He guardado en un valle de rosas, El recuerdo de lo que fue nuestro amor, Tú sigues viva, entre perfume y espinas Dándome tus alegrías, nunca dolor.
Sin amarguras, sin penas que lamentar, Sigues vigente en mi memoria, Como cuando ayer me hacías soñar Escribiendo de nuestro amor, la historia.
Nada tengo que reprocharte amor, Si no más bien, agradecerte, Porque me diste todo con gran valor Fui yo, quien no supo comprenderte.
Quise decírtelo para que estés tranquila, Para que te quedes, o yo me tendré que ir. Raro el amor que te ciega y te encandila, Cuando el mismo, está ya por morir.
Herrumbre en las palabras, que oxidadas declaman, como oxidados goznes, de chirridos de rabia. El sonido exigente, reclama la soflama, que un coro de dementes, repiten y relatan.
Corazón que se agrieta, de textura de lata, piedra marmórea y fría, de frialdad innecesaria. Se desmenuza el alma, la esencia se apelmaza, y se quedan sin luna, las estrellas que callan.
Estruendo de emociones, que se agolpan con ansia, dando masa a los nervios, que temblando se alargan. Brote de nuevas voces, descubriendo el mañana, y un sin fin de palomas, que la calma reclaman.
Sortilegios de ideas, abalorios que hablan, y una nube de signos, que gritan quienes vagan, por tránsitos de rabia. Se ha acercado la nota, al sonido que ama, y ha besado su cuerpo, con el amor que emana.
Vuela ya la nostalgia, con su pesada carga, reclamando verdades, que se quedaron vanas. Una sombra se cierne, en la clara mañana, y el recuerdo se agita, cual la cuerda de un arpa.
Corazón que se altera, descubriendo su infancia, escondida en los pliegues, de las cálidas sábanas. Dormida entre los ecos, de las viejas miradas, sabias como la vida, eternamente amadas.
Corazones viajeros, de parlantes latidos, fervientes pasajeros, de un tren que nunca para. El amor se ha dormido, entre sus carnes blandas, y en sus sueños recuerda, otras carnes amadas.
Hay momentos en los que ni la mas grande de las distancias nos puede separar. Besos, que por tantos que se hayan dado... Alguno queda tatuado en el alma. Cuerpos, que aunque te lleven a la luna no cualquiera te refugia en sus brazos despues de ese viaje. Corazones, que aunque no te dediquen toda una vida, te regalan cada instante en su memoria. No importa el tiempo, la piel, los sueños, los cuerpos... Importa que se vive, que se aprende... Que sin importar que este cerca o lejos nunca se deja de vivir. Pecado es no disfrutar los besos, los sueños, las lágrimas... Brindo a la memoria de aquellos instantes que fueron y ya no están, por los trozos de corazón que aún palpitan, por las palabras que se fueron en el viento y aquellas que quedan tatuadas. Distancians recorridas y por recorrer. Por lo que fue y lo que será. Que aunque hoy me tiene, mañana nadie sabe si estaré. Joss
Colinas que son emblemas de la región, sus diademas, salvaguardas de los pueblos van mis versos con requiebros:
Sin llegar a ser montañas sabemos de sus hazañas, de su paso por el tiempo, se han fraguado a fuego lento.
¿Cómo medir su grandeza con tinta sin ligereza?, ¿cómo expresar su volumen, corpulencia, en un resumen?
Elevaciones sagradas por la orografía estudiadas, entre sí no están lejanas la geografía las hermana.
Lomas que protegen tierras mudas testigos de guerras, escondrijos de tesoros, flora, fauna, son sus oros.
Siente mi ser que te abraza Cerro de La Calabaza, recinto de arena, grava, veta que nunca se acaba.
Suministras minerales de eras inmemoriales, tal filón que no se pierda, tienes el alma de piedra.
Tu primo, el volcán Mazkuta, mi cariño te disputa, Kupambam de muchos pinos, de madroños y de encinos.
Nos proporciona el Takare, cortar el que más agrade, pasto bendito de armiño pa’l pesebre de Dios Niño.
Collado de San Miguel, del Creador, tan solo de él, donde se encuentra la Cruz de albañiles, misa, . . . luz.
Pa’ decirles lo que siento que mi amor les lleve el viento, el corazón no me alcanza, vieron nacer a Comanja.
Comunidad de agasajo cerca de Santiago Azajo, vecina de la Estación, las Mesas, la Constitución.
Entre la historia, leyendas, Coeneo, michoacanas sendas, vaya sentida alabanza a esos Cerros de Comanja.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Ciudad de México, a 14 de octubre del 2017 Dedicado a la Señora Yadira Juárez Tovar (a. z. r) Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
Amada mía, Se que estás mejorando fastídiame por el resto de mi vida, sé que tú quieres lo mismo Hazlo más fácil para mi
Te amaré toda mi vida Es una necesidad y podemos compartirla y no quiero dejarte ir
Estoy pasando una noche muy oscura Pero al otro lado del túnel Se ve la luz de un nuevo día.
Un día viniste a mi Y la vida descubrí Tu eres todo lo que tengo Somos el uno para el otro Tú lo dijiste así Y todo se transformó en un glorioso colorido
El problema es cuando todo lo que tienes se acaba La otra noche, mientras dormía te tenía entre mis brazos pero desperté llorando pues en verdad, ya no podía.
Cuando nos amamos… los sueños se desbocan, como tu voluptuosidad y mis deseos… Cuando nos amamos… Las ansias se multiplican y no alcanzo a aterrizar sobre tu piel toda, las caricias y besos, que he represado… Cuando nos amamos… se dispersa el tiempo y ojalá se detuviera, para atrapar tu voz, así quedita y tus ojos, entornados de goce… Cuando nos amamos… revienta la calma y por fin somos uno, explorando mis ganas y tu sensualidad en todas las orillas de tu geografía… Cuando nos amamos…
Ni una sola mirada, ni una palabra, ni una sonrisa, en cambio yo, te regalé mi flor de luna llena. Te entregué las llaves de mi casa y mi amistad sincera, puse en tu mano, mi corazón sin candado. Te ofrecí mi jardín, plagado de rosas, lirios, azaleas y petunias...en cambio tu, me lo negaste todo. Pero has de saber, que a pesar de todo, te agradezco lo poco o mucho que me has querido. No te puedo odiar, pues el odiar en la vida es un modo de amar. En estos precisos momentos, lo único que pretendo, es recobrar la llave que abra la cárcel en la que mi alma se encuentra cautiva.