Te marchaste
como la noche abandona el día,
la espina
que desmiente tu amor quedó clavada,
enamorarte es una ilusión añorada,
se entristece mi alma
y destruye lo que por ti sentía.
Tu ausencia
quedó marcada en mis enrojecidos ojos,
lágrimas lavaron las mejillas pálidas,
huellas
del sufrimiento de una pasión inválida,
resultados del desdén y de los despojos.
En el transcurrir del tiempo perdido,
en la inocencia de la vida
deseas volver,
insistirás,
buscarás la forma de dejarte ver;
como el veneno…
El veneno ha ido consumiéndome.
Julio Medina
1969