no tienen mis ojos otro reflejo que tú?...

Anda, ven y completa esta formula inoxidable de formas de sentirte, de amarte a todo aire, de acompañarte siempre; de sufrirte a veces, de llegar a cualquier edad; a este tiempo, en que casi me sangra amarte...
Poeta

Poemas de reflexíon :  VIVIR AHORA ES UNA PROEZA


Sin espadas ni cuchillos,
Un caballero cortando la mañana
Viene al galope, montado en el veloz
Potro de las horas.

Nadie lo ve, nadie le teme
Y discurre el mundo lento, ignorando
Que su paso deja huellas
Hondas, que jamás serán borradas.

Es el tiempo, disfrazado de alegría
O a veces de tristeza,
Quien se lleva la lucha de la juventud,
Pero las penas nos las deja.

Vivir ahora es una proeza,
Tan heroica como ganar una batalla,
Triunfo pírrico, opiáceo,
Pues nadie escapa de su hora.

Delalma
21/05/2020

Poeta

Poemas de amor :  O Sole Mio
Es muy hermoso ver salir el sol
En la mañana de las últimas brisas de la mañana.

Recuerda el dulce amor que se quedó en el tiempo
En las mañanas refrescantes, siempre recordaré.

Un camino florido en una mañana soleada,
Es como el viaje de un dueto natural.

Después de una noche de insomnio y tormenta,
Desde un cielo nublado sin luz de luna y chispa de las estrellas.

El día pasa tranquilo y sereno
Espero y sueño con mi nuevo sol
Camina sin miedo y olvida las tormentas.

Escucha el sonido de O Sole Mio,
Recuerda un sol que nunca volví a ver
Esa vida me quidó.

21.05.2020

https://youtu.be/5a0juQ0aeGI
Poeta