Y detrás de la tramoya, laberínticos rincones, donde medra la avaricia, tramas y oscuros rumores. Cadencia de las codicias, enrejadas situaciones, y una garganta que grita, señalando los errores.
Camino de la aventura, sigue el caminante el norte, lleva en su alforja la vida, en sus ojos los resortes. El Sol sigue su andadura, fiel reflejo en sus pupilas, y un caminar sin premura, paladeando sus andares.
La mar, extendida lámina, sólido cristal de vida, un espejo cristalino, una madre que cautiva, un airado torbellino, que amamanta a la criatura. Sangre de agua, carne viva, un gigantesco latido.
Placer que el instinto acucia, instinto que se desata, placentero amanecer, entre pálpitos que hablan. Escondido entre la bruma, el instinto se soslaya, al acecho cual felino, agazapado en la nada.
Apoyado sobre el tiempo, vive el soñador sin habla, elucubrando emociones, enamorado en su magia. Entre vapores nostálgicos, pasado que le arrebata y un presente sin fisuras, emocionando su alma.
Senderos cruzan los sueños, caminos de la esperanza, netas notas que se agolpan, cúmulo de encrucijadas, atajos entre las sombras, de una verdad que se agacha. Va despertando el sentido, de la modorra temprana.
Entre bastidores quedan, enredaderas de sueños, rancias imágenes viejas, entrelazadas cordadas, diapasón de realidades, nostalgias y nuevas almas. La voz en off recitando, la conciencia de quien habla.
Me hace falta tus besos, caricias, tu sonrisa, Oír tu voz, me hace falta esa mirada indecisa, Ver tu caminar para que de mi día seas la premisa Y es que un día contigo es la cantidad precisa, Que necesito para pensarte bonito durante mis tardes. Invitarte a diferentes lugares, lejos de los bares, Disfrutando de los paisajes o contando tus lunares, Disfrutando del momento y los azares de la vida, Llegaste como caída del cielo llenando mi anheló, Apartando mis pies del suelo, si a tu lado estoy caminando, Tomado de tu mano sentír que tocó el paraíso, Y se hizo la felicidad cuando aprendí a perderme En tu mirar.[/size]
Tenemos que encontrar una razón para nuestros estados emocionales. En el extremo superior del espectro emocional, creemos que la verdadera alegría es un efecto más que una causa. Debido a esta creencia arraigada, pasamos la mayor parte de nuestras vidas, persiguiendo todo lo que causa el efecto de la alegría; puede ser una relación perfecta, un montón de dinero, la fama, un lugar perfecto para vivir. En el extremo inferior del citado espectro, el juego al que jugamos, es la culpa. Culpamos cualquier cosa, desde los alimentos que acabamos de ingerir, hasta nuestras amistades, por la razón de que nos sentimos mal.
Coincidencia de aquel momento, cuando nos vimos por primera vez Tus ojos y los míos, se vieron fijamente, mis ojos Perdieron la batalla y cayeron enamorados ante ti Tu me viste y sonreíste, yo no sabía qué hacer, sonreí también.
Casualidad es que tú me hablaste con esa dulce voz Y así fue como, comenzó todo esto Con un simple hola, caí enamorado a tus pies Yo solo pude responderte y mírate fijamente a los ojos.
Destino es que en aquel hermoso lugar La vida tenía planeado que nos conociéramos Por alguna extraña razón, ese momento fue perfecto El destino gano y yo me enamore de ti, Nadia.
Pero existo otra cosa más poderosa, que, el destino, la coincidencia y casualidad El universo es lo que mueve a este mundo y nosotros somos parte del universo Al morir nos convertimos en polvo de estrella y regresamos al universo Y una vez convertidos en estrellas brillamos como nunca Quizás el universo quiso que nos conociéramos en vida Y recorrer este camino que es la vida juntos Para que al morir regresemos a universo convertidos en estrellas Y juntos brillar con mucha intensidad.
Freud dijo una vez
“Freud decía que las coincidencias no existen; que cuando nos topamos con alguien de casualidad es porque ya lo habíamos visto antes con el rabillo del ojo y lo dejamos pasar, pero se quedó ahí, en nuestro subconsciente y no paramos hasta conseguirlo. Quizás eso es lo que me pasa contigo, tal vez en algún momento me topé contigo sin darme cuenta, quizás en otra vida o en un tiempo que no logro recordar. El hecho es que quiero intentarte hasta que me salgas bien; y no sé si llamarte coincidencia, casualidad o destino, lo que sé es que quiero seguir topándome contigo en el camino hasta poder un día terminarlo contigo.”
Seguiré intentando hasta que nuestros caminos se encontraran de nuevo Y a si poder caminar este camino que es la vida junto a ti, Nadia.
Espero ver tu corto cabello, ver tu sombra entre muchas sombras. Ver tu mirada firme y tu cálida sonrisa.
Espero verte solo una vez más. Para tocar tu mano, y amarte hasta la eternidad, pero estoy aquí escribiéndote una vez más, pensando que tal vez tú me has de recordar.
Mira como brillas filamento de carbón. Eres energía y flujo de electrón, conducción y convección de calor. Una radiación de atracción y de amor.
Un mar de plata y un desierto de cobre. De colores fríos, de verde, marino y cobalto. De lapislázuli, de yodo violeta y morado. Mujer de titanio, árbol de oro y anillo de roble.
Te doblas pero no te rompes, cristal de silicio, alma maleable, moldura de arena y baya de licio. Quiero fundirme en tu calcio. Llevar arcilla por carne, por huesos yeso y hierro por sangre.
Estañarme en tu piel con un cautín de pasión, con una llama de cian, en una cama sulfatada. Cubiertos de mercurio y chispas estrelladas. Cubiertos de tungsteno y luces de kriptón.
El poeta muy palabrero el girasol vislumbraba, al colocar su mirada en el radiante florero, sobre la mesa un sombrero del rimador, ¿qué blancura! pero en su pecho, amargura, por el forzoso abandono de su amor, ¡oh fiero crono! Sufre por esa criatura.
Me parece que no has comprendido nada en la travesía de mi destino. En las hojas del tiempo y casi ocultos, yacen pintados tu corazón y el mío, y aun así, se te dificulta verlos.
Sabes bien, que al conciliar el sueño, un mundo mágico y misterioso se extiende ante nuestras miradas. El corazón en su extraño palpitar se ensancha, el alma gira en círculos, y una gota de agua cristalina cae sobre nuestras mejillas.
El jardín, que a la luz del sol permanece inerte, al anochecer y bajo el influjo de la luna roja, luna de sangre, recobra vida. Puedes ver y palpar sin que la pupila agrande, al rey búho con su collar dorado y mirada de fuego. La mirla cuyo canto en ondas invisibles difumina en el firmamento, Micifuz y su hermoso pelaje blanco, y por supuesto, el colibrí, cuyo aletear te habla de un mundo misterioso y desconocido.
Y aun así, no entendiste ni pudiste ver, la estrella vega que te señala el camino con su luz fluorescente y bella.
* Imagen de mi creación.
* Luz Marina Méndez Carrillo/15102020/ Derechos de autor reservados.
Me persiguen sus encarnizados amores Sus besos con lengua de picantes sabores Me acorralan sus cenizas de lavas hirvientes de sus volcanes Cenizas, que cubren de nubes los arrebatos de mis afanes Me despistan la tupidez de su selva y el color de los tulipanes Me persigue su sombra en las noches cargadas de oscuridades El conjuro, que acecha en solitario las lágrimas de las soledades Me hostiga su fantasma, que acaba y cercena mis debilidades Me aterra el pánico, el abismo cruel de sus profundidades Apremian los afanes, que fatigan sus ansiedades Me asustas estar a solas y robarte sus intimidades Me despierta el ego, que acrecientan sus vanidades
Me intimidan los extravagantes ardores de sus pasiones El latir a rabiar, que baten sin cesar nuestros corazones Me confunden sus pesadillas, cargadas de sueños e imaginaciones Sus sueños ligeros, que despiertan nervioso al pasajero Acorralan en cerca de púas, sus agitadas preocupaciones Me da miedo el agite de sus respiraciones O sus risas estridentes, que arrastran gritos de satisfacciones
Me persiguen sus amores placenteros, querida y amante mujer Sus fragancias y perfúmenos de olores al parecer Me persiguen sus pasiones, que arden en llamas al anochecer Sus fogosidades y sus ímpetus, que a mi pabilo has de encender Sus ansias de sed para beber Me persiguen sus enaguas, en las que me quieres envolver Su camisón transparente, que me hace estremecer Sus labios carnudos, que sangran y me hieren al morder Sus nalgas, que me despabilan en las noches y al atardecer Su coqueteo y mirada de reojo, que me haces enrojecer Me persiguen sus adoraciones, que me llevan a enloquecer Su fogosidad, que me lleva al colapso de canas al envejecer Su cuerpo arde en llamas y con su seducción empieza a enfurecer Su ímpetu me persigue, que lleva estertores al desfallecer Me persigue su éxtasis, que acabó con mis fuerzas y moribundo traté de desaparecer
Pasé la noche despierto Inquieto por tu regreso; Acariciando recuerdos tuyos, La luz del alba me sorprendió.
Levanté mi pluma para escribir Una carta para ti mi amor, Más la tinta estaba seca, pero No mis ganas para decir.
“Tienes la tez tan hermosa Como la luna llena y tus ojos Negros son dos Luceros, que Irradian vida a mi corazón”
“Cuando te recuerdo querida, La luz de tus ojos invade mi alma, Tu boca jugosa juega en mis labios Porque te siento, cerca de mí”.
Así podría seguir mí bien, tú lo sabes, Hablando noche y día de ti, de mí; De una historia jamás escrita, pues lo que Deja un amor real, jamás se puede inventar.