Va a sonarte extraño, voy a hablar de ti para hacerte daño... voy a hablar de ti porque te quiero y en este agujero de perdón basta una oración para hacerte daño... va a sonar extraño porque este daño me lo hago yo....
Camino sencillo trazado de arado la piel de los sueños de lo que has sembrado... es poner semilla para obtener espacios...
caducos;
Perenne sentido que falta al coraje que afecta en el frío de calle y follaje... lecho de hojas muertas, soledad de asfalto la mitad de un río es un mar en alto... En el baile de porcelana se esconde la plata... En el triste rincón donde se amparan los silencios... Hasta la mácula de una persiana cierra los ojos cada noche...
En estos últimos tiempos que corren, somos muchos más que más, los que nos sentimos soñadores, que siembran de palabras las noches y también los días. Sabemos que no es nada nuevo lo que decimos, pero no por ello, deja de ser una realidad, se mire como se mire. Deseamos y anhelamos soñar, por ser el presente de un momento, ya que el porvenir se presenta un tanto incierto. Reconocemos, que vestir traje negro acompañado de un mutismo controlado, visten de inteligente a cualquier persona...
Colgado en los recuerdos, vive el otrora, ayer resumido, un marasmo de sueños, de ideas un compendio, entre efluvios de olvidos, de certezas compuesto, se alternan entre ensueños, verdades y delirios.
Roja aurora que nace, de noches que fenecen, resplandecientes soles, que en lontananza lucen, un destello sublime, hace hueco entre grises, y la sospecha crece, de un futuro inminente.
Grita en mudo silencio, la verdad entre dientes, y se apropia el recuerdo, de la mente silente, mientras la vida sigue, en la ardiente vorágine, y se pudren las voces, en el grisáceo encierro.
Sensaciones fugaces, que anticipan los hechos, y un rosario de voces, como murmullos yertos. Diluye la idea el tiempo, fútiles pensamientos, acomodadas noches, agitados encuentros.
El poder se aglutina, veloz, casi en secreto, y enquistándolo todo, va ignorando los hechos. Sentimiento sin nombre, camuflado, sin alma, pululando entre sombras, inmerso en la rutina, en una falsa calma.
Amor entre los dedos, entre suspiros baila, en la mirada beodo, de secretos se empaña, en el ímpetu absorbe, excitante en la calma, sobrecoge y acoge, cuando su fuerza abraza.
Roja aurora que nace, noche oscura que calla, corazones al borde, de la voz que los llama. Clara luna que mece, con su faz plateada, y unos ojos cerrados, esperando el mañana.
El ser humano, tiene la edad de la persona que ama... Un copo de nieve, rara vez suele caer en un lugar equivocado. De que sirve, poner una lámpara en la mano a un ciego!!.. Por el amor de una rosa, el jardinero es servidor de mil espinas. Eso es tan cierto, como lo es, que cada árbol ha estado sacudido por el viento, en más de una ocasión. El ser humano que desee estar tranquilo, para lograrlo, ha de ser sordo, mudo y ciego. Os recomiendo, que jamás intentéis poner recta la sombra que proyecta un bastón torcido. De lo que nunca he estado convencido, es de saber, si por las noches las mariposas pueden sentir frío!!.
Viaja el miedo entre los huecos, donde vive la esperanza, y va ocupando lugares, lugares entre los huesos, el miedo atenaza el nervio, que titila cual estrella, centelleando en el Universo, como un suspiro de viento.
Una ráfaga en el aire, un temblor entre los dedos, y la erección de las pieles, que se encogen como arrugas, como arrugas en la hiel, en la hiel de los adentros. Pálpito que se hace el dueño, de temblores venideros.
El miedo asombra y abduce, un insondable agujero, un abismo que seduce, si al fondo se mira atento. La voz cuajada de espinas, de palabras sin acento, y una pálida sonrisa, fantasmal como en un sueño.
Temblores de indignación, sembrados de sentimientos, que atenazan lo que falta, lo que arrebató el temor, dejando al aire los huesos, helando las coyunturas, que agrietan el corazón, dando pábulo al desprecio.
Amor que al miedo acompaña, vistiéndole de valor, cicatrizando las grietas, restañando el corazón. Se burla del miedo el tiempo, ya no es de miedo el temblor, si es de amor el sentimiento, si es de nobleza el temor.
Rimeros ruedan sin pausa, de las sanadoras lágrimas, de la furtiva esperanza, que se eclipsa y que se asoma, que mira observa y se va, o de repente se plasma, en los ojos que perdonan, entre los pliegues del alma.
Miedo que engrilleta y faja, como un fibroso dogal, que solo el amor desata, que solo el valor vital, deshace el terror que mata.
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Al amor le escribo esta nota Una frase que llena el parágrafo De mis antojos Una nota alta Con la sinfonía del aire y de la vida Al amor le escribo esta nota Con palabras que solo con tu risa Descifrarías Al amor le escribo, Al amor le grito, Buscando la melodía Que sea perfecta Al sonido de tus besos....
Aveces falta el amor como una nota de imortalidad.