Alimento de mi beso De mi noche triste Mis celos por no celarte Mis mañanas pesimistas Tu boca, tu grito, tu locura El olor de la cocina La cama, tu sexo.
Pobres fatalistas Están errados: "Solo es seguro la muerte" Dicen, Mas no saben que ya hace mucho El Poeta dijo lo contrario: "Estamos condenados a vivir".
Vendedora de café Mujer de delantal rojo y pañoleta de colores
Una mañana opaca, fría y de nubarrones lluviosa De despertar pesado, de pereza sin levantar espantosa Es hora de subir las energías y ponerle ánimo a la vida preciosa Y de paso contemplar por instantes, aquella chica del café preciosa
Cafetería, de olores y aromas de café caliente, exquisito y burbujeante Me atiende la mujer de vestimenta impecable y deslumbrante La del delantal rojo y pañoleta de colores, vivos y brillantes La de la sonrisa alegre y ojos saltones, de mirada pícara exuberante La de cuerpo hermoso y rostro angelical fascinante De cabellera ondulante y trenzas de aretes colgantes Mujer de delantal rojo, que oculta su belleza de piropos susurrantes La de la bandana, que agita mi palpitar extenuante de caminante Se me pasa el frío, al contemplar a esta mujer rozagante y emocionante
Mujer de delantal rojo y diadema de arcoíris, llenos de perfumes y sabores Me ofrece el café negro mate, capuchino, el caramelo machiato, lleno de olores O el de mi tierra espresso, el moca de aromas de los mejores Degustarlo con una trufa esponjosa, de sabores encantadores Aprecio su rostro hermoso, que hueles a perfúmenos de sus interiores Quedo anonadado de su belleza, con la imaginación de soñadores Saboreo su burbujeante y exquisito café, elixir de sus clamores Me inunda su pasión, que atrae del café la multitud de admiradores Mujer de delantal rojo y pañoleta de colores, de emociones agotadores Se llena la cafetería, con los aromas y el deleite de sus perseguidores
Quisiera conquistar su corazón, la tormenta que me envenena Quisiera tomarme todo el café, en las manos de esta adorable morena Quisiera arrancarle el delantal rojo, que me desordena y me condena Quisiera estrecharla hacía mí con su bandana, de su hermosa melena Quisiera que compartieras mi bebida energizante, en esta cuarentena Quisiera robarte y acariciar su cuerpo, en las noches de luna llena Quisiera amanecer contigo, de su aire que me asfixia y a la vez me oxigena Mujer del delantal rojo y pañoleta de colores, la que relampaguea En mi alma y con rayos y centellas, en mi corazón por siempre truena
Por todas esas cosas, que duran un momento cenizas de una noche, con ríos de silencio en esta lenta muerte, del dolor de estar vivo los hombros doblados, por el peso de un sueño
Me queda el orgullo, de haber sido el primero mujer que tantas veces, cruzaste mi sendero maldecirás la noche, viento pasar al viento soñando con aquel, que a ti te quiso tanto
Salvado el corazón se vuelven locos, los halos de los tristes pensamientos, como un sonar de versos en los ecos, la voz se queda atrás entre rastrojos, fluyendo sin parar los sentimientos, al son de los quejidos insonoros. No sabe el corazón que entre latidos, se camufla el amor junto al instinto, galopando cual corceles al unísono.
Siempre vuelve el amor de luz envuelto, buscando un corazón en otro cuerpo, si en otro corazón fue un inquilino, efímero y fugaz como un destello. El viento se ha llevado la cordura, de la mente aletargada y aterida, del frío que atenaza noche y día, en la densa y escabrosa singladura, que es sepulcro al final en su camino.
No se compran las razones con dinero, ni se venden las verdades con regalos, los auténticos placeres no se compran, se entregan gratuitamente con respeto. En el mar de los secretos queda ausente, perdido entre el aliento queda el beso, compacto el corazón se queda inmerso, en hálitos de sueños, anhelos y deseos, amor entre latidos va creciendo.
No sabe el poderoso de penurias, ni sabe el ricachón de recias manos, el viento no se esconde en las esquinas, ni de sencillos placeres vive el vago. En la etérea ilusión se quedan solos, los amantes, los poetas y los locos, Emulando a los demás, no vive de verdad, quien, aunque se lo crea,remeda a otros.
La noble claridad se ha vuelto niebla, que envuelve el corazón como una tela, una tela de estambre negra y dura, petrificando sin piedad la carne pura. Extendida en el tiempo como peto, de múltiple matices multiformes, vestida de pavor como la guerra, va quedando la verdad en esqueleto.
Que vuelva el corazón al tierno pecho, donde se funden amores y deseos, fraguando realidades, fantasías y anhelos e ilusión por alimento. Que torne la criatura a sus orígenes, al fecundo corazón del que es el dueño y forjando realidades y alegrías, alcance la razón de sus desvelos.
Nutrido corazón de amor rehecho, fragmentos de caricias y de besos, camina sin pudor sobre los vientos, que sabe del amor la libertad, que sabe de locuras y respeto.
A.L. (ángel l. pérez) NO SOY LO QUE ESCRIBO...SOY, LO QUE TÚ SIENTES AL LEERME (anónimo). NO GUARDO MÉTRICA ALGUNA...SI ASÍ SUCEDE, ES PURA FORTUNA
Dios Padre Omnipotente llena de perdón mi corazón.
El perdón que salva el perdón que sana el perdón que estabiliza la presión sanguinea el perdón que evita los infartos el que escuda contra enfermedades autoinmunes.
Llena mi corazón del perdón que disuelve los rencores que desintegra el odio tan dañino para el alma que elimina la sed de venganza con torrentes de agua viva.
Porque el perdón beneficia al que perdona mucho más que al perdonado llena Señor de perdón mi corazón.
Una vieja máxima afirma que " odiamos en los demás, aquello que odiamos en nosotros mismos".Los otros son un espejo y nos enfadamos con ellos por reflejar aspectos de nosotros que no nos gustan. Cuando uno está libre de un defecto, es difícil que lo vea en el otro. En cambio, es muy común que quien denuncia un vicio esté aquejado de ese mal. Por ejemplo: las personas que se quejan de las críticas de otros, son las primeras en criticar. Si realmente queremos aprender, debemos considerar a nuestros enemigos, como a nuestros mejores maestros.