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Escucha el trinar de golondrinas amanece en mi tierra tropical, respiro aroma a café, lo cuela la vecina, un aroma sabroso, nativo y sin igual.
Montaña arriba se oyen cantares y una guitarra nos invita a deleitar de esta isla bordeada de palmares, del cielo azul y del inmenso mar.
Sus costas bañadas por las aguas del Caribe con sus tesoros nos quiere embelesar, es Borinquen la perla de mi aljibe la más preciosa que tengo en el ajuar.
Las gaviotas se enlazan en manadas y se deslizan entre la magia de la bruma, brotan burbujas como ninfas aladas que se ocultan y se disuelven en la espuma.
Tiene Borinquen la fuerza del guayacán tierra de hermosos prados y bellas flores. ¡Qué precioso resplandece el flamboyán, en un bello atardecer de mil colores!
Julio Medina
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Poeta
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Hoy llueven sueños en cada plaza, entre la gente, en las desperezadas conciencias…
Sueños antes perdidos en barracones, olvidados en húmedas galerías de indiferencia y tristeza.
Ilusiones disimuladas bajo las camas, los dobles fondos y ocultos cajones… utopías contenidas tras la rabia, el pétreo rigor del miedo…
Hoy todo revienta imparable, de golpe la mentira se descose y sale a la luz el hambre de la vida… el ansia gutural en lucidas sacudidas de dignidad y de decencia.
Las plazas argumentan sus colores elevándose en la noche… se despojan inequívocas de la cobardía, bailan gozosas y esperan… esperan el nuevo Sol que traiga lento la luz del día.
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Poeta
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Fue el pecado original que fracturó el alma de la tierra. Arrastra grilletes y harapos. Escapó del infierno y se enquistó entre los hombres para dividirlos Los ha repartido por difusas soledades que se fagocitan, trastorna las almas en locura de egoísmo. Es la codicia.
Miente, miente que algo queda. Arrastra alforjas de oro, financia guerras, captura territorios, masacra y gira de cuentas cifradas. Expropia a los comuneros, quema el bosque nativo, se inventa subsidios, extiende plantaciones de ácidos pinos que asesinan coleópteros obreros. Compra trenes de segunda mano. Engaña. Desmaleza asfaltos. Escritura mentiras, come en la mano de los poderosos, traiciona proyectos, atesora sin pausa, corrompe, escala hacia el poder, lo maneja, es la codicia.
Hipócrita ayuda, expropiatoria garra, entrenadas vocerías, flautistas y sirenas. Fumarolas en la tierra, napas milenarias violentadas, tentáculos de cianuro genocida, el oro justifica romper los equilibrios. Sicarios custodios, tinterillos finos de la bestia, demuele templos. Es invasiva. El odio fructifica. Reditúa el egoísmo genocida. En la city porteña es princesa la codicia.
Debilita los nobles hierros. Usa corbatas de seda, zapatos relajados. Roba cemento de las obras públicas. Sus fuerzas mercenarias invaden, crean muros y ghettos. Los sicarios que impone venden la vista al mar, expropian los bordes costeros. Confabula, realiza negociaciones incompatibles, trafica influencias. Es la codicia.
Se inclina pragmática ante el poder, se prostituye sonriente, luce mentiras de diamantes, engoladas mentiras, puentes colapsados, tierras usurpadas. Con blanco guante escribe sus propios decretos. Malsana criatura, es la codicia.
Gárgolas de falsía, coimas del rastrero, Impúdico servilismo, conventos convertidos en expendio de comidas, es la codicia.
Es tiempo de frenarla. Que espíritus fraternos procuren reconquistas. Blindaje de oraciones desmonte sus mentiras Sembrar con sacrificio un campo necesario. Vayamos con el viento hermanando un compromiso. Un nuevo fundamento que rompa la avaricia.
05 de noviembre de 2007
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Poeta
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SI EL TIEMPO SE DETUVIERA HOY, EN EL AQUI Y AHORA Y SI MI HISTORIA NO ESTUVIERA ATRAPADA EN TAN PATETICA VERTICALIDAD,ENTONCES YO SERIA ALGO MAS, QUE UNA LINEA DELGADA ENTRE LA RAZON Y LA LOCURA. PERO ES TAN REDUNDANTE MI EXTRUCTURA, QUE NO HAY LUGAR EN ESTE MUNDO PARA UN DESTINO HORIZONTAL.
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Poeta
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Hice antesala por un siglo…
Traía en mi carpeta concienzuda la piedra filosofal del desatino
Cabían en mi epístola atrevida la paciencia, quince códigos, mi soñar y un compromiso
La institución secaba mis nudillos Sus estampillas me creyeron pergamino
Un burócrata de azul puso diez timbres -de negras manguillas intuí la muerte-
Continué entre espectros sigilosos aspirando a exhibir mi pedimento, pero un morado número en la frente me remitió a la suerte de expediente
Me colgaron en plomo subterráneo, broté en idearios encrespados Maduré doblado y amarillo, mas nadie leyó mis argumentos
Conocí la alacena de las ratas, tirité mordida mi gran carta Me encogí reseco como paja mientras se hacía añicos la esperanza
Hice antesala por un siglo…
La ilusión se llenó de telarañas Cuando quise gritarles mi proyecto la voz tenía clausurada
Hice antesala por un siglo… Equivoqué mis pisadas En vez de sumarme a los miles me trasnoché en burocracias
Y una oficina de partes después de esperar un siglo archivó mi atrevimiento de reclamar suelo patrio.
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Poeta
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Cuando los remos entendieron el frío
se hundió su madera redonda
en los acerados nudillos
de un chilote
Las islas se enlazaron
de botes furtivos
Engalanadas de procesión y chichas
subieron como átomos altivos
al canto inaugural de borracheras
La sidra generosa tupida de sueños
blasfemó la lejanía de los hombres
alargados de pampa y hielo
en la trasquila
Crepitaban las piedras rojas
sus milcaos
Las almejas eran castañuelas errantes
transitando su fuerza pendenciera
Dos acordeones morenos
comenzaron a saltitos
a despertar los raulíes
y cincuenta mujeres solas
aplaudieron el corrido
Para bailarlo y descubrirlo
voló mi poncho hasta las zarzas
Desafiando miradas clericales
abracé la tímida cintura
de mi viuda
hasta encallar mi bote
en su tersura
Luego, por largos años,
ella remó para mí
los crepúsculos
y yo buceé las entrañas
de Calbuco
en un diálogo muy simple
que en diez hijos se plasmó
La silenciosa raíz de los ostrarios
alimentó diez fuertes emigrantes
La música resuena en sus talones
como pálida postal de sus romances
Vuelven siempre en los otoños
en pascua de resurreccón
En corridos y mistelas
a buscar resignación
Noviarán por los inviernos
y de nuevo partirán
A la esquila y a la pampa
Otros hijos dejarán
En alforjas de garúa
llevarán tozos de mar
Con sus botas y sus lanas
otra viuda llorará
Es el ciclo de mis islas
Saturado de llover
Es la historia de mi abuelo
De mi padre y de estos diez
Sin querer que se repita
Pero qué se puede hacer
Chiloé con sus varones
desplazados por Neuquén
Chiloé para los pijes
un rincón sin conocer
Chiloé p’a los chilotes
yerba amarga que sorber.
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Poeta
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Aprendí el lenguaje del helecho,
tartamudo verde de palabras largas,
con su penumbra tibia,
acogedor portero de mi casa
Se arrimaba al sol sin prepotencias
Me saludaba a diario, confidente,
comprendía mis treguas simplemente
Aprendí el lenguaje del helecho,
disfruté su tersura de serrucho,
en sus raíces compactas
descubrí su corazón frutoso
Aprendí el lenguaje del helecho
y sé que él supo del mío,
de mis desorientadas mañanas,
de los cobradores y sus palabras raras
Por eso lloré cuando el actuario
desparramó su cuna colgante
en el lote humillante del embargo
Lo ví aletear en treinta y cinco espacios
Lo ví despedirse del portal, sin acusarme,
comprendiendo mi desnudez escriturada
Helecho marginado del sol hasta el remate,
llegando triste, amarillo y amputado,
para que alguien, por dos centavos,
procediera a borrarlo de inventarios
Nunca más he podido
conversar con los helechos
Desde que falleció mi amigo,
por solemne hipoteca ejecutado.
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Poeta
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Un extremista, extremadamente extremado por las fuertas anti extremistas, llegó al extremo de pretender extremaunción.
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Poeta
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Generación del setenta,
generación renegada
desperdigada con saña
por las tierras más lejanas
Unos pocos que no cuentan,
un pobre atado de esperas
en la rompiente erizada
que quebró la convivencia
Generación del setenta,
la que tuvo al Papa Bueno,
creció en el París de Mayo,
de Praga herida, lamento
Avanzó a pecho abierto
anunciando un tiempo propio,
perfilando al Hombre Nuevo,
reflejo de Medellín
Generación del setenta
y su tierra prometida,
con su bandera ruidosa,
intensa arenga de fe
Cascada sin mente fría,
dogmática en su consigna,
insolente en su porfía,
nunca, nunca de rodillas
Generación del setenta
recibiendo en las costillas,
en debutante doctrina,
inseguridad nacional
En su frente con asombro
escribieron “sedición”,
los marginaron decretos.
el destierro los sembró
Generación del setenta,
hermanos deshermanados,
dispersos y censurados,
ignorarlos se ordenó
Les robaron a traición
sus historias prematuras,
hubo fuego y hubo furia
el Poder los clausuró
Generación del Setenta,
de frustración y quimera,
ayer, grito de los valles,
hoy, una reflexión serena
Generación del setenta,
con su racimo de sueños,
con su impaciencia gritada,
un baluarte, una reserva
Generación del setenta
flaca, mustia y desgreñada,
damnificados de América,
distorsionaron su esencia
Generación del setenta
comprendiendo masacrada
que las murallas son duras
si es el odio el que las alza
Generación del setenta
con cien canas asomadas,
sus heridas aún sangran
porque fueron a mansalva
Joven, ingenua y locuaz,
de madurez remendada,
en sus ojos fraternales
no hay lugar para venganzas
Generación del setenta
con su siglo atravesado,
su post-grado de paciencia,
alternativa sensata
Con su lección resguardada,
esa fe que no se transa,
busca hoy modesto sitio
para la reconstrucción soñada.
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Poeta
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MIEDO AL MIEDO
El miedo es un gusano
carcomiendo.
Te deja silente y aislado
Te vuelve servil
Te desmantela
Se anuda
a tus ojos zigzagueantes
dejándote frío como hierro
Taladra tus cimientos
y te deja
funcional como jilguero desecado
Royendo tus páginas más nobles
Te impulsa a mentir continuamente
Te impide reir, ser solidario
Te bifurca
Es mortaja
Con que cubres tus disfraces
Sanguijuela en tu fe
Zombi sin credo
El miedo es un gusano
carcomiendo
Va doblegando tu esperanza
y como ostra taciturna
ya sólo te importa tu sosiego.
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Poeta
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