|
Un bocado de tu aliento me regalas en cada uno de tus besos peregrinos mientras con tus bellas manos acicalas estos rizos tan rebeldes y mezquinos.
En tu lengua está el sabor del chocolate en tus poros el aroma de jazmines Y este necio corazón bate que bate por tus labios coloreados de carmines.
Un bocado de tu aliento en cada beso y el perfume de tus prósperos jardines se tatúan firmemente a mi embeleso como si alas de traviesos querubines te rodearan con sus auras y destello
Y es muy bello, sí muy bello el deleite que disfruto con tu aliento que me donas con tus besos de alimento
|
Poeta
|
|
" Y es que del árbol caído todo el mundo hace leña”
La leucemia, sangre blanca con petequias de morado; demorada está la muerte que no llega ni se advierte.
Con la piel como la nieve, con los ojos como metras fui estatua en movimiento solo cuando necesario.
-Si marico alguien te dice, bien marico te me quedas; si pendejo alguien te llama, tú me pasas por pendejo, si te pegan; no devuelvas ese golpe que te dieron; sal corriendo, sal corriendo, no te enfrasques en peleas; basta un golpe mal parado y su hemorragia engendrará; tienes tan pocas plaquetas ¡que no debes ni jugar!-
Y la misma cantaleta cada sábado sonaba parecía disco rayado la Doctora que abogaba… pero es cruel el que adolece ante el más debilitado.
¿Cómo evito una pelea entre el golpe y la pared? ¿Cómo corro si rodean diez malandros mi desdén?
¡Cómo huyo, cómo escapo si el salón completo asalta mi invencible ingenuidad!
Sin peleas soy marico, sin defensas soy pendejo, nadie apuesta una moneda por mi hombría de enfermito.
Porque nadie sabe nada de esta infiel enfermedad; es secreto y es vergüenza, es castigo y es maldad. Soy estorbo, soy molestia, soy vergüenza a mi abolengo porque tengo lo que tengo con mi poca y corta edad.
¿Cómo sé? Es que espío es que escucho tras las puertas los susurros de mamá los delirios de papá la sentencia de doctores y la cruenta realidad, si me callo es porque temo el correazo que vendrá…
Los mareos continúan, tengo sueño a cada rato, y las fuerzas nunca acuden a mis músculos dormidos. Cuando corro cuatro pasos yo jadeo como los perros, y si atajo algún correazo -moretón que no se quita- brota presto de mis piernas todo un gran berenjenal.
Mis plaquetas por los suelos, de los rojos un millón, y los blancos son ya tantos que se comen al montón, tan hambrientos insaciables que se comen el montón…
Y si tengo hemoglobina casi en cero casi siempre ¿cómo puedo oxigenar este cuerpo y esta mente? ¿Qué soy torpe? ¡no me digas! ¿distraído? ¡qué más da!
No defiendo mis derechos porque el miedo es más audaz que el afán de protegerme, y la muerte me susurra (día y noche a cada rato) me susurra en el oído –ya te tengo en la mira, ya eres mío lo verás-
Basta un golpe, uno solo y este cuento se acabó…
Epílogo:
El milagro aconteció, Dios es bueno, Dios me ama y la leucemia me curó catorce años ya contaba cuando el mal me abandonó…
Y ¿el infierno se acabó? No mi hermano, para nada; ese sí que continuó, de otras formas, de otras tramas pero ¿ves? perseveró…
|
Poeta
|
|
No había que sostenerlos únicamente cuando los primeros pasos y carreras, había que hacerlo en las caídas y raspones, sosegando las inevitables lágrimas y ayes, fue vital también alentar el vuelo libre… de las primeras ilusiones y cada sueño.
La vida jamás cesará de presentar baches, plantear más desafíos y hasta amenazas, como ésta que deambula por todo lugar y sin embargo, desde mi confín sonrío… casi como mueca, pero sonrisa al fin… porque aprendieron a nunca rendirse…
Cada aurora nos renueva esperanza, vida, oportunidades de lucha; hoy resistimos y nos soltamos como en los primeros pasos: solos, sin esa mano que nos daba seguridad, pero siempre cercana también, en ojos y suspiros vigilantes, en nudos en la garganta.
Como entonces, ya vendrán amaneceres, plenos de abrazos, como aquellos al final de los primeros periplos y de los muy largos como en este aislamiento, que reencuentra, esto que hace suspirar y repetir con emoción: los amo hijos, vamos que todo estará bien…
|
Poeta
|
|
Tengo miedo a perder la maravilla de tus ojos de estatua, y el acento que de noche me pone en la mejilla la solitaria rosa de tu aliento.
Tengo pena de ser en esta orilla tronco sin ramas; y lo que más siento es no tener la flor, pulpa o arcilla, para el gusano de mi sufrimiento.
Si tú eres el tesoro oculto mío, si eres mi cruz y mi dolor mojado, si soy el perro de tu señorío,
no me dejes perder lo que he ganado y decora las aguas de tu río con hojas de mi otoño enajenado.
|
Poeta
|
|
Finitud establecida por la vida material en el enlace elemental del nanosegundo.
Moribundo estuvo; por edades incontables, el hálito de inteligencia que asomaba con diligencia pero sin resultado; hasta que apareció el soldado de la piedra y del garrote...
Y ya el troglodita; saliendo de su ermita, osó colocar su pie en otro astro y furibundo casi acaba con el mundo... pero la gran epopeya apenas se inicia y queriendo dar como primicia una noticia que ya es añeja; anuncio el fin de la finitud y el comienzo de la eterna juventud gracias al genoma y su descubrimiento...
que es el perfecto complemento para la edad de plástico.
|
Poeta
|
|
Alíentame Fragmentos y retazos conmueven mis entrañas por vidas que pasean en limbos de silencio, australes son las sendas que hay entre mis versos serenos los caminos que encuentro en tus estrofas.
Serena pues mi alma; dejándome tus versos nutriendo con tus auras mi mente y mi cerebro llenando mi empatía con brillos de tu pluma puliendo mis destrezas con letras de tu aurora.
Alienta mis deseos, destrona la pereza que quiere gobernar trocando en apatía los reinos de mi alma y las almas de mis días Repasa mi intelecto cubriéndolo de flores que abundan en jardines de mundos interiores... Tus mundos interiores conjuga con los míos y mezcla tus galaxias con las galaxias mías seamos un Big Bang de nueva inspiración bañados por las luces de un nuevo corazón
|
Poeta
|
|
Si la pelota atravesara el muro y si mi abuelo pudiera ser mi hijo y si en la caja el gato vivo muerto maullara al viento, con brisas de silencio.
Las gravedades etéreas como el aire serían palomas alzando su alto vuelo y los gluones serían amantes tiernos paseando en góndola por todo el firmamento.
E incluso el tiempo sería galante siervo; amable amigo portando sus bonanzas. Si en mis bolsillos guardara yo centellas y en mis armarios galaxias entre cuerdas, sería la magia blasón de una bandera y todo triunfo vendría a ser de acera.
Los muchachitos jugando con sus metras serían los dioses del Cielo aquí en La Tierra. Y las lombrices que nutren el subsuelo serían obreras de fábricas de telas.
Con el zumbido de avispas y avispones me haría un tejido de grandes dimensiones; y llenaría con tantas emociones todito el orbe sangrado de ilusiones.
Si la pelota rompiera la barrera de las paredes que esconden gas y esfera sería posible descomponer la abeja y hacer del néctar el sueño de otra era.
|
Poeta
|
|
Ya basta de condenas impuestas por mi mismo; no acepto letanías sembrándome dolor ni quiero agorerías de interno acusador; ya basta de cadenas vertiéndose en cinismo.
Luchando en las arenas del viejo conformismo me asedian apatías que dejan mal sabor, me atacan baterías de fuego abrasador, me cubren las gangrenas que evocan masoquismo.
Y es que la voz que escucho no dice nada bueno: del auto sabotaje soy víctima paciente, tal vez falta el coraje de ser mi confidente.
Volverme diestro y ducho de ambages de galeno buscando la solvencia de aquesta situación es pues la referencia, tal vez la solución.
|
Poeta
|
|
Dolores que se vuelven amigables de tanto soportarlos de continuo que cuando ya se van los extrañamos con cierta dejadez de masoquismo.
Dolores que te lanzan a un abismo de suerte que la muerte se avecina queriendo ese consuelo naufragado en aguas de torrentes tumultuosos.
No sé si este dolor es impaciente o si es que siendo yo el impenitente no puedo ya pensar en otra cosa aparte de ésta pena muy curiosa.
Me duele hasta pensar en nimiedades, dejando de pensar me duele el alma así este acompañante tan leal me sigue a todas partes todo el tiempo.
Dolor que me acompañas tiernamente aleja de tus garras mi simiente.
|
Poeta
|
|
¿Es pecado; Dios mío, el quererla besar? Con su talle de musa, con su boca de rosa y esa voz con que acusa su tersura fogosa, sacudiéndome el frío con tan sólo pensar.
¿Es pecado que el río se retire hacia el mar? Cuando miro su blusa me parece una diosa que mi abrazo rehúsa con malicia preciosa y en mi tímido hastío se me quiere espejar.
¿Es pecado que el agua riegue surcos en flor? En sus piernas bruñidas y en sus ojos lluviosos se detienen las vidas de dolores cargosos.
Y en su vientre de fragua se acrisola mi amor cada vez que el destino nos da tregua y razón, allanando el camino para nuestra pasión.
|
Poeta
|
|