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Las sombras del ayer que tiñen el mañana de equívocos y errores no son sólo rencores envidias o tristezas, no son sólo perezas trajeadas de apatías o falsas alegrías con muecas por sonrisa.
Son todo eso y más son llantos contenidos por rabias infinitas, a veces son las culpas, el miedo, la vergüenza, a veces decepciones con su profunda huella, a veces ilusiones perdidas en fangales de engaños eficientes.
Las sombras del ayer que curten el mañana de equívocos y errores son esas experiencias que no debieron ser dejándonos heridas heridas que no sangran mas siguen palpitando doliendo confundiendo presentes con pasados.
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Poeta
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Quiero serte brisa tibia y ligera que acariciando va, tus mejillas hálito quiero serte que refresque tu rostro y en mi mirada quiero plasmar tu vuelo de golondrina que regresa después de cada invierno.
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Poeta
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Soy un alma que busca la certeza de Dios, nada queda en el mundo que me pueda agradar ni me siento ya oriundo de este basto lugar y me irrita y me ofusca lo que tarda mi adiós.
Soy la sombra pardusca, denodada y en pos de un saber más profundo que el saber escolar; y segundo a segundo ya me acerco a un altar que el pecado chamusca, que acrisola mi tos.
Soy mi vana sentencia, mi latido final una llama ya extinta desde un fuego servil; solo pido licencia para un vuelo jovial
que no sea falsa finta sino viaje gentil hacia sitios distantes, hacia orbes serenos con aromas fragantes y con cantos amenos.
Ya no aguanto más frenos: Solo ruego al edén que reciba mi andanza y deshaga el vaivén que al infierno me lanza.
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Poeta
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Yo que abrazo mis penas y el dolor que las viste, te regalo un acaso, te prometo un quizás, porque llueve en mi ocaso tu fulgor; además que me enciendes las venas y me quitas lo triste.
En mis ansias resuenas como brisa que asiste al silencio Pegaso con su suave compás y en su vuelo repaso lo que no callarás cuando las cantilenas me retiren su alpiste.
Me dirás: ¿no comiste ya bastantes engaños? Te diré: ¡solo pido la pasión que me das!, el amor forajido que me ofreces sin más
y el fragor que escondiste en mis huesos huraños. Te diré que mi duelo se consume en tu alteza y no hay verde en mi suelo sin tu gracia y belleza.
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Poeta
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¿Qué obliga a que me desangre? La sangre.
¿Qué hace mis días añejos? Espejos.
¿Con qué cambiará mi suerte? La muerte.
Por eso me siento fuerte entre brujas y vampiros, pues siempre cambian sus giros la sangre, espejos, la muerte.
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Poeta
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Sus garras de tigresa, sus ojos de coral; cenizas en su lengua sin nada de moral, colmillos de vampiro y la marca del infierno en cada su palabra y en cada gesto tierno.
Mujer más voluptuosa jamás encontrarás; espinas de una rosa, se abraza a Satanás. Le hierve hasta el cabello, le bulle hasta la piel sus besos son destellos de sangre y no de miel.
Caricia deliciosa, su aliento encantador te lanza en una fosa de llamas y fervor; se mueve contorneando su cuerpo apasionado y luego estás reptando, tu honor ha sido hurtado.
Arcanos de lamentos sellaron su desquite; sus llantos y tormentos llamaron al convite… Se entrega vaporosa y amable y tan servil y hechiza…poderosa mirada de reptil.
Tal vez si doy mi vida, ¿podría salvarle el alma? Tal vez no esté perdida, quizás la breve calma de un toque de cuidado y de un sincero amor devuélvanle el dorado conjuro del candor.
Si disolviera su odio, si apago su dolor: ¿Devolvería las risas? ¿Destronaría el rencor? ¿Podría una sonrisa llenarla de alegría; salvarla del averno, librarla de su orgía?
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Poeta
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La blusa apolillada cubre los senos del mundo, desesperado por renacer de entre las cenizas y del cieno forjados por hiel y veneno.
El pantalón arratonado tapa las nalgas moradas del despelote que se hincha en medio del mar, por sobre sus algas.
El mundo es un tonel de inmundicia tumba astros y soles con su fuerte hedor; las constelaciones vomitan y las galaxias están nauseadas.
El ácido sulfúrico es parte de la lluvia: ¡es la lluvia misma! No hay playa sin latas y picos de botella ¡no es playa sin ellas! El ozono, rey de la estratosfera clama piedad ante la guillotina que implacable se avecina.
Miles de cadáveres pisciformes flotan en la mar, miles de pájaros multicolores dejan de trinar. Venden los seres vivos del mundo sus almas al diablo.
¿Pero, quién es el diablo?
Siento una cola brotar de mi espalda siento dos cuernos brotar de mi frente y entre mis manos, siento un tridente
¡siento un tridente!...
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Poeta
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Cúspides de cielo raso bajo techos de algodón almidonado: ¿es este el pedazo de planeta que ha sido restaurado? ¿Cómo será entonces el que ha sido abandonado?
Saludo al margen de las cosas saludo al horizonte al encanto marginal de las fosas y al frescor del monte.
Saludo a cada estrella que elegante engalana los cielos campestres con brillor inusitado y trepidante con fulgor andino y agreste.
Saludo también al mar, por ser salado y a la epopeya de estar enamorado.
Salve Homo Sapiens, rey ogro coronado, salve monstruo devorador de paisajes, cavernícola infantil, inconciente armado demoledor de selvas, lugares y parajes...
Te saludo aunque juegas como un niño con las armas infernales de los dioses: ¡¿serán éstos nuestros últimos adioses?!
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Poeta
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Pasarás a la historia sin saber que pasaste; entrarás al parnaso de los dioses que escriben, llegarás con retraso de poemas que viven de tu pluma notoria; del fulgor que abonaste.
Y será con tu gloria que el barniz y el contraste hallarán su repaso de dolores que inscriben los amores de ocaso que en tu verso reviven; como luz purgatoria de tu agudo desgaste.
Estarás en secreto, dormitando en las nubes. El clamor que acedaste con denuncia sincera; y el sentir que afirmaste con delicia guerrera
te darán el respeto de los lindos querubes y el amor de las ninfas y el silbido del viento, mientras libas las linfas del cabal firmamento.
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Poeta
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Regreso de la muerte bañado de infinito y traigo de equipaje; misterio de arrebato, los golpes que me diera un mundo tan ingrato que pide realidades y da tan sólo un mito.
Regreso de la muerte, un viaje tan bonito que siendo yo un turista gozaba a cada rato de luces sin penumbra, de sombras sin recato de varias osadías y un sueño de erudito.
Regreso de la muerte sin extrañar medida y vuelvo a respirar contándole a la vida que vida y muerte son dos caras de lo mismo.
Y miro esperanzado, ya lejos del abismo los dones que Dios presta a toda su creación llenándome de dicha y de nueva inspiración.
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Poeta
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