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Te veo en el espejo a cada instante transparente, flácida, delicada trato de hablarte, pero cambias la mirada, estás fría, perdida en la eternidad, distante.
Después de la muerte has quedado en el espejo vistiendo una túnica blanca, desgarrada, el pelo suelto ondea en la imagen impregnada, tu partida ha sido un dolor complejo.
Con el cuerpo adolorido, agotado, envejecido, estoy frente a tu silueta sentado, tratando de entrar al espacio adonde has estado, para estar contigo en el mundo al que te has ido.
Escucho una voz diciéndome que al espejo entre, y sale un rayo que a su interior me conduce. ¡Estás allí, esperándome, tal como lo supuse! Estaremos juntos en la eternidad para siempre.
Julio Medina 25 de agosto del 2010
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Poeta
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Me persigue tu pasado a donde quiera que voy, buscando una salida estoy no quiero tenerte a mi lado.
Es un amor condenado a sufrir la desventura, en tu vida solo fui una aventura me siento desilusionado.
No quiero repetir el error de un sueño fracasado, me sentiría halagado si te alejas de mí, por favor.
Julio Medina 26 de agosto del 2010
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Poeta
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Te vi esa noche cuando las estrellas brillaban tu figura sobresalía entre la espuma del mar, melodiosos silbidos estridentes evocabas al cantar y en el filo de la noche, el cielo y las olas se juntaban.
¡Cánticos tan dulces que me hipnotizaban! Fui atraído por la magia de los encantos con esa ternura, que me olvidé de los quebrantos, remolinos del viento y del agua nos guiaban.
Borracho por el amor de tu querer jugaba con el pelo de oro entre mis dedos con mi mente trastornada, pero perdí el miedo y me llevaste a lo profundo del mar antes del amanecer.
Entre las algas marinas asomó nuestro sentir y mirando al color del mar en tus ojos un torbellino de pasión me estremeció al besar esos labios rojos, fue una extraña sensación que no he vuelto a vivir.
Desde entonces todas las noches estrelladas paso largas horas en la orilla del mar. ¡Esperándote! Deseando verte de nuevo para volver amarte, y no despertar jamás de ese cuento de hadas.
Julio Medina 27 de agosto del 2010
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Poeta
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Llegué a mi dormitorio cansado, soñoliento, ansioso de tirarme a la cama, acomodé la almohada que me había dado mi ama, la media noche el reloj había marcado.
Con una sábana blanca acostado de lado oigo pasos sobre el césped de la ventana, los ignoro, pero en la cama veo a una anciana, me quedé inerte, el terror me había capturado.
Sobre mí se lanza y trata de mi cuello morder, los aullidos de los perros causaban espanto, era una lucha feroz sin tener fuerzas para tanto, el averno del infierno no se dejaba vencer.
Intenté gritar, pero mis gritos en el silencio se ahogaban en una noche infernal que me quería enloquecer, recé el Padre Nuestro y esa cosa comenzó a ceder, logré zafarme, fuertes marcas mi piel mostraban.
Chupones negruzcos en el cuello y el pecho, huellas patéticas del contacto con la oscuridad, momentos de horror despertaron incredulidad, le pido a Dios, jamás volverla a tener en mi lecho.
Julio Medina 27 de agosto del 2010
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Poeta
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Amigo mío, luz de mi camino quien tuviera tu gran fuerza Para ser siempre mi abrigo Y alejarme de toda tristeza!
Solo no te confundas, no, No necesito que me guies Sino que camines conmigo Tampoco quiero que me ayudes Pues si eres de verdad mi amigo Sufrirás ser de mi dolor testigo
Amigo mío, eres el pilar Que me sostiene fuerte y de pie aquel que no miente sin importar lo que suceda si me hace un bien.
Porque estás siempre a mi lado Un compañero incondicional tienes el don de provocar la risa Y el de haceme emocionar Contigo siempre se puede contar ¿Cómo no te voy a admirar?
Sí, te admiro, amigo mío, Hoy te lo quiero decir, y aunque nos separe el destino Nunca dejes de existir.
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Poeta
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No te das cuenta cuando la enfermedad comienza siempre eres el último en saberlo, piensas que lo tienes todo sin tenerlo es una posesión de mucha tristeza.
Tristeza de un alma llena de congojas, pesar repleto de amarguras abrumando al corazón, desesperado pierdes la calma, hasta la razón, sentimientos de penas en el pecho alojas.
Cuando tratas de curarlo, de repararlo la ira en contra tuya se abalanza, reproches y sinsabores alcanzas y el amor tienes que cambiarlo.
Surge un dolor que no te deja vivir, estará presente hasta que el doctor tiempo y el hospital distancia te libren del contratiempo, solo así dejarás de sufrir.
Julio Medina 29 de agosto del 2010
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Poeta
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Aquella inocencia en mi mirar, El asombro y la alegría de vivir la vida Con ganas de reír, soñar y jugar, cada descubrimiento era una maravilla
Dime, ¿cuándo se perdió? ¿Cómo fue que sucedió?
Entonces de todo lo que tenía disfrutaba, No había en mí recelos ni conocía el rencor, Decía grandes verdades con simples palabras Y así también brindaba el más puro amor
Dime, ¿cuándo se perdió? ¿Cómo fue que sucedió?
Hoy, miro hacia atrás y me digo otra vez Que entonces estaba a salvo y en verdad Sin saberlo había encontrado la felicidad ¡ay si todo fuese tan hermoso como la niñez!
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Poeta
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Reflejo de Dios, pequeña criatura Dulce retoño que me llena de ternura Tan lleno de asombro, de vigor y de vida Que si fuera por mí, jamás crecería Como el mas bello angel a nuestro lado Has llegado del cielo como un regalo Nos enseñas el verdadero amor Y tambien nos haces conocer el temor Pues sabido es, los ángeles como tú son alados aunque así lo deseemos, no podemos atarlos Y tú, mi niño, algún día crecerás sin mirar atrás, a vivir tu vida te irás Y como flor que abre sus pétalos Mostrarás al mundo toda tu belleza Yo, con mi corazón en tus manos Debo dejarte ir sin pensar en la tristeza ¡Ay de mí! Me condena el egoísmo Te quiero demasiado, ojalá fueras mío Pero sólo seré la luz en el camino Habrás de andar por ti mismo
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Poeta
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Por la playa entreteniendo la mirada chocaron mis pupilas con tu cuerpo esbelto, bien formado, me dejaste envuelto caminabas mostrando esas curvas delineadas.
El cielo tomó su tiempo, hizo su obra maestra esas pompis redonditas, bien formadas con un vaivén tembloroso, enarboladas. Preciosos y hechizantes encantos demuestras.
Esos senos levantados como sólida montaña con puntiagudos que sobresalen de la ropa. Eres yegua fina que por la vereda galopa, contigo hicieron una verdadera hazaña.
Tus ojos reflejan el azul infinito del cielo tienes una voz suave que le da caricias al viento, es una dulce melodía que al escucharla me tiento, te has convertido en la ansiedad de mi desvelo.
Me dejas extasiado cuando en traje de baño posas con ese perfume embriagador que a mi olfato agrava. Brillante como un rayo del sol es tu pelo que socaba los cimientos del alma y la intimidad de las rosas.
Sensual, extraordinariamente sensible… ¡Así es ella! Sentada con las piernas cruzadas a todos embelesa. Esos labios jugosos, delicados de princesa como diosa enviada por el cielo... ¡Eres una mujer bella!
Julio Medina 30 de agosto del 2010
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Poeta
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Por el oscuro callejón vaga triste el pordiosero, no pide prestado el tintero ni tampoco el pizarrón.
A su espalda lleva un saco para echar lo que se encuentra, ve a la gente salir y entra a recoger un tabaco.
No lo mira el policía mucho menos el carpintero, no tiene ni fantasías el pobre y triste pordiosero.
Él no tiene la victoria ni la dicha de gozar, tan solo una triste historia que a veces lo hace llorar.
Julio Medina 1968
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Poeta
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