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He caminado por esas calles, caminos y callejones. He visto la miseria con la que muchas personas al igual que yo hemos tenido que lidiar. Viviendo fantasías ingenuas que nunca el ego logra llenar. Buscando una felicidad que es pasajera, pues como la niebla desaparece y me pierdo en ese vacío lleno de tristezas y crueldad. Enredado con amores que el corazón engaña y que hiere lo más sensible del ser humano. Con mi entorno cansado y con la mente agobiada por los fracasos de la vida, mientras viajaba por un sendero lleno de espinas y tropiezos, encontré una luz, una voz que me gritaba desde mi interior y me decía: “Soy Jesús, siempre he estado aquí, déjame salir y guiarte y conocerás cosas maravillosas que el padre traerá a tu vida.”
Julio Medina
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Poeta
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Me dejaste sin razón, triste, desconsolado no te preocupó el amor que me decías tener. El tiempo es fiel testigo, mujer de este corazón abandonado.
De tus promesas ninguna fue cumplida de la frágil relación de un amor que se ha muerto, dejaste en mi vida el abismo de un desierto desangrándome estoy por la herida.
Este querer que de la nada surgió en el aire se ha esfumado, te has ido lejos y no has regresado aquel bello sentimiento, el viento se lo llevó.
Julio Medina 23 de septiembre del 2010
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Poeta
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Cae la tímida noche Con su aire de humildad. Tras el último suspiro del Sol Aparece la Luna, sencilla Majestad De resplandor tan singular Que apenas se ha de notar, Pero con todo y su sutileza Envuelve el paisaje en sublime belleza
Cae con ella un intenso silencio Que me sumerge en profunda calma Y la suave brisa veraniega Que es dulce caricia para el alma ¡Cuánto esplendor, qué inspiración! Esta noche me ha llenado el corazón De nobles e indecibles sentimientos Nacidos al alzar los ojos al firmamento
Porque puedo verlas a ellas, Tan arrogantes, distantes y bellas ¡Ay, qué no daría por una estrella! Sabes, creí que nunca las podría alcanzar Hasta esta noche que te vi Porque contigo lo pude lograr, Yo las veo, están dentro de ti En el brillo de tus ojos hoy las he podido hallar Mirada que nunca llegaré a olvidar
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Poeta
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Cuando el frio de la amarga soledad y el vacío de un corazón incapaz de amar pedían a gritos que se oigan mis lamentos apareció una luz en mi camino, y hoy sé que no todo está perdido.
Perdido como aquél sentimiento que hubo en mí al lanzar un juramento para luchar por un mundo mejor como todo aquello que una vez creí cuando alguna vez tuve fe en mi.
¿Qué pasó con todo eso? No lo sé y creo que jamás lo sabré Pero hoy con certeza digo que no todo está perdido.
De mis cenizas resurgirá mi fuego como ave que, herida aún, remonta vuelo pues hay una luz en mi camino y sé que puedo escribir mi destino
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Poeta
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Dónde es que se va la vida Cuando no me ilumina su luz? Cuado los sueños se olvidan Y sin fuerzas ya, debo llevar mi cruz? Dónde se va la belleza del ocaso si mis manos no acarician su piel ni puedo revivir en su tierno abrazo dulce amparo mío en este mundo tan cruel? Alma viajera de un corazón noble Quiero envolverme en tu cálido aliento Donde el ángel del amor se esconde Y me enciendo con tu fuego eterno Llevame a ese punto exacto Donde tu ser y el mío se funde en uno Donde soñar ya no parece en vano Más allá, lejos de la frialdad del mundo. Que pueden querer destruir mi fe Cien veces pueden hacerme caer Que yo me levantaré otras cien si tus ojos me vuelven a ver
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Poeta
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Una mañana como tantas otras Recorría yo los senderos misteriosos Por los que la vida nos lleva a destino La resignación se reflejaba en mis ojos Al encontrarme otra vez con el vacío
Vacío del corazón que añora viejos sueños Aquellos robados por este mundo mezquino Vacío de esperanzas, que han tomado vuelo Y huído cual golondrina cuando llega el frío Al ser de esta realidad aterrorizado testigo
Así me encontraba aquél día Frente a frente con la soledad Cuando te vi ahí junto a mí Y de pronto con tanta naturalidad Al verte a los ojos pude sonreír
Porque con solo una palabra Habías Curado todos mis males Pude confiarte mis mayores temores Me llene de sentimientos loables Y sentí por fin aliviados mis dolores
Pero lo más importante Es que me devolviste la fuerza Las ganas de vivir la vida Descubrí en mi interior la riqueza Que había dado ya por perdida
Hablamos sin decir nada Hasta que sellaste mis labios con un beso Nunca sabrás todo lo que con él me diste Es por eso que en estas líneas me expreso Pues no sé cómo llegaste ni por qué te fuiste
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Poeta
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Estando en el auto sentado el celular comenzó a sonar, cuando lo fui a contestar era número equivocado.
Volvió a sonar mientras caminaba lo contesté con timidez, con buena suerte esta vez pude saber quien me llamaba.
El corazón retumbaba y la inquietud me invadió, tu desamor me marcó porque con otro tú andabas.
Mientras yo te escuchaba decir aquella tontería, pensaste que perdonaría a la mujer que me engañaba.
Julio Medina
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Poeta
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No hables, no digas nada solo piensa en mí, con el amor que siempre te di a mi corazón quedaste atada.
Viaja en la inmensidad del universo, sigue a mi lado y en tus sueños imaginando que a los oídos te voy susurrando, recitándole al amor un verso.
Pero no despiertes, quédate así dormida disfruta esta dulce fantasía, suplico no llegue la luz del día, y no se pierda la felicidad vivida.
Julio Medina 26 de septiembre del 2010
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Poeta
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¡Qué el espíritu a mi cuerpo renuncie y se pierda como los pájaros en la infinita distancia! Dejando en el olvido sus deseos y sus ansias con las huellas marcadas para que el fin se propicie.
En ese espacio libre, absoluto y silencioso sin enlaces con la vida ni en continuidad con la muerte, sereno, pero frío, borrando recuerdos, volcando la suerte, lanzándolos al final del sendero polvoroso.
Donde el rugir del miedo es un dócil remanso, y al dolor del amor se la ha negado el libelo. Un lugar lleno de paz y carente de consuelo, donde el rencor y sus quebrantos pactan en el descanso.
Allí sin frases ni llantos ¡sin destino! Con el pensamiento oculto del gentío, me fundiré eternamente con el rocío, y en las madrugadas yaceré en el camino.
Julio Medina 3 de octubre del 2010
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Poeta
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Fue una noche tibia cuando la luna parecía una reina con su traje plateado de esmeraldas y un lucero resplandecía en la soledad infinita, decorando hermosos paisajes, trayendo luz y alegría.
Fue una noche callada cuando las estrellas brillaban y las nubes regalaban su hermoso manto blanco, mientras el viento cantaba un bello clásico tango.
Fue aquella noche cuando el aire jugueteaba con los terciopelos de oro y los ángeles cantaban y cantaban sin demoro.
Fue aquella noche cuando todo parecía un paraíso encantado, tornándose en arco iris el cielo se enrojecía.
Fue aquella noche en que todas las doncellas vestidas con trajes de seda bailaban a nuestro alrededor la danza de las rosas bellas.
Fue aquella noche en aquel hermoso salón, cuando la luz divina nos arropó con su rayo formando burbujas de algodón.
Fue aquella noche cuando te conocí y la blanca nieve nos regalaba el frío del amor, aquella noche me enamoré de ti.
Julio Medina 1963
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Poeta
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